VI
Ya no hablo con Emma, tampoco nos hemos visto, y aunque me cuesta hacerlo, la ignoro. Esta vez no me encuentro tan solo para aceptar el rechazo, las cosas con mis nuevos amigos marchan estupendas. Ensayamos para nuestra audición, que si bien, no tengo intenciones de pasar a las siguientes rondas, lo hago por ellos, y espero que lo consigan.
Mi madre llamó anoche y quiere que viaje a Berkeley a verla, ya ha pasado tiempo que no hago mi visita. Sé que quiere pasar un momento conmigo, pero en el fondo va a insistir en que me haga cargo de una parte de la empresa cuando finalice mis estudios. Pretendo estudiar Administración, sin embargo, mi padre desea que trabaje y esté al frente de alguno de los restaurantes mientras tanto. A decir verdad, no tengo ganas, sin embargo, soy hijo único, en algún momento esa responsabilidad recaerá sobre mí de todas formas.
No quiero discutir con mamá, bastante comprensiva fue al dejarme vivir solo desde los 15 años y comunicarse con mi tutor todo el tiempo los primeros meses. Mínimo debo acatar sus decisiones.
Ahora estamos por grabar el video. Una vez que lo terminemos regresaré al departamento a preparar mi valija.
—Bueno, señoritas, ¿Cuánto más van a tardar? —pregunta Vincent detrás de cámara.
—¡Brooks, cállate! Dejamos en claro unos pasos, tampoco es la gran cosa.
—¡De acuerdo, aquí vamos!
Nuestra coreografía es corta, es el tiempo indicado por las reglas en formato online, preciso. Le pedimos ayuda a Rachel, estaba muy feliz cuando le conté que participaría, no obstante, solo lo hago por este grupo que formé. Bailar es un hobbie que amo, pero es solo eso, un pasatiempo que me hace feliz.
Vincent, a pesar de tener una increíble voz y de practicar con Rachel, no quiso presentarse, y el resto estuvo de acuerdo. Conmigo fue distinto, insistieron hasta más no poder y en definitiva tengo que agradecerles, porque estos días de ensayo nos fortalecieron como grupo.
Glen es el encargado de editar, confiaremos en él, es bueno en lo que hace. Cuando pone voluntad a las cosas no hay quien lo pare, tiene la mente creativa.
—¿Vamos a jugar videojuegos? —Propone Vin guardando la cámara en su mochila una vez que finalizamos.
—No puedo, debo ir a mi departamento a preparar mi equipaje. ¿Recuerdan que debo ir Berkeley?
—Cierto ¿Quieres que te ayudemos a empacar? —pregunta Harry.
—Saben que no me ayudarán en nada, pero vamos, si quieren pueden acompañarme un rato.
—¡Genial, vamos!
Tengo mi equipaje listo, cuanto antes debo presentarme en la terminal de buses. Tomo mi celular, las llaves del departamento y salgo sin demorarme más de la cuenta. Al ingresar al elevador, Emma aparece detrás. Se sorprende al verme de repente y mucho más cuando nota mi equipaje. Muero por hablarle, pedirle disculpas si es que la he ofendido, incluso por mentirle, asumí una responsabilidad que no es mía.
El silencio sepulcral me incomoda, finjo enviar un mensaje con tal de no observarla. Emma tiene facilidad para doblegarme, yo me derrito con solo escuchar su voz y ver el mar en sus ojos.
Las puertas se abren y arrastro mi valija mirando hacia la izquierda para detener algún taxi.
—¿Te vas, Benjamín? —Rompe el silencio con inquietud.
—Sí. Que tengas un lindo fin de semana—digo antes de subir al primer carro que se detiene.
Debí disculparme y no seguir fingiendo, evitar que sea ella una vez más quien tome la iniciativa; pero no pude. Me temo que no podré hacerlo como mi mente planea, las cosas siempre salen mal, una tras otra.
Cada determinación que tomo me lleva a una nueva complicación. ¿Por qué algo tan fácil como decir la verdad y asumir lo que soy se vuelve caótico al querer enfrentarlo? Salir de mi zona de confort para desafiar los obstáculos que he evadido en este ultimo tiempo, se siente monstruoso. A su vez, no retrocedo ante las amenazas de Foster y compañía. Mi valentía se ve fragmentada.
Llego a la terminal en busca del bus con destino a Berkeley, mi ciudad natal. Muestro el boleto y el chofer me brinda el paso. Aquí voy, mamá, dispuesto a escuchar lo que tengas que decir.
Busco mis auriculares y dejo que Beautiful de Eminem se encargue de hacer mi viaje mas placentero. Todo va a estar bien, tiene que estar bien.
Mi madre corre a mis brazos, han pasado meses sin vernos y está al borde del colapso. Me recuerda a la señora Baker, la mamá de Glen, quien lo sobreprotege y confía en nosotros tres para que lo cuidemos.
—¿Cómo va todo? Estás muy delgado, Benja.
—Mamá, estoy bien, no estoy delgado, me la paso comiendo todo el día —reímos—¿Dónde está papá?
—En la oficina, arreglando unos papeles, ya sabes. Ven, vamos a platicar un rato en tanto lo esperamos.
—¿Quieres adelantarme algo, madre? —indago cambiando la voz—. Sé que no solo querías verme, hay algo detrás.
—Así es —asiente—. Sabes que el año que viene empezarás la universidad, queremos que te hagas cargo de una de las sucursales al menos. Debes interiorizarte, no obstante, no estarás solo.
—¿A qué te refieres con que no estaré solo?
A veces no puedo entender cuáles son las intenciones de mis padres. Dejarme a cargo de una de las sucursales ya es una enorme responsabilidad, pero trabajar en equipo con vaya a saber quién, es otra cosa. No soy bueno para eso, no tengo experiencia sociabilizando.
—¿Cómo has estado? —dice papá llegando a la sala.
—Bien—Nos abrazamos— Rendí unos exámenes hace unos días y ayer hice algo muy extraño, ya después les contaré de eso.
—¿Extraño? ¿Qué podrías hacer de raro? —Cuestiona sentándose frente a mí.
—Después les diré. Continuemos con la charla importante, mamá, por favor.
—¿De qué hablaban?
—Mamá dice que tengo que hacerme cargo de una de las sucursales y que no lo haré solo. Me gustaría saber que se traen entre manos.
Se miran cómplices, saben que no me negaré ante ninguna de sus órdenes. Son mis padres, los respeto.
—Tenemos una cena importante de negocios en un par de días, queremos que asistas. Ahí te presentaremos al hijo de uno de mis socios y será quien te acompañará en la sucursal.
—¿Pero ya está decidido? ¿Qué tal si no nos llevamos bien?
—Exacto —Interrumpe mi madre—. La cena es para que se conozcan. Además, la última palabra la tienes tú, mi amor.
—¿Yo?
—Te dije que es el hijo de un socio, o bueno, un posible socio, nada está decidido. Quiero que te conozcan, que sepan como eres y de qué estás hecho.
¿De qué estoy hecho? ¡Pero si soy prácticamente invisible ante la sociedad en general!
—Basta de negocios —expresa mamá dando palmaditas— ¡Cuéntame algo de ti! ¿Ya tienes novia? ¿Estás saliendo mucho? No comenzaste a beber, ¿Verdad, Benja?
—¡Mujer, deja de interrogarlo! ¡Ya es grande!
—Papá...mamá... quiero contarles algo, y que me dejen concluir la historia antes de interrumpirme, por favor.
—No me asustes hijo ¿Qué pasa?
—¿Seré abuela? —Interroga con preocupación.
—¡¡No, mamá!!
—Soy muy joven para eso, no me asustes, Benja.
—Ayer con unos amigos hicimos un casting para ser artistas —Comienzo a reír— En realidad lo hice con el fin de ayudarlos, ustedes saben que esas cosas no me gustan.
—¿De verdad te presentaste a una audición? —Indaga mi padre sin poder creerlo.
—Sí, pero ya te dije que yo no...
—¡Qué bueno! —grita mamá— ¿Te imaginas quedar seleccionado? ¡¡Mi hijo será una estrella!!
—¡No! Pretendo que me eliminen en la primera ronda y solo ellos queden seleccionados —Confieso.
—¡Claro que entrarás! Benja, tú eres hermoso, mira ese bello rostro. —Me acaricia—. Tienes una mirada seductora, seguro toda la escuela anda tras tus pasos —bromea—. Mi amor ¿Te imaginas? —Le pregunta a mi padre—. Nuestro hijo en los medios, en la televisión, ¡En la tapa de las revistas!
Mamá habla y sus ojos brillan como si fuera una niña pidiendo un deseo. Sus manos no se quedan quietas ante la emoción, habla y las mueve, luego vuelve a acariciarme.
—Benjamín, si quedas seleccionado, podemos delegar la sucursal a otra persona. Es tu futuro, no queremos imponerte nada.
—¡No, papá! De verdad que ser un artista no está en mis planes, solo lo hice para ayudar a mis amigos, ellos sí son talentosos.
—Tú eres talentoso, Benjamín, deja de ser tan humilde —Palmea mi hombro—. Si te lo propones, serás un gran artista, porque puedes hacer todo lo que quieras. Estamos muy orgullosos de ti, y quizás nunca te lo hemos dicho, pero todo lo que tú tocas es oro.
—Es verdad, mi amor, tú eres como un sol, a donde vas brillas —Besa mis mejillas.
—No me digan esas cosas —Trato de ignorarlo, pero por dentro mi pecho se infla y me agrada— ¿Hay comida?
—¿Estás cambiando el tema de conversación? —Ironiza papá—. Somos dueños del mejor restaurante del país ¿Y preguntas si hay algo para comer?
—¿Ya tienes novia? —Insiste.
—Mamá, ¿Podemos ir a comer primero? —Hago puchero— Viajé mucho, estoy hambriento.
Entrecierra los ojos moviendo su cabeza de un lado a otro. Otra vez he ganado evitando la charla que menos me gusta, la de interrelaciones personales. Ahora puedo proyectar un rico flan en mi paladar.
Lo bueno de estar en casa es que soy un consentido, recibo el amor que en lejanía carezco, me alimento más de lo que ya lo hago, y me siento amado y recargado de energía. Mi familia es lo más valioso que tengo, incluso más que el baile.
Hora de regresar a mi rutina, aquella que por suerte ha mejorado con la aparición de Glen, Vincent y Harry. Tenemos un grupo de chat y nos comunicamos a diario, enviándonos memes casi en forma permanente, hemos ganado confianza. Glen es como mi hermano pequeño, y su madre casi que me ha adoptado. La señora Baker es un encanto.
En Vincent y Harry encontré grandes personas, con ellos puedo hablar de temas variados, nuestros gustos son similares a pesar de que nuestras personalidades no lo sean del todo.
Vincent tiene buena autoestima, reconoce sus cualidades y saca provecho de ello, sin embargo, jamás intenta opacar a los demás; al contrario, me he dado cuenta de que halaga muchos aspectos, independientemente de quien sea. Hasta hace unos días mencionó que Travis Kelly era guapo, pero con una notable inseguridad emocional. En base a ello tuvimos una plática extensa, descubriendo que es de esas personas que se toma el tiempo de ver a otras más allá de lo que demuestran ser. Es inteligente.
Harry tambien tiene lo suyo. Es calmado, a él no le gustan los escándalos ni meterse en problemas, pero se divierte haciéndole bromas a Glen o a Vincent. Es un chico sensible, pelea por el amor de Sandy, una niña simpática y linda como él; no tardará mucho en conquistarla, harían una linda pareja.
Sanders quiere ser cantante, no quiere seguir ninguna carrera en la universidad y tiene el apoyo de sus padres en eso; es la razón que lo mantiene feliz y nunca está de mal humor.
Mis padres se encuentran entusiasmados con el tema de la audición y quieren conocer a los chicos, estoy seguro de que si los invito un par de días a Berkeley aceptarían encantados, quizás lo haga pronto.
—Benjamín, recuerda que en dos días es la reunión. Iremos a tu departamento a buscarte, luego asistir a la cena y que conozcas al hijo de mi socio.
—Sí, papá, lo sé. ¿Debo estar de traje? —hago una mueca.
—¡Sí, Benjamín Clarck! —Amenaza mi madre—. ¡Vístete como la gente!
—¿Cómo la gente? ¿Y acaso soy un alienígena? —ironizo y me golpea leve—. ¡De acuerdo! ¡Pero no será de negro, será de azul!
—El color que quieras, Benja, —Me abraza—. ¡Buen viaje! Cuídate y estudia mucho. Voy a llamar a tu tutor, hace mucho que no lo hago.
—Si, papá, nos veremos en dos días, no exageres. Adiós, mamá.
Una vez en el bus me coloco mis auriculares y trato de relajarme, solo son tres horas de viaje, y pasan volando.
Khalid with John Mayer — Outta My Head suena en mis oídos y solo puedo pensar en Emma. Han pasado días si hablarle y me siento fatal, pero a pesar de todo, no puedo sacarla de mi cabeza. Creo que me acostumbré a verla a diario, a escuchar el golpe desde la puerta, y saber que, al abrir, sus ojos se fijarían en los míos con esa dulce sonrisa. Somos solo amigos, o al menos eso éramos hasta que le di a entender hechos incorrectos. Y aunque nunca me hice la idea de ser algo más, me bastaba con su presencia, era inmensamente feliz con tenerla cerca transmitiéndome su buena energía y sus cuidados.
Es inevitable replantearme cosas a esta altura, la primera vez que una chica ha llamado tanto mi atención, y eso es lo que más me aterra. ¿Estaré enamorado de Emma Santana, una chica que en uno o dos meses tendrá que regresar a su país y jamás volveré a ver? Es probable.
¿Qué pasaría si no soluciono este malentendido y ella se va? Podría quedarse con un mal aspecto de mi persona, me habría observado erróneamente. No puedo permitirlo. Debo llegar y platicarle de una vez, quiero contarle que soy un completo perdedor y que jamás en mi vida he golpeado a alguien. La verdad nos hace libres, aunque quede un mal recuerdo y me vuelva esclavo de él.
La canción se interrumpe dejando el reproductor tildado a causa de una llamada. Es Emma.
—¿Hola? —contesto con naturalidad, pero temblando por dentro.
—¿Benjamín? ¿Eres tú?
—Sí ¿Qué pasa?
—Sé que mi llamada es repentina, pero...
—¿Hola? ¿Emma?
¡Mi móvil acaba de quedarse sin batería, no puede ser! ¿Y si le pasó algo?
Entro a desesperarme, mi cargador portátil no está cargado tampoco. En realidad, nunca me ha preocupado tanto la batería de mi celular, hasta hace menos de dos semanas nadie me llamaba ni enviaba mensajes, duraba días.
Tranquilo, Benjamín, nada le sucedió, quizás solo quería consultarte algo, en menos de dos horas llegarás a California y podrás buscarla para ver qué ha pasado, ahora solo cálmate.
Regreso en un taxi al departamento lo antes posible, tengo un mal presentimiento desde que se cortó la comunicación. No he dejado de cuestionarme si algo malo le ha sucedido a Emma y por qué me llamaría a mí si hace días que estamos incomunicados.
Al llegar, dejo la valija en la sala y voy a buscarla. Golpeo la puerta, sin embargo, ella no sale.
—¿Emma? ¿Estás ahí? Soy Benjamín ¿Puedes abrirme?
No obtengo respuesta del otro lado y regreso a cargar el celular para llamarle, pero no enciende. ¡No es un problema de batería, mi móvil acaba de morir y casi nunca lo uso! ¿Qué tanta mala suerte debo tener?
En la planta baja busco al portero, preguntándole por la chica del 5B, quizás él la ha visto salir al menos y me quedo más tranquilo de que nada malo le ha ocurrido.
—La chica del 5B salió con su valija hace unas horas. —Menciona el Señor Clarson.
—¿Se fue? Pero pensé que su intercambio duraría unos 3 meses más.
—No lo sé joven, yo solo vi que se retiró del edificio, deberías averiguar después en la recepción o en el departamento de intercambios. —Sugiere.
—Gracias, disculpe las molestias.
¡No puede ser, Emma regresó a España! Quizás me llamaba para despedirse o tal vez por cortesía, no lo sé.
Pareciera que mis ojos se rebalsan en lágrimas cuando me tiro a la cama a pensar con claridad. No tengo recuerdos de haber llorado por alguien en particular, jamás una chica me había gustado, o bueno, nunca había pensado en la posibilidad de encontrar a alguien que me tratara tan bien y sin compromiso de por medio.
Emma no sabía nada de mí, yo tampoco de ella, solo lo necesario como para que nuestra convivencia diaria por las tardes fuera amena y llevadera. Merendábamos, cenábamos, nos hacíamos compañía, más nunca la invité a salir un fin de semana, nunca hicimos algo fuera de este complejo de departamentos.
Ahora me arrepiento. Me arrepiento de no haberla invitado a salir, de no haberle dicho, aunque sea una vez, lo linda que se veía ante mis ojos en forma habitual, con su uniforme escolar y su largo cabello rubio.
Debí mencionarle que su cabello era como el de un ángel y que sus ojos tenían un color particular, como el cielo, como el agua. Tendría que haberle agradecido por cuidarme cuando me golpearon y entregarle el regalo de cumpleaños que por diferentes motivos no le di.
En más de una ocasión me comentó que le gustaban mucho las sirenas, aquellas criaturas mitológicas que, según su apreciación, eran hermosas. Recuerdo que al hablar lo hacía con devoción. Me contó la historia de aquellos marineros encantados por el canto de las sirenas, y que gracias a Orfeo se habían salvado; también habló de Las mil y una noche, la ciudad de bronce, y aquellas dos hermanas sirenas que no hablaban pero que respondían con bellas sonrisas a todas las personas.
Nunca me había interesado en esos seres, pero después de aquel día, de escucharla hablar y perderme en el mar de sus ojos, supe que Emma era como una sirena. Porque me atraía con solo escucharla, incluso con solo mirarla ya me enamoraba. Su voz era dulce, su rostro era bello y angelical.
Supe que el regalo perfecto debía tener relación con aquellos seres, por eso compré una lampara que a primera vista era preciosa, por sus colores, por la intensidad de la luz en cuanto todo quedaba en penumbras. Era la cola de una sirena, bordes de led en tonos morados, verdes y azules. Adjunté una tarjeta y escribí en ella una frase que encontré en internet; me pareció apropiada para la ocasión
"Dicen que las sirenas son los seres más bellos que existen, pero eso lo dicen porque no te conocen a ti"
El día de su cumpleaños tenía en mente dársela al regresar de esa tarde de malteadas, quería que supiera que siempre presto atención a sus palabras; aunque ella crea que me cansa al hablar, sin embargo, todo término de la peor forma. No volvió a hablarme, yo tampoco lo hice, y la última vez recibí una bofetada por un malentendido.
Travis Kelly se burló de mí en la escuela después de ese suceso, y desde allí lo ha vuelto a hacer miles de veces.
No volvieron a golpearme. Glen Baker los ha intimidado, saben que ya no estoy solo, tengo un grupo que, si bien no es violento, estoy seguro de que nos defenderíamos, incluso yo lo haría si alguien se metiera con ellos.
Las horas pasan y no puedo dejar de pensar en mi pésima suerte, en las vueltas de la vida y como en todo se complota para hacerme pasar un mal momento. Creo que ir a dormir será de gran ayuda ahora.
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