Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

V

Abro los ojos notando la claridad a través de mi ventana; estiro mi brazo para tomar el celular y ver la hora, cayendo en cuenta de que me he quedado dormido. ¡Mierda! Salgo de la cama vistiéndome lo más rápido que puedo, no tengo tiempo que perder. No me gusta faltar a clases, si dicen algo importante nadie me pasará información al respecto.

Abotono mi camisa parado frente al espejo y la meto debajo de mi pantalón de vestir. Busco el pullover con el logo del uniforme, guardando la corbata en el bolsillo, en el camino me haré el nudo correspondiente.

No encuentro mis zapatos, típico cuando se me hace tarde. Están debajo de la cama. ¿En qué momento me volví un desastre?

Corro hacia el baño para lavarme los dientes, remojarme el pelo y lavarme la cara. Si mi madre estuviese aquí me estaría regañando por correr como un desquiciado.

Recojo mi mochila, me aseguro de tener las llaves en la mano, y salgo del departamento sin mirar atrás. En la puerta del edificio tomo un taxi, peinándome con las manos cuando estoy dentro, y haciendo el nudo del corbatín. No tengo que dar un mal aspecto.

Olvidé colocar la alarma, me desvelé escuchando música y analizando posibles escenarios con Emma. Ojalá hoy se le pase el enojo cuando le entregue su regalo y le pida disculpas por lo ocurrido, no obstante, no podía quedarme allí con mis agresores al acecho. Que Glen haya aparecido no fue casualidad después de todo, pero sí mi salvación.

Le pago al taxista y corro hacia el interior del colegio a pesar de que no tendría ni que ingresar a la primera clase cuando está prácticamente perdida. El director Schein camina por el pasillo saludándome con un gesto cálido, seguro mi aspecto de dormido es decadente y notorio, no hace falta preguntar.

—Permiso, profesor Rogger—digo abriendo la puerta con sigilo.

—Clarck, ¿Por qué llegas a esta hora?

—Tuve un percance y demoré en salir de casa.

—No hay problema, adelante, a todos nos puede pasar.

La ventaja de tener buen rendimiento, debido a mis calificaciones, es que los profesores no me hacen la vida imposible ni pasar vergüenza delante de mis compañeros. Igual no importa, estoy acostumbrado.

Nadie se está burlando de mí, es un alivio, aunque resulta extraño. No todos los días el raro del salón llega faltando 10 minutos para que finalice la primera hora de clases. Lo único que destaco es que la pizarra sigue intacta, permitiéndome copiar la información proporcionada.

Ante la campana, dejo de tomar nota juntando mi cuaderno y saliendo a la biblioteca. Si me quedo en el pupitre estaría entregándome en bandeja de plata ante esos tres. Quizás le hayan dicho a Emma cosas que no son ciertas, pudieron mostrarles el material de burla que se viralizó en este colegio, y es posible que ahora tambien se esparza en el de ella.

Sentado en mi lugar de siempre intento pensar en las miles de posibilidades que se encuentran fuera de mi alcance y en el conformismo como lo único acertado. No se escucha nada, no hay interferencia en este lugar, ni la señora Grisham se ha percatado de mi presencia esta vez.

Estar aquí, entre libros, me anima en demasía. Sé que nadie vendrá a gritarme o intentar lastimarme, sin embargo, dudo que se tomen la molestia de buscarme para ello; no perderían su receso en mí.

La campana se oye, mi tiempo a solas termina, y es momento de regresar al aula para asumir la rutina.


Las clases finalizan, mis compañeros se retiran del aula, menos tres de ellos. Travis se encarga de cerrar la puerta aproximándose a mí y dejándome acorralado. No me ha dado tiempo a escapar esta vez.

—Aléjate de Emma, nos pertenece, no voy a repetirlo.

—Nathan, Emma no es un objeto, y no, no voy a alejarme de ella —Los enfrento por primera vez al oír la manera de referirse a ella.

—¡Woah, Clarck ahora se cree superior! —expresa Travis Kelly—. Escucha, tonto, te romperemos todos los huesos si no obedeces.

—Háganlo, ¿No es lo que hacen siempre?

—¡No me provoques, Benjamín! —Prosigue— ¿Te atreves a compararte con nosotros? Mírame —Se señala—. Mírate... ¿Con quién crees que se quede Emma?

Los ignoro como es costumbre, pero pensando en que ya es hora de no acobardarme ni sentirme menos, a pesar de que haya verdad en sus palabras. ¿Por qué Emma se quedaría conmigo? Travis Kelly es uno de los más populares del colegio, he oído que sale con muchas chicas, sin embargo, no puedo quedarme solo en los rumores; algunos admiten que solo juega con ellas y las desecha ignorándolas por competo una vez que consiguió lo que quiso.

Por otra parte, Nathan tiene un odio irascible hacia mí, va a destrozarme la cara, independientemente de lo que haga.

—¿Vas a revelarte ahora, ratita?

—Pueden golpearme si quieren, no me alejaré de Emma. —Abro la puerta y salgo del salón.

—No entiendes por las buenas, entenderás por las malas —dice Travis levantando el puño.

—Lo tocas, y te mueres.

—Glen, no te metas, no golpees a nadie. —Le pido sujetando su brazo.

—¡Aww el novio de Benjamín está aquí! —Se burla Kelly a viva voz—. ¡Y es menor que él, que tierno!

Glen Baker definitivamente no tiene paciencia porque le da un puñetazo en el rostro sin importarle que un profesor o el mismo director pueda verlo. La nariz de Travis está sangrando y yo... estoy impactado, nunca creí que el niño lo golpearía en serio.

—¡Tú, idiota, me las vas a pagar! —Amenaza al menor.

—¿Crees que me interesa? —Contesta Glen furioso—. Vamos, Ben.

—Creo que un pequeño niño tendrá problemas cuando el director se entere que golpeaste a un chico en los pasillos —expone Ross en una especie de amenaza.

Baker se acerca a él con el rostro serio caminando con detenimiento. Alex Ross es alto, atlético y fuerte, pero quiero pensar que no se atreverá a ponerle un dedo encima a mi pequeño amigo.

—Díselo, me encantará ir a dirección y que toda la escuela se entere que este pequeño niño les dio una paliza a los tres idiotas del último año.

Habla a regañadientes, sus puños se mantienen cerrados hacia abajo, infunde miedo llevándose a quien sea por delante. Baker me sorprende día a día. Sus amenazas persisten, sacando a Alex de su eje. Entonces intenta golpearlo, pero el menor es más rápido.

Foster fue estratégico, se retiró a tiempo dejando a sus dos amigos a merced de Baker con la excusa de que no golpeará a un niño, pero me temo comunicarle que eso es miedo y falta de lealtad.

—¡Aléjate de Emma, Clarck —Amenaza Nathan—! ¡Tú noviecito no estará siempre para protegerte!

—Te le acercas a Emma, y te mato. —Continúa el menor con las amenazas.

—Glen, no hables así —Susurro sujetándolo del brazo.

—Tranquilo, me estoy divirtiendo —Sonríe—. Lárguense, idiotas, tú también Barbie, ve a arreglarte la nariz.

¿Acaba de llamar Barbie a Travis Kelly? Estoy conteniendo mis ganas de reír, tengo que mostrarme serio y poner orden. Tironeo de su brazo con el fin de alejarnos de una vez caminando a cualquier parte de la escuela.

—Glen, no debiste golpearlo, ya te he dicho que no se arreglan las cosas con violencia.

—No voy a dejar que te maltraten, eres buena persona, Ben. Además, se sintió genial, y tranquilo que no hay de qué preocuparse, no se quejarán en dirección. Ahora vamos a la cafetería, tengo hambre.

—De acuerdo, iré antes de que me des una paliza.

—Tú eres mi amigo, pero puedes regalarme tu postre si quieres compensarme de alguna manera—Palmea mi espalda.

—Por mí está bien, te lo has ganado.

En la cafetería se encuentra Harry junto a otro chico de pelo castaño y ojos café. Trae una chaqueta roja por encima del uniforme escolar, y tengo entendido que no se puede venir con un abrigo que salga del tono azul, negro, o verde musgo. No quita su vista de mí desde que entramos y sonríe a la distancia.

—Hola, soy Vincent Brooks, pero puedes decirme Vin ¿Estás bien? —Me pregunta estrechando su mano.

—Hola, soy Benjamín Clarck, y sí, estoy bien—asiento— ¿Tú estás bien, Glen?

—Mejor que nunca, impartiendo justicia. ¡Soy como Batman!

—Más bien como Robin Hood —Acota Harry mordiendo una manzana.

—¿Tiene superpoderes? —Inquiere el menor.

—Sí, algo así —ríe Vin ante la inocencia de Baker.

—Genial, entonces soy Robin Hood.

—Defensor de los pobres y oprimidos, va contigo —digo.

Almorzamos todos juntos como si fuéramos realmente un grupo de amigos, y ahora que lo pienso, son lo más cercano a uno. Hace más de un año, si es que no son dos completos, que no frecuento la cafetería.

—¿Los tres son compañeros de clases?

—No —responde Harry—. Vincent y yo lo somos, tenemos 16; Glen es menor, pero nos conocemos hace tiempo así que solemos reunirnos los tres en el colegio. Ahora tú podrás juntarte con nosotros, aunque ya es tu último año.

—¿De verdad puedo? —Espero no haber sonado desesperado.

—Claro, seremos los 4 mosqueteros ahora —propone Vincent— ¿Verdad, Robin Hood?

—Oigan, nunca he escuchado hablar de Robin Hood —confiesa el pequeño haciendo memoria—. Lo buscaré en internet cuando llegue a casa. Mamá me quitó el celular anoche, dijo que no puedo tráelo a la escuela.

Al ser menor que nosotros se ve tierno cuando duda de algo, pero si nos centramos en su físico, podría apalearnos sin problema. Mejor no provocarlo.

—Tienes que estudiar más, Glen.

—Ya sé, Vin, pero me cuesta mucho. ¿A quién le interesa la historia y sus tontas fechas? —Se queja— ¡Además, saqué una D! No es tan malo como sacar F.

—Pero es peor que sacar C —ríe Harry.

—Glen, yo puedo ayudarte en Historia si quieres —Me ofrezco.

—Sí, Ben, ¡por favor! —Une sus manos— Una C estaría bien.

—Primero una C, luego una B —Remarca Harry.

—Lo intentaré, que sea de a poco, ¡No me presionen!


Emma no ha venido a verme ¿De verdad está enojada conmigo? Reviso el reloj y son las 22:00hs Pienso en que debo ir a buscarla y explicarle lo que ha sucedido, omitiendo algunas partes, aquellas que me hacen ver como un fracasado.

Abro la puerta, dispuesto a aclarar cualquier tipo de confusión, pero me encuentro de frente con ella junto a Nathan. Al parecer tuvieron una cita y yo no estaba enterado.

Camino hacia el elevador, no voy a volver a entrar a la sala y quedar como un idiota frente a los dos. Saldré a comprar algo, caminar, llamar a mi madre, ¡No lo sé!

—Hola, Benjamín ¿Cómo estás, amigo? —pregunta Nathan con su sonrisa repulsiva.

—¡Vete a la mierda, Foster! —Contesto antes de entrar al ascensor.

¡Si, Benjamín Clarck morirá mañana por ser un completo impulsivo!

No puedo creer que le haya contestado así frente a Emma, pensará que soy un imbécil. Y sí, lo soy. Mañana me romperán la cara.

Una Coca cola que compré a unas pocas cuadras es suficiente excusa para regresar tomándola hasta el edificio. Estoy enojado, demasiado. ¿Por qué reaccionar así frente a otros? ¿Por qué demostrar que también tengo un lado horrible que no está acostumbrado a salir? Suspiro pesado.

Soy humano, ¿No? También tengo que desquitarme con algo. En este momento el consejo de Glen no es desacertado "No está mal defenderse de los ataques".

Olvídalo, Benjamín, tú no eres así, no tienes por qué serlo. Si contar hasta diez no funciona, si pensar en momentos felices tampoco, entonces sueña, idealiza.

Aclaro cada pensamiento violento que se me ha cruzado en el camino, los desecho, los olvido. No quiero dejarme vencer por el impulso, lo vengo trabajando hace tiempo, puedo soportarlo un poco más. Todo va a estar bien. 

—A ver, Ben, ¿Estás diciendo que Emma sale con uno de ellos? —indaga el menor en tanto comemos nuestro almuerzo.

—Así parece, ayer los vi llegar juntos al departamento y le respondí mal a Foster frente a ella.

—¡Genial! Alguien tiene que decirle a ese idiota sus verdades.

—¡Glen, cállate! —interfiere Vincent —. El problema aquí es la tal Emma. ¿Ella te gusta?

—Bueno, yo...

—¡Claro que le gusta! Ella es muy bonita y son amigos.

—Baker, te dije que te callaras—reímos—. Intenta hablar con ella, cuéntale que esos tres te han golpeado durante años. Además, dices que te vio llegar malherido aquel día.

—No me creerá si lo hago ahora —resoplo—. Mucho menos después de responderle a Nathan de forma agresiva cuando él me saludaba.

—Lo hará, Benjamín, créeme que lo hará —afirma Glen —. Tú solo ve y dile que te gusta.

—¿A qué le tienes miedo? —Consulta Harry— ¿A qué te rechace? No es la única chica en el mundo.

—Sí, pero es Emma... —musito—. No hay chicas como ella.

—¡Oh por favor que cursi! —bufa Baker.

—Benjamín, ella es tu amiga, va a comprenderte, explícale la situación. Escucha, hoy es viernes, podrían hacer algo juntos, no sé, ver una película o algo así—Aconseja Vin otra vez usando una chaqueta roja.

—Ánimos, Clarck, todo saldrá bien si te lo propones.

—Vincent, ¿Por qué traes una chaqueta roja al colegio? No es parte del uniforme. —Recrimino.

—Clarck, el rojo me hace lucir bien, los tonos apagados no. Soy muy atractivo para que me echen del establecimiento —Alardea acariciándose—. Es reversible, ¿Lo ves? Estoy en modo anarquista.

—¿Anarquista? —Se entromete Glen— No sabía eso, pero tiene sentido, te gusta el rojo ¡Porque es el único color que puedes ver!

—No, Glen —respondo—. Eso es ser daltónico, de hecho, el rojo es un matiz que no pueden distinguir con facilidad. Anarquismo es...

La carcajada brutal y llamativa de los dos restantes me impide seguir explicándole la confusión de conceptos al pelinegro. El jugo de naranja ha salpicado la mesa y hasta las manos de Sanders. El rubio se encuentra rojo de tanto reír, sus ojos verdes llenos de lágrimas; Brooks en condiciones similares, con la diferencia que cubre la mitad de su rostro con la mano para evitar la vergüenza al notar que las mesas colindantes nos observan.

Por más que intento mantener la cordura, las risas toman protagonismo, es imposible no fusionarme a ellos al burlarse de Glen. Este tambien ríe en tanto agarra las servilletas.

—Al menos fue educativo. —Añade limpiando la mesa.

—Lo lamento —dice Harry con dificultad— volteé hasta mi jugo.

—Mira en lo que terminó tu pregunta, Benjamín.

—Nunca creí que daría un giro inesperado—Colaboro secando la mesa.

—Entonces ¿Invitarás a Emma a hacer algo esta noche? —Insiste el menor.

—Intentaré hablar con ella al llegar al complejo estudiantil.

—Despreocúpate, las cosas se solucionarán.

—Gracias, Vin.

Eso espero, necesito que así sea.


 Ninguno de mis tres compañeros me ha molestado hoy, diría que hasta me han ignorado, es un alivio. Enfrentarlos pudo ser bueno, si es que no se trata de una planeación macabra detrás; no lo descarto.

Coloco música generando un clima agradable dentro de mi departamento, y tomo una taza de té en el balcón con la brisa que entra desde allí.

Observo la ciudad cegado por cuestionamientos que no desaparecen. Mi voz interna se encuentra en una discusión constante, hay cosas que quiero hacer y no me atrevo, y otras que prefiero callar. ¿Cómo le explico a Emma que no soy el chico increíble que ella cree? Ya van dos días sin hablarnos, la extraño.

Sí, extraño a aquella chica que durante 1 mes vino a verme todas las tardes, pero que yo nunca me animé a hacer lo mismo por miedo a que pueda considerarlo molesto.

¿Y si el motivo es ese? ¿Emma tambien querrá que la busque? ¿Que sea yo quien inicie una conversación o que la abrace? Necesito ayuda.

Mi infusión se acaba y voy a mi dormitorio para acostarme un momento. De repente, el espejo muestra mi reflejo y quedo de pie frente a él. Practicar mis disculpas de la misma manera en que repaso para mis exámenes no es mala idea, tal vez funcione y me despeje la mente siendo asertivo.

—Hola, Emma, tanto tiempo...

¡No, que estúpido!

—Hola, Emma ¿Cómo estás? ¿Te gustaría ver una película hoy?

No.... No...

—Emma, ¡dos días sin vernos! ¿Cenamos juntos hoy?

No, no puedo hacer esto, en definitiva, estoy actuando más patético que en la realidad; mejor será improvisar. El destino tiene que estar de mi lado.

Peino mi cabello, reviso que mi ropa sea correcta, y salgo decidido hasta el 5B. Una lástima que los astros, el destino, la vida, nunca permanezcan de mi lado porque en cuanto abro la puerta veo a sus dos amigas y mis tres verdugos a punto de salir en compañía de Emma. ¿Y ahora qué hago? ¡No puedo ignorarlos!

—¡Hola, Benjamín! —habla Eloise.

—Hola ¿Cómo están? —Contesto inquieto.

—Saldremos a bailar con los chicos ¿Quieres ir con nosotras? —pregunta Cadence.

—No, gracias... no puedo...

—¿Tienes planes con tus amigos? —Alex sonríe porque sabe que siempre he estado solo.

Emma no dice nada, solo aguarda una respuesta de mi parte. La noto incómoda con ganas de huir de mí si pudiese. Sacude las llaves de la casa como si diera aviso de que pueden continuar su camino.

No entiendo muy bien que le sucede, pero me queda claro que no tiene intenciones de hablar conmigo ni de que los acompañe en su velada.

—¡Hola, Ben! —Se escucha una voz a lo lejos.

Glen, Vincent y Harry ¿Qué hacen aquí?

Somos muchas personas en un estrecho pasillo. Los chicos saludan a las amigas de Emma con respeto y ellas devuelven la sonrisa.

—Hola, Emma.

—¡Hola, Glen! ¿Cómo has estado?

—¡Muy bien, ensayando mucho! —afirma.

—Sigue esforzándote, lo harás genial.

—Gracias. Bueno, Clarck ¿Entramos? —Interroga Vin.

—Sí... pasen. ¡Nos vemos, chicas, adiós! ¡Que se diviertan!

Por poco no empujo a estos tres hacia el interior y azoto la puerta en la cara de los seis que quedan del otro lado. Me siento un completo loco.

Toman asiento, sus mochilas se abren y sacan de ellas unas cuantas frituras y latas de Coca Cola. Vienen preparados.

—¿Qué hacen aquí?

—Escuché que saldrían con Emma hoy —Bufa Baker — Y recordé que te dije que hablaras con ella. Podía imaginar un momento como el que acaba de pasar. Vinimos a salvarte.

—¿Salvarme?

—Si no hubiésemos aparecido ¿Qué estarías haciendo ahora? —pregunta Harry— ¿Saliendo con ellos o llorando en el baño?

—¿Por qué lloraría en el baño? —Cuestiona Vin haciendo una mueca.

—No lo sé, ¿No se supone que el baño es el mejor lugar para llorar?

—Harry, nadie llora en el baño —Contradice Glen en un murmuro —¿Acaso tú lo haces? —Se burla.

—¡No! Yo no lloro, pero... imaginé que la gente que llora lo hacía en el baño

Suelto una carcajada contagiando al grupo. Es poco el tiempo que los conozco, no obstante, me caen muy bien. Agradezco que estén aquí, es la primera vez que viene gente a mi departamento. Salvo Emma, nadie cercano a mi edad lo había hecho.

—Gracias por venir.

—Benjamín, somos tus amigos, y los amigos están en las buenas y en las malas.

—Así es, siempre estaremos contigo. También tenemos que organizarnos para ensayar, la hora de enviar el video se aproxima. Vincent se ocupará de la filmación.

—¿Y por qué no te presentas?

—Yo no bailo —Responde haciendo un ademán.

—Tienes voz gruesa, ¿Sabes cantar?

—Sí lo hace —responde Harry—. No quiere admitirlo.

—¡Canta, Brooks! —Lo anima el menor—. Eres bueno, muéstrale a Ben.

Al principio duda, pero luego improvisa una canción de The Cure haciendo honor a la camiseta que trae puesta. Pictures of you suena maravillosa cantada a capela por Brooks ¡Tiene una increíble voz!

La letra es conveniente si la traemos a mi realidad en este momento, y creo que se está burlando de mí ahora que lo pienso. Aplaudimos antes de que termine y obtenemos otra carcajada grupal.

¿Cómo pueden cantar tan bien los tres? A mí el canto no se me da, dudo que sea algo que se logre con práctica, debe ser un don.

—Tú rapeas muy bien—Señala Glen.

—¿Por qué lo mencionas?

—Porque estás pensando en que los tres cantamos bien y tú no lo haces —contesta con seguridad—. Deja de hacer eso, deja de sentirte menos siempre. Eres igual o mucho más talentoso.

—Olvidamos decirte que Glen lee la mente —ríe Harry.

—Soy el menor, pero los tengo que cuidar hasta de sus inseguridades —resopla— ¿Qué harían sin mí?

—¿Ya le avisaste a tu madre que estás aquí? —Pregunto para avergonzarlo después de lo que dijo.

—¡Sí, mamá ya lo sabe! Y tiene tu número, por si acaso.

Es un hecho, tengo que adoptarlo como hermano menor.


Las horas pasan y puedo asegurar que este ha sido el mejor viernes de mi vida. Estar rodeado por tres chicos, ahora amigos, platicando y divirtiéndonos no era algo que hubiese imaginado meses atrás.

Harry se encuentra sentado a mi lado mostrándome un videojuego que ha descargado a su celular. Asegura que el tiempo pasa volando cuando inicia sesión.

Vincent, por otra parte, yace recostado en el sofá frente a nosotros con los brazos detrás de su cabeza. Tiene un estilo rockstar indolente, es simple y relajado. Hoy trae un jean roto, una remera de The Cure y encima una camisa leñadora arremangada. Se ve bien.

Glen permanece en el balcón contemplando la ciudad. Dice que va a esforzarse, estudiará mucho y obtendrá una beca para vivir solo. Si se lo propone, lo hará, no se dejará intimar por los libros. Voy a ayudarlo con eso.

—¡Emma está llegando! —Avisa en su rol de curioso— Aunque no lo hace sola.

—¿Con quién está? —inquiere Vin.

—Con Barbie. —Se burla.

—¿Travis Kelly? —Me sorprendo—. La última vez salió con Nathan, pensé que ella...

—¿Crees que salga con los dos?

—¡Claro que no, niño, ella no es así! ¿Se están besando? —Pregunto.

—Ven a ver con tus propios ojos.

Los cuatro nos acercamos para observar la escena como chismosos. Travis parece hablarle con cercanía, seguro quiere besarla, más Emma no demuestra estar interesada, quiere entrar de una vez al edificio.

—¿Por qué le dices Barbie? —Cuestiona Vincent mirando al chico.

—No lo sé, se me ocurrió en el momento. Y sí, ya sé que se parece más a Ken que a Barbie, pero... fue para molestarlo.

Guardamos silencio. La conversación parece nunca acabar ¿Por qué se demora tanto en subir? ¡Que ese idiota la deje ir!

—¿Qué le está diciendo?

—¿Cómo podemos saberlo, tonto? Estamos en un quinto piso.

—A ver, córrete, déjame apoyarme en el barandal. Tal vez si cierran la boca, algo podamos oír.

—No, mejor quédate ahí, Vin, ten cuidado – insiste Sanders.

—Ya muévanse, dejen de molestar —empuja Glen.

—¡Cuidado! ¡Cuidado con esa maceta! —Les advierto entre susurros.

—¿Cuál maceta? —Gira de repente golpeándola con el brazo.

—¡Mierda, mierda, mierda!! —expresa el rubio— ¡Al suelo, todos, rápido!

Nos agachamos por instinto, la maceta se escucha romperse a lo lejos y mi corazón late rápido. No creo recordar alguna travesura similar en donde haya tenido que esconderme de esta manera. De niño siempre fui tranquilo, no me metía en problemas, no puedo empezar ahora.

—¡Mira lo que hiciste, Vincent! —susurra.

—Fue culpa de Glen que no se movía.

—Benjamín, no fue mi culpa —Niega despacio.

—No se levanten, quédense así. —Les pido con calma—. Yo me fijaré.

Con sigilo, y disimulo, me asomo a cerciorarme de que nadie salió herido. Emma está viéndome, pero Travis no se encuentra ahí. Corro hacia la sala exaltado esperando a los chicos que se aproximan gateando para no ser descubiertos.

—¿Qué pasó?

—Emma estaba ahí, ¡Me vio! Ella pensará que le lancé la maceta —expreso preocupado agarrándome la cabeza.

—Tranquilo, solo se cayó por el viento.

—¿Qué viento, Brooks? ¡No hay viento, idiota! —responde Harry intentando pensar en una excusa.

Golpean la puerta, tres golpes certeros.

Tratan de calmarme aludiendo a que todo se resuelve hablando, la comunicación es fundamental, Emma y yo nos entendemos; debe salir bien. Ellos regresan a sus lugares, y yo, como dueño del departamento y mayor responsable, voy a abrir.

—Hola, Emma....yo...—Alcanzo a decir antes de sentir su mano estamparse contra mi mejilla.

—¡Idiota! Esta será la última vez que hablemos, ya deja de molestarme a mí y a mis amigos. ¡Sé que golpeaste a Alex y Travis en el colegio, ya déjalos en paz! —Alza la voz—. Insultaste a Nathan el otro día, y ahora me arrojas una maceta desde el balcón, ¿Estás loco, Benjamin Clarck?

—Pero yo... —titubeo— Lo siento, Emma.

Quizás sea lo mejor, es preferible que piense eso, a que se dé cuenta que soy un fracasado.

—¿Lo sientes? Te creí diferente.

—Tengo que irme con mis amigos ¿Hay algo más que quieras decirme? —resto importancia, aunque en el fondo me duele.

—No, nunca más. —Se retira descontrolada hasta el 5B.

Los chicos se quedan viéndome como si mi cara fuera un cartel luminoso que dice <<idiota 24 horas>>.

—¿Por qué no aclaraste las cosas?

—¿Qué sentido tendría? Ellos le dijeron que yo los golpee.

— Pero los golpee yo —Sonríe Baker —. Se lo diré a Emma y todo se aclarará.

—¡No! Si le cuentas tendré que admitir que ellos me han golpeado durante años, y yo... no quiero que Emma sepa que soy un perdedor.

—¡No eres un perdedor, Benjamín! Eres una gran persona. —Alude Sanders —. Ojalá te hubiésemos conocido antes. Si crees que será mejor que las cosas queden así, está bien, pero si quieres a Emma, entonces aclara este malentendido.

Sí que quiero a Emma. La quiero porque es la única chica con la que me he sentido cómodo siendo yo mismo, a pesar de que su pensamiento sobre mí persona es erróneo; ahora mucho más.

—Me olvidaré de Emma, es lo mejor.

—No estamos de acuerdo, sin embargo, no vamos a intervenir en tus cosas, Benjamín.

—Sí, como sea. Ponte hielo en la cara que hasta a mí me está doliendo. —Dice el menor acariciando su mejilla.

—Cállate, exagerado.

—Le debes una maceta a Benjamín.

—Ben, te juro que no tuve la intención de romperla —Justifica— Si tú quieres, puedo pedirle a mi mamá que te regale una planta, en mi casa hay muchas.

—No hace falta—reímos— Descuida.

—La señora Baker te volverá a regañar y no te dejará tener celular hasta nuevo aviso—Apunta Vincent.

—Le contaré a mi madre que tú me estás incentivando a que rechace cualquier autoridad coercitiva.

—¡Dios mío! ¿De dónde sacaste eso? —Se sienta en el sofá saliendo de su comodidad.

Brooks no puede creerlo, se queda esperando una respuesta por parte de Glen en tanto aparta algunos mechones de la cara.

—Ben me entregó un texto explicando el anarquismo y lo que propone —ríe.

—Sentí que nunca le di la respuesta necesaria—Me encojo de brazos.

—Tal vez la inteligencia de los Baker es hereditaria —Bromea Harry.

—¡Salud por la próxima calificación!

Me siento feliz de tenerlos a mi lado, pero vacío si no puedo compartirlo con la linda chica que vive enfrente. Nunca puedo tener todo lo que quiero.  

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro