Cap Shorts , 2 , Una cita no cita
**Capítulo: El Acuerdo del Sábado**
Isaac se levantó temprano esa mañana, el sol apenas asomaba por la ventana de su habitación, pero él ya estaba completamente despierto. No era un día cualquiera. El viernes por la noche, había estado más nervioso que de costumbre, y su madre lo había notado. Ella sonrió con calidez cuando Isaac, algo incómodo, le mencionó que saldría con una chica el sábado. Para la madre de Isaac, esto era un signo de que su hijo finalmente estaba experimentando lo que ella consideraba una juventud normal. La sonrisa en su rostro era de pura alegría y alivio.
—¡Isaac tiene una cita! —pensó para sí misma, casi sin poder creerlo.
En la cocina, Sarah se encontraba desayunando cuando Isaac entró. La noticia de su "cita" no tardó en llegar a ella, y aunque al principio estuvo incrédula, pronto una sonrisa traviesa apareció en su rostro.
—No puedo creerlo, Isaac. ¿Tienes una cita? —dijo Sarah, con un tono juguetón, mientras revolvía su té .
Isaac, sintiéndose un poco avergonzado, evitó su mirada.
—No es lo que piensas, Sarah —respondió con calma—. Sólo es un acuerdo entre amigos.
Sarah levantó una ceja, intrigada.
—Un acuerdo, ¿eh? Bueno, de todas formas, me alegro de que por fin te estés soltando un poco —dijo, dándole un suave golpe en el brazo—. Estoy segura de que será divertido, sea lo que sea.
***
Por otro lado, en la casa de Jazmín, Fé estaba parada frente a un espejo, con un vestido rosa que rara vez se atrevía a usar. El vestido era suave al tacto, hecho de una tela delicada que caía con gracia hasta sus rodillas. Nunca antes había sentido la necesidad de arreglarse tanto, pero esa mañana había decidido hacer una excepción. Incluso había pedido ayuda a Sarah y Jazmín para maquillarse.
—No me lo creo, Fé —dijo Jazmín, mientras aplicaba el último toque de rubor en las mejillas de su amiga—. Estás... ¡wow!
Sarah, que estaba a su lado, asintió con entusiasmo.
—Pareces una princesa, Fé. Ese chico no sabrá qué decir cuando te vea.
Fé sonrió, pero por dentro, su estómago estaba lleno de mariposas. No por la "cita" en sí, sino por lo que significaba. Ella e Isaac habían acordado un reto importante, uno que ambos sabían que no sería fácil, pero estaban determinados a cumplirlo.
Finalmente, el timbre de la puerta sonó, y Fé sintió cómo su corazón latía con fuerza. Sarah y Jazmín la acompañaron hasta la puerta, y cuando la abrieron, ambas se quedaron sin aliento.
Ahí estaba Isaac, con una sudadera roja y un ramo de flores rojas en sus manos. Ambas chicas se quedaron boquiabiertas al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo.
—¿La cita es con... Fé? —preguntó Sarah, sorprendida.
Isaac asintió, un poco tímido, pero firme.
—Sí, pero no es lo que creen. Es sólo... bueno, es complicado.
Antes de que Sarah o Jazmín pudieran reaccionar, Fé sonrió y tomó las flores.
—Gracias, Isaac. Son perfectas —dijo, sosteniendo el ramo con cuidado, aunque por dentro estaba enfrentando su miedo a los gérmenes que podrían estar en las plantas.
Isaac le ofreció su brazo, y Fé lo tomó sin dudar, a pesar de su aprensión por tocar la piel de otros. Cuando salieron juntos, se notaba la complicidad entre ellos, aunque Sarah y Jazmín todavía estaban procesando lo que acababan de presenciar.
—¿Qué acaba de pasar? —murmuró Jazmín, incrédula.
Sarah simplemente sacudió la cabeza, sonriendo.
—Lo que sea, creo que Isaac finalmente está encontrando su camino. Eso es lo importante.
***
La primera parada del día fue el cine. Isaac y Fé caminaron juntos hasta la taquilla, donde Isaac compró los boletos para una película de terror con temática paranormal. Fé miró el póster de la película con una mezcla de curiosidad y temor.
—¿Estás segura de que podrás aguantarla? —preguntó Fé, mientras Isaac le entregaba el boleto.
Isaac respiró hondo. Las palabras "demonios" y "posesiones" siempre habían desencadenado en él la necesidad de rezar, de pedir protección. Pero ese día, él estaba decidido a resistir.
—Lo intentaré —dijo, sonriendo con confianza—. Y tú, ¿crees que podrás manejar las flores?
Fé miró las flores rojas en sus manos y asintió.
—Haré mi mejor esfuerzo.
Durante la película, cada escena que normalmente habría hecho a Isaac rezar, lo hizo apretar los puños y concentrarse en respirar. Fé, por su parte, se aferró al ramo de flores, tratando de no pensar en los gérmenes que podrían estar al acecho. Ambos estaban nerviosos, pero sabían que el objetivo era importante.
Después de la película, caminaron juntos a una hamburguesería cercana. Fé nunca había comido en un lugar así; el miedo a la suciedad de los restaurantes siempre la había frenado. Pero ese día, se sentó junto a Isaac y pidió una hamburguesa con todas las guarniciones. Cuando el plato llegó, miró la comida con nerviosismo.
—Puedo hacerlo —se dijo a sí misma, mientras tomaba un mordisco.
Isaac la observó con una sonrisa de aprobación. Él sabía lo difícil que era para Fé, al igual que ella sabía lo difícil que había sido para él ver esa película sin recurrir a sus rituales. Ambos estaban logrando algo importante.
Cuando el día terminó, Isaac y Fé caminaron de regreso, su misión cumplida. Habían pasado toda una tarde sin recurrir a ninguno de sus rituales obsesivos. Aunque no eran una pareja en el sentido tradicional, su vínculo había crecido ese día de una manera que ambos sabían que duraría.
—Lo logramos —dijo Fé, cuando llegaron a la puerta de su casa.
—Sí, lo hicimos —respondió Isaac, dándole un abrazo rápido antes de que Fé entrara.
Mientras Isaac se alejaba, no pudo evitar sonreír. No había sido una cita en el sentido convencional, pero para él y Fé, había sido mucho más que eso. Habían demostrado que podían superar sus miedos, y en ese proceso, habían fortalecido su amistad más allá de lo que cualquiera podría imaginar.
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