No se lo digas, por favor.
ALLEN
Me siento como un gilipollas, ¿cómo pretendo que Alice confíe en mí si me meto donde no me llaman? Me arrepiento mucho de haberle hablado así, espero que no se haya sentido incómoda, o que al menos ahora entienda por qué la he tratado así.
Conduzco pensando en todo lo ocurrido, de vez en cuando se me viene a la cabeza la imagen de Dylan, puede que ya no nos habláramos debido a lo que ocurrió hace tiempo, pero seguía siendo importante para mí, era mi amigo, confié en él, y él confió en mí, solo espero que no muriera pensando que le odio.
-Oye... -la voz de Jake me saca de mis recuerdos.
-¿Qué? -contesto, no me apetece hablar la verdad, tengo demasiado en mente.
-¿Qué ha pasado entre mi hermana y tú?
-No ha pasado nada.
-No parecía de humor cuando se ha marchado. -''no jodas'', pienso.
-Ya, nadie está de humor últimamente. -contesto.
-¿Te gusta mi hermana? -''¿¡QUÉ!?''
-¿Qué? -digo intentando sonar algo indiferente, me ha pillado por sorpresa.
-Ya me has oído. ¿Te gusta?
-No, me cae bien, pero no, sólo somos amigos.
-Vamos, que te gusta y te ha mandado a la mierda.
-¡QUE NO!
-Entonces, ¿por qué estás rojo?
-Porque me estás estresando, cállate.
-Bueno, si no te gusta mejor, no creo que ella esté interesada, te ahorrarás un mal trago.
Puede que Alice no me guste, pero no entiendo por que está tan seguro de que yo a ella no le gusto, no es que me moleste, por que como ya he dicho, no me gusta,... por que no me gusta...¿verdad?
-¡Para! -dice Jake de repente.
-¿¡QUÉ!? -respondo, me ha asustado.
-Te acabas de pasar la casa.
Tiene razón, iba distraído y me he saltado la calle, vuelvo marcha atrás tras asegurarme de que no viene nadie detrás de mí, giro a la derecha y tras pasar dos casas paro, aparco el coche y me bajo.
Leo el cartel de la calle, ''Lombard Street'', sí, definitivamente esta es la calle.
Me paro ante la puerta, y Jake me mira, el número 185 preside la puerta.
Parece que alguien ha estado aquí, no hay rastro de polvo en la puerta, es como si alguien la limpiara y se ocupara de barrer la calle, supongo que eso es señal de que tal vez encontremos algo.
Me dirijo a llamar al timbre cuando de repente Jake me sujeta el brazo.
Le miro.
-¿Qué coj... -me indica que me calle con la mano.
Señala la ranura de la puerta, miro, está entreabierta, y... hay una mancha, es...¿sangre?
Me dirijo al coche y le indico a Jake que me siga.
Abro el maletero, estoy seguro de que mi padre guarda aquí, en alguna parte, su arma no reglamentaria.
Levanto el fondo del maletero, bingo, ahí está, entre la rueda de repuesto.
La cojo, suspiro, no se si esto es una buena idea.
-Tal vez debamos llamar a mi padre... -Jake me empuja de golpe contra el coche y mientras me agarra del cuello se acerca a mí.
-Mi hermana ha confiado en ti, no hagas que me arrepienta de haberle hecho caso.
Me hace daño en el cuello, le empujo, ''gilipollas'', pienso.
-Si tienes miedo lárgate, pero cierra esa bocaza. -dice soltándome.
Avanzo, le dejo atrás, me paro por un momento ante la puerta, empujo lentamente y se abre.
Pero...¿qué?
Todo el suelo está lleno de sangre, avanzo evitando el charco que preside la entrada, es bastante grande, no creo que la persona que haya perdido toda esa sangre siga viva.
-Voy a mirar arriba, tú revisa la planta baja. -digo, le ofrezco el arma, se niega.
Asiento con la cabeza y subo.
Aquí ya no hay ningún rastro de sangre, hay un par de habitaciones, me asomo, nadie, me asomo al baño, nadie... algo me llama la atención de repente.
Hay una camiseta, unos pantalones, los he visto antes en alguna parte.
Cojo la camiseta, está manchada de sangre y tiene un par de roturas, una es un corte.
Esta camiseta... ¿no es la que llevaba ese tal Nathan al salir de casa de Alice?
-Nada. -me sorprende Jake.
-Creo que sé de quién es la sangre. -digo.- y si estoy en lo cierto, morirá si no le encontramos.
-¿Qué? ¿De quién?
-La sangre es de Nathan.
ALICE
Owen mira al frente, aunque de vez en cuando desvía la mirada hacia mí.
-Dylan me habló de ti. -dice de repente, no quiero saber la cara que habrá puesto Max.
-Ah, ¿sí?
-Sí, no solíamos hablar, pero cuando vino a casa con la cara hinchada y sangrando tras la pelea le obligué a contarme lo que había ocurrido.
-...
-Me contó que de no ser por tu aviso probablemente esas magulladuras no serían el mayor de sus problemas.
Suspiro, y pensar que no hace nada más que días desde que eso ocurrió...
-Él te quería, ¿sabes? -no puedo evitar que mis ojos se llenen de lágrimas.
Owen empieza a reírse, le miro, tiene los ojos llenos de lágrimas también.
-El día que iba a ir al cine contigo estaba muy ilusionado, hacía tiempo que no lo veía tan nervioso. -sonríe, y yo me limpio las lágrimas.
Noto como la mano de Max me toca el hombro, aprecio el gesto.
Paramos delante de un banco.
-Ahora vuelvo, tengo que sacar algo de dinero. -dice Owen, asiento con la cabeza y sale del coche.
Me giro y miro a Max.
-Yo...-no sé por dónde empezar.
-No, no es necesario que me des ninguna explicación. -me sonríe, agradezco que no se lo haya tomado a mal.
Nathan mira por la ventana, está pálido, parece preocupado.
Mi móvil comienza a sonar, Allen.
Indico a Max que no hable y contesto.
-¿Allen?
-Hemos venido a la casa.
-¿A qué casa?
-A la de la madre de Max.
-Y ¿habéis encontrado algo?
-Sí, hay un charco enorme de sangre... todo está embadurnado de sangre.
-¿Qué...?
-Sí, y eso no es todo, hemos encontrado una camiseta y unos pantalones que creemos que son del dueño de la sangre.
-¿De quién crees que son?
-Alice, es la ropa que llevaba Nathan el día que se marchó de tu casa... creemos que está en peligro.
-Vale, gracias por contármelo, te llamaré más tarde, vuelve a llamarme si hay algo nuevo.
-Claro.
Cuelgo, miro a Nathan, me mira.
-Han ido a la dirección que os dije antes. -digo mirando a Nathan, quiero ver su reacción.
-¿Han encontrado algo? -suelta Max de repente, Nathan parece más pálido que antes.
-Había sangre, mucha sangre.
-¿Saben de quién puede ser? -Max se ha puesto nervioso.
Nathan me mira.
-No, no lo saben.
-Joder... ¿Crees que habrán logrado dar con mi madre?
-Sinceramente, no lo sé, pero la cosa no pinta bien.
Max parece defraudado, Nathan por el contrario parece haberse aliviado.
-Siento haber tardado. -dice Owen abriendo la puerta y sentándose.
-No pasa nada.
-Bien, vamos, nos esperan en la funeraria.
Asiento con la cabeza y arranca el coche.
El resto del camino pasa en silencio.
Me giro, Nathan parece haber cerrado los ojos y Max se limita a mirar por la ventana.
No sé por qué no me ha hecho tanta ilusión como esperaba el hecho de volverle a ver, me siento mal.
Llegamos a la puerta de la funeraria, nos bajamos del coche.
Un escalofrío recorre mi cuerpo al ver la gran cantidad de coches funerarios que hay aparcados frente al edificio.
-Tengo que pagar... Bueno, ya sabes, lo de mañana.
-Sí, claro.
-Sí quieres puedes esperar aquí, no es necesario que pases si no te sientes a gusto.
-Será mejor que me quede aquí la verdad. -respondo.
-Si quieres te acompaño. -dice Max.
-Te lo agradecería mucho tío. -contesta Owen.
Pasan dentro.
Miro a Nathan, está apoyado en la pared.
-¿No tienes nada que contarme? -suelto de repente.
-¿Qué dices? -tiene la cabeza apoyada en la pared y los ojos cerrados.
-Bueno, ¿no me vas a explicar por qué coño estaba tu ropa en casa de la madre de Max?
Lo que digo parece captar por completo su atención y me mira con los ojos como platos.
-No se lo digas a Max, por favor.
-Dame una sola razón por la que no deba contarle a Max que eres un puto mentiroso y un gilipollas.
-Yo... Lo siento, ¿vale? No quería ofenderte, pero le prometí a Max que no te metería en esto y me mataría si se enterara de que fui a verte.
-¿De quién era la sangre?
-¿Qué?
-No te hagas el tonto, ya me has oído.
-No lo sé.
-Mentira, entonces ¿por qué narices has mentido a Max? No sé qué ocultas, pero tarde o temprano saldrá a la luz.
-Yo...
-¿Qué pasó?
-...
-Está bien, como quieras.
Me aparto de él, me dirijo al coche.
-Alice. - Nathan me sujeta.
Me giro, está llorando, eso sí que no me lo esperaba.
-Ehh... ¿qué ocurre?
Me abraza, me pilla por sorpresa, supongo que debería parar de hacer preguntas por un momento, le devuelvo el abrazo.
-Tengo miedo. - pronuncia lentamente con la voz quebrada y a mí se me parte el alma.
-No tengas miedo, estoy contigo, no te va a pasar nada.
-No tengo miedo de que me pase algo. -suspira- tengo miedo de lo que puedo haber hecho.
Su voz es apenas un susurro.
-¿De qué estás hablando?
-Creo...creo que...
-¿Qué?
-Creo que he matado a alguien. -me susurra al oído, y un escalofrío enorme me domina a la vez que una punzada estremece mi cuerpo.
Lo aparto, lo aparto de mí, le miro a los ojos, él parece no querer levantar la vista.
-¿Qué...qué estás diciendo? -digo, me cuesta hablar.- ¿A quién?
Me da miedo, me da miedo la respuesta a esa pregunta, por que creo que ya la sé, rezo por que me diga que no lo sabe, que no conocía a esa persona, que era en defensa propia, que fue sin querer.
-Prométeme que no dirás nada.
-¿Qué?
-Prométemelo.
-No puedo prometerte nada, se trata de la vida de una persona Nathan...
-¿Te importo?
-¿Qué?
-¿Que si te importo?
-Claro.
-Pues ayúdame, ayúdame a salir de dudas, necesito saber si esa persona sigue viva, y necesito tu ayuda.
-Le diré a...
-¡No! Esto debe quedar entre tú y yo.
-Pero...
-Por favor.
-...
-No me mires así, no soy un asesino, no lo soy, yo... -se pasa la mano por los ojos, intenta limpiarse las lágrimas.- Fue sin querer, ella me apuntaba con el arma, no me dejaba irme, yo sólo intenté quitársela, y se disparó, se disparó sola, te lo juro, tienes que creerme.
De repente saca un arma de su bolsillo y siento que me va a dar algo, me mareo, le miro sin saber que decir, abre su chaqueta y hace ademán de guardársela de nuevo, pero esta vez en la goma del pantalón.
Lo paro, está sangrando, levanto su camiseta...
-Dios mío...-no puedo evitar ahogar un grito de horror.
Tiene el torso amoratado y una herida abierta, desgarrada, los puntos se han desgarrado y el hilo que antes unía ambas partes de la herida ahora cuelga, del lado superior.
-No me digas su nombre, no me digas el nombre de la mujer a la que has disparado, no la menciones, porque si lo haces, me veré obligada a contárselo a Max. -sé de quién habla, se que la mujer a la que ha disparado es la madre de Max, pero siempre que no me diga su nombre podré hacerme creer que no hay razón para contarlo si no estoy segura de quién es.-Tenemos que limpiarte esto, antes de que empeore.
Asiente.
MAX
Me siento mal por Owen, se nota que quería mucho a su hermano, intenta que no me dé cuenta, pero le tiemblan las manos, la voz, tiene una especie de tic nervioso, no para de tocarse el pelo.
-Gracias por acompañarme, aunque no conocieras a Dylan, te lo agradezco.
-No es nada, si a Alice le importaba tanto es por que debía ser buen tío.
-Lo era.
Veo como saca el dinero para entregárselo al hombre trajeado que nos ha recibido hace rato.
Este lugar es depresivo, me pregunto que estarán haciendo Alice y Nathan, esta noche hablaré con Nathan, creo que no me está contando toda la verdad.
-Perdonen. -el señor trajeado de antes ha vuelto.- creo que ha habido un error.
-¿Qué ocurre? -dice Owen, parece confuso.
-La cuenta ya ha sido pagada antes.
-Pero yo no he pagado nada, debe de haber un error.
-Espere, iré a consultarlo con el jefe.
-Claro.
Se marcha.
-¿Ocurre algo? -pregunto.
-No lo sé, yo no he pagado nada y no pienso marcharme sin haber pagado.
-Otro se habría marchado sin rechistar antes de que se dieran cuenta del error.
-Yo no soy así.
-Eso está bien.
-¿Te importa quedarte aquí hasta que vuelva ese hombre? Necesito fumarme un cigarro.
-Claro, si viene te avisaré.
Se marcha, no tenía buena cara de todas formas.
Me doy una vuelta por el lugar, me adentro en una sala, hay muchos ataúdes, la piel se me pone de gallina, hay varias etiquetas colgadas de ellos, miro una.
''EDWARD CONLEY''
Junto al nombre hay una foto, supongo que esta debe de ser la sala en la que guardan los ataúdes que ya han sido encargados, rezo por que los fallecidos no se hallen dentro.
Voy leyendo las etiquetas, el tema de la muerte siempre me ha parecido una incógnita, ¿qué pasará cuando muramos? ¿Nos espera algo más allá de la muerte?
Una etiqueta llama mi atención.
''DYLAN WOODS''
Miro su foto, entiendo por qué a Alice le gustaba, esa sonrisa maliciosa , los ojos, el misterio en su rostro.
Era su tipo, el tipo de tío que siempre había llamado la atención de Alice, y como siempre le había acabado rompiendo el corazón.
Por un momento pienso en el hecho de que Dylan esté metido aquí dentro.
Intento levantar la tapa del ataúd...
-Señor. -me giro, el susto que esa voz a provocado en mí es increíble.
-Sí.
-No puede estar aquí, acompáñeme.
Asiento con la cabeza y le sigo.
Volvemos a aquella especie de recibidor y me entrega un sobre.
-Ahí tiene, el hombre que pagó la cuenta y toda la ceremonia dejó esto para usted.
Supongo que piensa que soy el hermano de Dylan.
-Gracias.
-A usted. -me da un apretón de manos.- mi más sentido pésame.
Asiento con la cabeza y me marcho.
Abro el sobre, sé que no debería, pero la curiosidad me está matando.
''He vuelto, siento mucho lo de Dylan, no quedará así, me ocuparé de que no.
Sé quién ha sido el responsable, y le haré pagar por lo que ha hecho.
Nos vemos mañana en la ceremonia.
He de contarte una cosa.
Hirch. ''
Así que ese tal Hirch Conward estará ahí mañana...
Tendré que ir.
Tal vez si consigo hablar con él, contarle lo ocurrido, decirle que sé quien le ha hecho esto a Dylan podremos hacer un trato.
Tal vez él pueda ayudarme, ayudarnos, a Nathan y a mí a salir de esto, y puede que incluso a salvar a mi madre.
Algo de esperanza nace en mí.
Decidido.
Mañana hablaré con Hirch Conward.
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