Capítulo 17
DEREK
Varios pesos sacados de encima. Al menos así debería sentirme. Se acabó, por fin se terminó, pero solo era lo más sencillo. Sabía que tarde o temprano tenía que romper con Febe lo que sea que hayamos tenido.
Me ha evitado desde entonces y así lo prefiero, aunque es muy pronto para decir algo, solo han pasado unas horas.
Tomo asiento en el salón de evaluaciones, haciendo un último repaso a la materia como un maldito enfermo. Mis ojos, un recorrido visual intentando aparentar que cuento con aquella memoria fotográfica que sin duda tiene Theo. Ojalá pudiera desarrollarse tan fácilmente, me sería útil contar con aquella habilidad.
Theo se sienta junto a mí. Medio impresionado de que aún esté empecinado en estudiar hasta el último segundo.
Magnus entra poco después a la sala, sintiendo el peso de las miradas sobre él. Incluso Theo ha tomado un poco de distancia.
Creí que las sospechas sobre Magnus se disiparían, lo ayudé, aposté a su inocencia. Cuando nos entregó las llaves le di las de Febe para que no tuviera problemas en su grupo, pero es como si fuera un idiota que se escribiera en el rostro la palabra "Culpable" todos los días. Tanto en sus dichos como en sus acciones. Así ya no puedo hacer nada más por salvarlo de ese barco de miseria dónde él mismo se está encargando de hundirse.
Alguna vez desconfié de Magnus, pero después de ver sus actitudes lo creo demasiado sonso, evidente como para estar detrás de esto. Alguien quiere joderlo, y ese "alguien" o es uno de nosotros, o es "Proyecto 151" con su famosas píldoras.
Me da repelús que los del programa sean más que un espectador, que sean los verdaderos manipuladores, jugando con nuestras mentes.
Pero dejo esos pensamientos a un lado por ahora. Theo me dedica una mirada suave buscando calmarme, darme las palabras que necesito, aunque su fuerte no sean estas. La verdad es que no hace falta que sea la persona más elocuente, ni demostrativa en cuánto a su afecto. Su simple presencia me tranquiliza, me hace ver una faceta mía que no había conocido.
Morgan anuncia el inicio del examen. Si tan solo se tratara de un ensayo estoy seguro podría disputarle el primer lugar, pero no me encuentro con nada de eso, sino con fechas, hechos, lugares. Nada que me permita explayarme ni demostrar mis capacidades. Es un insulto, una burla a quien lea mi expediente y sepa en lo que en verdad soy destacable.
Resoplo. Juego con el lápiz táctil antes de empezar a marcar las alternativas correctas. La prueba es la más sencilla que hemos tenido por ahora. Leo el siguiente enunciado el cual apunta a la extensión planetaria que tuvo este conflicto bélico, preguntando cuál sería el factor que explicó dicha característica de la Segunda Guerra Mundial.
A) La confrontación ideológica entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
B) El establecimiento de alianzas estratégicas entre las naciones que participaron en el conflicto.
C) La incapacidad de los países del Tercer Mundo por aislarse del conflicto.
D) El compromiso de los países integrantes de la Organización de las Naciones Unidas con la seguridad internacional.
E) El nivel de dependencia de los países productores de materias primas con los industrializados.
Marco rápidamente la alternativa B). El mayor desafío de estas evaluaciones no es en sí los problemas, sino el tiempo. Ese es el principal causante de ansiedad y frustración; de los llantos que embargan a algunos al sentir que no avanzan los suficientemente rápido.
Yo voy bastante bien, o al menos así era hasta que cierta distracción me hace perder el ritmo. Y siendo justos tan pequeña no es.
Morgan está demasiado distraída en su propia Tablet, el momento propicio para hacer trampa. Y bien lo saben Félix y Febe.
Me doy cuenta del instante exacto en que Febe extiende su brazo depositando un papel en la mano de Félix.
¿Lo está ayudando? ¿Por qué lo haría?
No tengo dudas de que quien está pasando sus respuestas es ella, no al revés.
No es ella pidiendo ayuda, claro que no, Febe es inteligente.
O hasta cierto punto porque solo un estúpido arriesgaría una expulsión por ayudar a Félix.
El recuerdo de nuestra última conversación sigue más vigente que nunca en mi cabeza. Independiente de lo que Febe haga, no interesa, incluso si es con Félix, solo me importaría para efectos de descubrir quién nos está jodiendo, no por otro motivo.
Otro podría encontrarme demasiado cruel, pero a veces debo serlo. Especialmente cuando la intensidad me domina. El diablo dentro de mí se regocija al recordar que Theo no le teme a esa oscuridad que habita en mi alma.
¿Quién lo diría? Hice lo correcto, casi de inmediato. Terminar para ir por lo mío.
Suena un buen plan, pero antes de eso debo ganarle.
Ganarle a mi rival. Y luego, quizá, hacer que grite mi nombre.
—Bien, muchachos. Se acabó el tiempo —sentencia Morgan.
La Tablet se va a negro mientras yo me quedo paralizado. No terminé el cuestionario. Me siento el peor imbécil que ha pisado este planeta.
Los puestos se actualizan, y por primera vez, por primera vez me siento aliviado de quedarme con el segundo lugar. Solo un instante, porque luego, el asco de ser tan patético me embriaga y elimina cualquier consuelo. No hay nada más penoso que ser un conformista, alguien que no es capaz de moverse ni aspirar a más de lo que tiene.
Morgan enciende la pantalla del salón. Los puestos actualizados y varias sorpresas en este.
N°1. Theo.
N°2. Derek.
N°3. Cosette.
N°4. Febe
N°5. Félix.
N°6. Pax.
N°7. Nina.
N°8. Magnus.
No. Ese idiota quedó último. Theo está destrozado, no se le ve a simple vista, pero percibo la tristeza y desesperación en esos ojos.
—Tranquilo —le murmuro— recuerda los puntos.
Nina también está bien consciente de ello. Por más que haya sido la penúltima no ha parado de mover sus pies; la zapatilla, un constante ruido al impactar contra el piso. Sabe que si le ceden puntos a Magnus, ella será quien se vaya.
El problema es que Magnus realmente peligra su estadía en el programa. Después de lo ocurrido no sé si todos estén dispuestos a salvarle el pellejo. Si la persona sacada al azar no es Theo, Cosette o yo, seguramente Magnus sea el siguiente en irse.
La tensión se siente en el ambiente. Magnus suda como un puerco, volviéndose esto perceptible en el conjunto blanco. No es para menos, no me gustaría estar en su lugar.
Morgan finalmente informa quien ha salido seleccionado: Cosette.
Algunos se atreven a soltar bufidos, no querían que Magnus siguiera en competencia. Nina solloza, y Pax se aproxima a ella buscando consolarla.
—Por supuesto que le doy mis puntos. Lo siento Nina, pero por mis amigos doy la vida —agrega melodramática.
—Sí, lo entiendo. Después de todo, creo que soy la que menos merezco el premio. Sigan adelante, chicos. Y que nos veamos fuera.
Nina sale del salón en compañía de Pax.
«Que nos veamos fuera» Casi como una promesa. Manténganse con vida básicamente.
Nina era una buena persona, pero esta no es una competencia de quién es el más honesto, sino de quien vence con conocimientos y con astucia. Sobre todo astucia, eso explicaría por qué algunos han llegado hasta estas instancias.
Febe y Félix son los siguientes en abandonar la sala, con demasiada cercanía y complicidad a decir verdad. Sin embargo, mi atención está puesta en Theo, en el alivio que desprende todo su cuerpo. Yo también siento que me quitaron un peso de encima al verlo así, quiero que esté bien.
—Te dije que había que mantener la calma —le digo, acercando un poco mi puesto al suyo.
Theo no responde, al menos no en palabras, pero sus dedos rozan los míos. Una caricia que dice más que mil palabras.
—¡Por supuesto que estaría todo bien! A los amigos no se les deja atrás. —Cosette se acerca a nosotros, trae del brazo a Magnus.
Apenas ha soltado palabra el contacto con Theo desaparece.
—Gracias, Cosette —habla Magnus—. Y perdonen si no he puesto de mi parte para que confíen en mí.
—Oh, sí, de seguro Pax habría saltado de una pata si te hubieras ido. Pero en fin, ¿Qué pasó Magnus? —Cosette se cruza de brazos—. No me refiero solo con Pax... sino por la prueba. Sueles estar en el podio siempre. ¡¿Será que los asesinos tienen menos tiempo para estudiar cómo corresponde?! —Hace unos ruiditos fantasmagóricos.
Me levanto de la silla, posicionándome detrás de ella, abrazándola.
—¿Será? ¿Será? —La apretujo, solo un poco.
—Ya entendí, ya entendí lo que se siente. —Toma un poco de distancia, soltándose de mi agarre—. Gracias por iluminarme, querido Derek. Perdón Magnus.
Magnus me mira de reojo. Antes fui yo quien sembró dudas sobre él, insinuando que era el asesino. Ahora soy quien lo defiende, el que calma las aguas. El juego ha cambiado.
Oigo los tacones de Morgan en el pasillo. Se suponía había salido, pero se ve que se quedó unos minutos fuera, haciéndose la tonta, escuchándonos. No sé con qué razón, si igualmente la sede está repleta de cámaras y micrófonos.
—Prometo que no volverá a pasar. Ni lo de Pax, ni reprobar.
—Es... es un alivio que sigas aquí. —Por fin habla Theo, su voz quebradiza—. Recuerda que es una buena oportunidad. Solo inténtalo, pero no por mí, sino por ti. Sigues sin darlo todo.
Magnus asegura que lo hará, aunque estoy seguro de que no cambia su propósito. Solo quiere seguir para ayudar a Theo, para que él gane la competencia.
Mientras caminamos por el pasillo blanco e inmaculado pasan un anuncio por los parlantes.
Desde este momento el podio solo serán los tres mejores estudiantes del ranking, es decir, Theo, Cosette y yo seremos quienes mantengan los privilegios, al menos hasta la siguiente evaluación.
Tiene sentido, solo quedamos siete en juego, sino prácticamente todos tendríamos los mismos beneficios. Estoy seguro de que Félix y Febe no estarán nada felices con esta nueva medida, no cuando ellos se han quedado bajo en el ranking.
Al regresar a la sede principal mantengo los ojos bien abiertos. Le pedí específicamente a Lou que de alguna manera nos haga llegar información de fuera. Los recintos no tienen señal para hacer llamadas ni para navegar por internet. Estamos completamente aislados. Así es difícil ganarle a "Proyecto 151", nos tienen en la más profunda ignorancia.
Pero, si Lou ha estado aguardando, si en verdad ha estado investigando por su cuenta, quizá se dio cuenta del traslado, de que regresaríamos a la sede.
Confío en que se las haya ingeniado de alguna manera, después de todo era sigilosa. Una espía escurridiza.
Bajamos del furgón con el logo del programa. Morgan se adelanta, algunos guardias nos rodean, aunque no muchos.
Desde ya diviso con detalle el jardín antes de entrar al edificio. Otra oportunidad como esta no volveremos a tener.
Seguimos dando pasos pausados por la vereda, Theo consciente de mis movimientos.
Y entonces me percato de un ligero resplandor. Un pequeño lazo amarrado al portón. Le hago una seña con la mirada a Theo, esperando que sea suficiente para que él también pueda observarla.
El sobre blanco amarrado en el borde de este, intacto.
Los días han estado soleados, aunque bien puede ser que Lou hace poco lo haya dejado en este.
Morgan va demasiado distraída riéndose con uno de los guardias, pero el resto no nos quitan el ojo de encima. Necesito una distracción.
«Magnus». Es estos momentos en que necesito esa impulsividad bruta, esa idiotez desmesurada y ese afán de querer quedar como troglodita.
Bien, bien. Fácil. Magnus reacciona cuando está involucrado Theo. Entonces basta con jugar con eso, aunque signifique dejarlo mal nuevamente. Quería ayudarlo a limpiar su imagen, dudo que él sea el psicópata del juego, pero la ayuda tendrá que esperar. Esto nos beneficiará a todos.
—¿Qué dijiste Pax? —suelto de pronto. Los demás se voltean, el mismísimo Pax lo hace, una gran interrogación en su rostro.
—No dije nada.
—Ah, yo te escuché bien. Lo amenazaste, dijiste que el siguiente sería Theo.
Theo se mantiene indiferente. Lo que mejor se le da, no mostrar emociones. Una careta que me viene perfecta para mi plan.
No tengo ni puta idea de qué fue lo que pasó entre Magnus y Pax, pero me basta con que ya lo haya hecho reaccionar antes. Con Cosette y Febe se contendría. Félix es peligroso. Y por supuesto yo debo lavarme las manos de esta situación. El descarte es demasiado fácil y sencillo.
"Theo será el siguiente" ¿Ser el siguiente en qué? ¿En irse? ¿En morir? Pues, da igual qué entienda, que piense lo peor, así esa bomba estallará con prisa.
Y así ocurre.
—¿Qué dijiste? —lo increpa. Los demás empiezan a formar un círculo alrededor de los dos.
«Lo lamento». Especialmente si la historia que contó Pax fuera cierta, sería buena gente, pero insisto, por más frívolo que suene, no estamos aquí para ver quién es el más honesto. Se lo compensaré a Pax de alguna manera, quizá con los puntos, o bien salvándole el pellejo si estamos yendo camino al matadero por una falsa promesa.
—¡Yo no dije nada! ¡Theo dile!
—¿Quieres asustarlo? Claro, como siempre queda primero, la única manera de que eso cambie es ponerlo nervioso. Amenazarlo —continúo, y empiezo a alejarme del círculo lentamente.
Lo mío son las sombras. En eso no se equivocaba Febe. Me conoce demasiado bien, así como yo a ella. Esa cercanía con Félix no puede tratarse de una coincidencia. Me atrevería a asegurar que se convertirá en un problema en un futuro próximo. Después de todo está ardida, y peor será cuando se entere de lo mío con Theo.
Pero eso ya es otro cuento.
Theo me sigue la corriente, y Magnus se aproxima a Pax. Los guardias se acercan a ellos, buscando calmar la situación.
Y yo hago lo mío. Voy sigilosamente hasta el portón, desarmando el nudo y guardándome el sobre en medio de la ropa.
Misión cumplida. Obviamente.
La pelea se termina, aunque Magnus alcanza a agredir a Pax. Solo lo suficiente para dejarle un pequeño moretón en el rostro. Nada grave, pero igualmente todos están alarmados por esos arranques de ira que tiene Magnus.
A mí también me parece que han ido en aumento, lo que podría coincidir con la teoría de Cosette, con lo que escuchó. Sigue bajo en el ranking, expuesto a la carne, aunque de ser así, tendría que afectar por igual a todos los que deben consumirla. Sin embargo, el resto actúa igual que siempre.
—Magnus. —De pronto, Morgan se abre paso entre todos, apuntándolo con el dedo—. Último llamado de atención o estás fuera.
Magnus se queda quieto, su respiración agitada comienza a calmarse lentamente. Se incorpora, soportando el peso de la mirada del grupo. Los guardias lo toman de los brazos y se lo llevan como si de un preso se tratara. Mientras tanto el equipo de enfermería se lleva a Pax.
—Literal solo fue un raspón —digo bajándole el perfil.
—Oh, lucecita, mejor guarde silencio. También tienes algunas faltas, yo no olvido.
Le pongo mala cara a Morgan.
—¿No es peor...? —Empiezo y me detengo.
—¿Derek? ¿Algo qué decir?
—Solo digo que el cuchillo que se llevó la supuesta policía era de la cocina. Conozco bien los utensilios, ya que estuve condenado a ese fastidioso castigo.
—Lo que vivieron fue traumático. Lo vieron un segundo y se asustaron con toda razón. Pero lo que le pasó a Phineas... solo fue un horrible descuido. De no cuidarlos cómo es debido. Los guardias ya fueron amonestados. Tendrán una baja en su sueldo. Y ustedes tendrán apoyo psicológico, pueden acudir a este desde ahora. Lo contratamos porque lo vimos necesario. —Nos dedica una mirada dulce a todos—. La verdad, hemos tenido en cuenta su salud mental desde un inicio, lucecitas. Por ello, tampoco los hemos querido abrumar con evaluaciones. Les hemos dado tiempos de descanso, incluso recreativos. Ya tendrán uno muy pronto.
Perfecto. Otra muerte patrocinada por "Proyecto 151" prefiero tomármelo con cierto humor negro.
Morgan jura que con unas cuantas palabras adornadas nos hará olvidar todas las sospechas. No niego que hace un trabajo increíble, es la persona indicada para ser la cara visible del programa. Sin embargo, a mí nunca podrá engañarme.
La charla se termina. Entramos a la cúpula del mal, Theo siempre cerca mío.
Cuando al fin ya no hay moros en la costa vamos a la terraza. El aire fresco da la sensación de más libertad. Además dudo que hayan micrófonos aquí. Imposible.
—Fue una jugada peligrosa. —Theo se recuesta sobre la puerta.
Imagino lo difícil que fue para él mentir. No obstante, lo hizo por mí, aunque significara engañar a Magnus, traicionarlo de cierta forma.
—Ya se lo compensaremos —digo, y quito el sobre de en medio de la sudadera.
En color negro "Lou" escrito diminuto a un borde del sobre blanco.
Rompo con impaciencia el borde de este, sacando su contenido.
En el papel la letra algo temblorosa, poco precisa. Miedo, pero fue valiente al dejarlo en la entrada al recinto.
La policía sí era real. El hombre procesado se llama Fabián Gómez.
La noticia se ha intentado mantener fuera de la prensa, aunque algunos familiares están preocupados por sus hijos. El programa ha estado en conversaciones para evitar asumir responsabilidades penales.
No obstante, el premio existe, es legal y legítimo. Los chicos y yo estamos bien.
Sigan adelante, la amenaza es uno de los participantes.
Termino de leer. Theo meditando cada palabra.
—Bien, unos putos sádicos serían entonces —digo—. Les divierte ver cómo alguien nos mata, pero el dinero está, aunque...
—Significa que me equivoqué. Mi margen de error...
No es así. Además queda lo que escuchó Cosette. Por más que indagara Lou, ella jamás encontraría información sobre eso, es algo que ocurre tras bambalinas si es que fuera cierto.
—Nada de eso. Yo creo en ti. Si tus cálculos te daban un aproximado de menos dinero me basta. Sé que es así.
—¿Entonces?
Camino despacio de un lado a otro. La brisa del viento refrescándome la cara.
—Tengo planeado bajar al subterráneo, dónde nos tuvieron encerrados. Ese lugar no me daba buena vibra, quiero ver a dónde lleva. Encontrar nuestros expedientes, y el premio obviamente. Vamos a contarlo, fajo por fajo, aunque nos lleve mil horas. No daremos espacio a dudas, necesito saber cuánto dinero queda, cuánto realmente se llevaría quien quede en primer lugar.
—¿Vamos? —pregunta. Una media sonrisa.
—No lo haría sin ti. Somos un equipo.
Sus mejillas se sonrojan, lo suficiente para que me alborote todos los sentidos.
—¿Cómo estás?
No hemos tenido tiempo para hablar de ello, pero debo saberlo. El solo recuerdo de lo que hizo Febe saca lo peor de mí.
—Bien... Fue incómodo, pero ella se veía muy triste.
—Eso no justifica lo que hizo.
—Lo sé, pero si ella supiera lo que yo hice... que te besé...
—No te culpes. Si lo haces, piensa que yo lo provoqué.
—Pero... yo lo empecé, Derek. Yo me metí... yo me metí entre Febe y tú.
—Primero, tú no lo empezaste. Fue mi culpa, yo te provoqué con lo irresistible que soy. Y segundo, no podrías meterte cuando no hay relación. Terminé con Febe.
Había esperado para por fin soltarle esa verdad. Libertad, libertad para hacer lo que se me plazca.
—¿Cómo?
—Sí, Theo. Terminé con Febe. ¿Sabes por qué lo hice? Porque yo siempre voy por lo que quiero, y ahora, ahora mismo solo te quiero a ti. Sin embargo... esa timidez va a tener que quedar a un lado, porque...
—No es timidez —me debate. Esa placa de hielo en su rostro, que pienso pronto derretir—. Sabes bien que no.
—Muy bien. Así será más simple. Atrévete a seguir ganándome en las evaluaciones, y quizá yo deba enseñarte algunas cosas. Sé que ahí no podrías saber más que yo.
Me encanta el silencio de este lugar. El sol que impacta en su rostro. La vista hacia el exterior, cada vez falta menos para salir de aquí.
Theo evita referirse a la insinuación, pero sé que lo entendió perfectamente.
—Creí que habías dejado a un lado que quedara primero. No lo habías mencionado.
—Oh, claro que estoy furioso. Muy. —Toco ese número "1" en su sudadera, lento con un dedo—. Tú y yo somos rivales en el aula, pero fuera de esta, fuera de esta somos otra cosa.
—¿Qué cosa? —pregunta, retrocede un poco. Su espalda apoyada en la puerta de acceso a la terraza.
—Lo que tú quieras. Dime qué quieres tú.
—Tú lo sabes —dice, y desvía un poco la mirada.
—Necesito que lo digas, que lo expreses en palabras. Eso quiero.
—Solo sé que te quiero a ti —admite con voz baja.
—Entonces me tendrás. Tendrás todo de mí.
Por fin esos ojos grandes y azulados se detienen en los míos. Un contacto visual sólido y sostenible, seguido de un beso. Busco el sabor de su boca, su lengua con la mía. La caricia indecisa sobre mi ropa hasta llegar a mi cabeza, mi cabello, como si quisiera acentuar aquel beso, hacerlo más fuerte e intenso. Le doy lo que quiere sin pensarlo.
Cuando el roce de sus labios se vuelve lento, y su boca poco a poco se distancia, comprendo que lo invade una inquietud.
—Lo que dijiste... ¿Era en serio? ¿Febe... se acabó?
—Febe es mi pasado. Y tú, Theo Ashford, puedes ser mi presente, si eso quieres.
Theo ríe suave.
—Siempre tienes que decir las cosas de una forma especial.
—O no sería yo. —Termino por él— ¿Y bien?
—Te lo dije antes, te quiero a ti. Y eso significa que por mí estaría bien ser tu presente. Al menos por ahora.
—Ah, ya entiendo. Te deja gusto a poco, pero ya vamos viendo —suelto con arrogancia—. Quizá me termine acostumbrado a esta cercanía.
—Tal vez yo también me acostumbre —responde tomando mi mano.
Su contacto es embriagador, no quisiera soltarlo.
—Entonces... volviendo a este asunto de Proyecto 151, ¿Irás conmigo al subterráneo? ¿Bajarás conmigo al infierno?
El agarre de su mano es más fuerte cuando contesta con firmeza:
—Vamos ahora.
𖣠━━━━━━━➊➎➊━━━━━━━𖣠
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro