Capítulo doce
Ellas saben que tienen que llegar por separadas al colegio, pero les importa un carajo en ese preciso momento, van juntas y no saben por qué están agarradas de las manos.
Obviamente se alejan una vez que están en el estacionamiento, la mayor se cesiora de que no haya nadie allí para que Lisa baje del auto y así poder ir al salón de clases.
—Tengo muchas ganas de besarte. ¿Es un delito?
La chica sonríe y se acerca a besarla, desde anoche que Jennie ha estado más cariñosa en muchos sentidos y es bonito sentirla así.
Demasiado.
Se siente embriagador.
—Tengo que irme, mommy —susurra riendo cuando los dientes de Kim muerden la piel de su cuello.
—Sí, lo sé —suspira—. ¿Irás a mi casa hoy?
—Sí, sí tú quieres.
—Sí, por eso te digo, igual me pregunto cómo tu mamá no pregunta dónde andas —Lisa comienza a reír demasiado.
—Piensa que estoy saliendo con alguien y bueno, le dije que sí, entonces no cuestiona mucho, ya soy mayor de edad —se encoge de hombros.
—¿Qué dijo de que salgas con alguien?
¿Es lo que ella piensa?
—Dijo que quiere conocer a esa persona, pero claramente no la llevaré.
Jennie asiente sonriendo.
—Nos vemos después —se despide al ver su reloj, y saber que tiene cinco minutos para llegar a clases.
Se aleja del auto y camina fuera del estacionamiento mientras que la surcoreana la observa irse, muerde su labio y echa su cabeza hacia atrás.
La noche anterior viene a su mente y repite lo que ha estado temiendo hace mucho tiempo.
Está sintiendo mucha atracción por esa alumna, demasiada.
—Me estás volviendo más que loca —cierra los ojos y suspira, agarra su bolso y baja del auto para ir a clases.
***
Entra a la clase en la cual se encuentra aquella pelimorada que la ha besado, rueda los ojos al ver cómo le hace ojitos, no puede creer que siga insistiendo cuando ya le ha dejado claro las cosas.
No piensa prestarle atención, su mente está demasiado ocupada con alguien más.
No pasa muy rápido la hora y mira a cada rato su reloj, quiere tener clase con Lisa.
Quiere verla.
Esperen.
Se siente patética queriéndola ver a cada rato.
¿Es normal?
Ni ella sabe.
—¿Tienen todo listo? —muchos asienten y ella comienza a resolver los problemas en el pizarrón, los explica detalladamente y muchos que no han entendido ahora lo hacen.
La pelimorada muerde su labio observando su trasero para después subir y observar sus senos, le atrae mucho, demasiado y quiere besarla nuevamente.
Sabe que no tiene novia y que tiene algo con otra alumna, la tal Lalisa.
No va a permitir que esa tailandesa insípida le quite a la mujer que quiere para ella.
Para follarsela.
—Pueden irse.
Todos salen rápidamente del salón y Jennie queda nuevamente sola con la alumna que no quiere ni ver, rueda los ojos al ver cómo camina coquetamente cerca suyo.
Tal vez tiempo atrás le pareciera lindo y hasta sexy, pero ahora no tiene ojos para nadie más.
Es como si Lisa la ha hechizado.
—Sabes que tengo muchas ganas de besarte nuevamente.
—Jisoo, enserio, déjate de estupideces, ya hemos hablado del tema y no quiero que vuelva a repetirse —la pelimorada hace un puchero, pero no es comparado a los que hace su princesa.
No.
—Tengo que hacerlo.
—¿Qué cosa?
La Kim adolescente nuevamente une sus labios y Jennie deja caer su bolso, no le devuelve el beso, pero desde la vista que se encuentra la tercera persona que está viendo, sí.
Se ve completamente mal.
—Oops —susurra Jisoo al separarse y ver a Lisa con Rosé en la puerta, más alumnos llegando por detrás de ellas.
Jennie traga saliva y ve como los ojos de su alumna favorita se llenan de lágrimas.
No dice nada, todos entran y Lisa se aleja, se sienta en el fondo mientras da paso a las lágrimas que caen en su rostro, Rosé la observa y le duele verla de esa forma.
La clase es una tortura para ambas, pero más para Jennie quien la ve llorar y no puede explicarle las cosas.
Se siente jodidamente culpable.
Cuando la hora termina la menor agarra sus cosas y sale del salón, seguida de Jennie quien no permite que se vaya, Lisa hace otro camino mientras solloza sin cesar.
Le duele.
Su garganta arde, al igual que sus ojos.
—Lalisa.
La mayor la agarra del brazo y la hace voltear.
Parte su corazón verla de esa forma.
Le duele mucho.
—No llores —Lisa rueda los ojos y limpia sus lágrimas.
—Ve y bésate con aquella imbécil —gruñe entre dientes para darse la vuelta.
A Jennie no le gustan ese tipo de actitudes y a veces por eso termina cagándola más.
—No me hables de esa forma —la enfrenta.
—Te hablo como quiera, no estamos en la habitación follando donde me dejo hacer de todo por ti y para ti, estamos en la vida real donde te veo besándote con alguien más.
Jennie gruñe y aprieta sus manos, está enojada también.
—No sé por qué demonios te enojas, no somos nada, Lalisa.
Y eso rompe el corazón de la castaña, sus ojos vuelven a llenarse de lágrimas.
—Es verdad, lo había olvidado —ríe sin muchas ganas—. No sé por qué me he enamorado de ti, nunca te ha importado más nada además de follar —solloza y mira hacia otro lado.
Jennie se da cuenta de lo que ha dicho y lo que ha causado.
—Lalisa... —quiere acercarse y remediar, pero la mirada dolida y el gesto le rompen el corazón.
—Déjalo así, me quedó bastante claro todo —hace un gesto con sus manos y se aleja dejándola completamente sola en aquel estacionamiento donde horas atrás estaban besándose y riendo.
***
—Directora, tengo que mostrarle algo —Jisoo entra a la dirección y la directora asiente.
—Claro, Jisoo, dime.
La chica hace una mueca fingiendo.
—Tengo pruebas de que la profesora Kim y la alumna Lalisa Manoban tienen algo —la directora abre los ojos.
—¿Qué?
—Sí, mire —le muestra la foto y la directora queda petrificada.
Jisoo sonríe al ver cómo la directora le dice que hablará seriamente con ambas y que tal vez, despidan a Jennie y a Lisa la expulsen.
Ama los finales felices.
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