—Novecientos once, ¿Cuál su problema?

Trago saliva. Estoy nerviosa, tal vez esto cambie mi vida por completo. ¿Qué digo?

¡Por supuesto que lo hará!

Pero... Debo hacerlo. Espero que no sea tarde, Sam me necesita; 

—Yo sé dónde está Sam. Sam Yivcoff. Y probablemente está vivo.

No sé en qué estoy pensando. De hecho, creo que en nada. Pero es lo correcto. Tenía que hacerlo, fue su petición.

Me dedico a continuar con mi tarea al finalizar la llamada, me extraña que casualmente, cuando le pedí que me ayudara con aquella frase él reaccionara así. ¡Desapareciendo!

Justo cuando ya me acostumbré a él.

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Cinco meses después

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—Espera, espera, espera...—refuta Jackson— ¿Hasta la segunda temporada Mona no era "A"?

Lo he vuelto adicto a PLL*. Suelto una carcajada.

—Pues, por eso es que amo ésta serie. Nada es lo que parece, y los libros...

—Los libros son mejor —suelta imitándome con voz cansina.

Rodeo mis ojos y me pongo de pie para buscar más palomitas. 

Estamos en su habitación, nos llevamos muy bien desde que le di una segunda oportunidad y claro está, desde lo sucedido con Sam. ¡Sam!

Un suspiro se escapa de mi alma, sí de mi alma. No pasé mucho tiempo con él, pero aún así lo extraño. Sé que al principio quería huir de él, de todo aquello, pero ahora lo necesito. Necesito sentirme con vida, saber que alguien me quiere. 

—¡Amor! —grita Jackson desde la habitación— Te están llamando.

—¿Quién?

—Tú tía Luz.

—Responde.

Introduzco la bolsa de palomitas en el microondas y presiono el tiempo establecido.

—Tú madrina Osmi está a punto de dar a luz y dice que sí no estás te asesinará.

Típico de ella. Dibujo una gran sonrisa en mis labios. Al fin nacerá mi hermosa Xiomy. Cuanto la he estado esperando, un bebé siempre es la alegría del hogar. Con un bebé en nuestras vidas estoy segurísima de que muchas cosas serán mejor. Salgo corriendo a la habitación por mi ropa, en casa de Jackson permanecemos en ropa interior, ambos. Y aunque es cómodo, muchas veces lo olvidamos y por error hemos atendido a personas así, claro que nos damos cuenta muy rápido y logramos improvisar. 

—Tengo que...—tomo mi pantalón blue jeans y lo paso por mis piernas— mi bolso está...

Corro acelerada por toda la casa, siento que el aire me falta, si yo estoy así no imagino a mi madrina.

—¡Hey! —Jackson me sostiene por los hombros— Todo saldrá bien, ten.

Extiende mis zapatos y mi bolso hasta mis manos. Los tomo y asiento como niña pequeña cuando sus padres le dan la orden de calmarse, y es lo que necesito, alguien que me centre en un momento así.

A veces me arrepiento de haberle dado la segunda oportunidad, solo por eso que dicen de que: quién la hizo una vez, la hace mil veces más. Pero luego observo lo tierno, amable y hermoso que es... 

—¡Estoy lista! —anuncio.

Jackson también lo está, toma las llaves de su auto y salimos hasta el pasillo del edificio.

—¿Es en serio? —pregunto.

Trae consigo la bolsa de palomitas, siempre tiene hambre.

—¿Qué? Ya sabes cómo me ponen estas situaciones.

Rodeo mis ojos. Con Jackson últimamente lo único que hago es poner ojos en blanco. Bueno, siempre. Es que tiene ciertas cosas, algunas actitudes que no tolero. Sin embargo somos como una especie de imán, terminamos adheridos. 

⌛

—¿Está bien? —pregunto a todos apenas llegamos a la clínica.

Mi tía Luz se pone de pie y me abraza.

—Todo bien pero...

No la dejo hablar.

—¿Pero qué?

—Tienen que hacerle cesárea, al parecer la niña no está en una posición apta para el parto normal.

Siento alivio. Prefiero la cesárea. Claro que la recuperación es más lenta y mil cosas más, pero creo que es la mejor forma. Sin tanto cansancio. Tal vez estoy equivocada, no lo sabré hasta que tenga hijos, si es que los tengo. Pero soy amante a la cesárea.

—Bien entonces a esperar —me siento en una de las butacas de la clínica y Jackson me hace compañía.

Mi prima Mariana está utilizando su teléfono.

—¿Está Ángel aquí? —interrumpo el silencio.

Mariana responde:

—Entró con ella.

Ángel es el papá de Xiomy.

Esperar es lo que más odio. En serio lo odio.

Pero la vida te pondrá siempre las cosas que más odias, porque es una perra.

—¿Quieres algo de comer? —ofrece Jackson.

Niego con la cabeza antes de darle una patada.

¿Quién carajos piensa en comida en un momento así?

Siento mis mejillas encendidas.

—¡Auch! Bien, iré por algo yo solo. Ya regreso.

Se levanta y camina por el pasillo. Al menos tendré paz sin el masticando a mi lado.

Observo la clínica detenidamente, es la misma a la que trajimos a mamá cuando...

Mis ojos se humedecen. Odio ser débil. Ser tan tonta. Yo veo todos superan sus problemas tan sencillo y yo sin embargo vivo enfrascada en ellos.

Estrujo mis ojos antes de derramar lágrimas como una regadera. Y me pongo de pie a dar vueltas de aquí allá, sin rumbo alguno. Es que los nervios me carcomen y lo mejor para calmarme y dejar de pensar idioteces es mantenerme activa.

¿Cómo estará Osmi? Supongo que hiper nerviosa.

Pero debe ser hermoso que todo aquello valga la pena. Tendrán su merecida recompensa, la hermosa bebé Xiomara.

Los pasillos de esta clínica son de color salmón, muy pulcros. Todo aquí resplandece. No olvido estas paredes. De hecho no olvido nada. Sigo avanzando. Sino me equivoco en éste piso estaba la habitación de mamá. La ventaja de estas clínicas modernas es que son enormes.

Me pongo de pie frente a la puerta de la habitación. 512.

Maldito número.

Malditos sentimientos.

Me quedo aquí, congelada. Como si al abrirla pudiera encontrarme con mamá allí. ¡Ojalá!

Le daría un enorme abrazo, y luego le reclamaría por dejarme sola en el mundo, por no compartir conmigo lo que le sucedía, yo quizás la hubiera podido ayudar. Yo no soy Malcolm pero jamás la iba a dejar sola como lo hizo él y papá.

La puerta se abre sin yo poder retroceder y ya es tarde. La enfermera me tropieza.

Sus enormes ojos me observan como si me conociera, y sí, claro que nos conocemos.

—Hola —expresa tímida.

—Hey.

Es lo que puedo decir. O sea, ¿qué otra cosa le puedo decir a ella?

Es la misma joven que estaba con la mamá de Sam aquel día en la cafetería. Y la misma que Sam comentó que lo estaba cuidando. Ella le leía.

—¿Angélica no? —frunzo el ceño pero asiento— La mamá de Sam me habló de ti.

Intento soltar una sonrisa decente, que no parezca una mueca. Porque honestamente no quiero sonreírle. Por alguna extraña razón siento celos de ella, no es justo que haya tenido a Sam acaparado todo éste tiempo para ella, sin hacer ni decir nada.

¿Y cómo es que está libre y no presa?

—¡Vaya!

—Fue un placer verte, pronto iremos a la cafetería.

—¿Iremos? —no puedo evitar preguntar.

—Sí. Sam, Joseline y yo.

¿Qué?

¿Con Sam?

¿MÍ SAM?

¿A qué viene todo esto?

—Las puertas siempre estarán abiertas para ustedes—esto es más fingido que cualquier otra cosa.

—Karelin...

Escucho del lado de adentro de la habitación. Es una voz femenina.

—Voy Nash, ya voy por el medicamento—. Responde ella a la chica —Debo irme, fue un placer verte.

—Igualmente.

Claro que no lo es.

¿Y esa qué está allí es la novia de Sam?

¿O esa tal Karelin es ahora la novia de Sam? 

No entiendo.

Me doy vuelta rápido y regreso al pasillo donde están Jackson con una bolsa de frituras, Mariana todavía sumida en su celular y la tía Luz comiéndose las uñas.

—¡Es hermosa!

Aparece Ángel con una bata azul, de esas que entregan para ir al quirófano.

—¡Felicidades! —salta mi tía Luz con lágrimas en los ojos.

Lágrimas que por supuesto son contagiosas y de un minuto a otro, todos nos encontramos llorando.

Y por primera vez, después de muchas cosas, las lágrimas que dejamos salir son de alegría, emoción.

☂☔

N/A

PLL*: Pretty Little Liars. (en español Lindas Mentirosas) la serie. Soy fan. ¿Ustedes no? Sino lo son no me hablen, okno. En serio, ¿Cómo no les gusta?

Bienvenidos, estoy emocionada. Tengo muchas sorpresas, subidas de ánimos y bajones también para ustedes. Los amo💖❤🌚 feliz año nuevo 2018.

Espero que sea fructífero para todos. Les deseo muchísima salud y bastante amor en sus vidas y corazones.

Se despide;

adbc96 💖🙈