Ya no aguanto más
NATHAN
Tengo miedo , podría estar muerta , pero también podría no estarlo , y de no estarlo podría haberme matado a mí.
Corro todo lo que puedo , y siento que las piernas me tiemblan y me flaquean , estoy harto, harto de tener que huir, harto de tener miedo, harto de no saber nada de Max.
Miro a mi alrededor, calles que no he visto en mi vida me rodean y me aíslan, la gente me mira de forma extraña, como si fuera de otra especie, y no les juzgo, estoy desorientado y no se a donde ir.
Me limito a girar calles, intentando autoconvencerme de que lograré encontrar el camino a alguna parte, alguna parte de la que no tengo ni idea.
Me paro, me frustro, respiro hondo y me decido finalmente a pedir ayuda, ya no aguanto más.
Pienso en volver a casa de Alice, pero es demasiado arriesgado, Max no me perdonaría si la metiera en este embrollo.
Pienso en ir a la policía, pero recuerdo cómo Max insistía.
"-No podemos con esto tío, tenemos que ir a la policía.
-No podemos, esa gente seguro que tiene a la policía comiendo de su mano, sería cavar nuestra propia tumba. -responde Max con toda la serenidad del mundo.
-¿Entonces qué? ¿Vamos a quedarnos aquí sentados esperando que nos maten?
-Cállate, quiero dormir. - es increíble lo tranquilo que parece. "
Tal vez simplemente debería buscar un lugar donde descansar, sin que nadie me siga.
Meto la mano en el bolsillo, y un tacto metálico me provoca un escalofrío, finalmente tomo una decisión.
Una mujer pasa por mi lado paseando a su perro, y me decido a hablarle.
-Perdone, ¿podría decirme cómo llegar a la comisaría?
MAX
-¿Max? -susurra Alice al otro lado de la línea.
Me quedo callado, no sé por donde empezar, ella se mantiene en silencio, como esperando mi respuesta, inhalo algo de aire y finalmente me dispongo a hablar.
-¿No me has echado de menos? -oigo como suspira al otro lado, y aunque estoy nervioso no puedo evitar intentar sonar lo más despreocupado posible.
-Yo... Sí, claro que sí, ¿dónde estás? ¿Qué ha pasado? ¿Podemos vernos? ¿Estás bien? -me acribilla con sus preguntas y no puedo evitar esbozar una sonrisa.
-Estoy bien, no te preocupes por mí, quiero verte, ¿dónde estás?
-Estoy en la comisaría. -su voz suena ilusionada.
-Será mejor que nos veamos en otro sitio. -digo con la voz más suave que puedo.
-Sí, claro, donde tú me digas.
-No conozco la ciudad, ¿conoces algún sitio tranquilo? -veo como el hombre desvía la mirada hacia mí, para después volver a centrarla en la carretera.
-Conozco un parque...te envío la dirección.-miro el mensaje que me acaba de llegar.- ¿te viene bien?
-Claro. -contesto.- una última cosa...
-¿Sí?
-¿Podrías venir sola? Por favor, no quiero que nadie me agobie, quiero verte solo a ti.
-Claro, ¿pero cuándo quieres que vaya?
Me giro para mirar al hombre.
-¿Cuánto queda para llegar a la ciudad? -le pregunto.
-Alrededor de quince minutos. -contesta sin apartar la mirada de la carretera.
Vuelvo a ponerme el móvil en el oído.
-Nos vemos en veinte minutos. -contesto.
ALICE
La alegría que me domina es incalculable, pero intento contenerme, si Allen se da cuenta sabrá que aquel que llamaba era Max y querrá meter a la policía en esto, y no pienso permitirlo, no hasta asegurarme de que Max está bien.
-¿Quién era? -pregunta Allen sin levantar la vista del documento.
-Eh...Era Hailey.
-¿Hailey?
-Sí.
-¿Creías que podía ser Max no? Te he oído decir su nombre al principio...
-Yo...sí, bueno, encontraré la forma de hablar con él.
-Suerte con eso. -me ofende la forma en la que su tono ha cambiado, parece como enfadado.
-Me tengo que ir, gracias por esto.
-¿A dónde vas? Acabamos de encontrar una dirección, deberíamos ir a mirar, ¿no crees?
-Es que Hailey quiere verme, hemos quedado en veinte minutos.
-¿No crees que esto es más importante que una gilipollez como esa? -eleva su tono de voz y su mirada me corrobora su enfado.
-¿Pero qué mosca te ha picado? -pregunto indignada.
-Tú, es tu culpa, me estoy arriesgando mucho, y aún así no confías en mí.
-Claro que confío en ti.
-Entonces, ¿por qué me mientes?
Me pongo nerviosa.
-¿De qué estás hablando?
-Lo sabes muy bien, ¿con quién estabas hablando?
-Con Hailey...
-Genial, lárgate.
-Allen...
-¡Que te vayas! Vas a llegar tarde...
Me giro, me siento dolida, no me esperaba que algo así pasara.
-Saluda a Max de mi parte... -dice en voz baja cuando me dispongo a abrir la puerta.
Le miro, pero él aparta la mirada, salgo y cierro la puerta.
-¿A dónde vas? -me pregunta mi hermano.
-Déjame. -me limito a decir y me marcho.
Salgo de ese lugar, y todo me da igual, finalmente voy a ver a Max.
NATHAN
Me acerco a la comisaría, pero me paro en seco, ¿y si al hablar con la policía pusiera la vida de Max en peligro de alguna forma?
Me mantengo de pie pensando en qué narices debería hacer cuando de repente la puerta se abre.
Me escondo tras un coche y me asomo lentamente.
Me da un vuelco al corazón al ver una cara conocida.
Es Alice, decido acercarme, pero algo, más bien alguien, hace que vuelva a mi escondite.
-¡Alice! -un chico rubio corre tras ella.
-¿Qué quieres? -contesta Alice.
-Lo siento, me he comportado como un idiota, estás en tu derecho de tener intimidad, y no te juzgo si no me quieres contar algo. -parece arrepentido por algo.
-No pasa nada, pero no entiendo por qué te has puesto así tan de repente.
-Es que me importas, y al igual que tú no quieres perder a Max, yo no quiero perderte a ti. -ella parece mirarle sin saber qué decir.
-No me va a pasar nada. -contesta finalmente.
-Prométeme que estarás bien. -la agarra del brazo y por un momento pienso en salir y partirle la mano.
-Te lo prometo. -dice, y se va.
El chico parece frustrado, espero a que vuelva a entrar para correr tras Alice, me planteo hablarle, pero en vez de eso decido seguirle, tal vez se dirija a su casa y allí podremos hablar mejor.
Avanza a paso rápido, como si tuviera prisa, no tiene pinta de dirigirse a casa, de hecho se para, en la puerta de un parque.
Lo reconozco, reconozco este parque, es aquí donde me escondí.
Alice parece esperar a alguien, tal vez debería ir hacia ella y hablarle, alomejor si hablo con ella podríamos irnos a alguna parte para intentar pensar en algo juntos.
De repente un coche para frente a ella, intento visualizar a la persona que conduce, pero estoy algo lejos y no lo logro, alguien baja.
Ella se lanza sobre él y salta a sus brazos, él parece abrazarla con ganas, no logro verle la cara, lleva una sudadera negra y la capucha cubre su cabeza.
El chico se asoma al coche y tras lo que parece una despedida y un apretón de manos el coche se marcha.
Él la coge, y ella entrelaza sus piernas en su cadera, por un momento algo se me remueve por dentro, y siento una rabia increíble.
Ella le quita la capucha, y no puedo evitar llevarme una sorpresa enorme al ver que el rostro que se esconde tras esa capucha no es ni más ni menos que el de Max.
MAX
A medida que el coche va acercándose a la zona en la que hemos quedado voy viendo más y más nítida la silueta de esa chica a la que he echado tanto de menos durante todo este tiempo, estoy impaciente, siento como si el coche no se moviera.
Para, bajo sin pensarlo dos veces.
Está ahí parada, no tiene muy buena cara, pero aún así está preciosa.
Corre hacia mí y la abrazo, con todas mis fuerzas, siento un alivio inmenso en mi interior.
-No vuelvas a darme un susto así. -dice, veo como las lágrimas descienden de sus ojos, la vista se me empieza a emborronar, y miro hacia arriba, las lágrimas amenazan con caer.
-No lo haré.-le beso la cabeza.
Me aparto y le indicó que espere un momento, me dirijo al coche.
-Oye, gracias por todo, por traerme y por la ropa.
-De nada, veo que te echaban de menos por aquí. - me sonríe.
-Gracias. - repito y le ofrezco la mano en señal de despedida, el une la suya y tras un apretón se marcha.
Alice parece impaciente y yo la cojo entre mis brazos, se agarra a mi cintura con sus piernas, la miro detenidamente y siento como sus manos frías rozan mi cara al quitarme la capucha.
-Tienes el ojo morado. -parece preocupada.
-No es nada. - le sonrío, ella se acerca a mí, y me abraza, no voy a negar que por un momento creí en la posibilidad de un beso, pero un abrazo es más que suficiente, me reconforta.
Aguanto el dolor que me provoca sentir su peso sobre las heridas en mi abdomen, no la apartaría por nada del mundo.
De repente desciende por sí sola.
Oigo mi nombre en alguna parte, no quiero girarme, vuelvo a ponerme la capucha y la miro, decepcionado, le dije que quería que viniera sola, no sé a quién se lo ha dicho, pero no creo que sea de gran ayuda.
Me doy cuenta de que ella parece tan sorprendida como yo.
-Max. -esa voz....
Me giro, le miro, es Nathan.
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