Capítulo 23
THEO
—¿Estás bien? —le pregunto a Cosette.
Se ha quedado en silencio. Apenas han pasado unos minutos desde que Derek nos abandonó en su pieza, pero su mirada se mantiene perdida.
—Sí... es solo que... estaba pensando.
—¿En lo que dijo Derek?
Yo también quisiera saber qué pasará ahora, a quién culpará Derek.
¿Por qué no confió en mí?
¿Por qué Cosette nos estaba espiando?
—Es que... es... duro. ¿No lo crees? Llevamos semanas conviviendo juntos, es como si fuéramos una familia. Y si en verdad Derek descubrió quien está detrás de las muertes, será un golpe de realidad que no creo estar preparada de asimilar. Aún. Perdóname por espiar. No era mi intención. Desde el inicio fantaseaba mucho con verlos juntos. Incluso le pregunté a Derek por Febe en la cocina, fue de las primeras cosas que hice cuando nos quedamos solos trabajando. Quería saber más para confirmar mis sospechas.
—¿Qué sospechas?
—Que no la quería. Que parecía muchísimo más obsesionado en ganarte, y no entendía muy bien qué se escondía detrás de ello. —Se balancea sutilmente con los pies—. Al final tenía razón, ciertamente ustedes sí son el uno para el otro.
—¿En verdad lo crees? —pregunto.
Ella asiente en una sonrisa. Toma asiento en la cama observándome fijamente. Tal vez debería irme, buscar a Derek para preguntarle qué trama. O al menos ocupar mi tiempo en estudiar para el siguiente examen, ya sería hora de que empiece a hacerlo. Nunca duro más de unos pocos minutos. Sin embargo, siento que no puedo. No al ver que Cosette no piensa moverse, y que su expresión se torna demasiado triste.
—¿Theo puedo pedirte un favor...? —habla de pronto—. Si algo me pasa, podrías... cuidar a mi hermana. Económicamente me refiero. Sé que es mucho pedir, pero no podría irme tranquila sin tener esa seguridad.
—¿Cosette de qué hablas?
Duda un poco antes de continuar.
—Tengo un mal presentimiento. Vamos quedando poco, y siento que la siguiente podría ser yo. Solo es lógica. Febe y Félix me detestan. A ti nadie te odia, la única persona que podría hacerlo ahora te quiere. Y Magnus también te adora, de una manera media obsesiva, pero lo hace. Soy la única odiada dentro de los que quedan.
—Derek, Magnus... y yo te queremos. Tres personas que te quieren —le digo— no me pidas lo de tu hermana, tú estarás bien.
—Si no me lo prometes no me quedaré tranquila.
No me gusta cómo está hablando, pero si es lo que necesita oír le daré lo que pide.
—Está bien, Cosette. Está bien. Yo me preocuparé por Greta si algo te pasa.
Se levanta abruptamente, apretujándome en un fuerte abrazo, demasiado fuerte. Cuando toma distancia de mí, su rostro queda a una corta distancia del mío.
—¿Ahora te pasa algo a ti? —inquiere al quedarme contemplando su aspecto.
Niego con la cabeza.
—No, no me pasa nada. Solo que... es agradable verte —suelto sin pensar.
Mi atención está puesta en la simetría de sus facciones.
—¿Es tu manera de decirme que soy hermosa, querido Theo? —Su ánimo sube repentinamente—. Y claro, fui hecha para esto.
«¿Hecha?» Abro la boca, pero me interrumpe antes de que pueda decirle algo más.
—¡Voy a la biblioteca! ¡Nos vemos en la terraza!
El viento me impacta en el rostro. El día nublado, pero tranquilo. Poca gente circulando en las calles. Los observo desde lo alto, provocándome cierto vértigo después de unos minutos contemplando a la distancia.
Soy el primero en haber llegado al punto de encuentro. Acomodé las sillas de la terraza mientras esperaba, formando un círculo perfecto.
—Hola prodigio. —Derek entra a la terraza, se me acerca. Sus dedos me tocan un mechón de cabello en una caricia dulce.
—¿Por qué me excluyes? —Me aparto de él.
—¿A qué te refieres? —Su mano queda en el aire.
—Pensé que si descubríamos algo confiaríamos en el otro. Pero, dices haber descubierto quién es el asesino y no me has dicho nada. Estuve pensando mucho en ello, y quizá no comprendo completamente tus motivaciones, pero... no lo sé. Tú no eres así. Creo que estás mintiendo.
Sus ojos se abren, sorprendidos. No está molesto, lo veo en la sutil sonrisa que quiere formarse en su rostro.
—¿Sabes que me gustas mucho, no?
—No me estás diciendo qué tramas.
—Es que no es necesario. Tú siempre me sigues el hilo. Solo confía en mí. ¿Está bien?
Suspiro.
—¿Dónde estuviste todo este rato?
—En la biblioteca.
Es lo último que alcanza a decir antes de que entren los demás.
Félix y Febe son los primeros en entrar. Cosette los sigue con la mirada, guardando algo de distancia. Magnus viene con ella. Esperan a que ellos se ubiquen y recién entonces se aproximan y toman asiento en los puestos disponibles, uno a cada lado mío. Derek ha dado vuelta la silla destinada a él, apoya los brazos en la parte alta de esta.
—Está bien —empieza Félix—, supongo debo hacerlo. Perdón, Derek. No debí tratarte así en la mañana. ¿No pueden culparme, no? Me amenaza con cortarme la lengua, luego Febe y yo nos encontramos con eso en la cama.
—Ah, sí, descuida —le responde Derek. El tono desenfadado e hipócrita que adopta en estas circunstancias.
—¿Entonces qué hacemos aquí? —cuestiona Félix—. Ya sabemos qué es Magnus, ¿no? El cuerpo de Pax estaba en su cuarto. Solo guardamos silencio porque corría peligro el programa. —Sus ojos verdes me fulminan con la mirada.
En verdad lo que quiere decir es que guardaron silencio porque mi padre estaba aquí presente.
No me detengo demasiado a pensar en ello. Reprimo lo que me ha causado su presencia. No es como si no hubieran peores preocupaciones en este momento. Intento pensar de esa forma.
—Yo no lo hice —se defiende Magnus—. Hace tiempo alguien quiere incriminarme.
—Y no nos culpes si le creemos, stalker, después de ver tu habitación, cualquiera pensaría que estás medio perturbado.
Félix es el único que está interviniendo. Todos deben esperar que diga algo, yo fui quien estuvo directamente involucrado, pero ya tengo suficiente con todo lo que está pasando. También con haber enfrentado a mi padre.
—Escuchemos lo que quiere decir Derek —sentencia Febe, interrumpiéndolos.
Todos volteamos hacia él.
—La verdad estoy sorprendido de mí mismo. A veces soy medio benevolente. Esperé pacientemente a que esa persona se me acercara y me pidiera de rodillas que no lo delatara, cosa que no pasó. Parece que incluso el asesino ya está medio cansado de no recibir el título que merece. Debe ser aburrido, salir siempre airoso, que tú nombre no quede en la historia.
¿De qué habla? ¿Por qué habla así?
Comienza a caminar detrás de nosotros, como si en cualquier momento fuera a detenerse detrás del asesino.
—Estuve pensando, pensando mucho. En todo. En cómo empezó todo esto.
—Claro, el día que prefirieron deshacerse de la primera víctima en vez de alertar a Morgan y cuidarnos a todos —comenta Félix haciéndose el maduro—. Francamente al escuchar la historia me quedé asqueado de que todo eso pasara a pocos pasos de mí. Ya estaba en el podio en aquel entonces. Y si ahora me convencieron de actuar como ustedes, grupo de fenómenos, fue únicamente porque me lo estoy pasando muy bien aquí —agrega, toqueteando a Febe frente a nosotros sin ningún pudor.
—Como si pensaras en el bienestar de todos —musita Cosette.
—Tampoco te negaste demasiado cuando movimos el cuerpo de Pax —agrega Magnus cruzándose de brazos.
—Claro, cuerpo que movimos de tu cuarto por si se te olvida —le responde.
—Todos hemos tenido nuestros motivos para querer estar aquí pese a todo. Necesitamos el dinero —habla Febe fríamente—. Sin embargo, si hubiera sabido a todo lo que nos íbamos a exponer, habría pensado más de una vez si ingresaba o no. No creí que me tendría que exponer a mi fobia una y otra vez. ¿Saben lo que se siente? Es horrible, te ves paralizado, las arcadas y las ganas de huir te impiden pensar con claridad. Actuar.
«Febe». Otra vez esa mirada triste. La misma de ese día en la biblioteca.
—Sí, por eso la mejor manera de parar el derramamiento de sangre es exponerlo —afirma Derek.
—¿Y cómo descubriste de quién se trata? —Félix sigue incrédulo.
—Bueno, primero necesitaré que cierren la boca y me escuchen. Estuve... haciendo mucha memoria como decía. Recordando cada episodio desde el día uno. ¿Ha pasado tiempo desde entonces, no? Y me di cuenta de algo... de una persona... —Da pasos calmados—. Hay una persona que sutilmente actuó raro desde el inicio. Me desafió en forma desvergonzada compartiendo ciertos comentarios al aire libre, como si se le hubieran salido así sin más. —Ríe—. Pero, se fueron sumando uno tras otro. —Hace la sumatoria con los dedos, como si solo se tratara de un juego.
Todos estamos en absoluto silencio. La única compañía al relato de Derek es el sonido del viento.
—Era como si ya supiera que algo malo nos iba a pasar. Sabía que nos observaban, siendo que aún yo ni me enteraba de las cámaras. Claro, siempre en comentarios medio en serio, un experimento social, somos ganado. Frasecita que por cierto, me recordó a lo que dijo el N°14 antes de morir. Y si incluso volvemos a esa noche, esa persona había quedado bajo en el ranking. Le habían arrebatado su lugar, y aun así estaba en el sector del podio. ¿Qué hacía ahí? Supuestamente estaba con Magnus en su cuarto, una coartada claramente. —Siento a Magnus tensarse a mi lado—. ¿Pero por qué estaba ahí? Si con Magnus no se conocían de fuera del programa. ¿Tanta confianza tan rápido? No lo creo, más bien, pienso que fue el primer lugar que halló después de asesinar al N°14.
Escucho con atención cada palabra. Y recuerdo algo, algo que intento terminar de encajar.
«¡Voy a la biblioteca! ¡Nos vemos en la terraza!»
«¿Dónde estuviste todo este rato?»
«En la biblioteca».
—Inventó que a la carne le ponían algo. ¿Por qué digo que fue un invento? Porque es bien extraño que esta persona pese a la cercanía que tiene con Magnus no le advirtiera de esta. Solo esta mañana iba junto a él con las bandejas, Magnus con la carne en el plato. Más bien creo que era bien fácil inventarse un cuento así cuando Magnus cayó último, es un idiota temperamental, drogado o no, habría actuado igual.
Los pasos se hacen cada vez más lentos, hasta detenerse detrás de ella.
—Sin decir que hoy día le atrapé espiándome...
Nadie dice una sola palabra. Derek baja la cabeza, agachándose a su oído.
—Hola, tú. Hola asesina —le ronronea Derek a Cosette.
Febe y Félix se ven más que satisfechos con aquella declaración.
DEREK
30 minutos antes.
Juego paseándome por las estanterías. La verdad es que solo estoy matando el tiempo.
Escucho las pisadas de alguien más. Está en la estantería de atrás, mantengo la vista puesta en los títulos de los libros, esperando que se me acerque.
—Hola —murmuro antes de tenerla a mi lado—. Te vi un poco asustada antes.
—¿Y cómo no estarlo, querido Derek? Solo quiero saber rápido de quién se trata y que todo esto acabe. Enfocarme en estudiar, tener una oportunidad de ganar por Greta.
—Claro... —respondo sin prestar demasiada atención.
—Porque... sí sabes ¿o no?
Dejo los libros a un lado. La observo, se acomoda los dos mechones blancos detrás de las orejas.
—Tengo un plan, Cosette.
Y sí, obviamente ya tengo un plan en curso. La muerte de Pax era el inicio de mi plan. No pienso morir en manos de uno de ellos.
—Te necesito.
Cosette abre la boca sorprendida. Esperaba cualquier respuesta de mi parte menos eso.
—¿A mí?
—Me la debes. Te salvé el pellejo, digamos que vengo a cobrártelo. —Hago un gesto con los dedos, moviéndolos como si se tratara de dinero.
—Creí que mi deuda había quedado saldada al haberme encerrado sola en el juego de los presos.
—Yo digo cuando queda saldada, Cosette. Además tú te ofreciste a ello, yo no te lo pedí.
Esa es una verdad. Ella se ofreció de voluntaria para encerrarse en la celda de castigo. Nadie del grupo se lo pidió.
—¿Y qué quieres?
—Diré que tú eres la asesina, Cosette —respondo haciendo un gesto lleno de gracia con la mano.
—¿C-cómo dices?
Se queda paralizada, como si aún lo estuviera procesando.
—Claro, a no ser que eso te incomode. Porque sí en verdad lo fueras, entonces sería bastante desafortunado que te expusiera como tal.
—No lo soy. No lo soy Derek. Por lo mismo me duele que...
—Es una trampa. Un truco —le resto importancia—. Solo deja que te exponga, más que nada, no lo eres. No eres la asesina, Cosette. No debería importarte. ¿Qué peso tiene que te expongan en algo que no es cierto? ¡Ninguno! —rio con desenfreno.
Oh, nada de eso. El prestigio es más importante que cualquier cosa. Basta con ver lo que le ocurrió a Magnus. Una buena reputación marca la diferencia cuando de credibilidad se trata.
No obstante, debo decir las palabras correctas para tenerla entre la espada y la pared, y sé que lo he conseguido. Aunque cualquiera podría molestarse, dadas las circunstancias y que la atrapé espiándonos, si no acepta es más que sospechoso. Sabe que pasará primera a la lista, o que al menos la tendremos en la mira. Yo, especialmente.
Puedo oír la respuesta incluso antes de que salga de sus labios.
—Te seguiré el juego si eso ayuda a atrapar al verdadero asesino. Solo espero sepas lo que haces —contesta.
—Claro que lo sé. Tú solo confía en mí.
Presente.
Cosette hace una perfecta actuación de una muchacha sumisa y asustada. Siento el temblor de su cuerpo al susurrarle en el oído, hablo bajo, pero lo suficiente para que puedan oír los demás. Evito pensar en que tengo a Theo a un lado. Sé que si lo hago puedo flaquear, en este instante debe estar repleto de cuestionamientos. A pesar de que ya le había dicho que sospechaba de Febe y Cosette, otra cosa es culpar a una de ellas frente a todos.
—Creo que ahora me interesa más este asunto. Me hace muchísimo sentido —respalda Félix—. Ni siquiera necesito pruebas para creerlo.
—No es un secreto que desde el inicio he desconfiado de ella. No me agrada —comenta Febe.
—¿Alguien quiere explicarme lo de la carne? —pregunta Magnus.
—Fácil, que supuestamente drogan a los últimos lugares —contesto—. Eso dijo Cosette.
—No le creo nada a esta lunática. Nos quiere hacer la cabeza —habla Félix—. Escúchenme, lo que ella diga es solamente para movernos a su antojo. Quiere que tengamos miedo del programa, cuando la amenaza es ella.
Magnus está aterrorizado al enterarse de la supuesta droga.
Theo en cambio se mantiene pensativo. No puedo más que estar a la espera de la única voz que me importa. Lo que salga de su boca me dolerá. Tal vez haya visto esto como una traición.
Por lo demás sé que lo que diga tendrá peso, incluso más que lo que yo pueda afirmar. Al ser el N°1 siempre tendrá una gran admiración del grupo, si Theo se va en mi contra es muy seguro que se le baje el perfil a mi acusación por más que Félix y Febe detesten a Cosette. Y lo que necesito en este momento es que todos se lo traguen, solo así podré observar bien el comportamiento del resto. Soy un buen observador, y esta vez no se me escapara ningún puto detalle. Sea Cosette o no, serán sus actitudes las que delaten quién está detrás de esto.
Theo alza el mentón, paseando su mirada y clavándola en cada uno de nosotros.
—Cosette... extrañamente siempre tiene llaves. Nos esposó a Derek y a mí, tenía las llaves del juego de los prisioneros y el programa no se dio cuenta de ello. Tampoco le han quitado las llaves de la cocina.
«¿Entonces te diste cuenta de lo que sucede, Theo?» «¿Te diste cuenta de que ya hablé con Cosette?» Me brillan los ojos de euforia. Ni siquiera necesito decirle lo que planeo para que sé cuenta. Me sigue el hilo una y otra vez, sorprendiéndome cada vez que está a mi par, incluso superándome.
—¡Theo! ¿Qué estás haciendo? —Lo increpa Magnus, primera vez que le habla directamente después de la escena que nos dio—. ¡¿No ves lo que hace Derek?! ¿Acaso no escuchaste lo que le dije mientras estaban encerrados en esa celda? ¿No recuerdas bien ese juego?
Entonces esas palabras no iban para mí. Iban para Theo. Pero Theo estaba durmiendo durante nuestra conversación, no escuchó nada de ello.
—Yo vi venir esto, le dije que qué pretendía, que si buscaba dejarte solo. Que haría que desconfíes de mí, después de Cosette y luego te atacaría. Está sucediendo. Abre los ojos.
—No seas así, Magnus —gruño—. Sabes muy bien que intenté ayudarte una vez que Theo y yo nos volvimos amigos, intenté hacerlo, pero siempre hacías algo nuevo, algo que hacía sospechar. Eso te lo provocaste tú solito.
—Bien, asumo la responsabilidad de mis actos, la cagué más de una vez, sí. Pero Cosette es inocente. Date cuenta, Theo. Si en verdad fuera ella, si en verdad Derek creyera que Cosette es la asesina, ¿entonces por qué la salvó?
Los tan jodidos y amados puntos.
—Esa mierda sí que me enojó —le da la razón Félix—. Si ella se hubiera ido ahí todo se habría terminado.
¿Entonces su odio sí es porque siempre ha creído que es la asesina? ¿Por qué no había dicho nada? ¿Por qué esperó a que alguien más lo diga?
De cualquier manera, esto no me beneficia nada. Necesito que en verdad se crean este cuento. Magnus no está ayudando. Tampoco entiendo por qué la defiende con tanto fervor, ¿no le importa que no le haya dicho lo de la carne? «No». Se siente amarrado a ella, siente que le debe algo. Cosette lo salvó. Así como yo la salvé a ella de irse del programa.
—Tú no deberías decir nada —lo detiene Theo— en este momento tus palabras significan poco. Tal vez Derek ha tenido dudosas intenciones más de alguna vez, pero al menos siempre se ha mostrado cómo es. Prefiero a una persona que habla abiertamente de su poca moralidad, antes que a alguien que finge ser mi amigo cuando en verdad lo que siente no se parece en nada al afecto.
—¡Auch! —exclama Félix.
—Y en eso te olvidas precisamente de su poca moralidad. Te olvidas precisamente de que es un manipulador.
«Imbécil» Me clavo las uñas en la palma de la mano. Soy un manipulador de primera sí, pero jamás le haría daño a Theo. Soy capaz de manipular al mundo entero con tal de sacarnos de aquí.
Solo que...
Aparte de mí, el único que me importa es él.
Los demás pueden joderse.
No estoy actuando para salvar al grupo, estoy pensando solo en Theo y yo en la final.
Magnus no aguanta que Theo le diga las cosas en su cara. Se levanta de la silla y se va de la terraza no sin antes dar un portazo. Sé que ellos tienen una conversación pendiente, seguramente la tendrán después de esto.
—A la mierda Magnus. No me fío de él —interviene Félix—. ¿Qué hacemos con Cosette? ¿Ahora sí que te quedaste muda, ah? ¿Ni siquiera te vas a defender?
Cosette entierra los dedos en el pantalón blanco. Se está conteniendo.
—Podría intentar probar mi inocencia. Manténganme encerrada el tiempo que quieran a ver si se detienen los asesinatos.
—Podría ser, pero si el asesino está aquí, imagino se contendrá un poco y así toda la culpa recaerá en ti —intervengo.
—Pero... si mata es porque tiene un objetivo. No podrá estar tanto tiempo sin actuar. Manténganme encerrada. —Caen unas cuántas lágrimas de sus ojos—. Honestamente dudo que Proyecto 151 intervenga. Ya hemos visto que está haciendo la vista gorda con esto...
Theo murmura su nombre, le apena verla así.
—No me molesta, no si hará que confíen en mí. No queda más que ser la carnada, el sacrificio nuevamente, queridos amigos.
Bien. Entonces esta es la actitud que adoptará. «Interesante». Es cierto, si los asesinatos se detienen, entonces mis sospechas sobre Cosette tomarán fuerza. Si el asesino es otra persona, podría utilizarlo para limpiar su rastro, pero si lo hace para llegar a la final no podrá aguantarse tanto tiempo. Aunque, si están trabajando en conjunto... eso complicaría las cosas. No obstante, por ahora, siento que no están actuando como cómplices. Intuición debe ser.
—Supongo que sería interesante ver qué pasaría si Cosette está encerrada. Te daremos comida, tú comida —le digo luego—, y todo lo que necesites. Solo será fuera de las evaluaciones y actividades del programa y por el tiempo que estime pertinente.
Todos están de acuerdo, incluida Cosette. Debe haberse dado cuenta de que también era una prueba para ella. No parece molesta por ello, pareciera ser que de hecho le acomoda probar su inocencia.
Abandonamos la terraza. Félix se ofrece para encaminarla a la celda. Febe le debate que lo hará ella, que se ha guardado las llaves y cerraduras de cuando le tocó ser guardia. Me parece extraño que lo haya hecho, no confío en Febe. No cuando de un momento a otro se volvió íntima de Félix, alguien con contactos dentro del programa.
Dejo que hagan lo que quieran, Theo promete pronto ir a verla, pero que primero necesita tener una conversación con Magnus. Lo veo perderse por el pasillo, sé que ha tenido mucho con qué lidiar, lo de Magnus, lo de su padre...
Quisiera que tuviéramos un minuto a solas. Evita hablar de su padre, mas estoy seguro de que le afecta más de lo que piensa. No obstante, no es momento. Sigo mi camino, reflexionando sobre todo lo que ha pasado. Era necesario. Era necesario tomar cartas en el asunto, ya me había dicho que la muerte de Pax sería el inicio. No moriré aquí, en este lugar. No lo haré sin cumplir mi sueño.
—Magnus...
Retrocedo un paso. No estaría bien escuchar, es asunto de ellos.
—No puedo creerlo. No puedo creer que te vayas contra Cosette solo por las sospechas de Derek.
Detengo la marcha. La rabia me corroe nuevamente. Me apego a la pared, están a la vuelta en medio del pasillo del podio.
—Las cosas no son cómo dices. No hables sin saber.
—¿Me dirás entonces que Derek no tiene ningún tipo de influencia sobre ti? ¡Porque fíjate que no lo parece!
—No la tiene. Nadie me fuerza a nada. Nunca he sido débil, pero parece que no puedes entenderlo. Dices quererme, pero me tratas como si aún fuera un niño. Yo tomo mis propias decisiones y también quiero a quien yo quiera.
—¿Qué significa eso último?
—Que quiero a Derek.
—No... N-no puedes estar hablando en serio.
—Hablo en serio, Magnus.
—¡Idiota! Está bien, no me quieres. ¡Lo acepto! Pero... ¿Derek? ¡¿Derek?! Es poca cosa para ti y lo sabes. ¿Crees que fuera de este programa en verdad podrían ser amigos? ¿Podrían ser algo... algo más? ¡Por supuesto que no!
—No me importa nada de lo que me estás diciendo —responde fríamente. Intentando esquivarlo para dejarlo solo.
—¡Debería importarte! Él no es como nosotros dos. Ni como Cosette. Es... diferente. ¿No lo entiendes? ¿Crees que podría adaptarse a tu ambiente? ¡Jamás podría hacerlo! Ni siquiera lo conoces bien, no sabes qué costumbres tiene.
—Hablas como si fuera...
—¿Un perro de la calle? —termina Magnus—. Es que eso es.
—Nunca. Jamás te atrevas a decir algo como eso. ¿Qué no es de nuestro ambiente? Eso no me interesa. ¿Que no es como tú? Es que Derek es mil veces mejor que tú. Derek es la única persona que en verdad podría llegar a ganarme. Es la persona más inteligente que he conocido. Me gusta Derek. En cambio tú, Magnus, ya ni siquiera creo querer tenerte de amigo. No después de lo que vi, no después de que te atrevas a hablar así de él. ¿Escuchaste?
Pese a su reacción, no puedo evitarlo. Pierdo fuerza y me dejo caer al suelo silenciosamente. Me abrazo las rodillas y mantengo esa posición mientras escucho el resto de la conversación siendo un jodido masoquista que no quiere perderse ni una palabra. La frustración viene en compañía de la rabia, una angustia que me brota del pecho haciendo presión.
—¿Estás... llorando? —El recuerdo de Jasmine, interrogándome en medio de la noche. Mi saco de dormir pegado a su colchón.
—No —niego de inmediato. La manga sucia restregándome los ojos—. Me entró una pelusa nada más.
—Tú también tienes hambre, Derek. —Busca el pan en medio de su manta con cuidado de no despertar a los demás.
—No lo hagas, ya te dije que estoy bien. ¿Crees que podría desear ese pan lleno de moho? Yo estoy para cosas mejores.
«Quédatelo. Lo necesitas más que yo».
—Necesitas un descanso, Derek. Un descanso de vivir así.
Lo parte por la mitad, compartiéndolo. Se acerca haciendo que me agache y apoye en su hombro. Acaricio su melena negra mientras sollozo intentando no despertar a nadie.
Una lágrima me llega a los labios invadiéndome su sabor salado. «Que te jodan, Magnus». Me levanto y abandono rápido el pasillo. Se arrepentirán de menospreciarme, cada persona que lo ha hecho en mi vida se arrepentirá, porque yo sé lo lejos que soy capaz de llegar. Lo lejos que llegaré. Aunque... temo que quizá esa necesidad de reafirmarlo evidencia la fragilidad de ese pensamiento.
𖣠━━━━━━━➊➎➊━━━━━━━𖣠
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro