Luego de pasar nuevamente por un estado de máximo calentamiento global sintiendo estallar mi cara en diversos tonos de rojos y sin saber qué mierda acotar, mientras Jeon se regodeaba de mi desafortunado momento, me encuentro en la cafetería de la universidad sentado y a la espera de que él y su castaño amigo realicen los pedidos de todos para almorzar.

El ambiente dentro de todo es agradable aunque a mí me cueste relacionarme un poco, a pesar de que la rubia insistente frente a mi porte me observé como si fuéramos amigos de toda la vida buscando sacarme una a una cada maldita palabra. ¿Es que no se cansa de hablar? Pareciera que tuviera un hemorragia verbal en dónde se le olvida que existen puntos y comas que respetar. Y creo que por momentos se le olvida hasta que debe respirar.

"¿Así que no tienes hermanos o hermanas?" nuevamente cuestiona. Y cuando estoy por contestar, ella se responde sola diciendo que mejor, así por un lado tengo la suficiente intimidad. A ella le toca compartir cuarto con una hermana pequeña y sumamente metida según ella.

Así que solo asiento mi cabeza tratando de esbozar una pequeña mueca con mi rostro que indique que no la estoy ignorando por completo mientras me como con la visión cada parte fibrosa del sistema muscular de su novio.

¡Maldición! Debería estar enfocándome en el otro y no en su escultural cuerpo que me llama como un imán al hierro.

Lamentablemente estos últimos tiempos, diría más bien eternas, épocas de sequía me traen aparejado no poder quitarme la venda de mis ojos. Pero como había dicho anteriormente, su castaño amigo está para un buen chirlo, así que si me quiere marcar a lo venado ¿quién soy yo para oponerme a un momento de revoleo extasiado de ojos? Si solo pudiera manejar este estúpido corazón que cuando oye a Jeon por poco no se desnuda y grita ¡Aquí estoy! mostrándose en pelotas.

—¿De qué hablan bonito? —suelta el castaño arrimando su cuerpo con su bandeja y la mía.

—Solo Jimin, ¿sí? Gracias —contesto tomando los suplementos de mi bandeja a lo que la rubia replica toda emocionada.

—Eres como un tierno, y a la vez, arisco gatito, Jim.

¡Lo que me faltaba justo a mí! Entrar en la fauna de diminutivos y motes cariñosos para personas de un humor tan especial como el mío.

—No lo molestes rubia —anuncia Tae de acuerdo a lo que habrá visto en mi rostro. Y la verdad, es que su intervención no me desagrada para nada —. Si quieres puedo usar tu nombre de pila, y a la rubia le digo tarada.

—¡Pero Tete! ¡Qué cosas dices! —suelta exasperada la novia de Jeon y muerdo mis labios para no emitir la más mínima sonrisa.

—¿Qué les están haciendo a mi pobre chica? Miren como está de empacada, a ver si la cortan porque luego nadie se la banca y soy yo quién tiene que fumarla —suelta al que quiero sacarme de la maldita cabeza colocándose frente a nosotros y bajo la atenta enojada mirada de su novia. Y "con nosotros" me refiero al castaño casi sentado a upa mío.

—Jodete Jeon, quién te manda a buscarlas así de... bonita y preciosa Jiminie —finaliza Tae cuando la rubia lo perfora con sus grandes ojos.

Y ante su nombramiento, grandes se componen mis ojos. ¿Me estás diciendo que de todos los condenados nombres del jodido universo debemos compartir justo el mío?

—¿Te llamas Jimin? —cuestiono aturdido porque ¡maldita sea! Mi estúpido corazón galopante a lo caballo de carrera resuena con fuerza de solo hacerse la cabeza de que Jeon puede confundirse de Jimin aunque solo sea una puta vez en la vida.

—Así es Jim, pero prefiero el rubia o cualquier diminutivo que mi hermoso corazón de melón me ofrezca, y deja de decir que tienes que fumarme bombón o no te daré nada cuando quieras — finaliza pellizcando la cara de aquel que quiero restregarme con mi vida, mientras él, olímpicamente la ignora.

—¿No es una gran casualidad boni... digo Jimin? Me refiero a que se llamen iguales ¿no? Lo único es que uno es mujer y el otro hombre, uno rubio y el otro...

—Jimin también es rubio —suelta Jeon masticando como si nada importara y sin reparar de que lo que acaba de anunciar es un condenado problema a sortear para mi gusto.

—¿C-cómo l-lo sabes? —pregunto ante la cara de total asombro de la rubia y el castaño que me observan como buscando algún indicio de otro color de pelo sobre el renegrido mío.

Y por un temeroso momento se me viene a la cabeza, la posibilidad de que sepa quién soy yo y lo que hice en mi pasado. Y por un efímero instante soy nuevamente aquel niñato flacucho de cabellos dorados y ropa de colores pasteles que se percibe pequeñito bajo el intenso poder del escrutinio de sus renegridos ojos.

—Por el crecimiento al costado de tus orejas. A parte de que los imperceptibles vellos que surcan tu rostro son demasiado claros para alguien de cabellera tan obscura, me imagino que te sucede lo mismo en tus brazos, ¿no? —anuncia elevando su visión hacia mi rostro.

¡Y maldita sea! Que casi desfallezco creyendo que sabía realmente quién era y que me había descubierto completamente e irremediablemente enamorado suyo.

—Wow, si que eres observador bombón, yo nunca me habría dado cuenta —dice la rubia a lo que Tae bromea diciendo que ni explicándole con manzanas hubiera entendido la situación.

Pero lo que pasa desapercibido por los otros al estar peleando como dos adolescentes, es el escrutinio que me regala Jeon con sus ojos a medida que muerde un trozo de su comida. ¡Y les juro por mi vida que esta vez no estoy soñando despierto! Su mirada me recorre con extraña curiosidad o excesiva liviandad que me da a entender que me imagina sin mis malditas ropas.

—¿Te encuentras bien? Pareces un poco sofocado —cuestiona Tae a mi lado arrimando su mano hacia mi frente y a lo que de inmediato reacciono esquivando su toque antes de que aterricé en mi cara.

—Si, estoy bien, solo algo acalorado, con su permiso —articulo levantándome de la silla para ir directo hacia los baños.

Gracias por pasarte😍

Los amito mucho♥️