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Estás muerto

MAX

Esa mujer...

¿Es mi madre?

Una angustia, rabia y malestar increíbles se apoderan de mí.

Me avalanzo hacia el ataúd, o al menos lo intento, alguien me agarra con fuerza y tira de mí.

-Nos vamos.- es Nathan.

-¿¡QUÉ!?

-La policía estará al llegar, no nos pueden ver aquí.

No me puedo creer que le de igual el hecho de que su tía, MÍ MADRE, esté muerta enfrente de nuestras narices.

-SUÉLTAME GILIPOLLAS.- Mi desesperación no sirve de nada, me agarra con más fuerza.

-Max...

-¡ESTO ES TODO POR TU PUTA CULPA! ¡TÚ LA HAS MATADO!

Su expresión cambia, está, ¿dolido?

Me suelta.

Alice me mira perpleja.

-Max...- musita levemente, las lágrimas reinan en sus mejillas.

-No.- la interrumpo.- no vuelvas a nombrarme, para mí como si la del ataúd fueras tú.

Veo como sus enormes ojos se abren más de lo normal y palidece, no tengo ni puta idea de por qué he dicho eso... despecho, rabia tal vez, no lo sé, pero ya no hay vuelta atrás.

De repente, como si de una ráfaga de viento se tratara, noto su mano en mi mejilla, acto seguido un enorme escozor, seguido de un dolor punzante inunda mi rostro.

Me ha dado una bofetada.

Su expresión ahora es difícil de descifrar.

Me giro y me marcho, y me pregunto cómo es posible que haya visto a mi madre muerta justo el mismo día que he descubierto que realmente está viva.

Avanzo hacia el cadáver, la miro, es raro sentir dolor cuando nunca antes la había visto.

-¿Eres tú?- una voz, seguida del tacto de una mano en mi hombro, me toman por sorpresa.

Es Hirch.

-Yo debería hacerte la misma pregunta.- le miro fijamente.

-Yo...- sus ojos se inundan de lágrimas.

Veo como mira a otro lado, intentando ocultarlas.

De repente un sonido llama la atención de Hirch, por la expresión en su cara me doy cuenta de que no soy el único al que le incomoda la llegada de la policía.

-Max, por favor, ven conmigo.- la voz de Hirch retumba en mi cabeza.

-¡MAX! TENEMOS QUE IRNOS.- los gritos de Nathan me distraen.

Miro hacia un lado y luego hacia otro.

Cuando me doy cuenta estoy corriendo, me meto en el coche, miro atrás, las miradas de incredulidad se cruzan con mi mirada de despecho y se alejan, me alejo.

NATHAN

-No me lo puedo creer...

Alice se derrumba, sus ojos se inundan y se deja caer al suelo.

-Alice, cálmate, relájate. Está con él, estará bien.

-¿¡CÓMO QUIERES QUE ME RELAJE!?- su mirada revela dolor, nunca había visto una mirada tan dolida.- Se ha ido...otra vez, no lo conoce, me odia, le va a pasar algo, lo sé, lo voy a perder, no, lo he perdido...

Me agacho, junto a ella, le abrazo, siento como solloza y respira de forma agitada.

-¡ALICE!- una voz masculina la aparta de entre mis brazos.

-¡Allen!

Ella se levanta y se abalanza sobre él.

Me reincorporo y les miro, es el chico con el que hablaba Alice cuando la encontré en la salida de la comisaría.

-Oye, siento ser yo quien os lo diga, pero la policía está aquí, y se supone que no me deben encontrar.- interrumpo su abrazo.

-Tu debes ser Nathan...- no se si su mirada expresa asco o indiferencia, ahora mismo prefiero pasar de ello.

Asiento con la cabeza.

-Vamos, Jake está en el coche.- dice el tío ese.

Supongo que se refiere al hermano de Alice.

Avanzamos hacia el coche y me doy cuenta de una cosa, Owen, ¿dónde narices está ese tío?

¿Cómo debe haber reaccionado al ver que el cadáver de su hermano no estaba?

Suspiro, sé lo que se siente al perderlo todo, pero lo que tiene que doler es el hecho de que te lo arrebaten cuando aún no ha llegado la hora.

El coche está ahí, parado, hay un chico dentro, supongo que es Jake, oigo a la policía, más coches están llegando.

Nos metemos dentro, Alice y yo en la parte de atrás, y Allen al volante, Jake nos observa.

-Alice...- comienza a hablar.

-No.- se limita a decir ella.

-¿Acaso quieres esperar a que pase algo más?- el semblante de Jake se vuelve agresivo.

-NO PIENSO QUEDARME, Y NO PIENSO HABLAR CON LA POLICÍA, NO HASTA QUE ME ASEGURE DE QUE MAX NO CORRE PELIGRO.

Su voz es temblorosa, pero parece segura de lo que dice, las lágrimas inundan de nuevo su mirada.

Me fijo en esa chica, cuyo semblante luce firme y seguro, y sigo con la mirada sus lágrimas que al parecer emanan un dolor silencioso, esa chica que aunque han intentado apartar de su vida, han destrozado, sigue firme, y no se da por vencida, protege y ansía la seguridad de aquel que le ha dejado de lado.

Se limpia las lágrimas y veo como maldice en un susurro que hasta podría llegar a considerarse silencio.

Por un momento pienso en abrazarla, aunque no es típico en mí, pero esa idea se desvanece por completo al ver como ella procede a suspirar y mirar de forma nostálgica y distante a través de la ventana, que ahora proyecta un paisaje algo difuminado debido a la velocidad adquirida.

Veo una pequeña mueca en el rostro de Alice que parece ser el indicio de una sonrisa, busco la causa de esta, y para mi sorpresa la hallo en el espejo retrovisor.

Allen le sonríe de vuelta.

ALLEN

Abro la puerta de casa, tras despedirme de Alice y Jake, Nathan por el contrario no parece albergar una gran simpatía hacia mí, no es que yo procese alguna hacia él, ese tío me da muy mala espina, no me fío ni un pelo, y no me hace ninguna gracia que Alice y Jake hayan decidido mantenerlo escondido en su casa.

Dejo las llaves en la entrada y me quito los ridículos zapatos de vestir que me han obligado a ponerme.

Avanzo por el pasillo mientras aflojo la corbata que tan agobiado me tenía.

Me encuentro solo en casa, mi madre debe seguir en el entierro y mi padre debe haber llegado ya junto a la patrulla, debo admitir que mi reacción ante el cadáver no ha sido la que cualquiera esperaría, la única duda y preocupación que ronda ahora mi cabeza es, ¿dónde está el cuerpo de Dylan? La prioridad es intentar localizar el cuerpo, aunque la búsqueda de ese tal Max no parece carecer de importancia para Ally.

Respiro hondo y avanzo escaleras arriba, creo que me voy a tumbar un rato, la cabeza me da vueltas.

De repente un ruido me saca de mi trance.

Viene del despacho de mi padre.

Desciendo de nuevo la escalera y avanzo descalzo y de forma insonora atravesando el pasillo.

Dos voces masculinas llegan a mis oídos.

Sólo una me es familiar.

-¿¡ACASO ESTÁS LOCO!?- oigo gritar a mi padre.

-¿Te parece que lo esté?- responde la otra voz.

-Es imposible, no puedo hacer lo que me pides.

-No es una petición, es una orden.

-NO PIENSO HACERLO.

-No recuerdo haberte dado a elegir.

-Escúchame, una cosa es omitir pruebas, eliminar rastros u ocultar vuestros ''pequeños negocios''.- exhala mi padre- Pero otra muy distinta es DESHACERME DE UN CADÁVER.

Me quedo de piedra, mi padre...

Se me hiela la sangre y un nudo se apodera de mi garganta.

-No tienes que deshacerte de nada, lo haremos nosotros.

-¿Y cómo se supone que justifico yo la desaparición de un cadáver que ha aparecido delante de DECENAS DE PERSONAS?

-Tienes 24 horas.- la voz no parece alterarse- No hace falta decir qué ocurre si no cumples el plazo.

Oigo pasos, corro hacia el vestíbulo, cojo mis zapatos y huyo escaleras arriba.

El corazón me va a mil, no, a un millón, noto la boca seca y me falta la respiración.

¿Mi padre estaba involucrado en todo esto?

Mi padre, al que siempre he admirado, ¿es un policía corrupto?

Una parte de mí desea bajar de nuevo y enfrentarse a él, pero otra, la parte racional, me aconseja mantenerme apartado de todo, pero sobre todo mantenerme callado, nadie puede enterarse de esto, nadie, ni siquiera Alice, y mucho menos ese tal Nathan.

MAX

Habíamos estacionado el coche lo bastante lejos como para mantenernos apartados de los interrogatorios policiales.

Miraba al desconocido junto al que me hallaba, aquel que me había engendrado, la persona a la que se suponía que debía llamar ''padre'' y sin embargo no sentía ningún apego de ningún tipo hacia él.

-Sé que tendrás muchas preguntas.- dice rompiendo el silencio.

-Ni te imaginas cuántas.

-Responderé a todas, pero a su debido tiempo.- inhala algo de aire para luego exhalarlo de nuevo y procede a continuar- No pretendo que me llames papá ni nada por el estilo, tampoco pretendo que confíes en mí de la noche a la mañana, pero te ruego que al menos, me des la oportunidad de poder conocerte.

-...

-Entiendo, es demasiado pronto.

Asiento levemente y observo como desvía la mirada hacia su móvil, mira la hora impaciente, no hace mucho que Owen le citó, quería hablar con él sobre lo sucedido, y era comprensible, no quería ni imaginar cómo debía sentirse.

Tras un buen rato en silencio, un coche me sacó del ensimismamiento en el que me encontraba absorto, el chirriar de unos neumáticos al frenar de forma brusca hizo que alzara la vista.

Era Owen.

Baja del coche, avanza de forma rápida, decidida, sostiene algo en la mano, algo que a medida que se aproxima se advierte más claramente.

-No salgas del coche.- me advierte Hirch justo antes de abrir la puerta y descender.

-¿¡ACASO NO TE BASTABA!?- los gritos de Owen agitan aún más mi cuerpo, ya tembloroso de por sí.

-Owen, cálmate, baja el arma.- Hirch parece tranquilo.

Analizo la expresión de Owen, esta llorando, sus ojos lucen inyectados en sangre y su rostro, humedecido por las lágrimas, se muestra enrojecido por la ira.

-LO MATASTE, FUE TU CULPA, TÚ LO MATASTE.- a cada paso que daba en adelante mi corazón latía más y más fuerte.- Y AÚN ASÍ, NO TE BASTÓ, NI SIQUIERA PUEDO ENTERRARLO, NI SIQUIERA PUEDES DEJAR QUE DESCANSE EN PAZ.

-Te prometo que yo no tengo nada que ver con todo esto...

-MENTIRA.- Su grito, desgarrado, expuso parte de su inseguridad.- SIEMPRE TIENES ALGO QUE VER.

-Owen, no dejes que la ira te nuble la vista.

-Estoy harto, me da igual, ya no me queda nada que ver, me has quitado lo único que me quedaba, lo único que me importaba, y ahora, yo te voy a quitar lo único que aprecias, tu vida.

Al oír semejantes palabras, un escalofrío me sacudió de arriba abajo, y abrí la puerta del coche, con las manos en alto, procedí a hablar.

- Owen, para, por favor, soy yo, Max, tú no eres así.

Owen me apunta a mí esta vez.

-No te metas, no quiero hacerte daño.

-Lo sé, ni a mí ni a nadie, baja el arma por favor.

De repente, un movimiento brusco alertó a Owen, que rápidamente se giró, con el arma en la mano.

En un abrir y cerrar de ojos, un disparo hizo que mis ojos amenazaran con salirse de mis órbitas y que mi cuerpo se negara a sostener mi peso ni un segundo más.

-¡NOOOOOOOOOOOOOOOOO!- fue lo único que emanó de mi boca.

Un cuerpo yacía en el suelo, y rodeándolo, un charco de sangre.

Inerte, y ahora palideciendo.

-Lo has matado...- es lo único que mi voz llegó a susurrar.

********************

¡HOLA!

Quería agradeceros a todos aquellos que seguís mi historia, y que me apoyáis, aprecio muchísimo tanto vuestros comentarios como vuestros votos.

Siento haber tardado tanto en subir un nuevo capítulo, pero el tiempo no me lo permitía, a partir de ahora intentaré subir capítulos con más frecuencia.

Espero que os esté gustando la historia.

Mil gracias.

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