8. Información
Se sentó en la silla del escritorio, volteándose para que no lo viera, pero ya era muy tarde. Es el colmo, ahora me siento como si fuera el malo.
—He regresado por mi celular, pero tal parece que aquí tampoco está.
No hubo respuesta de su parte. Sé que no le había hecho ninguna pregunta, pero esperaba que rompiera con esa atmósfera tan tensa que se ha creado.
No debería sentirme mal en lo absoluto, después de todo, fue él quien buscó esto con su chantaje, pero sobre todo, por lo que le hizo a mi amiga. Es solo que odio profundamente ver a las personas llorar, y más si existe una probabilidad de que haya sido el culpable.
Siendo honesto, ni siquiera debe importarme si herí sus sentimientos, pues él demostró no tener ninguno cuando despreció a Mariana.
—Ya me voy…
Se lo dije con la intención de que hablara para irme tranquilo, pero siguió sin responder.
¿Estará buscando la manera de manipularme con lágrimas de cocodrilo? No quiero ni pensar que ese es el caso.
Bueno, no lo creo. Con lo orgulloso que es, no parece del tipo de persona que muestre sus debilidades a todo el mundo.
—¿Por qué lloras? — le pregunté directamente, tratando de que se viera en la obligación de responder.
—Si ya terminaste, vete — su voz gruesa se volvió más aguda para espantarme.
Sin decirle una palabra más, ni darle oportunidad a echarme a patadas, salí de la oficina sin mirar atrás, dándole el espacio que quería. Mi celular lo había dejado en el auto por descuido, pero agradecí infinitamente de que no tuviera que regresar a ese ambiente tan cargado y tóxico de trabajo.
En la noche todo me estaba saliendo mal. Por más que trataba de concentrarme en la coreografía, en sincronizar mis movimientos y envolver la barra con la pierna, simplemente no podía. Tenía la mente en otro lado. Llevo un poco más de cinco años bailando en el tubo. Jamás me había costado trabajo, ni siquiera en mis comienzos había tenido estas dificultades. Todo era un desastre.
Cuando llegué a mi apartamento, frustrado, maldiciendo internamente y exhausto, fui directamente al baño a quitarme el maquillaje, las pestañas postizas y la maldita peluca que no dejaba de molestarme. El traje lo dejé para lo último, cosa de poder entrar a la ducha y dejar que el agua recorriera mi cuerpo, esperando que con su ayuda pudieran fluir mejor esos pensamientos que me mortificaban.
Es el maldito colmo. Se supone que esté feliz, contento de que, por fin, me he liberado del mogollón que me metí, pero no; esa escena anda taladrando en mi cerebro.
Necesito dejarle las cosas claras a Mariana. Aunque se moleste conmigo, no pienso regresar a ese lugar. Lo que quiera descubrir, mejor que lo haga por su cuenta. Esto me está afectando en todos los sentidos.
Le llamé luego del baño, pues ya me estaba sintiendo un poco más relajado.
—¿Cómo te fue en tu primer día? ¿Pudiste averiguar algo?
—Renuncié— dije sin rodeos.
—¿Qué? ¿Qué hiciste qué?
—Es un cuento largo, supongo que, en resumen, no volveré a la empresa de tu marido.
—¿Qué fue lo que pasó? ¿Te descubrió?
—Digamos que él no es tonto como creíamos y es muy difícil de manejar y soportar. Traté de hacerlo por ti, pero no puedo. Lo único que descubrí, si se puede decir que es un descubrimiento, es que era un amor no correspondido. Tal parece que ellos no tuvieron ni tienen una relación como la que piensas.
—Eso es imposible.
—Yo… — volví a recordar esa escena donde lo vi llorando y suspiré profundamente—, creo que sí está enfermo y no es pura actuación.
—¿Notaste algo?
—Su comportamiento no es normal, Mariana.
Cuando colgué la llamada, me senté en la cama con el computador en las piernas, buscando un poco más a fondo la sintomatología que ha estado presentando, al menos que he notado, y todo encajaba con él.
Parecía un agente de CSI: Miami. Entre más buscaba, más encontraba. Vi ciertos artículos publicados en una fuente confiable de una cadena de noticias muy famosa. Tal parece que él y su familia tienen cola que le pisen. A su familia les gusta estar en el ojo del huracán. Les gusta aparecer en televisión y llamar la atención, o realmente han sido de las tantas familias desafortunadas que no los dejan vivir en paz.
Lo que me llamó más la atención fue un artículo publicado hace algunos años, sobre un supuesto secuestro al hijo de la familia Wright. Aunque la noticia ocurrió hace bastantes años, se hizo viral tiempo después cuando en una entrevista un allegado de la familia lo confirmó.
Aunque no quiso revelar el motivo detrás de ese secuestro, dio a entender que pidieron una recompensa, por lo que puedo asumir que tal vez fueron personas que iban detrás del dinero que, en ese entonces y todavía hoy, posee la familia Wright.
Mariana me comentó que él era hijo único. Para ese entonces, él debía ser un niño. Entonces… ¿El niño del que hablan es él?
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