**Capítulo 26 Encuentro en la Biblioteca**
El silencio de la biblioteca envolvía a Jazmín mientras sus ojos recorrían las páginas de un libro grueso, sus pensamientos viajando entre las palabras que describían mundos imaginarios, personajes complejos y tramas intrigantes. Últimamente, había desarrollado un interés creciente por la escritura, deseando plasmar en papel las historias que habitaban en su mente. Sin embargo, la inspiración a veces era esquiva, y por eso pasaba horas en la biblioteca, buscando en los libros la chispa que encendería su creatividad.
La tarde estaba avanzada cuando decidió que ya era suficiente lectura por un día. Guardó el libro en su lugar, recogió sus pertenencias, y se dirigió hacia la salida. Al salir al fresco aire de la tarde, se detuvo un momento para disfrutar del cielo ligeramente nublado, cuando una figura conocida llamó su atención. Ahí, parada cerca de la entrada de la biblioteca, estaba Camila.
Jazmín se sintió inmediatamente alegre al verla. Hacía meses que no veía a Camila ni a Yael, y la sorpresa de encontrarla aquí, en un lugar que parecía tan fuera del radar habitual de Camila, la llenó de emoción. Sin embargo, algo en la apariencia de Camila la hizo detenerse. Vestía de una manera un poco diferente a la que Jazmín recordaba: su ropa era un poco más reveladora, con una blusa ajustada y una falda corta que contrastaban con el estilo más reservado que solía usar.
—¡Camila! —llamó Jazmín, sonriendo ampliamente mientras se acercaba a ella.
Camila levantó la mirada y sonrió al verla, aunque la sonrisa no llegó del todo a sus ojos.
—¡Jazmín! Qué sorpresa verte aquí —respondió Camila, con un tono alegre, aunque había algo en su voz que a Jazmín le pareció forzado.
—Hace tanto que no te veo —dijo Jazmín, acercándose a ella —¿Qué has estado haciendo? No te e visto ni a ti ni a Yael en el colegio .
—Lo sé, he estado... ocupada con varias cosas —dijo Camila, mirando a su alrededor como si buscara una distracción.
Jazmín, notando la leve tensión en Camila, decidió no insistir demasiado en el tema. En cambio, sonrió y propuso:
—¿Te gustaría tomar un chocolate caliente? Con este clima, creo que nos vendría bien.
Camila la miró, como si estuviera considerando la idea por un momento, y luego asintió.
—Me encantaría —respondió, y ambas comenzaron a caminar hacia un pequeño café cercano que Jazmín conocía bien.
El lugar era acogedor, con el aroma del café y el chocolate caliente envolviendo el ambiente, y el suave murmullo de las conversaciones de otros clientes creando una atmósfera relajada. Se sentaron en una mesa junto a la ventana, observando cómo la lluvia empezaba a caer suavemente afuera. Jazmín pidió dos tazas de chocolate caliente, y mientras esperaban, observó a Camila, intentando descifrar el cambio que sentía en ella.
—Entonces, ¿cómo has estado? —preguntó Jazmín, manteniendo un tono ligero.
Camila sonrió débilmente mientras jugaba con la servilleta entre sus dedos.
—He estado... bien, supongo. Las cosas han sido un poco caóticas últimamente, pero estoy bien.
La respuesta no convenció del todo a Jazmín, pero decidió no presionar. En cambio, continuaron charlando sobre temas triviales, eligiendo hablar de cosas que las distrajeran. El chocolate caliente llegó, y ambas se sumergieron en el placer simple de la bebida caliente.
Después de un rato, cuando la conversación se volvió más relajada, Jazmín sintió que era el momento adecuado para preguntar algo que le había rondado en la cabeza desde que vio a Camila.
—¿Y cómo va todo con Pedro? —preguntó con suavidad, manteniendo su tono casual.
En cuanto las palabras salieron de su boca, notó un cambio inmediato en la expresión de Camila. Los dedos de Camila, que antes jugaban nerviosamente con la servilleta, se detuvieron, y su mirada se fijó en su taza de chocolate caliente, evitando el contacto visual con Jazmín.
—Oh, bueno... —comenzó Camila, pero luego dudó, buscando las palabras correctas. —Pedro y yo... hemos estado bien. Solo... ya sabes, cosas normales.
La evasión en la respuesta fue evidente, y aunque Jazmín podía sentir que había algo más, no quería incomodarla. Sin embargo, la preocupación por su amiga creció en su interior. Camila claramente estaba pasando por algo, pero no parecía dispuesta a compartirlo en ese momento.
—Si alguna vez necesitas hablar, estoy aquí para ti, Camila —dijo Jazmín con sinceridad, intentando mostrarle que tenía un lugar seguro donde desahogarse.
Incluso la propia Jazmín se sorprendió con sus palabras , hace apenas unos años nunca se hubiera imaginado hablando tan confiadamente con alguien que no fuera Sarah .
Camila levantó la mirada, y por un breve instante, la fachada que había mantenido comenzó a resquebrajarse. Pero antes de que Jazmín pudiera decir algo más, Camila volvió a sonreír, una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.
—Lo sé, y te lo agradezco, Jazmín. Pero en serio, todo está bien —respondió, tomando un sorbo de su chocolate, como si eso marcara el final de la conversación.
Jazmín asintió lentamente, sin dejar de observar a Camila. Sabía que su amiga estaba luchando con algo, pero entendía que a veces, las personas no estaban listas para abrirse, y todo lo que podía hacer era esperar a que Camila estuviera lista para hablar. Mientras tanto, disfrutarían del momento que compartían, incluso si había un subtexto de preocupación flotando en el aire.
- Porque las interacciones humanas son tan complicadas ?- se preguntó Jazmín para si misma .
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro