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|38| Un buen trago

Multimedia: Undercover (Selena Gomez)

Louis sorbe del café que le ofrecí y sonríe para sí, jugando con los niveles de mi temperamento y esperanza.

Pero está claro; sabía que lo está gozando. Ser mi amigo le da licencia para regodearse de hacerme sufrir aunque esto sea delicado. No lo convido en el juego, para que me dé buenas noticias.

No estuve en el juicio de Emule. Tenía cosas más importantes que hacer que verle la cara de mentiroso desgraciado complotado con otro mentiroso desgraciado, es decir su abogado, diciendo lo que les plazca a un juez mientras aprieto mis reacciones. Decidí que haría mas mal que bien siendo un testigo ocular de ambos juicios, el que despliega las pruebas y el de sentencia.

Para eso está Louis, no para burlarse de mi animadversión por su suspense.

—Deberías ver tu cara. —La malicia en su tono solo consigue que parpadee—; inexpresiva que algún poro o grano va a explotar. No eres tan bueno en la cara de poker.

—No es un juego que me beneficie.

—Ya lo sé. A ti te gustan los juegos de estrategia o cognición. —Se inclina y hace caras—. Hiperactivo.

—Louis... —Me estoy aguantando la risa—, ¿quieres hacerme reír antes de darme buenas noticias? La buena noticia en suficiente, te lo prometo.

—Extraño a mi amigo Eliseo y no extraño a mi jefe el señor Toredo. ¿No te asquea? La cara de jefe es... fea.

—Antes no me gustaba pero encuentro buenos resultados cuando la uso. ¿Ya está encerrado?

Si lo que busca en mí es que le diga sí a ir de parranda, lo haré, pero lo mas importante ahora es tener estabilidad en cuanto a mis decisiones futuras y ellas dependen de si Emule está o no, donde tiene que estar.

Me enfurece llegar a una instancia en la que dependo de un dictamen para emplear mis obligaciones. Nunca he dejado a Elias a cargo de todo, pero no siento que sea la mejor opción para dar órdenes cuando mi vida privada está siendo invadida por la imagen ajena.

—¿Y si no lo está? —cuestiona Louis y la idea hace tensar mi cuello, pero siempre ha sido una posibilidad.

—Si no lo está... entonces quiero saber rápido. No tendré cara para ver a mi novia y decirle que bien, gracias, el tipo sigue libre, pero podré hacer lo que me plazca esta vez.

Louis abandona su risueña expresión y me señala, como un ultimátum.

—Tú no vas a hacer lo que te plazca, Eliseo. —Endurece su frente e inclina su cabeza, analizándome—. Como tu abogado te lo prohíbo.

—Te la vives animándome a hacer idioteces y cuando quiero hacerlo por una buena razón, ¿me prohíbes? ¡Déjame en paz!

—Las pruebas que vinculan a Videlmard con Alponte y sus propios crimines en individual, en dualidades con ciertas... personas célebres —aclara su garganta— de este y otros continentes son suficientes para que vaya a la cárcel de por vida, pero no hay que olvidar que esto tiene una tela que viene de muchos años. Cortarla implica una cruzada y tu lo harías, no tengo duda. Tengo miedo de que desperdicies el tiempo inmiscuyéndote en un sin final.

—¿Está o no encerrado?

Louis suspira y acaba diciendo:

—Lo está.

Asentí y deslicé mi mano bajo el escritorio a una de mis gavetas con seguro. Con mucho agradecimiento y esperando no ser rechazado, le tendí a Louis un sobre que bien sabe lo que contiene.

—Una parte, el resto será añadido a tu cuenta.

No lo toca. Me observa, con cara de poker.

—¿Quieres que lo tome como soborno?

—Te pago por tu trabajo y paciencia, ¿te ofende?

—Viniendo de ti habría preferido un trago o dos; que me presentes a la novia que tanto mencionas y por la que te has arriesgado a pagar tanto dinero que no tienes.

—No tuve que pagarle a nadie —digo sobrado, elevando mis labios—. Solo a ti.

Él arquea sus cejas y de golpe toma el sobre y lo guarda en su saco.

—Gracias.

—A ti —se la devuelvo.

—No, Eliseo. Gracias de verdad.

No quería que siguiera recordándome lo que hago o dejo de hacer y sus infinitos agradecimientos, por lo que cambié de tema.

—Te debo el trago.

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