22. Ganas
—Vayamos a mi oficina, ya que no quieres que nadie entre en la tuya.
—Sigue en pie lo que te dije. Te enviaré mi dirección por mensaje — me dijo en un tono bajo.
Se fue detrás de su papá, aunque manteniendo distancia. No me gusta juzgar a las personas sin antes conocerlas, pero con esa frialdad en que le habló, no parece que estuviese tratando a su propio hijo. Puedo entender en cierto modo la actitud de Tom hacia ellos.
Por más que quiera estar ahí con él, no debo olvidar mi lugar. Aquí solo soy un simple asistente y es un asunto privado lo que hablarán, por lo que no puedo pretender que me dejen entrar con ellos.
Recogí mis pertenencias y dejé mi rinconcito impecable para marcharme a mi apartamento. No habían pasado ni veinte minutos desde que abandoné la oficina, cuando recibí el mensaje con su dirección y la hora. No sé por qué estoy esperando con tantas ansias reunirme con él, si hemos estado gran parte del día juntos.
Tom
He perdido demasiado tiempo discutiendo con Alexa. Nada de lo que le pregunto me lo responde como quiero.
—¿Cómo saber qué tipo de comida preparar para alguien?
No sé cuál es su comida favorita. Debí preguntarle antes de invitarlo. Eso es un dato importante que nos ayudaría a entendernos más.
—¡Maldita seas, Alexa, voy a cambiarte por Siri!
—Ay, ay, ay, como bien dice el dicho; todo lo que digas podrá ser usado en tu contra…
—¡Eso sí lo respondes y hasta lo refutas! Te desconectare de por vida.
Él tiene que estar a punto de llegar y aún no logro decidir qué preparar. ¿Por qué me siento tan nervioso? Tal vez porque es la primera vez que alguien, ajeno a mis padres, visitan mi casa. No recuerdo cuándo fue la última vez que vinieron, pero fue hace bastante tiempo.
Pasé horas limpiando y organizando todo. Quiero que todo salga perfecto. La idea de saber que vendrá en cualquier momento hace que me suden las manos. Solo necesito actuar normal, de la misma manera que lo hago en la oficina, pero ¿por qué me cuesta tanto?
Ossian
Lo miré de arriba abajo sin poder disimular la impresión cuando abrió la puerta para recibirme. Vestía un delantal negro, bastante sugerente para esta mente e imaginación tan enferma que poseo.
—Es el mejor recibimiento que me han dado — dejé escapar.
Es la primera vez que lo veo sin esas camisas manga largas, pero debajo de ellas se ocultan dos brazos bien fornidos. Si antes tenía sueños húmedos con sus manos, ahora los tendré con esos brazos. Se ha perfumado bastante para la ocasión, otra de mis debilidades. ¿Es que acaso tiene planeado dar otro paso? No puedo esperar para eso.
—Pasa.
Como era de esperarse, su casa está bien organizada y huele a limpio, para ser exacto, a flores. Dejé los zapatos al lado de la puerta, para evitar manchar ese piso porcelánico tan reluciente.
—¿Te sientes bien? Te noto tenso. Si te estás sintiendo mal, dímelo.
—Estoy bien, solo un poco nervioso. Como sabrás, no suelo recibir visitas muy a menudo.
Es una vida un tanto solitaria y retraída. Pensar en todo lo que ha tenido que pasar, me causa un poco de tristeza.
—¿Qué cocinas?
—Filet mignon en salsa de champiñones. Si no te gusta, puedo optar por preparar algo más a tu gusto.
¿Hay algo que no haga bien este hombre? Y saber que lo juzgué tanto al comienzo, ahora resulta ser que no me equivoqué cuando pensé que por dentro guardaba una versión más dulce que no muestra a nadie más que no sea yo. Me siento afortunado, podría darme puñetazos en el pecho como un gorila en este momento.
—¿Dije algo malo? ¿Por qué me miras así? — cuestionó preocupado.
—Estoy conteniendo esas ganas de saltarte encima ahora mismo — confesé.
Noté su rubor, hasta las orejas se le tornaron rojas. Ciertamente me provocó, más que gracia, ganas de devorar esos labios carnosos que debido al nerviosismo, humedeció con su lengua.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro