Te protegeré
Era comprensible, acababa de dejar a su hermano solo, con una prostituta.
Era lógico, pero en verdad le molestaba.
Estaban en el sofá, lo único que podía ver era la ancha espalda de su hermano y unas pequeñas y delgadas manitas rodeando su cuello.
–¿Qué se supone que haces, Frisk? ¡No toques a mi hermano! –Él apartó las manos de Frisk de su hermano y lo miró regañándolo.–¡¿Y a ti que te pasa?! ¿No estás enamorado o algo así? ¡No hagas estupideces!
–SANS, NO ES LO QUE CREES.-Papyrus estaba muy calmado.
–¡¿Qué se supone que debo pensar?! ¡Llego y te encuentro con ella, entonces
–Él calló al ver las lágrimas en el rostro de Frisk, la situación cambió totalmente. Sans agarró a su hermano de la ropa y lo levantó amenazándolo con el ceño totalmente fruncido.–Papyrus, ¡¿Qué le hiciste a Frisk?! ¡Te dije que no la tocaras!
*¡Sans! Tu hermano no me hizo nada, es un malentendido. Ya déjalo y discúlpate.*–Ella apartó el brazo de Sans del cuello de Papyrus. Parecía confundido.
–... Lo siento, Papyrus. Entonces, dime qué pasó.
Papyrus no respondió, Sans lo había sorprendido, nunca ponía demasiado interés en nada, pero entonces, ¿Por qué esa reacción? ¿Estaba enojado? Una risa escapó de su boca.
–LO SIENTO, PERO TENGO QUE IR A VER A METTATON, NO PUEDO HACERLA ESPERAR, QUE TE CUENTE FRISK, ¿SÍ?–Rio divertido mientras se alejaba para tomar una ducha y cambiar su ropa.
–Oye... ¡Papyrus!
Frisk lo tomó del borde de la ropa, con un leve rubor en su rostro, casi susurró.
*No me hizo nada, pero... tu hermano es muy amable, ¿sabes? Demasiado amable...*
–¿eh? Espera, no me digas que tú...
*Cualquiera sentiría algo por alguien así, es mi culpa.*
–¿Te enamoraste de él?– parecía preocupado, por algún extraño motivo. Bueno, era su hermano.
*Oye, soy una puta, pero no estoy tan necesitada. Simplemente podía haberme empezado a gustar, eso es todo, pero luego de saber que tiene a alguien especial y ver su rostro al pensar en ella... es lindo, no podría interferir.–Frisk se dio cuenta de lo que decía y se ruborizó.–De todas formas, ¿P-por qué te lo estoy contando a ti? No tengo porque darte explicaciones... Por cierto, lamento lo de tu sofá.*
–No te preocupes. Ya veo, sólo era eso...–un momento, ¿Por qué ese suspiro de alivio? Era por... su hermano, si, su hermano. Sans intentó crear un tema de conversación, otra vez mala elección.–¿Y sobre que charlabas con mi hermano? Mejor dicho, ¿Por qué llorabas?
*... N-no es nada.*–La niña pasó el dorso de su mano por sus ojos aún húmedos por el llanto que la amenazaba con salir nuevamente.
–Vamos, no puedes llorar por nada.–El esqueleto se sentó en el sofá, a su lado, ella lo miró con desconfianza.
*Sólo me dolía el estómago, por eso vomité...*–Desvío la mirada.
–Tú no eres de las personas que lloran por algo como eso.
*No hables como si me conocieras, es molesto...*–Frisk hundió su rostro entre sus rodillas.
–Pero por supuesto que te conozco.–El sonrió y guiñó una cuenca. Su rostro se tornó serio de repente.–Si no lo hiciera ¿Como crees que sabría dónde vives o cual es tu nombre si no me lo has dicho? Sé todo sobre Frisk, edad, talla, peso, color de cabello, ojos y piel. Incluso conozco tu rostro cuando llegas al orgasmo. Déjame decirte que es hermoso. Frisk, es hermosa, si que lo es.–Asintió convencido.
*Que demonios. Eso da miedo.*
–¿Eh?
*Por qué sabes todo eso?*
–Eso es porque me gusta Frisk.–Dijo firmemente con una seriedad que no era propia de él.
*No digas estupideces con una cara como esa, es molesto.*
–¿eh? Pero si es verdad... que fría eres.
*No hagas pucheros. Es molesto.*
–¿Hay algo que no sea molesto?–Preguntó el esqueleto ahogaba una risita al ver como su estado de ánimo mejoraba.
*Todo. Lo único molesto eres tú.*–ella sonrió.
–...entonces...–Sans empezó a juguetear con sus pies que colgaban del sofá, ignorando lo que acababa de oír, hace mucho decidió ignorar todo lo que podía doler. Balanceaba sus pies de adelante hacia atrás, se detuvó y miró a Frisk a los ojos– ¿Me dirás qué te pasa?
*No.*
–Si no lo haces te obligaré a hacerlo.–él tenía una sonrisita siniestra.
*... he, inténtalo.*-Ella le devolvió una sonrisa torcida.
.
.
.
*¿Como terminó así?*–una gota de sudor recorrió su frente, pero no pudo secarla... porque estaba atada.
–Es tu culpa por ser tan terca.
*... perra loca.*
Cuando Frisk lo retó y vio al esqueleto subir a su habitación se le cruzaron una infinidad de ideas, como que había ido a traer artefactos de tortura... sexual, por supuesto, maldito esqueleto pervertido. O tal vez de tortura común, o algo así, pero luego él bajó con una frazada y una soga, ¿Qué haría con eso?
Frisk estaba envuelta en la frazada y atada por la soga, ¿Por qué hizo eso? ¿Como lo hizo tan rápido? No lo sabría nunca. Lanzó un suspiro, lo único que deseaba en esos momentos era darse un baño. El vómito seco y el sudor la hacían sentir fatal.
–Ahora dime qué te sucede.
*Primero, liberame.*–por más que forcejee no lograría nada.
–No lo haré hasta que me digas que te pasa.–el esqueleto la miró sonriente.
En ese momento Papyrus salió del baño, estaba listo. Al ver la situación prefirió salir en silencio. Estaban tan distraídos que ninguno notó que él salía de la casa.
*Te acabo de conocer, ¿Por qué haría algo así? No le voy a soltar mi vida a un extraño.*–Continuó Frisk.
–¿eh? ¿Y por qué no?–Sans tenía una mirada de cachorrito.
*Porque no quiero, porque no se me da la gana* –Ahora se sentía tan impotente que podría llorar. Demonios, realmente tenía los ojos vidriosos. Si Sans lo notaba... demasiado tarde él la miraba con mucha atención.
–¿Quieres llorar?
¿Como hacia preguntas tan estúpidas? ¡Por supuesto que quería llorar, idiota!
*N-no... No quiero, si lo hago te reirás. No quiero, no lo haré...*
–No me reiré, además, por si no te diste cuenta, ya lo estás haciendo.
Sans acarició su cabeza suavemente y la miró con ternura. Una ternura que no parecía que tenía. Tenía una mirada amable, Frisk no sabía que él podía poner un rostro como ese, no sabía que podía ser amable, lo hacía ver más hermoso, porque, siendo sincero, lo era. El esqueleto acercó su rostro aún más y besó su frente, Frisk se estremeció.
No se sentía tan mal, pero había algo que la molestaba... ¿él era asi con todos? De todas formas que le importaba?
*Oye, no soy una cliente asi que ya deja de comportarte como un host.*
–¿Por qué? ¿es "molesto"?–él rió por su último comentario.
*Sí, lo es.*–Se sonrojó.
–Además, yo no soy un host, soy un prostituto.
Frisk se preguntó si podía ser más idiota.
–Entonces... ¿Me dirás qué te pasa? Si no me lo dices te echaré hacia atrás y te golpearás la linda cabecita que tienes.–Estaban en una posición tan incómoda que si retiraba las manos de su espalda Frisk de veras caería. Sans hizo el ademán de dejarla caer y luego rió.
Entonces Frisk se echó a llorar.
El esqueleto abrió las cuencas asustado por esa reacción.
–H-Hey, Frisk, no te iba a dejar caer, en serio no lo haría, cálmate, ¿s-sí?–No sabía cómo consolarla, así que sólo optó por abrazarla y acariciar su espalda con suavidad.–¿estás mejor?
*... Deja de intentar sacarme algo, te dije que no te diré nada... es injusto, recién te conozco.– Frisk se acurrucó en su pecho.– Además es aburrido oír la vida de otros.*
–Si, si.–La ignoró palmeando su espalda.
*... No me respondas...y-yo...-ella liberó su llanto, compartirlo no haría que se sienta mejor, pero era algo.–Y-yo odio esto...*
–¿Qué es lo que odias?–Eso era lo mejor, ella solo necesitaba desahogarse un poco y él estaría allí.
*Odio que... odio que me toquen, odio ver sus rostros lascivos y sentirlos moviéndose dentro de mí, odio mi trabajo, odio mi vida, los odio a todos. Yo... yo no quiero que me toquen, no quiero...¡No quiero!...–Frisk perdió la razón. Sus lágrimas caían sin parar así como sus palabras.
–Hey, Frisk... ¿Frisk?–Él intentó ver su rostro, pero ella tenía la cabeza gacha.
*Lo odio, ¿Por qué simplemente no dejarlo todo? ¿Por qué seguir? Soy tan estúpida. Los odio a todos, sólo déjenme en paz...No me toquen es repugnante*
–Frisk, ¡Frisk!–Sans intentó calmarla,la agitó, pero ella sólo seguía murmurando algo inentendible.
Frisk de repente empezó a mirarse a si misma con una mirada indiferente y luego sonrió.
*Estoy sucia. Me siento sucia...*
–Frisk, no digas cosas como esa.–Sans de verdad necesitaba verla a los ojos, pero aunque lo miraba no lo veía, él la tomó de los hombros e intentó tranquilizarla. Sonrió nervioso y en un intento desesperado por calmarla dijo algo que era tan difícil de cumplir.–Escúchame, Frisk, te diré algo. Haremos una promesa, ¿sí? Mírame. Mírame, Frisk.
*...¿Sí?...*–murmuró aún perdida.
–Mientras permanezcas aquí no permitiré que nadie más te toque, ¿está bien? Nadie te volverá a tocar sin tu consentimiento, yo te protegeré. Yo te protegeré, Frisk.
Esas palabras resonaron en su mente, las anhelaba tanto, y las estaba oyendo de alguien que acababa de conocer, tan simple, calmarla y hacerla feliz era tan simple. Una sonrisa se formó en sus labios, iba a decir algo, pero prefirió callar.
*¿Lo harás?*
–... ¿Ahora me estás mirando?-Sans la separó un poco de él para poder ver su rostro, que estaba llenos de lágrimas y mocos, pero aun así se veía hermoso.– Claro que lo haré, ¡es una promesa!
*...gracias...*–Frisk sintió sus párpados pesados y los cerró lentamente, cayó sobre el pecho de Sans, desmayada. Había sido un día agitado.
–... está bien, descansa.– El esqueleto besó su frente, al hacerlo se dio cuenta de la fiebre que tenía, entró en pánico. No tenía idea de cómo tratar aún humano.
El rostro dormido de Frisk era muy lindo, Sans podría jurar que estaba sonriendo y eso hacía, parecía tan tranquila...
El esqueleto recostó su cabeza en la parte trasera del sofá, preguntándose que había hecho mal para merecer un castigo como ese.
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