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➡️Cap.87🔙

Tratar de mantenerte en pie cuando te tiemblan las piernas recordando la tremenda follada en el pasillo mientras la ducha templada intenta despejar tus locas ideas de agarrar un cuaderno y dedicarle poemas a la engrosada vena que te hace sentir poseído, debería haber sido insensato.

Si no fuera porque luego del baño y cuando estaba tirado en la cama esperando a que mi pelo se secara, salieron versos con dibujos de más sugestivos plasmados en una hoja blanca y que -por supuesto- no me di cuenta hasta que sentí un peso extra encima mío que repetía como un loro "¡Dios mío Jim! Eres un tremendo cochino..."

Y para mi maldita suerte, los dibujos eran demasiado detallados y explícitos que hasta yo me sorprendí cuando salí del trance artístico y me vi reflejado en el dibujo ¡¿pero a quién se le ocurre dibujar su propia cara a boca estirada mientras se pega la atorada de su vida?! Porque sí, hasta las lagrimitas estaban detalladas.

¡Dios mío! Que aguantar al tarado de Tae debería haber sido lo de menos si no fuera porque repetía una y otra vez las palabras: "¡Que condenada delicia!" mientras lo perseguía en bata por toda la casa.

Y para colmo, encontrarme luego a mi querida Hana Teresa levantando del suelo lo que salió volando desde las manos del castaño y que tiene forma de la prueba del delito de que su hijo tiene de virgen, quizás, el ombligo. Solo significa una cosa, prepararme mentalmente para la posterior ola de cargadas innecesarias ¿Es qué no se puede pedir todo en esta vida, no? ¿Cómo el ser un erótico espécimen sin que se entere medio planeta de tus hazañas?

Eso me pasa por ser colgado con la cabeza de arriba y la de abajo. Y ahora que estamos en la mesa de la cocina, no me concentro un carajo.

¿Cómo puede ser que el castaño esté tan tranquilo de que la gringa haga el trabajo con el dueño de mi creciente delirio? Es que ¡vamos! Jung Kook está más partible que galletita salada y a la gringa que no se le escapa nada... Ya me imagino la sugestiva arrinconada que se darán mientras buscan la información para estudiar. ¡Dios! Debo dejar de imaginar lo que no debo recrear en mi trastocada cabeza. Jung Kook me ha demostrado que puedo confiar, no puede ser que me deje llevar por unos celos infundados aunque la gringa me diga que ya se comió ese delicioso pedazo.

—¿Jim, acaso estás escuchando? Si no me vas a dar bola, y ya sé que la que me gustaría no me darías, ¿para qué estamos investigando? O mejor dicho, ¿para qué estoy investigando? —suelta el castaño todo enojado cuando se percata de que mi cabeza está en cualquier lado.

Por lo pronto, lo miro y todo resuelto, agarro la cuadernola para ver de qué demonios estamos hablando hasta que leo: "¿Cómo desarrollar un proyecto de Software?" y es como si leyera chino básico...

Necesito poner en orden mi cabeza y darle prioridad a lo súper necesario.

Nada de Jung Kook encuerados, ni de cuadraditos marcados o de pensamientos lujuriosos que quieren hacer de mi cerebro un antro culposo. Yo venía bien con el material de estudio de antemano, pero se me fue la mano para otro lado y me quedé estancado. Por no decir embaucado en un lujurioso camino sin retorno dónde el protagonista es un chico malo que me tiene hipnotizado.

—¿Jim?

—Ya estoy aquí, ¿decías? —anuncio todo superado y tratando de disimular mi humor trascendental, aunque por la cara de Tae, lo de disimular no me estaría dando resultado.

—¿Sabes que puedes decirme lo que quieras, no? Cuentas conmigo para lo que sea. Pero si estás así por el dibujo que me guardé en el bolsillo, no te lo devuelvo una mierda —suelta el castaño entre risas a medida que recibe paliza con la palma de mi mano.

—Tú, hazte el desentendido, ¿cómo puedes estar tan tranquilo cuando tu media naranja estará con el que -antes- se la pelaba?

"¿En serio salió esa frase desde mis labios?" Medito a medida que Tae se ríe suave y por lo bajo.

—Hay pequeño gringo... Eres una cosita por demás explosiva. Tiene razón tu marido, necesitas relajar tu perspectiva y aprender que hay verdadera amistad en ese par... Y contestando a tu pregunta, la gringa no es mía. Estamos bien juntos como bien te has dado cuenta, pero ella tiene autonomía. ¿De qué sirve hacerte la cabeza innecesariamente?

—¿Sabes lo qué la gringa me refriega en la cara? —digo pensativo y queriendo provocar su inseguridad como un mezquino reflejo de la mía.

—¿Qué se lo comió "antes" a tu marido? Ya me lo ha dicho cuando le digo que tiene buenas cachas —suelta como si nada y eso me engrana.

—No es mi marido, y no me hace una puta gracia tus dichos... Allá tú y tu relación extraña con la gringa —suelto pseudo ofendido.

—Hay Jim, de extraña no tiene nada. A ti te hemos visto en pelotas en esta misma cocina y no andamos ventilando que eres exhibicionista. Al contrario, respetamos su modo masoquista. Hablando de eso, la gringa me dijo que nunca fue así con ella... Tú, le despiertas sus más bajos instintos.

Mi cara se torna de un pequeño rubor a un intenso rojizo a medida que me percato de sus dichos. Y les juro que trato de controlar mis sentimientos negativos que quieren adoptar la forma de celos desmedidos cuando la conversación deriva a la relación anterior de la gringa con el dueño de mi desvarío.

—Lo siento, realmente trato de controlar mis instintos asesinos y se me complica demasiado... ¿Quizás? El haber sufrido tanto por amarlo obsesionado de niñato me hace que no lo pueda amar sano —anuncio cabizbajo.

Y de inmediato, Tae se acerca y me rodea con sus brazos diciendo: —Nadie habló de algo insano, es su manera de amar... Lo único malo aquí es que tus celos no te dejen ver ni pensar con claridad, pero creo que es algo que con el tiempo aprenderás a sortear. A esta altura, ya debes tener en claro que Jung Kook te ama y demasiado, ¿no? La gringa no tiene posibilidad. A parte, me tiene a mí, a este cuerpazo tallado a mano. No tendré los abdominales de Jung Kook pero tengo tremendo pedazo.

—¡Eres un tarado! —le suelto a las risas, dando una nueva perspectiva a mi visión, ya que si él se la puede bancar, ¿por qué yo no sería capaz?

Es algo en lo que debo trabajar más...

Amar, no es antónimo de libertad.

Se puede y se debe confiar.

Amar no es atar, es acompañar...

Y aunque mi mente me las quiera jugar, yo voy a poder y lo voy a demostrar.









































El Tae y su pedazo 😏

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