Si pudiera volver al ayer
Es interesante... como puede cambiar todo en tan pocos segundos.
En un segundo estás en el funeral de uno de tus amigos, y al siguiente escapas de ahí debido a un tiroteo repentino.
Pogo guardó silencio mientras el padre Jose Cristo hablaba.
—¿De verdad no te arrepientes de nada, Gustabo?
¿Se arrepentía de algo del pasado? Je, no. Nunca. Cada pequeña cosa, cada palabra hiriente, cada golpe, cada acuchillada, cada muerte, cada sufrimiento... No. A Pogo poco le importaba. De hecho, estaba orgulloso de todas y cada una de ellas...
Sin embargo...
—Solo de una—respondió el payaso, rompiendo el silencio.
—¿Solo una?
—Solo una—reafirmó.
—¿Y qué hace a esa ocasión tan especial? ¿Por qué sientes remordimiento solo por esa muerte, y no por otras? Dices que en la mafia te sentías feliz y seguro, incluso te sentías en familia, y aun así los abandonaste. No tienes remordimiento respecto a eso, ni al sufrimiento que has provocado, ¿qué hace esto diferente?
Nuevamente guardó silencio.
—No puedo ayudarte si no me dices qué sucede, criaturita celestial.
Silencio.
El padre suspiró. Tal vez debería llamar al superintendente, Gustabo parecía ido y no quería arriesgarse a salir herido debido a la pobre estabilidad mental del hombre.
—¿Me podría traer algo de agua, por favor, padre?—preguntó bajito, con la voz cansada debido a la pérdida de sangre que le estaba ocasionando la bala en su costado.
—Claro, criaturita bendita.
El padre salió del confesionario, mientras Pogo reflexionaba en la soledad de la habitación.
Desde siempre, Gustabo y Horacio se movían de lugar en lugar, tratando de alejarse de los problemas que él había causado.
Pero en uno de esos viajes, creyeron encontrar el lugar correcto para asentarse. El inicio no fue el mejor, pero Gustabo encontró algo que jamás creyó tener: amor.
Gustabo se había enamorado de un hombre, un policía para ser exactos, que conoció al sufrir un accidente automovilístico. Cuando se conocieron, Gustabo no sabía que era policía, pues llevaba el uniforme de un Samur. Fue más tarde, todo por una broma que fue más allá entre Gustabo y Horacio (o James y Joe como se llamaban antes), qué se enteraron que lo de Samur solo era una tapadera y les hizo jurar que no le dirían a nadie.
Y eso hicieron. No dijeron nada... Pero James se le pegó como un chicle.
»—¿Puedo saber su nombre, oficial?—preguntó con disimulo el rubio.
—Soy el Teniente Aiden Pearce—respondió con algo de recelo el castaño. «
En un segundo estás en el confesionario, frente al cura; y al otro estás siendo rodeado por el Superintendente Jack Conway y el agente de la CNI Horacio Pérez.
»—James Rodríguez y Joe Jhonson, ¿otra vez ustedes dos?—su voz, aunque tranquila, mostraba el claro regaño que se les venía encima.
—Hola Teniente—saludó James con un ligero tono coqueto.«
—Estás rodeado, Gustabin. No tienes escapatoria.
—¡¿EL CURA ME HA VENDIDO?!—exclamó con enfado.
—Tranquilízate , solo queremos hablar. Ni siquiera venimos armados—volvió a hablar el superintendente.
»—¿Sabes que no es necesario meterte en problemas para venir a verme?—cuestionó con un suspiro exhaustivo—. Es tan fácil como venir y preguntar por mí.
—Lo sé—respondió James. A pesar de estar esposado y tras unas rejas, no hizo flaquear para nada ese tono y sonrisa coqueta—. ¿Pero donde estaría lo divertido entonces, mi teniente?«
—¡RATAS! ¡SON TODOS UNAS RATAS! ¡HAN ABATIDO A MIS AMIGOS POR LA ESPALDA!—recriminó con ira Pogo.
—¡¿Y QUE HAY DE VOLKOV?! ¡LE DISPARASTE A MATAR CUANDO ÉL NO PODÍA DEFENDERSE!—contraatacó Horacio con el mismo tono.
»—James, ¿tienes familia?
—Uuhh—el mencionado se removió un poco incómodo por la pregunta—. Tengo ideas vagas... mis recuerdos son borrosos... crecí con Joe con su familia, hasta...
—Hasta que se escaparon—adivinó. James no lo negó—. Lo siento entonces, no debí preguntar tan a la ligera.
—No te disculpes, tengo a Joe, y esa es la única familia que necesito—desestimó con una sonrisa brillante.«
—No voy a hablar contigo, Pogo. Quiero hablar con Gustabo—habló con tranquilidad el súper.
—¿Por qué no le dices a Horacio y Gustabo todo? ¿Por qué no le dices la verdad?
—¿De qué habla, súper?—cuestionó el mencionado.
—No tengo nada que hablar contigo, Pogo—reiteró Conway—. Déjame hablar con mi hijo.
»—¿Sabes, Aiden? He estado pensando...
—¿Sobre qué?
—Quiero ser policía.
Aiden se atragantó un poco con su café.
—¿A qué se debe tan repentino interés? Creo que querías ser psicólogo o abogado—preguntó con genuino interés.
—¿Recuerdas cuando me preguntaste acerca de mi familia?—Aiden asintió—. Bueno, tengo un recuerdo borroso, pero creo recordar que él era policía.
Y sucedió lo que nunca creyó ver: Aiden se estaba riendo.
—¡No te burles!—las risas se hicieron más fuertes—¡Aiden lo digo en serio!
A pesar de sentirse ligeramente molesto (y ofendido), James empezó a reír también.«
—¿C-Cómo que su hijo, súper?—preguntó incrédulo el de la cresta.
—¿Lo entiendes un poquito más, Horacio? ¿El por qué de mi actitud psicótica e inestable? Es debido—apuntó a Conway—, a este señor. ¿Crees que le debo respeto a alguien que abandona a sus propios hijos?
—¡Yo no los abandone! ¡Eso es mentira!
—Pero Gustabo... no puedes matar a tu propio padre. ¡Es tu padre!—trató de razonar Horacio.
—¿Mi... mi padre?—un repentino tono de asombro salieron de los labios de Gustabo, y un repentino dolor de cabeza hicieron que cayera al suelo.
»—Aiden...
—¿Qué pasa?—preguntó ligeramente alarmado. El tono de inseguridad de James no le gustaba, él no es así. ¿Le habrá pasado algo? ¿Otra vez se metió en una pelea y lo amenazaron con alguna mafia chunga? ¿Le-?
—Me gustas, ¿te gusto?
... ¿eh?
Repentinamente, ambos comenzaron a tener calor, y bajaron sus miradas, sin notar las mejillas rojo fuego del contrario.«
Al verle caer, Conway corrió rápidamente a su lado.
—¡Gustabo! ¡Tienes que luchar! ¡Gustabo!
—¡Aggh!
—¡Levántate, hijo! Hijo... por favor.
—¡¿Horacio?!—exclamó de repente, asombrado.
—Gustabo...
—¡¿Papu?! ¿Que está pasando? ¿Donde estamos? ¡¿POR QUÉ ESTOY SANGRANDO?! ¡¿QUÉ ME HAN HECHO?!—en su voz se reflejaba el terror que estaba sintiendo. Se sentía asustado, confundido y traicionado.
»—¿Aiden?
—¿Sí?
—Te amo.
—Y yo a ti.«
—¡Ha sido Pogo!
—¡¿Quien es Pogo?!
—¡No lo entiende, Horacio!
Como pudieron, Conway y Horacio trataron de explicarle la situación, pero Gustabo se ponía cada vez más nervioso.
—¿Y por qué me has llamado "hijo"?
—Porqué eres mi hijo.
—¿Cómo puede ser eso?—las lágrimas ya estaban a flor de piel, arruinando su maquillaje.
—No lo sé... —fue lo único que pudo contestar Conway.
Y Gustabo volvió a caerse al suelo.
»—¡JAMES! ¡REACCIONA! ¡NO DEJES QUE TE CONTROLE! ¡JAMES!«
—¡Agh!
—¡Gustabo, levántate! No puedes morir aquí, en una iglesia. ¡Tenemos que llevarte al hospital!
—¡Moriré con estos harapos horribles!
—¡Que no, Gustabo! ¡Vamos!
—Tienes razón... pero déjame ir por una cosita—sin que los otros dos lo notaron, una sonrisa siniestra se dibujó en los labios del rubio teñido mientras se dirigía a la sala contigua.
»—Lo siento, hombre de altos recursos económicos, pero no dejare que me separes de Gustabo—y con esas palabras, sin miramientos ni culpa, apretó el gatillo.«
—¡NOOOO! ¡Gustabo, ¿qué has hecho?! —gritó horrorizado Horacio. Gustabo había herido de gravedad a Conway con un machete.
—¡Oh! ¿Me vas a disparar? ¡No tienes los huevo! ¡NUNCA LOS HAS TENIDO! ¡HAHAHAHA!
»—¡Aiden! ¡AIDEN! ¡Perdóname por favor! ¡Reacciona, bebé! ¡Aiden! ¡¡AIDEEEEEEN!!«
Horacio disparó.
Y Gustabo parpadeó.
¿Él solo...?
—Sálvalo, Horacio. Sálvalo—rogaba entre quejidos Conway, mientras tanto él como su hijo se desangraban en el suelo.
»—Jammy... no te culpo ... de nada... Ten por seguro que ... te estaré esperando...
Y el corazón del Teniente General de la CNP dejó de latir, mientras su novio pegaba gritos desgarradores, aferrándose a su cuerpo.«
—Esto aún no acaba, hombrecitos tristes—río el payaso, mientras escupía sangre. Sacó un detonador y, antes de que lo presionara...—. Aiden... —susurró con asombro y anhelo, pues podía jurar que, por un milisegundo, pudo ver al hombre que amaba frente a él, sonriéndole y extendiéndole la mano—, por fin podremos estar juntos.
Con una sonrisa tranquila y una lágrima corriendo por su mejilla, apretó el detonador.
Y la iglesia explotó.
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Preguntas frecuentes:
•¿Pogo mató a Aiden? Si, efectivamente.
•Se dice que Pogo solo protege a Gustabo. Si Aiden era su felicidad, ¿por qué lo mató? Debido a que con Aiden Gustabo se sentía seguro y amado, Pogo ya no aparecía. Se sintió amenazado, y por eso decidió matarlo. Con Aiden, ya no hay Pogo; Sin Aiden, hay Pogo. Así de simple.
•Al final Aiden llamó Jammy a James, ¿es un error? ¡Para nada! Quería dar a notar, entre pequeños diálogos y pistas, como Aiden empezó a cambiar de ser el oficial serio y receloso del primer diálogo, a ser un hombre más dulce y comprensivo al final por su relación con James (Gustabo).
• ¿Quien apretó el detonador al final? Eso queda a interpretación suya :)
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Me podrán quitar mi Intenabo, pero no me quitarán mi Jaiden (?).
Y hasta aquí. Espero que les haya gustado :)
La verdad, mientras escribía esto, estaba llorando. No sé si fue por lo que escribía o la música sad de fondo (tal vez ambos), pero no paraba de llorar en la parte final 😔
Esta historia está originada por un HC (Headcanon) que tenemos unas amigas y yo en nuestro discord de ElPuebloRP dedicado a nuestro teniente Aiden 💕
En ella estipulamos que Pogo había matado a Aiden (debido a que Aarongk35 ya no jugaba como Aiden porque se había cansado de la poli, así que "temporalmente" está con otro PJ) y que eso había provocado que huyeran lo más rápido de ahí. Siendo la última vez que Pogo apareció.
Re loco, pero bueno, en su momento para nosotras tenía sentido (?)
Ejem, bueno, me despido.
¡Gracias por pasarse a leer! 😌
#GraciasSpainRP
28/08/2020
♠️LadyMarionette99♠️
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