Una visita inesperada.
Me pesan los ojos y duermo un rato, pero vuelvo a despertar, miro la hora, son las cuatro de la tarde, han pasado apenas cuarenta minutos.
De repente mi hermano abre la puerta de mi habitación. Como de costumbre sin llamar.
Entra con un plato en la mano, estoy tumbada y no puedo ver lo que hay en él pero tengo hambre así que aceptaré lo que sea.
-Te traigo algo para que no mueras de hambre.
-Gracias.-digo mientras me siento apoyándome en el respaldo de la cama.
Mi hermano se sienta a mi lado ofreciéndome el plato, me mira con curiosidad.
-¿En qué piensas? - pregunto llevándome a la boca la cuchara con un poco del estofado de mi madre.
-Bueno, sé que lo estás pasando mal con todo esto, y aunque sé que eres fuerte y puedes con todo quiero que sepas que soy tu hermano y que puedes contarme todo lo que necesites.
-Grafias... . - logro vocalizar con la boca llena.
-Se que has hablado con Max. - casi me atragantó al oír eso - Te conozco, y conozco a Max, si no hubiera contactado contigo estarías en un psiquiátrico ahora mismo y él no puede pasar ni un día sin ti.
-Yo no...
-Alice, no te preocupes, no diré nada, si no has dicho nada ya es porque algo no te permite hacerlo y no me voy a meter, pero quiero que sepas que esto es serio, que por tu seguridad y la suya es mejor que cuanto menos habléis menor será el riesgo de que os pase algo.
Le miro, no digo nada, no sé qué decir.
Algo me dice que mi hermano sabe algo que yo no sé.
-¿Me estás ocultando algo? - pregunto con la esperanza de que no me mienta.
-Termínate eso, me toca lavar los platos a mí.
-Me tocaba a mí hoy.
-No te veo con muchas ganas.
-Podría acostumbrarme a esto.- sonrío de satisfacción.
-Pues espero que no lo hagas, ahora me debes una.
-No has contestado a mi pregunta.
-Le he dicho a la policía que no se nada.
-Me importa una mierda la policía, ¿qué sabes? Créeme, no diré nada.-se levanta y cierra la puerta.
-Bueno... te han preguntado por un chico ¿verdad? -dice volviéndose a sentar a mi lado.
-Nathan Doile.
-Sí.
-¿Lo conoces?
-¿Recuerdas aquel verano en el que me metí en una pelea y acabé en comisaría?
-Sí, supuestamente no conocías al tío que te pegó.
-Mentí.
-¿Fue Nathan?
-No.
-...
-Alice, prometeme que no dirás nada.
-Tranquilo, no lo haré.
-Los chicos y yo estábamos haciendo el idiota en la calle, y a uno de nosotros se le ocurrió la maravillosa idea de que colarnos en una casa y destrozar el jardín sería divertido, nadie se negó así que seguimos al tío hasta un jardín, era tarde y muchos estábamos borrachos, no teníamos ni idea de lo que hacíamos.
Me mira, y al ver que le miro fijamente y con atención prosigue.
-Nos colamos en silencio en una casa, por la parte de atrás, no me parecía buena idea pero no hice nada por evitarlo. Los chicos empezaron a romper cosas y tirar botellas cuando de repente oí un ruido grande en la casa de al lado, salté la valla y fui a asomarme por la ventana. -suspira con gran pena y prosigue.- Entonces lo ví, estaba en el suelo tumbado, había sangre y me asusté, vi que un hombre se dirigía hacia él y mi único impulso fue el de intentar entrar, rompí el cristal y entré, no sabía a qué me enfrentaba, pero no podía dejarlo tirado ahí.
-Ey, ey, espera, ¿de quién estás hablando? ¿Nathan?
-No, estoy hablando de Max.
-¡¿Qué?! ¿Por qué narices no me dijiste nada?
-Max me hizo prometer que por tu seguridad no te diría nada....
-¿Pero qué narices pasó?
-Al entrar vi a un hombre, se acercaba cabreado a Max, así que me interpuse entre ellos, pero no pareció gustarle y me pegó, me defendí, pero él era más fuerte y lo único que pude hacer fue coger a Max y huir cuando se distrajo. - suspira.-le hice un millón de preguntas a Max pero se negaba a contestar ninguna, solo se centraba en repetir una y otra vez, "no le digas nada a Ally", en la casa de al lado alguien llamó a la poli y por mucho que corrí no logré evitar que me pillaran, al menos Max escapó.
-... -me quedo en silencio, no tengo ni idea de lo que dice, no me lo creo, no sé por qué narices iba a pasar algo así.- Y ese hombre...
-Era el padre de Nathan.
-¿Pero Nathan no vivía en un orfanato?
-Así es , al parecer su padre no era apto para su cuidado.
-¿Y su madre?
-Falleció.
-¿Y de qué conocía Max al padre de Nathan?
-No lo sé , lo que te he contado es todo lo que sé , no tengo ni idea de lo que Max hacía , pero estoy seguro de que era peligroso.
-¿Crees que tal vez el padre de Nathan tenga algo que ver con lo ocurrido?
-No lo sé , pero he mentido a la policía , así que lo mejor será que olvidemos lo ocurrido.
-¿Enserio? ¿Así sin más?
-Sí , así sin más.
De repente la puerta de mi habitación se abre.
-Buenas noches chicos.- es mi padre.
-Buenas noches.-respondemos mi hermano y yo al unísono.
Se marcha pero no cierra la puerta tras él.
-¿Has terminado?-pregunta mi hermano señalando a mi plato .
-Sí , pero...-le entrego mi plato.
-Buenas noches Ally.-me interrumpe , se levanta y se marcha.
El día siguiente trato de pensar lo menos posible en todo lo ocurrido , voy andando al instituto , pero esta vez me encuentro a Hailey en mi puerta esperándome como una loca , quejándose de que era muy desconsiderado por mi parte eso de no contestar a sus mensajes.
Después de una gran regañina y varios cotilleos llegamos al instituto.
El día pasa volado , siento que estoy volviéndome loca, llevo el móvil en la mano a todas horas, me aseguro todo el rato de que el volumen esté a tope por si Max decide llamar.
Estoy a la defensiva con cada uno de los comentarios que oigo a mi alrededor, y encima no he visto desde la charla de ayer a mi hermano, tengo la sensación de que me está evitando.
En fin, trato de centrarme en alguna clase, pero mi cabeza parece estar en todas partes menos en clase.
Al final no me doy cuenta de cuando acaba la última clase. Hailey me parece un poco pesada, no para de hablar, asiento con la cabeza pero no tengo ni idea de lo que dice. Allen pasa por mi lado, me saluda, parece que quiere hablar conmigo por un momento, pero se va. Mejor, ya tengo bastante con el moscardón en el que se ha convertido Hailey.
No he visto a Dylan en todo el día, no se, después de lo de ayer me habría gustado verle y hablar con él. Aunque ya podré hablar con él hoy en el cine. He pensado mucho en ello, al principio no iba a ir, pero creo que por ir y ver que tal no pasa nada.
Me apresuro a salir por la puerta del instituto, tengo un dolor de cabeza enorme, con un poco de suerte podré dormir un rato antes de salir.
Voy andando deprisa, me despido de Hailey, que se para a hablar con Sophie, me hace una señal para que la espere, pero me hago la tonta y me marcho.
Me pongo los auriculares pero al momento me doy cuenta de que hacen que mi dolor de cabeza incremente y me los quito.
Alguien grita mi nombre, genial, lo que me faltaba.
Me giro y ahí está.
-¿Vas sola? - me dice Nate.
-¿No lo ves?
-Vaya, ¿un mal día?
-He tenido mejores.
-Si quieres te llevo en coche.
-¿No tenéis entrenamiento?
-Sí, pero todavía quedan cuarenta minutos para empezar.
-Bueno, vale, la verdad es que no me apetece andar.
-¿Te pasa algo?
-No te hagas el tonto, sé que lo sabes. - le miro con cara de complicidad.
-La verdad es que Jake me dijo algo. - sonríe.
-Te conoce de hace un par de días y confía en ti, increíble.
-No me conoces tan bien como él.-me abre la puerta del coche.
-Dudo que él lo sepa todo de ti. - entro y cierro.
-¿Insinúas que oculto algo? - arranca el coche y avanza.
-¿Acaso no ocultamos algo todos?
-¿Tú qué ocultas?
-Sí te lo dijera tendría que matarte.
Se ríe, desvía la mirada hacia la carretera.
-¿Sabes? No tienes por qué aislarte de todo y ocultar lo que sientes.-me mira y esta vez la que desvía la mirada soy yo.-En fin, solo quiero que sepas que si no confías en mí, no estaría mal que buscaras a alguien en quien confiar, ser sincero con uno mismo ayuda más de lo que crees.
-Gracias, pero no necesito tus consejos de autoayuda.
Me mira, con una mirada que revela una mezcla entre compasión y frustración.
No dice nada, mira hacia delante, y pasa completamente de mí.
Sí, lo sé, soy idiota, me intentan ayudar y yo me aislo y les hago daño, no es nada nuevo.
-Oye...yo...
-Hemos llegado.
-Lo siento.
-Ya, oye me tengo que ir a entrenar...
-Gracias.
Me bajo y cierro la puerta, se va, vaya.
Abro la puerta y subo a mi cuarto, estoy mentalmente agotada, estoy estresada, y me siento estúpida por haberme pasado todo el día con el móvil en la mano. Subo a mi habitación y tiro el móvil a la cama, me ha sudado la mano de tanto sujetarlo. Entro al baño, me desvisto y me meto en la ducha, estoy un tanto agobiada con todo así que me centro en relajarme bajo el agua.
Me tumbo en mi cama e intento dormir pero nada, no sé qué me pasa. Agradezco que el dolor de cabeza haya disminuido, me siento en el borde de la ventana y miro hacia la casa de Allen, hacia su ventana, todavía no ha vuelto.
Cojo mi portátil, pongo algo de música, suave, en bajo y me levanto, me tomo una aspirina y decido vestirme.
De repente el corazón me da un vuelco cuando al quitarme la toalla suena mi móvil.
Corro hacia la cama y lo cojo, no conozco el número, contesto.
-...-me mantengo en silencio con la esperanza de que la voz que oiga al otro lado sea la de Max.
-¿Ally? - no es Max, la voz no me suena.
-¿Quién eres?
-¿Eres Alice?
-Yo...si.
Y cuelga, dejándome desconcertada.
De repente recuerdo que estoy desnuda y me dirijo a mi armario de nuevo.
Me meto en mi baño a secarme el pelo, pero no encuentro mi secador, se lo habrá llevado mi hermano, será gilipollas.
Voy a su habitación, abro su baño, ahí está.
Vuelvo a mi habitación me dirigo al baño cuando de repente oigo que la puerta de mi habitación se cierra.
Un escalofrío recorre mi cuerpo, oigo unos pasos a mis espaldas.
-Ally.
Me resisto a girarme, estoy temblando, es la misma voz del teléfono.
-Pase lo que pase no grites por favor.
Me giro lentamente, no puedo evitar soltar un pequeño grito de horror al ver su aspecto, está lleno de sangre y parece salido de una mina de carbón.
Retrocedo hacia atrás, su cara me suena pero no consigo ponerle nombre.
-No te asustes, no voy a hacerte daño.
Miro su mano, lleva una navaja, por un momento siento que me voy a caer hacia atrás.
Se me acerca e intenta agarrarme, me asusto y lo único que se me ocurre hacer es pegarle con todas mis fuerzas en la cabeza con el secador. El chico cae al suelo aturdido y aprovecho para escapar corriendo escaleras abajo. No sé qué hacer, así que me dirijo corriendo a la puerta.
-POR FAVOR, ESPERA, NO ME DELATES POR FAVOR. - De repente freno en seco, su voz quebrada me parte el alma, me dirijo a la cocina y cojo un cuchillo, si voy a quedarme aquí necesitaré protección.
-¿Quién eres y qué haces aquí? ¿Cómo sabes mi nombre?
-Por favor,te lo contaré todo, pero arriba por favor, no puedo arriesgarme a que venga alguien, confía en mí.
-No te conozco.
-Pero yo a ti sí.
-Eso no arregla nada.
-¿Y si te digo que sé qué le ha pasado a Max?
-Max... - de repente me doy cuenta de que en realidad sí que he visto esa cara antes, aunque su pelo rubio está sucio, sus ojos, sus pecas y su cicatriz en el labio lo delatan, es Nathan Doile.
-Por favor, te contaré todo.
Dejo el cuchillo encima de la encimera y me acerco a él, aún sigo teniendo algo de miedo, pero sus ojos asustados parecen sinceros, eso me tranquiliza.
Subimos a mi habitación y cierro la puerta y echo el cerrojo, Nathan se apresura a cerrar las cortinas.
-Siento lo del secador.-digo al ver que está sangrando.
-La verdad es que me duele la cabeza mucho. -se toca la zona del golpe.
Se va a sentar en mi cama pero le paro.
-Estás sucio.
-Llevo huyendo semanas, siento no haber podido arreglarme para venir a verte.
-Si quieres puedes ponerte algo de ropa limpia.
-No creo que tu y yo tengamos la misma talla, lo siento. - su rostro ya no refleja miedo, sino seguridad.
-De mi hermano gilipollas.
-Jake, ¿no?
-Así es. - veo que mira mi habitación de arriba a abajo. - puedes ducharte si quieres, es más, deberías, después hablaremos.
-¿No te importa que un desconocido se duche en tu habitación?
-No me hace ninguna gracia, pero no te dejaré tocar nada a no ser que lo hagas, así que tú eliges.
-Está bien.
-Toma. - le ofrezco una toalla.
-Gracias. - me sonríe.
-Voy a por algo de ropa.
Entra en el baño y cierra, suspiro, no sé qué narices estoy haciendo.
Cojo una camiseta y unos pantalones de chándal que mi hermano no echará en falta y unos calzoncillos de su cajón, procuro que estén nuevos, he supuesto que si lleva semanas fuera de casa no se habrá cambiado... En Fin.
Vuelvo a mi habitación y vuelvo a cerrar.
Miro mi móvil.... SON LAS SIETE Y MEDIA.
Me doy cuenta de que no voy a poder ir al cine, vuelvo a suspirar, esto es más importante.
Me tumbo en mi cama y observo la puerta del baño, quiero saberlo todo, amueblo mi cabeza y pienso en las preguntas que le voy a hacer.
La puerta se abre y con ella mi boca, hago el esfuerzo de contenerme, no puedo evitarlo, el cambio es increíble, su cuerpo musculoso y marcado cubierto sólo de cintura para abajo con una toalla es digno de una escultura.
Su pelo rubio, ahora limpio, está alborotado y se puede advertir unos cuantos cortes y heridas por su torso además del golpe que yo he añadido a la colección, no puedo apartar la mirada de un tatuaje que asoma por encima de la toalla.
-Así mejor ¿verdad?-me despierta de mi sueño.
-Sí... Bueno... Estás...limpio.
-Necesitaba una ducha.
-Ajá...
Se acerca a la cama y veo como acerca su mano... para coger la ropa, genial, qué narices me pasa.
-Gracias por la ropa.
-De nada.
-No me importa que mires, no tengo nada de lo que avergonzarme. - dice al ver que no aparto la mirada cuando se dispone a quitarse la toalla.
Me giro de repente y siento que todo me arde.
-Ya puedes girarte. - sigue sin camiseta, no me quejo.
-Bueno. Ya estás limpio. Ahora cuéntame todo. - se dispone a sentarse a mi lado, me doy cuenta de que tiene un tatuaje en la espalda también.
-Pregúntame todo lo que quieras saber, y te responderé todo lo que sé.
-¿Dónde está Max?
-No lo sé.
-Dijiste que sabías qué le había pasado.
-Y lo sé, pero no sé dónde está ahora.
-¿Dónde le viste por última vez? Ah y por cierto. ¿Cómo narices sabías que vivía aquí?
-La última vez que le vi fue en una gasolinera a unos cuantos kilómetros del pueblo. - no contesta a mi segunda pregunta.
-La sangre...
-Nos atacaron, y aunque conseguimos huir, Max decidió que separarnos era lo mejor, para despistar. - suspira- dijo que se pondría en contacto conmigo, y lo hizo, pero solo una vez.
-¿Quién os atacó?
-No lo sé, no sabemos quiénes son, alguien los envía a por nosotros.
-Pero ¿por qué?
-Bueno...Yo...mi padre estuvo, bueno...
-¿Qué pasa?
-Mi padre fue declarado no apto para mi cuidado cuando yo tan solo tenía cuatro años.-suspira, su mirada es triste- Él no se hacía cargo de mí, así que mi tía denunció que estaba loco, que no tenía un trabajo, ni madera alguna de padre, que era un borracho y exigió mi custodia.
-Pero tú...
-El día del juicio tenía todas las de ganar, era aquella dulce y agradable mujer, fuerte e independiente, tenía un trabajo estable, un expediente impecable y una decisión admirable.-vuelve a suspirar, y prosigue-Pero no llegó a presentarse nunca.
-Así que te llevaron a un orfanato...
-Yo me pasé día y noche preguntándome qué narices hice para espantarla, tal vez era yo el que hacía que la gente huyera, tal vez no merecía el afecto de nadie. Dos semanas después, encontraron el cuerpo de mi tía en un hoyo, cavado en medio del bosque, a las afueras de la ciudad.
-¿Cómo llegó ahí?
-Bueno, su coche estaba a cinco kilómetros, por lo tanto, algo tuvo que atraerla ahí, nunca encontraron al asesino, varios sospechosos, pero ningún testigo, cerraron el caso tres años después.
-¿Y todo esto que tiene que ver con Max?
-Esa mujer... Mi tía...
-¿Sí?
-Era su madre.
-No, mientes, hace dos días estuve hablando con ella en esta misma casa.
-Sí , no te lo niego, puede que estuvieras hablando con su madre, pero no era su madre biológica.
-¿De qué estás hablando?
-Max era adoptado.
-Pero... ¿y qué si lo era? No es que te crea, pero aunque lo fuera, no entiendo qué tiene que ver eso con todo lo que está pasando.
-Bueno, el año pasado, Max decidió investigar sobre sus padres biológicos, y algo le llevó hasta mi tía, cuando descubrió quién era buscó a familiares con vida, quería asegurarse de que era ella, quería una prueba científica que lo vinculase a esa mujer, y como ella estaba muerta, no había nada mejor que un familiar.
-Una prueba de ADN...
-Así es.
-¿Y por eso te buscó?
-No, no me buscó a mí, buscó a mi padre.
-¿A tu padre?
-Sí, en el registro no ponía nada sobre la familia relacionada con mi madre o mi tía,al igual que al estar en un orfanato yo tampoco aparecía en el registro, así que creyó que mi padre podría ayudarle con ello.
-Y no lo hizo.
-Bueno, no lo hizo gratis.
-¿Le pidió dinero a cambio?
-No exactamente... - mira al techo por un momento- Mi padre tenía negocios, con gente que yo desconozco.
-¿Qué tipo de negocios?
-Te puedo asegurar que nada legal...-me Mira- no sé qué le ordenó mi padre que hiciera exactamente, pero le metió en problemas, muy graves de hecho.
-Max...
-Fue a exigirle una explicación a mi padre y le amenazó con delatarlo a la policía, y eso no le gustó...
-Así que le pegó.
-Si no hubiera sido por tu hermano, tal vez no viviría para contarlo.
-¿Entonces Max sabe de algún familiar?
-No, de hecho mi padre no tiene ni idea de nada de la familia de mi madre, se casaron de forma clandestina, mi madre escapó de casa, y mi tía era la única persona que llegó a conocer.
-¿Y tus abuelos?
-Mi madre decía que para ella estaban muertos.
-Vaya...
De repente Nathan me tapa la boca y alza el dedo en señal de que debo callarme.
Agudizo el oído e intento descubrir de quién son los pasos que inundan el pasillo.
Alguien llama a mi puerta.
El corazón me late a mil por hora y miro a Nathan esperando que me sugiera algo.
Se mete en el baño y cierra la puerta.
Vuelven a golpear mi puerta, y esta vez respondo.
-¿Jake?
-No, pero me envía él.-la voz de Nate me devuelve la respiración que por un momento había perdido.
Abro la puerta.
-Vaya, cuanta seguridad. - dice al ver que dejo la llave de la habitación en el escritorio tras abrir.-En mi casa no hay cerrojos, ni siquiera existe la intimidad.
-¿Y tú cómo narices has entrado?
-Jake me ha dado las llaves.
-¿QUE MI HERMANO HA HECHO QUÉ?
-Eyy relájate, solo me las ha dado para que le traiga un par de cosas de su cuarto, no os voy a robar nada.
-Bueno pues no vas a encontrar nada de mi hermano en mi habitación así que te puedes ir, ya sabes el camino.
-¿Sabes? A veces no te entiendo.
-¿Qué?
-No entiendo como puedes llegar a ser tan fría, y más cuando alguien intenta ser amable.
-Lo siento, pero soy así.
-Que algo sea de una forma no quiere decir que no pueda cambiar. - me mira fijamente, hace una mueca de indiferencia y se va.
Cojo y empujo la puerta para que se cierre, y voy al baño.
Abro y encuentro a Nathan apoyado en el lavabo con los brazos cruzados y una sonrisa de oreja a oreja.
-¿Qué?
-Nada. - sigue sonriendo.
-¿Por qué me miras así?
-¿Así como? - su mirada se intensifica, su sonrisa se torna en una media sonrisa y se acerca.
-Para.
-Creo que el chaval ese con el que hablabas tiene razón, eres una asquerosa.
-Él no ha dicho eso.
-Bueno, lo ha camuflado.
-No creas que me conoces.
-Parece que sólo te conoces tú.
-Alomejor es porque no tienes ni idea de cómo soy, ni de la gente con la que me rodeo.
-Con esa actitud dudo mucho que alguien quiera estar a menos de dos metros de ti.
-Tú lo estás.
-Y eso te gusta. - sonríe seguro de sí mismo - pero bueno, a mí es que no me queda otra opción.
-Te puedes ir a dormir a la calle.
-¿Me estás diciendo que te habías planteado que me quedara a dormir aquí?
Mierda, se me ha escapado, claro que no me había planteado dejar a un desconocido dormir en mi habitación, ¿verdad?
-Es una forma de hablar.
-Mientes.
-No.
-Como quieras, sigue autoengañándote.
-...
-Además no puedo arriesgarme a que tus padres o tu hermano me vean aquí.
-Mis padres y mi hermano no suelen entrar a mi habitación. - miento.
-¿Intentas convencerme de que me quede?
-No.-la verdad es que si.
-Lo estás intentando, pero lo haces de pena, aún así... Me quedaré, llevo bastante sin dormir en una cama y darme una buena ducha.
-¿Quién ha dicho que vas a dormir en la cama?
-No pienso dormir en el suelo.
-Ya te digo que lo harás.
-No me parece justo.
-Es mi habitación.
-Bueno, está bien, algo es algo.
-Bien, ahora sal de mi baño.
Sonríe de oreja a oreja como si estuviera satisfecho, mientras yo me pregunto qué narices me pasa en la cabeza.
Le empujo hacia la puerta, y me doy cuenta de que solo he decidido empujarle por el simple hecho de tocarle la espalda, me pongo nerviosa y aparto las manos rápidamente.
-Ally. - de repente la puerta se abre y empujo de nuevo a Nathan al baño.
-¿Sí?
-Lo siento. -Nate entra a mi habitación.
-No pasa nada, yo también lo siento, estoy algo alterada últimamente y sé que puedo resultar insoportable.
-Olvidémoslo ¿vale? - al oírlo asiento con la cabeza.-Nos vemos.
-Nos vemos.
Se marcha y esta vez cierro la puerta.
-No parece mal tío. - dice Nathan saliendo del baño con los brazos cruzados.
-No lo es.
-Bien, ¿me puedes dar algo sobre lo que dormir? No es que me apetezca dormir en el suelo, pero si lo voy a hacer al menos que sea sobre una manta o algo.
-Claro, espera.
Salgo de la habitación, y me dirijo a la habitación de los invitados, tal vez en el armario haya algo sobre lo que Nathan pueda dormir.
Cojo un par de mantas, una almohada, y una sábana para que se arrope si tiene frío.
De repente oigo un golpe fuerte que hace que tire todo al suelo y eche a correr hacia mi habitación.
La puerta está más abierta de lo que la dejé y se oyen sollozos tras ella.
La abro lentamente, como con miedo de lo que pueda encontrar, y lo que veo me asusta, me aterra, me hiela la sangre.
-¿Qué... qué ha pasado? - Hailey está tumbada en el suelo, no se mueve, parece inconsciente.
-Yo... Pensaba que eras tú, pero al verla me asusté, no sabía qué hacer...
-¿Y HAS DECIDIDO DEJARLA INCONSCIENTE?
-ME HE ASUSTADO.
-PERO NO POR ESO TENÍAS QUE HACERLE DAÑO.
-LO SIENTO.
-Espera...
-¿Qué?
-¿Cómo ha entrado Hailey? Ella no tiene llave.
De repente una voz proveniente de abajo me saca de dudas.
-¡ALLY! YA ESTOY EN CASA. - me avisa mi madre.
-Mierda.
Me acerco a Hailey, le abofeteo con la esperanza de que despierte, pero no lo hace.
Miro a Nathan con una mirada asesina y él se limita a mirar hacia abajo.
-Ayúdame.-es todo lo que se me ocurre decir mientras agarro a Hailey por los brazos.
Juntos la arrastramos al baño.
-AAALICEEEE.
-YA VOY MAMÁ.
-¿Vas a bajar? -susurra Nathan.
-¿Acaso prefieres que suba mi madre?
-No tardes, podría despertar en cualquier momento, y no sabré qué hacer.
-No tardaré.
-Alice...
-¿Sí?
-¿Puedo confiar en ti?
Asiento con la cabeza y me marcho.
Bajo lo más rápido posible la escalera y entro a la cocina, donde mi madre está descargando las bolsas de la compra.
-Hola mamá, ¿quieres algo?
-Ayúdame a meter el resto de bolsas del coche.
-Mamá, es que Hailey...
-Será un momento. -se nota que está cansada, viene de trabajar y no sería justo que hiciera todo sola.
-Está bien. - suspiro con una sonrisa de compasión.
Salgo fuera y cojo todas las bolsas que me es posible, las meto dentro y vuelvo fuera a por las demás.
-¿Te ayudo?
-Dylan...
-No has venido.
-Ya, yo es que...
-Ya, no pasa nada, he pillado la indirecta.
-No, de verdad que quería...
-No hace falta que me pongas ninguna excusa, eras libre de elegir, e hiciste tu elección.
-Yo...
-Buenas noches. -me da una de las bolsas y se marcha, y yo como una idiota no sé qué decir.
Cojo el resto de las bolsas y cierro el maletero.
-Gracias Alice. -me sonríe mi madre.
-De nada mamá, me voy a ver que hace Hailey.
Subo corriendo escaleras arriba y entro en mi habitación, no veo a Nathan, entro al baño y ahí sigue Hailey , tirada en el suelo, empieza a preocuparme eso de que no despierte.
-¿Es normal que tarde tanto en despertar? -le tiro la camiseta.
-¿Crees que voy por ahí dejando inconsciente a la gente? ¿Cómo narices voy a saber si es normal? -la coge y se la pone.
Le miro con una mirada un tanto antipática mientras abro el grifo para echarle agua a Hailey.
Al principio pierdo la esperanza, pero después veo que empieza a moverse lentamente y un alivio inmenso se apodera de mí.
-Hailey...
-Mmmm....
-¿Estás bien?
-¿Qué...qué ha pasado?
-Bueno...
-Él, él me ha pegado. -dice alterada al ver a Nathan.
-Lo siento, pensé que eras otra persona. -se intenta defender Nathan.
-¿Quién es ese tío?
-Él... Es... Bueno....
-Soy su novio. - afirma Nathan pasándome el brazo por la cintura, hago un esfuerzo por no partirle la cara, le aparto el brazo como puedo y él sonríe.
-¿Es tu novio?
-Ex.
-Eso está por ver. -dice Nathan, parece divertirle la situación.
-¿Vivía en tu antiguo pueblo?
-Así es.
-¿Y por qué narices me ha pegado?
-Es que no puede enterarse nadie de que está aquí, y es idiota, ha sido un impulso que no debería de haber tenido. -le echo una mirada asesina a Nathan.
-Bueno, eres un poco dramática, por eso te dejé.
-¿Qué tú me dejaste? Te dejé yo.
-Oye, ¿alguien me ayuda a levantarme? Me duele la cabeza, dejad la pelea de enamorados para luego.
-Ah sí, lo siento. -reacciono al ver que Hailey sigue tirada en el suelo.
Le ayudo a levantarse, y Nathan me ayuda a sacarle del baño.
-¿Estás bien? -pregunto.
-Bueno, estoy un poco mareada, pero estoy bien.
-Siento lo ocurrido, no pretendía hacerte daño.
-Sigo sin entender qué necesidad había de pegarme, pero bueno, sigo viva, y si eres amigo de Ally podré vivir con ello.
-Gracias supongo.
-Bueno, ¿qué querías? ¿Para qué habías venido?
-Quería hablar contigo, pero puede esperar a mañana, debería irme a casa, son casi las diez y todavía tengo que pasar a por mis cosas a casa de Sophie.
-Ya sí, claro.
-Si me permites un consejo, vuelve con él. - me dice mirando a Nathan.- Lo estáis deseando los dos.
Se levanta y la acompaño escaleras abajo hacia la puerta, se despide de mi madre y se marcha, ha sido una tarde un tanto intensa y la verdad es que estoy agotada.
Decido coger algo de comer antes de subir, no es que tenga hambre, pero supongo que Nathan podría querer comer algo.
-Me voy a la cama mamá.
-Buenas noches cariño.
Subo a mi habitación y cierro con llave tras entrar.
Al entrar veo que Nathan se ha vuelto a quitar la camiseta. Aparto la mirada intentando fingir que no me he dado cuenta.
-Te he traído algo de comida por si te apetecía.
-Gracias, no tenías por qué haberlo hecho. -dejo el plato encima de la mesita, al lado de mi cama.
-Ya, bueno...
Me tumbo en mi cama, y me tapo con la sábana.
Se sienta a mi lado y coge el plato.
-Sabes que no puedes...
-Ya, sé que no puedo dormir contigo, por que tienes miedo de no poder resistirte a mí.-sonríe se forma maliciosa a la vez que muerde el sándwich que mi madre había dejado en la cocina.
-No eres mi tipo.
-Bueno, eso es lo que dices tú. - su sonrisa no desaparece.
Miro al techo, pensando, me acuerdo de lo ocurrido con Dylan, supongo que se ha debido sentir fatal al ver que le he dejado plantado.
-¿Te ocurre algo? -me pregunta Nathan de repente.
-No, estoy bien.
-Ya bueno, creo que debería irme a dormir.
-Claro, sí, yo igual.
-Voy a colocar las mantas.-se levanta y deja el plato encima del escritorio.- bajaría el plato a la cocina, pero no quiero que a tu madre le dé un infarto.
-Da igual, ya lo bajaré mañana.
-Bien.
-Buenas noches. -digo y me giro de lado, solo me apetece cerrar los ojos e imaginar que todo va bien.
-Buenas noches Alice.
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