Capítulo 19 , Rebeldia
Isaac atesoraba sus recuerdos bonitos como perlas guardadas en el cofre especial de su memoria, pero por eso mismo sabía que tenía que hablar de sus errores. Y vaya que había cometido muchos en su vida.**
Con el paso del tiempo, Isaac comenzó a sentirse cada vez más atormentado por la "sombra" que vivía en su mente. "La sombra" era el nombre que le dio a esa entidad oscura que habitaba en su cabeza. Cada día, ese demonio hacía que su mente se llenara de imágenes aún más violentas y degeneradas que las del día anterior; cosas tan horribles que prefería no mencionar, porque su historia no estaba hecha para complacer la morbosidad ajena.
Gracias a la nueva distancia con Sarah, Isaac se volvió más callado y, según su madre, más frío. Ella decía que había pasado toda su vida preocupándose por Sarah y que ahora debía concentrarse en sí mismo. Pero él no quería hacer eso. Pasaba todo el día dibujando, intentando olvidar el monstruo que vivía dentro de él. Su rendimiento académico, antes perfecto, empezó a decaer, ya que solo podía pensar en las catástrofes que esas voces anunciaban.
Intentó rezarle a Dios, pero eso solo parecía empeorar las cosas. Tampoco funcionaba rezarle a los santos de su madre. Se sentía perdido en un laberinto sin salida, como si viviera siendo dos personas en una: un chico que se mostraba normal ante su familia, tal vez algo retraído y solitario, pero sin que nadie a su alrededor pudiera imaginar el monstruo que era por dentro.
Isaac no quería pensar en lo que pensaba. No quería destripar a nadie ni apuñalar a gente en la calle. De hecho, con cada pensamiento horrible que invadía su mente, sentía una culpa desgarradora. Se sentía peor que un demonio, más sucio que cualquier otro pecador. Y por eso tampoco tenía tiempo para intentar entender a los demás. Parecía que lo que alguna vez fue Benjamín ahora era algo oscuro e incomprensible para la mayoría de los humanos.
En medio de ese dolor, fue cuando un nuevo maestro llegó a su vida. Ese maestro fue Fé.
Fé había regresado a Chile después de pasar años viviendo en España. Sus padres estaban en medio de un proceso de divorcio complicado, así que Fé decidió quedarse en casa de sus tíos para escapar de la tensión que reinaba en su hogar. A su regreso, Fé era una persona diferente. Se había cortado el cabello rubio muy corto y vestía con ropa que algunos describirían como "de chico". Su tía, preocupada por los cambios que notaba en ella, le pidió que asistiera a clases de catequesis, esperando que eso ayudara a corregir lo que, según ella, era un comportamiento extraño.
Fue en esas clases de catequesis donde ya estaban Isaac , Sarah y Jazmín, el grupo se reencontro . Al principio, Isaac apenas la reconoció. Ya no era la chica que recordaba de su infancia; Fé ahora tenía una presencia que lo inquietaba, aunque también lo intrigaba. Durante las clases, Fé no prestaba mucha atención a las lecciones y, en lugar de eso, se dedicaba a observar el aula con una mezcla de aburrimiento y desdén. Sin embargo, fue fuera del aula donde realmente comenzaron a conectar.
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