Capítulo 9
Navidad. La época en la que todos reciben regalos, no tienes deberes, pasan tiempo con la familia y todos están felices.
Acababa de salir de mi último día antes de las vacaciones de navidad. Mi hermana había tenido más tiempo que yo para descansar de todo, ya que llevaba tres días sin ir a su colegio.
Me despedí de Damian, Kyle, Sam, Taylor y Nagore (aunque con Nagore pasaría un día de las vacaciones) y me monté en el autobús de siempre con mis cascos habituales. Ya eran parte de mi rutina.
Ahora mismo sonaba E.T, de Katy Perry, una canción que había añadido recientemente a mi lista y que me estaba empezando a gustar mucho. La tarareé distraidamente mientras jugaba a un juego cualquiera de mi teléfono y tomaba asiento en el autobús.
Mañana mismo nos íbamos a ir a una casa rural con toda mi familia, algo que ya era bastante habitual en mis navidades. No recuerdo dónde estaba, pero nos esperaba una hora y media de coche.
Llegué a mi casa con una sonrisa, deseosa de descansar al fin de las clases y los exámenes. No obstante, me habían mandado deberes (¿¡quién manda deberes en Navidad?! Eso es cruel) pero no los haría hoy, obviamente. Hoy tocaba sofá, manta y videojuegos con mi hermana.
Maddie me recibió con una sonrisa y un abrazo. Le despeiné el pelo con la mano (el cual ella se peinó al instante) y me fui a saludar a mis padres alegremente.
Mi hermana me tiró de la camiseta, tratando de llamar la atención.
-¿Juegas conmigo?- me preguntó como una niña pequeña.
-¿A qué?
-Al Fornite- arrugué la nariz. Había probado un par de veces ese juego, pero me ponía muy nerviosa y siempre, siempre, SIEMPRE moría. Aunque, bueno, siempre tenía más elementos de curación que de armas.
-¿No podemos jugar a otra cosa, Maddie?- supliqué.
-Porfaa- me suplicó, juntando sus dos manos frente a su pecho. Yo resoplé.
-Está bien- empezó a dar saltitos emocionada mientras se acercaba al sofá y cogía una manta. Negué con la cabeza mientras esbozaba una sonrisa y fui con ella.
Pasamos el resto de la tarde jugando, y en un momento dado hasta se unieron tres amigos de Maddie. Lo pasé mejor de lo que esperaba, la verdad.
El día terminó sin nada especial. Cenamos hamburguesas, vimos una película y nos fuimos a la cama tras hacer las maletas para el día siguiente.
♥
Miraba por la ventana del coche, sumergida en mis pensamientos, mientras Civil War, de Guns 'n Roses, sonaba por los altavoces. Mi padre y mi madre charlaban animadamente, Maddie estaba con sus cascos puestos jugando con su teléfono, y yo pensaba en nuevas ideas para mis libros o sobrepensaba mi vida en general.
Un mensaje me llegó al teléfono, y pulsé dos veces a la notificación para entrar en Whatsapp y ver el mensaje.
Era Nagore.
Nagore: Hola Ali! Qué tal estás?
Yo: Bien. Estoy de camino a la casa de la que te hablé en casa de Jaidy.
Nagore: Es verdad! Si me lo dijiste ayer.
Ninguna de las dos envió un mensaje durante unos segundos, como un silencio incómodo. Luego, Nagore envió algo que hizo que abriera la boca en forma de "O"
Nagore: Sabes? Creo que a Damian le gustas.
Yo: Por???
Nagore: No lo sé, intuiciones mías. Pasáis mucho tiempo juntos y os reís mucho.
Yo: Ya, pero también paso mucho tiempo con Kyle y no piensas que a él le guste.
Nagore: Ya, no sé. A ti te gusta Damian?
Me quedé sin escribir nada mientras me replanteaba la pregunta. Luego, escribí un simple:
Yo: Eh?
Nagore: Eso es un sí!!!
Yo: Que no Nagore, que no me gusta.
Admite que un poco te gusta
Bueno, puede que un poco sí. Es muy amable y no me juzga nunca, y puedo hablar de él de lo que quiera.
Y... Bueno, cada vez que lo veo, puede que unas mariposas se adueñen de mi estómago.
Miro el chat con Nagore de nuevo y veo que me ha escrito otro mensaje.
Nagore: Estás segura???
Yo: ...
Nagore: ESO ES QUE TE GUSTA!!!
Yo: Pero sólo un poco.
Nagore: Seguuuura?
Yo: Bueno... Hablamos luego, que estoy llegando
Eso es una mentira como una casa. Os quedan tres cuartos de hora para llegar
Sé que aplazar la conversación no ha sido la opción más valiente ni la más inteligente (porque cuando Nagore quiere sonsacarte algo, lo hace), pero no quería hablar de ello ahora, y, además, me estaba mareando de mirar el teléfono.
Así que volví a mirar el paisaje y me puse a pensar sobre esa pregunta.
Y descubrí que, sí, me gustaba Damian. Y no poco, precisamente.
♥
Agité el hombro de Maddie para despertarla, ya que se había quedado dormida. Me puso cara de malas pulgas hasta que vio que habíamos llegado, y se metió el teléfono en el bolsillo y empezó a enrollar los auriculares.
Por mi parte, salí del coche y respiré aire fresco. Una hora y media metida dentro de un coche no era mi pasión, que digamos. Y, al parecer, la de Maddie tampoco.
Estaba pálida, ya que tenía tendencia a marearse dentro del coche. Le pasé una mano reconfortante por la espalda y ella respiró hondo, me imagino que tratando de no vomitar.
Observé la casa. Era una bastante grande, y tenía una piscina cubierta con una lona debido al frío. Debía de tener al menos dos pisos, a juzgar por la altura de esta, y una chimenea. Estaba hecha de piedra y era bastante bonita por fuera.
Había varios coches aparcados en el jardín de la casa, y deduje que serían de la familia. De hecho, reconocí el transportín de Jeyko, el labrador de mi abuela materna.
Entramos a la casa, y enseguida mis primos pequeños (que ya no son tan pequeños), Eithan y Cadence, nos recibieron con un abrazo. Eithan tenía seis años, y era un poco más tímido que Cadence, que tenía nueve. Pero, misteriosamente, a Eithan le caía mejor yo, que tenía catorce, que mi hermana, que tenía once. Sin embargo, Cadence solía juntarse más con Maddie.
-¿Qué tal, chicos?- preguntó mi hermana (en estos momentos yo estaba abrazando a Cadence).
-Bien- contestaron al unísono, con una sonrisa.
Saludé al resto de la familia y me senté en uno de los múltiples sofás que tenía la casa. Eithan vino conmigo y se sentó a mi lado.
-Hola- me dijo con su voz alegre. Sonreí.
-Hola- dije también. -¿Qué tal en el cole?
-Bien
-¿Y tus amigos del cole? ¿Cómo se llaman?
-No tengo amigos- dijo, mirándose el pie. Fruncí el ceño.
-¿Ah, no? ¿Y eso?
-Es que nadie quiere jugar conmigo- replicó.
Ay, mi niño.
Se me llenaron los ojos de lágrimas, porque, en cierta parte, me sentí identificada.
-Pero mi profe es muy maja- me aclaró, como si sintiese la necesidad de hacerlo.
-Me alegro. ¿Y cómo se...?
-¡Eithan, ven!- me interrumpió mi tío (el padre de Eithan y Cadence).
Él se bajó del sofá torpemente y fue corriendo hacia su padre.
Suspiré y me fui a saludar a Jeyko, el perro. Él me recibió alegremente, lamiéndome toda la cara. Maddie no tardó en venir a saludarlo también, y yo subí a colocar mis cosas en mi habitación.
Cuando bajé, Cadence, Eithan y Maddie estaban jugando al escondite inglés en el salón, y me uní a ellos.
Pasamos una buena tarde. En un momento dado, nos pusimos a jugar a juegos de mesa todos juntos, y cenamos un pollo asado que cocinó mi abuela. Tras eso, Maddie y yo jugamos un poco con nuestros primos hasta que empezaron a estar cansados, y nos subimos a nuestra habitación.
No había visto el teléfono desde que había llegado aquí, y me encontré con un mensaje de Taylor, que decía:
Taylor: TE GUSTA DAMIAN?!
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