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Epílogo

Un año ha pasado de mi relación con Emma, vivimos juntos en California. Ella entró a la universidad con mucho esfuerzo, pero no obtuvo una beca como tenía pensado. Se sintió mal al principio porque no nos veríamos tan seguido, sin embargo, tras intentos por convencerla, logré que viniera a vivir a mi departamento.

Ella es cabezota, consiguió un trabajo de medio tiempo. No quería que yo me encargara de todos los gastos, y si bien lo hago, porque no dejo que utilice su dinero, ella se ocupa de hacer compras innecesarias que consisten en comida chatarra; y yo acepto con gusto.

Mis padres la adoran. Mamá más de una vez la invitó a reuniones con sus amigas, incluso conoció a Cloe, asegurando que ya olvidó el incidente del vestido. Sonreí al escucharlo quedando más tranquilo.

Durante las vacaciones viajé a España para conocer a la familia Santana, está compuesta por personas gentiles, me recibieron con los brazos abiertos y me llevaron a conocer Madrid, ciudad de la que me he enamorado y pretendo volver cada vez que mi pequeña lo decida.

Respecto a mi vida académica, todo va bien, estudio Administración junto a Nathan Foster. Suena extraño si llevo el tiempo atrás, no obstante, todo tiene su razón de ser. Antes de terminar el último año del colegio, él se acercó a pedirme perdón, y posteriormente mi estadía en la escuela mejoró, no solo por mis amigos, sino tambien por mis compañeros. El único con el que no mantuve ningún tipo de contacto fue con Travis Kelly, pero esa es otra historia.

Actualmente Nathan y yo somos compañeros en la universidad por las mañanas, y nos ocupamos del negocio como habían establecido nuestros padres por las tardes. Me gusta estar dentro de la Administración del restaurante. El señor Roberts nos ayuda en algunas cosas, y en otras, el Gerente Jones. El personal es amigable, el clima laboral excelente. Papá está conforme con mi desempeño.

Con los chicos nos mantenemos en contacto mediante el grupo de chat, sin embargo, es increíble como cambiaron nuestras vidas en este último año.

Glen envió el video a la segunda parte de la audición virtual, y a los días, surgió otra audición en otra agencia; no dudaron en participar los tres. Ayudé a preparar la coreografía con Rachel sin las intenciones de involucrarme, al menos esta vez no insistieron.

Fue una gran noticia enterarnos que los tres quedaron seleccionados, por lo cual Glen rechazó a la primera agencia. Ese pequeño jamás abandonaría a sus amigos.

Se han convertido en grandes cantantes, ensayan mucho a diario, aunque también deben terminar el colegio. Sus horarios son complicados, obteniendo por resultado reuniones cortas y distanciadas. En cuanto tenemos la oportunidad, lo hacemos y se quedan a dormir en nuestro departamento con Emma.

Glen mira mal a Nathan, nunca podrá aceptar que ha cambiado su personalidad, sin embargo, Vincent y Harry se llevan muy bien con él. Han tratado de persuadir al pelinegro, no obstante, es testarudo y sigue sin dar el brazo a torcer. Lo tomamos con humor.

Hoy es mi cumpleaños, vendrán todos a cenar y eso me hace feliz. Estoy llegando a casa después de un día agitado, pero entusiasmado al saber que me voy a reencontrar con los chicos después de tanto tiempo.

Golpeo la puerta del departamento, ya que hoy olvidé mis llaves, y Emma abre con una linda sonrisa. Sé que va a reclamarme el descuido.

—Hoy no te diré nada solo por ser tu cumpleaños.

—Gracias, muñequita. —La abrazo—. ¿Cómo estás?

—Muy bien, ¿Y tú? ¿Cuántas chicas te saludaron el día de hoy? —pregunta entrecerrando los ojos.

—Déjame sacar cuentas —Finjo pensar—. Muchas, hoy fueron demasiadas.

—¡Cállate, tonto! —Se cruza de brazos—. No me gustan esos chistes.

—¿Cuándo entenderás que la única que me importa eres tú? Mi sirena celosa. ¿Qué es eso? —Señalo una bolsa en color turquesa a un costado del televisor.

—¡Ay no! ¡Es tu regalo, se supone que es sorpresa!

—Quiero verlo.

Se cuelga de mí impidiendo mi andar.

—¡No, Benjamín! Ve a darte un baño que ya están por venir los chicos.

—¡Es verdad! Se me hará tarde—Corro hasta la habitación.

Me desvisto e ingreso a la ducha lo más rápido que puedo, no tengo tiempo que perder, llegarán en cualquier momento. A pesar de que he salido unos minutos antes del trabajo, nunca es suficiente.

Salgo del baño y observo sobre mi cama la bolsa turquesa con una tarjeta. Seco mi cabello y mi cuerpo a la velocidad de la luz, la curiosidad se apodera de mí, necesito saber que hay dentro.

"¿Por qué eres tan hermoso, Benjamín Clarck? Ya no lo hagas. Como sea, ponte esta ropa y espero que seas un 5. Si te pasas, las cosas se pondrán difíciles para ti, y te llenaré de besos"

Rio antes las ocurrencias de la rubia vistiéndome finalmente con la ropa que hay dentro. Debo admitir que tiene buen gusto y acepta los colores de mi preferencia, todo es acertado. Me encuentro con un pantalón negro, una remera azul con una estampa y una chaqueta de cuero, otra para mi colección.

—¿Qué te dije? —Recrimina fingiendo seriedad en cuanto me ve—. Ven aquí, Bebenji.

Senpai, ¿No crees que soy un 5? Estoy bien, cumplo con los requisitos de tu nota.

—Claro que no.

Me observa de pies a cabeza como evaluando un puntaje. Se acerca preparada para besar mis mejillas, y cuando lo hace, no puedo resistirme en regalarle un corto beso.

—Eres un cien, a veces exageras y eres un mil, como ahora. ¡La ropa te queda genial, me encanta!

—Gracias, mi amor. Es porque tengo una gran asesora de moda en casa.

—En un par de años tendré mi propia marca de ropa, te diseñaré trajes exclusivos, Benji. ¡Pero te costarán caros!

—¿Ah sí? ¿Qué tan caros me saldrán esos trajes?

La envuelvo en mis brazos moviéndonos de un lado a otro como si de un vals se tratara.

—Millones y millones de besos.

—Entonces quedaré en la bancarrota, pero adquiriré cada uno de ellos, cada uno.

El timbre suena y nos separamos para recibir a nuestros amigos.

—Corre, Benji, ve a abrirle a los chicos.

En cuanto la puerta se abre los tres se lanzan sobre mí en un fuerte abrazo. No nos hemos visto en un largo tiempo, quizás más de un mes, y para nosotros es impensado. Cada uno de ellos trae un regalo, y al igual que Emma, es ropa, aunque es para mis prácticas, aquellas que por cuestiones de horario también se han visto reducidas.

—¡Ben, tu outfit me gusta! Siempre vistes bien.

—Es porque Emma se encarga de eso.

—Igual creo que todo lo que tú usas te queda genial.

—¡Estás muy guapo, Glen! —Sorprende la rubia.

—Gracias, ¿Lo crees? Este corte que me recomendaron no me convence, pero no me quejo, a las chicas les gusta, recibo buenos comentarios en Instagram. —Bromea.

—¿Por qué no estás diciendo que yo también me veo guapo? —Reclama Vincent—. Es porque es obvio, ¿Verdad? Ya no tiene sentido mencionarlo.

—Exacto, Vin, es por eso —Confirma cruzada de piernas desde uno de los sillones.

—Qué bueno es volver a verte, Benjamín —habla Harry—. Extrañamos mucho juntarnos por las noches a cenar algo, incluso ensayar junto a ti y Rachel. ¿Cómo está ella?

El timbre interrumpe nuestra plática y hago el amague de levantarme del sofá.

—No te preocupes, Benjamín, yo voy.

—Gracias, muñequita.

Sabe que estar con mis amigos hoy en día es un privilegio, hablar con ellos es lo que más deseo.

—¡Rachel está muy bien! —Prosigo—. Seguimos ensayando, aunque mis horarios son mínimos, ya saben, se me complica con el trabajo. A veces Nathan me cubre y es cuando puedo ir.

—Aish ese Nathan —bufa el menor—. Nunca más te molestó, ¿Verdad, Ben?, tú me avisas y yo le doy una paliza.

—Tranquilo, Rocky Balboa, nunca más molesté a Benjamín —expresa Foster entre risas.

—Eso espero porque te la verás conmigo —espeta serio.

—¡Glen! —Regaña Sanders desde la punta de la mesa —. Dijiste que te comportarías.

—Déjenlo, no le va a quedar otra que respetarme —Se burla el moreno.

—¿Por qué te respetaría? —Lo provoca—. No me agradas Foster, nunca lo harás.

—¿Ah no? Qué lástima, entonces tu cita del sábado se verá interrumpida.

—¿De qué estás hablando? —Pregunto.

—Este niño irrespetuoso invitó a salir a Nya el sábado. Tú bien sabes que ella es lo más importante que tengo —Reniega—. Te haré la vida miserable, niñito rata.

La cara de Glen es un poema, parece que entró en una especie de trance en el que tenemos que traerlo a la realidad o lo perderemos. Vincent se encarga de palmear su hombro y hacer comentarios chistosos para que el ambiente vuelva a ser festivo. Al contrario de incomodarnos, es algo que siempre pasa. Baker es terco y su odio eterno a Nathan Foster no logra desvanecerse por completo, pero lo hará algún día. No sabía de sus intenciones con una chica, menos que fuera Nya, la única hermana de Nathan. Tendremos problemas para rato.

—Bueno, chicos, ¿Podemos cenar en paz? Es el cumpleaños de Benjamín y he cocinado.

—¿En serio, Emma? ¿Esto cada cuantos años sucede? —La molesta Brooks.

—Hey, no molesten a mi muñequita, ella cocina a diario y es muy buena! —Beso su mano—. Prueben esto que se ve delicioso.

Mientras cenamos no nos queda más que ponernos al día con la vida de todos, aunque los artistas tienen una mucho más interesante que las nuestras y se roban gran parte de la charla. Somos unos curiosos.

Están contentos y eso me hace feliz. Siento que han crecido tanto profesionalmente como personas, aunque aún les queda mucho por lograr dentro de la agencia y están trabajando duro.

—¿Cómo vas con tus estudios, Glen? —Inquiero.

—¡Aunque no lo creas, ha mejorado! —Se entromete Harry— Su madre le dio una bajada de línea.

—Tú cállate! Fue un compromiso, soy un hombre de palabra.

—Me alegro entonces, ¿ya obtuviste algunas A?

—Casi, no me exijan tanto, una B está bien para mí.

—Tener una beca no es tan fácil —Admite Nathan.

—Quizás no para ti —Lo enfrenta— Yo sí podre tenerla.

—¡Glen Baker!

—Lo siento, Ben. No lo soporto —susurra.

Este chico es un todo un caso. Tiene perseverancia, fuerza y ambición corriendo por sus venas, a la vez que es un cabeza dura al que le cuesta entrar en razón. En el fondo, como siempre lo he dicho, tiene un corazón que vale oro.

—Ok, Benji, es hora de soplar las velitas —dice Emma cuando trae el pastel.

—¿Tú lo decoraste?

—Sí, mi amor, me esmeré mucho en tu cumpleaños. Valórame y ámame —ríe—. Ahora encenderé las velas para que pidas los tres deseos.

—¿Por qué tres deseos? —pregunta el menor—Es solo uno, Emma.

—¡No! En España son tres.

—¿Por qué a mí me han estafado? —Se queja Vincent—. Me deben 2 deseos por cada año vivido.

Las velas se encienden, mis amigos cantan por mi cumpleaños, y pienso en los famosos tres deseos. ¿Qué podría pedir ahora si tengo todo?

Mis últimos días en el colegio fueron increíbles, sentí mi pecho doler al darme cuenta de que no volveríamos a sentarnos a almorzar los cuatro con aquel uniforme; sin embargo, permanecemos unidos, porque cada uno hace lo que ama y por, sobre todo, amamos la amistad que conformamos. Todos para uno y uno para todos.

Tengo un gran trabajo y llevo esa responsabilidad adelante con la ayuda de Nathan, aquel que hizo de mis días un caos, pero que ahora los hace llevaderos. Nos apoyamos en la universidad, nos cubrimos cuando queremos salir a despejarnos, en mi caso para ir con Rachel, y nos damos tiempo para hacer batallas de rap encerrados en la oficina sin que nadie lo sepa. Reuniones de negocios entre NaFost y Benji C.

Finalmente, tengo una hermosa novia y una gran familia que me apoya en cada uno de mis proyectos, que siempre confiaron en mí y nunca dudaron de que podría ser una mejor versión de lo que, según ellos, ya era.

Emma es la mujer de mi vida, lo supe desde aquella noche que nuestros labios se unieron torpemente y mi corazón pareció salirse del pecho. Con ella a mi lado lo tengo todo, me siento invencible y aprendí a quererme. Escuchar a diario lindas palabras, recibir tiernas caricias y enormes demostraciones de afecto, se ha vuelto casi un hábito.

No hemos cambiado en nada, sigo siendo un poco torpe, ella sigue sacando mi nerviosismo a flote, pero creo y sin dudarlo, que nuestro amor crece cada vez más, es como un árbol secuoya.

—¡Benji! ¿Estás bien? ¡Ya sopla las velitas!

—Lo siento, me quedé pensando en los deseos.

Deseo conservar la amistad de mis amigos, ser inmensamente feliz con quienes me rodean, y también, desde lo más profundo de mi ser, poder derrochar amor y alegría en cada momento vivido.


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