Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Abogada del diablo

Hora de salida.

Consigo apartar a Gus del resto de la manada. No se entera de nada cuando lo llevo a la vuelta de la esquina. Me asomo y veo a lo lejos que Alex y sus amigos cruzan la calle hacia la cafetería donde compran chucherías y pierden el tiempo. Se ven bastante cómodos aunque no esté Gus. Es gracioso cómo entre chicas no nos despegamos ni para ir al baño.

―Necesito que me hagas un grandísimo favor―digo agarrándolo de sus huesudos hombros.

―¿Yo?―parpadea como luchando por mantenerse despierto.

―Si, y vas a tener qué acompañarme.

Media hora más tarde Clara nos abre la puerta.

―Creí que estabas bromeando―dice mirando a Gus.

Como amiga que respeta el protocolo, la llamé antes de llegar a su casa. Ella es otro elemento de mi plan.

―Dijiste que tu pie estaba mejor.

Clara entorna los ojos.

―Pero si chocamos va a ser tu culpa―cojea hasta su auto con las llaves en la mano.

Me acomodo cerca de Clara que mueve la cabeza sabiendo que este es el colmo, pero como buena amiga que es, está dispuesta a cooperar.

Estoy más que lista para pisar el acelerador cuando se necesite, mientras Clara se encarga del resto. Sí, es el colmo.

Cuarenta minutos después nos aparcamos delante de un billar casi subterráneo en el centro de la ciudad.

―¿Vas a entrar aquí?―dice mirando hacia la puerta metálica que se encuentra en un territorio desnivelado.

―Esa es la idea.

Según Gus, Santiago trabaja a esta ahora.

Gus y yo bajamos. Dejo que él se haga cargo de hablar con el sujeto que cuida la entrada y que sólo asoma sus ojos por una rendija en la puerta metálica.

―Sabes que me hago de la vista gorda contigo y los muchachos―le dice el guardia―.Pero no puedo dejar que entre una niña.

Chasqueo la lengua y me llevo a Gus aparte.

―Vas a tener que entrar tu sólo, y vas a decirle a Santiago lo siguiente: "Anabel necesita que salgas de tu trabajo un momento porque..." Oye, ¡Deja de ver a ese perro!

―Ah, perdón.

Suelto un lloriqueo y dirijo una mirada suplicante al guardia.

―Pierdes tu tiempo ―dice el hombre―.Nada se va a grabar en esa cabeza.

―Por favor, es importante, vaya usted, será rápido.

―No puedo dejar mi puesto, niña.

―Por favor señor, es una emergencia, verá, estoy tratando de salvar a mi compañero de equipo antes de que Chino...

El brusco sonido metálico del cerrojo corriéndose se deja oír.

―Hubieras dicho eso antes, que sea rápido―dice con semblante serio.

Beso la mano del hombre como si se tratara del Papa.

Conforme nos internamos , es difícil para mí ver el camino. Gus se mueve sin muchos problemas entre la espesa neblina que provoca el humo de cigarro. Resulta casi imposible no asfixiarse con la peste.

Los sujetos presentes, algunos de mi edad otros más grandes, me chiflan y dicen piropos con distinto grado de obscenidad. Nada que no haya escuchado al pasar por un edificio en cosntrucción. Tristemente es el tipo de inmunidad que las chicas adquirimos al crecer.

Por suerte, en la barra de bebidas veo a Santiago secando los vasos de vidrio.

―¡Santiago!―empujo a Gus a un lado, corro hacia él y me desplomo en la húmeda superficie de la barra.

―¿Anabel? ¿Qué estás haciendo aquí?

―Vengo por tí, eres la única persona mayor de edad que puede acompañarme a hacer un par de cosas.

―Claro, le aviso a mi jefe.

Santiago silva a un sujeto que apenas es visible al otro extremo de la barra y le hace una seña de que va a salir. Bien, creo que recibió el memorandum.

Clara se retoca el rímel, mira por el espejo retrovisor con la boca abierta a Santiago subirse en el asiento trasero.

―Perdón por las molestias―se disculpa él.

Mi amiga guarda su maquillaje en la guantera sin dejar de ver el reflejo de Santiago.

―Interesante selección de compañías―me dice en voz baja.

Me giro para verlos a todos.

―Quiero darles las gracias por su ayuda, si todo sale bien, quizá las cosas vuelvan a ser normales.

―¿Normales-normales o normales-Anabel?―pregunta Clara, a lo que le doy un manazo en el hombro.

Gus suelta una risita.

―Estás hsciendo algo muy generoso por Alex―comenta Santiago.

―Demasiado generoso diría yo―dice Clara en tono burlesco.

―¿Cuántas veces quieres que te explique? Es por el proyecto, si Chino no nos deja en paz no vamos a terminarlo nunca.

―Seguro que sí―dice Clara guiñando un ojo a los chicos.

―Cualquiera que sea la razón, Alex lo agradecerá un día―dice Santiago.

―Con un beso―se burla Clara y hace una trompa desagradable en dirección hacia mí, imitando el sonido.

―Bah―protesto mirando por la ventana―.Ahora resulta que un chico y una chica no pueden ser amigos.

―Vamos, admítelo, ¿a que es guapo? A su modo pero guapo.

―Yo soy más guapo―dice Gus y se echa a reír.

―No está mal―añade Santiago.

Y yo no puedo creer que todos conspiren en mi contra. Si Alex es guapo o no, ¡no es el momento de discutirlo!

Luego de una rápida parada a una tienda de autoservicios, llegamos a nuestro destino. Agarro la bolsa con mis compras, una caja de chocolates (para mamá) y otra que contiene una docena de cajetillas de cigarrillos.

―El policía dice que todavía es hora de visita―me dice Santiago.

Clara me desea buena suerte y yo me preparo para cruzar una más de mis nuevas y bizarras fronteras: La Correccional de Menores.

Ya que apruebo la inspección de rutina que una mujer policía lleva a cabo (de lo cuál no voy a comentar los detalles) llego a la sala de visitas.

Hay varias filas de mesas y bancas, donde varios familiares hablan con los internos. No se percibe un ambiente funerario o tenebroso en realidad.

―Pero si es la niñera del gusano―dice Chino, sentado con la soltura de todo un maloso.

―El uniforme te sienta bien, al menos―digo acomodándome frente a él.

―Todavía tengo tu recuerdito―dice enseñándome la oreja, no lo mordí tan fuerte, pero le quedó la marca.

―Perdóname por eso Chino ¿hay algún código de pandillas para que quede todo olvidado?

―Si, se llama venganza.

―¡No le pegarías a una chica!

―Tengo amigas que con gusto lo harían.

―¡No, no! ¿para qué hacer más grande este asunto?

Chino escupe a un lado.

―Me la debes, tu y ese imbécil, los dos me la van a pagar.

―Si nos matan te van a encerrar.

―¡Ya estoy encerrado!―dice golpeando la mesa con el puño.

―Me refiero a la cárcel de verdad, una cadena perpetua.

―¿Crees que estoy de vacaciones? Hay un sujeto aquí que quiere ahoracarme los bajos con unas pinzas.

Instintívamente aprieto las piernas.

―¿El Calambre?―pregunto recordando que Alex lo mencionó la noche que Chino nos interceptó.

―Ese infeliz.

De la bolsa de plástico saco la caja de cigarrillos que deslizo hacia él.

―Por eso te traigo este pequeño soborno.

Chino respinga.

―Te burlas de mi―dice golpeando su puño otra vez.

―No... los traje porque oí que los cigarrillos son como el dinero de la cárcel, puedes cambiarlos por cosas ¿no? o hacer alíados.

Más vale que entre en materia antes de que termine de irritarlo.

―Además, vine también a ofrecerte un trato.

―Tu no tienes nada que yo quiera.

―A que sí. Los dos sabemos que Carmina es del tipo indeciso, para decirlo de forma elegante. Tú y Alex, Alex y tú, es una decisión muy difícil.

Chino me mira con desconfianza.

―Ella está conmigo―me dice.

―Si tu lo dices... el asunto es que necesito a Alex concentrado para nuestro proyecto.

Una carcajada demencial sale de la garganta de Chino.

―Ese gusano, haciendo la tarea...

Ya impacientándome, trato de seguir adelante, ignorándolo.

―Esa estúpida tarea puede mantenerle las manos tan ocupadas que no tendrá tiempo de ocuparse con tu novia, si sabes a lo que me refiero.

Deja de reírse en el acto.

―Estás segura...

―Como que Gandalf es gris y luego blanco.

―Eso no lo va a distraer de perseguir a mi novia.

―Para ser justos, tu novia también lo persigue a él.

―Ella no quiere nada con él. Se aprovecha porque éramos todos amigos.

Ay Chino, ni cómo ayudarte. Vivir una mentira es la prisión más grande.

Las pesadas puertas de seguridad se abren y cierran cuando un grupo de familiares se va.

―Sé que ustedes tienen su historia, pero quiero hacer las paces por las buenas.

―Vives en un mundo color de rosa.

―Entonces deja que te embarre un poco. Si Alex deja de ser una amenaza para tu relación, fin del problema ¿me equivoco?

Por su gesto parece que lo puedo convencer.

―Imagínate, tu y Carmina caminando juntos hacia el atardecer.

Esto último es demasiado para él y me asesina con la mirada.

―Bien. No enviaré golpeadores, ni lo buscaré cuando salga, sí y sólo sí, deja en paz a mi novia.

Increíble. Doy una palmada en la mesa y me reclino, muy orgullosa de mi misma.

―Es un placer hacer negocios contigo. Vendré la próxima semana y te traeré más cigarrillos―digo levantándome.

Entonces me agarra fuerte por la muñeca y me congelo.

―Los cigarros causan cáncer, mejor dame los chocolates.

―Lo que pidas―contesto intercambiando la caja rápidamente.

Sospecho que debe ser algo difícil conseguir chocolates medio gourmet tras las rejas.

―¡Están de poca madre!―dice saboreando uno―.Me van a besar los pies por uno de estos.

Espero que sólo quieran besarle eso.

―Te lo advierto―añade―Si descubro que se está viendo con mi novia voy a ir por tí primero.

¡Guuulp!

Salgo de prisa de la sala y le entrego el paquete de cigarros a discreción al policía de la puerta.

―¿Podría asegurarse de que no le causen problemas a Chino?―digo hablando para otro lado.

―Ah, creí que eran los chocolates―me dice devolviéndome la caja.

***

No le cuento nada a Santiago que me espera en las oficinas y salimos los dos juntos. Puedo ver la cara de horror de Clara.

―¡Te dejó salir viva!―dice abrazándome cuando abordamos.

―¿Aceptó?―pregunta Santiago.

―Si.

Todos, incluso Gus están contentos. Es que ir al infierno y regresar es todo un logro, en especial si lo más parecido al diablo te ha dejado ir, a cambio de un pequeño trato.

Clara pone en marcha el motor, y me preparo para ser su pie derecho en el pedal. Cruzamos la ciudad para lllevar a Gus a casa antes de que anochezca. Ahora es también parte de la misión secreta y sabe que no puede decir nada.

Devolvemos a Santiago al billar.

―Eres muy valiente me dice por la ventanilla del auto. No muchas chicas correrían estos riesgos por mi amigo.

No sé muy bien qué contestarle y es bueno que no espere una respuesta. Da un par de golpecitos al techo del auto como señal de que podemos irnos.

Volvemos a mi casa y Clara se queda a dormir.

―Mírate nada más, toda una negociante de los bajos mundos.

Pues sí, es lo que soy.

Sé que mamá se huele algo desde la charla con el Director.

―Anabel ¿por qué me trajiste una caja de cigarros?―dice desde la cocina.

Es una de esas cosas que deberán quedarse en el misterio.

Lo que es un misterio es cómo voy a lograr que Alex y Carmina no se acerquen demasiado.

¡Y es fin de semana!

♥♥Continúa ♥♥

Hola, disculpen por no haber posteado capítulo ayer, he tenido dos semanas muy cansadas y de puras vueltas, pero bueno, en lugar de los extras de fin de semana  les posteo el capítulo que les debo. Nos vemos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro