
4. Advertencia
No dije nada, esperando encontrar alguna forma de desmentirlo y que me crea.
—Sabía que la señora Mariana estaba preocupada por él. Ahora que me iré, le tomará algo de tiempo asimilar y acoplarse a este cambio. Sé que ella no está pasando por un buen momento. Sé lo complicado que es lidiar con Tom. No tendrás que tomar ningún exámen, hablaré con él para que te tome en consideración. Y no te preocupes, no le diré que vienes de parte de ella. Supongo que para no haberle dicho, es porque no quiere influenciar, de cierto modo, en la toma de decisiones. Pero es mejor bueno conocido que malo por conocer. Estaré más tranquilo dejándolo en buenas manos.
¿Es un modo de chantaje para tenerme en sus manos? Bueno, al final, creo que no está tan mal que decida eso y me dé una ayudita. De igual manera, será temporal. Me aseguraré de investigar más a fondo a ese idiota y me largo de aquí.
—Gracias. ¿Puedo saber cómo me reconoció?
—El día que me tocó llevarle el traje de novia, tú estabas saliendo de su casa.
Tiene buena memoria. En cambio yo no recuerdo haberlo visto ese día. Como sea, eso no es importante.
—Eso sí, he dejado una libreta de anotaciones de todas las tareas que deberás realizar, especialmente lo que tendrás prohibido. Te lo anticipo, necesitarás mucha paciencia y sobre todo, tener buena memoria e higiene. Él ha tenido su mejoría, pero todavía le cuesta hacer muchas cosas. Y te lo digo desde ahora, sentirás que el mundo gira en torno a él solamente. Tenlo presente, el trabajo no solo se acaba cuando sales de la empresa.
Su advertencia solo me daba ganas de renunciar sin siquiera haber sido aceptado. Esto solamente comprueba que las cosas pueden tornarse peor, pero ¿qué hago? Ya le di mi palabra a Mariana.
Cuando regresé a la casa, Mariana estaba ya esperándome, se notaba ansiosa de saber cómo me fue en la entrevista, pero en realidad, no sé si ese tipo cumpla, pues quedó en llamarme en unos días para que me presente a trabajar con Tom.
—¿Cómo te fue? Dame buenas noticias, por favor.
—Steven me reconoció.
—¿Qué? ¿Cómo?
—Pero tranquila, él piensa que estás preocupada por tu esposo y que todo lo que quieres es ayudarle. No le dirá nada a Tom.
—Lo sabía. Entonces ese tipo no es un hueso fácil de roer. Está al tanto de todo.
—Mariana, no sé si pueda hacer esto. Esa oficina es de locos. ¿Alguna vez visitaste la oficina de tu esposo?
—No. Él no permite que nadie, a excepción de ese tipo, entre.
—Pues ahí fue que recibió a todos los candidatos que aspiraban para el puesto, incluyéndome.
—¿De verdad? Eso sí que es raro.
—Sí. Ese lugar es como entrar al cuarto de limpieza. Todo estaba cubierto de plástico y el olor era intoxicante. Ese hombre tiene serios problemas. Si hace esto para aparentar, como tú piensas que lo hace, se acaba de ganar un premio Óscar a mejor actuación.
—Tranquilo. Todo esto será temporal. Entre más rápido averigües lo que quiero, más rápido se termina esto.
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