09. Visitas
Al visualizar lo que va a suceder en las próximas horas, me hundo más y más profundo en el asiento de la camioneta de BaekHyun.
En verdad, a veces me olvido de que su familia es igual de importante y rica que la mía, y que él pronto va a heredar la empresa familiar. La gran diferencia entre nuestras familias es que la suya es comprensiva y totalmente abierta de mente, todo lo contrario a la mía. Es que, incluso sus padres son activistas en la defensa de los derechos de los Omegas. ¡Ellos sí que son increíbles! Y muy probablemente repudiarían a los míos si les contara todo por lo que he pasado en casa debido a mi condición de Omega.
Mirando ahora a BaekHyun, quien luce muy concentrado en el camino, me pregunto cómo habrá sido su vida creciendo con sus padres. Es cierto que desde que se reveló la naturaleza de cada uno, hemos dejado de ser amigos por mi culpa, así que me perdí muchos años de su vida. ¿Lo habrá pasado bien? ¿Qué le habrán dicho los Byun con respecto a ser un Alfa? Estoy seguro de que ellos esperaban que fuera Omega. La mayoría lo esperaba. Su madre es una Beta, y, sin embargo, salió él...
Creo que BaekHyun es un buen Alfa. A pesar de que tiene todas las características típicas de uno, también tiene rasgos de su familia. Siempre han sido gente amable y cariñosa, respetuosos, luchadores por lo que creen que es correcto. Se nota el peso de las enseñanzas de su familia en el BaekHyun adulto que he podido conocer hasta el momento, y estoy muy feliz de poder ir conociendo cada día más acerca de él.
Desde que regresé de mi "escape a casa" hace un mes, BaekHyun ha estado bastante cerca mío. Me dijo que me quería no solo esa vez, sino que me lo ha repetido en varias ocasiones después. Él en verdad se preocupa por mí, y ha estado dándome una mano en todo lo que puede, así como también encargándose de que yo esté a gusto y feliz en casa.
Definitivamente he logrado estarlo este último tiempo.
A pesar de que BaekHyun y yo no hemos tenido ningún encuentro romántico o sexual, en verdad siento que últimamente nuestra relación ha estado haciéndose más estrecha. Comenzamos a cenar juntos siempre y a hablar acerca de nuestros días, a mirar películas juntos, a ir a comprar cosas para los bebés. Y de hecho podemos llevarnos muy bien cuando no estamos tirándonos comentarios ácidos como si fuera una guerra de bolas de nieve.
Gracias a que hemos pasado más tiempo juntos, he descubierto cuál su tema favorito: los bebés. Cuando por las noches viene a "contarle historias a los bebés", me abraza por detrás y acaricia mi barriga mientras habla con esa dulce voz que tiene, se pone tan meloso que es imposible no derretirse de amor por él. Siempre que habla de ellos sus ojos brillan como dos faroles. Y cuando la gente por la calle pregunta acerca de mi barriga, él habla todo orgulloso acerca de que son dos, y que están sanos... esa sonrisa que se forma en su rostro cuando dice que somos una familia...
BaekHyun vale muchísimo la pena, y será un padre increíble. A veces siento que ni siquiera soy suficiente para él. Es decir, llevo los bebés, pero ¿valgo la pena para todo lo que él hace por mí? Ahora ni siquiera puedo acudir a clases porque los bebés patean como unos descarados, me da mareos la mitad del día y me duele demasiado la cintura como para ir de un lado al otro por el campus. BaekHyun ha dicho que es lo mejor; sin embargo, yo no quiero ser un peso muerto, pero JungWoo y JongDae se niegan a ponerme al corriente con las materias porque ya tengo mi licencia por paternidad y no debería estar pensando en los estudios cuando tengo a dos bebés comilones esperando a ver la luz fuera de mi barriga. Por eso, ellos, así como JongIn y ChanYeol, se pasan siempre que tienen tiempo libre por el departamento a ver cómo estoy y a hacerme compañía. Es genial tener el apoyo de mis amigos, y me he dado cuenta de que debo hacer todo lo posible para conservarlos como tales. Todos ellos son personas increíbles que han continuado a mi lado a pesar de mis inseguridades y mi mal humor de embarazado.
Son todos geniales, en verdad. Pero BaekHyun lo es aún más. Y jamás había imaginado que sería así, pero es maravilloso poder sintonizar con él.
Ahora mismo estamos en su camioneta realizando un viaje de varias horas porque me ha propuesto ir a casa de mis padres a darles frente y hablar con ellos. Su familia hará un baile que busca la donación de los peces gordos a la causa en contra del tráfico de Omegas, y como he aceptado acudir con él, los dos estaremos en el pueblo dónde nos criamos, quedándonos en la casa de los Byun. Cuando me contó la idea, le he dije: ¿por qué no? Vamos. Pero ahora estoy cagado del miedo. Y con muchas razones.
Primero de todo, voy a conocer a su familia. Es decir, ya los conocía, pero han pasado muchos años, y las situaciones cambiaron. Ahora soy el chico que su hijo ha embarazado y está manteniendo, pero no soy su novio, aunque llevo su marca temporal. También soy esa misma persona que le ha tirado odio durante gran parte de nuestra adolescencia y adultez. Probablemente le he roto el corazón así como me lo rompí a mí mismo. Y tengo que darles cara a ellos.
No creo que estén demasiado contentos conmigo.
Y, además, tengo que ver a mis padres y enfrentarlos luego. Quiero saber por qué me han dejado tirado de esa forma, pero ¿qué pasará una vez que hable con ellos? No es como si yo realmente los fuera a aceptar de vuelta para que me mantuvieran, incluso si me dijeran que están arrepentidos. No. Pero supongo que con que me digan que no me odian, y que estarán ahí para el bebé... calculo que estaré bien.
—Has estado muy callado —dice BaekHyun sin apartar la vista del camino.
Estamos cerca, puedo ver cómo la ruta va volviéndose muy familiar. Antes, cuando comencé la Universidad, regresaba bastante seguido para visitar a SooYoung; pero cuando logré adaptarme a mi vida allí, y ella se puso en pareja con quien fue por un par de años su Omega, dejé de venir. Es por eso que volver por este camino me trae muchos recuerdos.
—Lo siento —respondo con un murmullo—. Solo... estaba pensando.
—¿En qué? —pregunta, su mano vuela hacia mi muslo y lo acaricia con suavidad. Tengo que contener el aliento al ver su mano por encima de mi pantalón de jean—. Si es acerca de tus padres, no deberías. Todo va a salir bien.
—No, no es solo acerca de ellos. Sino... todo.
—¿Todo?
—Bueno... nosotros.
BaekHyun se queda en silencio y retira la mano de mi muslo para hacer un cambio en la caja. La camioneta baja la velocidad y sale hacia un costado de la ruta, en medio del campo. No pasan coches y todo está en silencio salvo por nuestras respiraciones y el motor.
Una vez que la camioneta frena completamente, él se quita el cinturón y gira en el asiento para encararme. Mi corazón late tan rápido que él seguramente puede escucharlo, y mis dedos se hacen un nudo sobre mi estómago abultado, donde juego con ellos para no ver a BaekHyun.
—¿Y qué pensabas acerca de nosotros?
Trago saliva con fuerza. No sé si decirlo o no, pero al final decido hablar.
—En lo mal que te traté durante mucho tiempo por algo que ninguno de los dos tuvo jamás opción de elegir —admito en voz alta. Es la primera vez que lo digo—. Siento que no puedo dar la cara a tus padres después de eso.
BaekHyun toma una profunda respiración, y no habla por unos momentos. Siento su mirada en mi rostro, pero no quiero mirarlo, aún no.
—¿Te arrepientes?
En mi garganta se forma repentinamente un nudo enorme. Es la misma pregunta que le había hecho yo a él. Ahora las lágrimas estúpidas se agolpan en mis ojos con una brutalidad que odio.
—Sí, me arrepiento —admito con un hilo de voz—. Me hubiera gustado conservar tu amistad. Tratarte bien. Ser tu amigo.
—Pero no estaríamos aquí, entonces —murmura. Su mano viaja hasta mi cuello, donde está su marca temporal, la cual aún persiste. Acaricia mi piel con el pulgar, y no me aparto, porque me gusta. Es mi Alfa, después de todo... aunque más me gusta porque es BaekHyun—. Cuando dije que me arrepentía, no me dejaste explicar de qué, y tú tampoco especificaste acerca de qué me estabas preguntando.
—Eso es cierto. —Mi voz sale tan ahogada que apenas la escucho.
Su mano se mueve hasta mi mentón y me obliga a girarme para verlo. Siento que me tiembla el labio inferior, y su mirada se detiene allí por un momento antes de viajar de nuevo a mis ojos.
—Me preguntaste si me arrepentía, y te dije que sí —dice, su voz sale firme, pero sus ojos no se ven tan fuertes como aparenta—. Pero solo me arrepiento de haberte hecho sufrir anteriormente y haberte despreciado. ¿Todo lo que hicimos esa noche fue un error? Sí, lo fue. En ese momento ninguno de los dos lo quería de forma consciente; nos odiábamos y estábamos borrachos, y probablemente si no hubieras quedado embarazado, a esta altura las cosas serían completamente distintas entre los dos. No podemos negarlo. —Se inclina hacia mi asiento, su rostro se acerca al mío y creo que ya he dejado de respirar, perdido en sus rasgos, en sus labios, en su aroma—. Pero... ¿cambiaría algo de lo que sucedió hasta ahora? Infiernos, no, jamás; porque entonces no estaría en este coche contigo ahora mismo.
—¿Quieres... tú en verdad quieres esto? —cuestiono, mi rostro se inclina hacia la derecha, el suyo también, y parece todo tan perfecto que me duele en el pecho.
—Lo quiero, SeHun. Quiero todo de ti.
—¿Por qué? —pregunto con un suspiro, sus labios apenas acarician los míos y cierro los ojos esperando un beso que no llega.
—Quizás nosotros hicimos todo en orden distinto: amigos, odiarnos, tener sexo, odiarnos de nuevo y luego tratar de sacar adelante lo que sea que tenemos —murmura, su voz suena baja, ronca y me hace estremecer hasta la punta de los pies—. Pero a pesar de todo, estoy seguro de que quiero besarte ahora mismo, y mañana, y pasado mañana... porque quiero tus besos, tu cuello, tus hijos y tu corazón. —Hace una pausa, sus dedos se escabullen hacia los cabellos de mi nuca y su pulgar acaricia mi pulso. No me atrevo a abrir los ojos, porque lo siento en todos lados—. ¿Eso responde tu pregunta?
Mis manos viajan a ciegas hacia su cuerpo y me aferro a su camiseta con fuerza. Siento que estoy temblando, la tensión es tanta que me hace abrir los ojos. Sus ojos están a dos centímetros de los míos, sin exagerar. Su nariz toca suavemente la mía, y sus labios, joder, sus labios...
—¿Eso significa que... me quieres?
Cuando ríe suavemente, su aliento cálido toca mis labios. Ellos tiemblan de ansias de besar los de BaekHyun. Quiero besarlo. Nunca nos hemos besado.
—Ya te lo he dicho, SeHun, pero no solo te quiero... es mucho más que eso. Y amo cuando eres tan despistado como para no comprenderlo.
—¿Más?
—Sí, más.
Sus palabras se atoran en mi cerebro y suspiro, que es lo único que puedo hacer, debido a que apenas puedo respirar de lo acelerado que está latiendo mi corazón ahora mismo; tengo calor en el rostro, y en el pecho, en las manos.
Y entonces, sin dar tiempo a nada más, sus labios, dulces y húmedos, se adhieren a los míos con lentitud, invitándome a danzar con él. Los entreabro, y su lengua lo recibe como una invitación para encontrarse con la mía en un lento vaivén, como si fueran suaves pasos de baile, conociéndose quizás por primera vez... Donde no hay celo, alcohol o calentura de por medio; solo dos hombres tratando de tener un nuevo comienzo, de sacar adelante esto, una familia, las ganas de volver a conocernos y de ser mejor para el otro.
Me aferro con fuerza a su camiseta y profundizo aún más el beso, mientras sus manos están por doquier y me llenan de calidez; y todo está correcto, por primera vez en mucho tiempo. Este es el camino por el que quiero ir, y el destino al que quiero llegar es uno en el que estamos los dos juntos, porque a pesar de la cantidad de errores que hemos cometido a lo largo del viaje, finalmente estoy entendiendo que no siempre del odio puede surgir una catástrofe; si no, no tendría a dos bebés en mi barriguita, esperando para llamarnos papá a BaekHyun y a mí. ¿Qué tan equivocado puede ser eso?
De todos los errores y malos episodios que han sucedido entre nosotros, hemos obtenido el resultado más hermoso de todos: una preciosa semilla de amor y felicidad. Ahora solo queda plantarla y ayudarla a crecer una vez más.
Pero esta vez... lo haremos los dos juntos.
***
La camioneta aparca en la puerta de una pintoresca casa de tres pisos: la casa de los Byun. Está totalmente pintada de blanco y salpicada de ventanas y plantas por todo el frente, que dan la sensación de que el lugar está lleno de vida. Tienen un bonito y amplio jardín, con un caminito que lleva a la entrada. Y verla duele, porque recuerdo las miles de veces que he pasado en mi adolescencia con la bicicleta por aquí, observando desde lejos con impotencia la ventana de BaekHyun, planteándome pedirle disculpas por lo imbécil que fui con él... pero nunca atreviéndome a hacerlo realmente.
Hoy, por primera vez en años, de hecho voy a entrar en ella.
BaekHyun carga las maletas de los dos como si no pesaran nada. Yo lo sigo de atrás, sosteniendo mi barriguita como si se fuera a caer. A veces tengo pesadillas con eso. Es tan extraño estar embarazado, en verdad.
Tomo una profunda respiración al tiempo que los bebés dan vueltas y patean en el interior. Hacen que me sienta más nervioso y excitado de lo que ya estoy, porque voy a conocer —o algo así— a la familia de BaekHyun. Esta vez, soy... el... uh...
—¿Qué soy para ti? —pregunto de sopetón, antes siquiera de que BaekHyun llegue a la mitad de camino por el jardín de la casa de sus padres.
Con movimientos mecánicos, BaekHyun deja las maletas en el suelo y voltea a verme. Su aroma masculino llega hacia mí, está nervioso y al parecer mi pregunta lo ha alterado, pero su voz sale calma cuando responde:
—Eres mi Omega, mi pareja, mi chico. —Mi corazón deja de latir en ese instante al escuchar aquello. Su, su, su, mi mente grita. ¡Suyo!—. ¿Está bien eso para ti? ¿O solo quieres que te presente como un amigo? —La palabra suena tan extraña saliendo de sus labios. Parece que no quiere saber nada con ella.
Mis labios hormiguean cuando pienso acerca del beso en la camioneta, ese poderoso beso que compartimos. Él también debe estar pensando en ello, o al menos sabe que yo lo estoy, porque su mirada se fija en mis labios —los cuales aún parecen latir con hambre de BaekHyun— y mis mejillas rosadas.
¿Hace calor, de casualidad? Porque es prácticamente invierno, pero parece que ahora hay treinta grados y va en aumento.
—Está bien lo... lo que dijiste antes —me apuro a responder. Porque ser suyo es más de lo que he aspirado y me encanta.
Una sonrisa ladina aparece en sus labios y me hace sentir de dos centímetros de altura. Su ceja derecha se alza al mismo tiempo, y cuando me mira, siento que estoy a punto de entrar en celo por lo caliente que se ve con esa expresión jodidamente burlona.
—¿Cuál de todas las cosas que dije?
Pongo los ojos en blanco y echo a caminar tratando de rodearlo en el camino, rascándome casualmente la cabeza para cubrirme un poco el rostro sonrojado.
—Tú sabes cuál. —Y una vez dicho eso, lo dejo atrás, pero él ríe; y, a pesar de que he logrado esquivarlo victoriosamente, de todos modos los dos sabemos quién fue el que ganó esta vez.
Una vez que me detengo en la entrada de su casa, decido que hubiera sido mejor haber ido detrás de BaekHyun. No es excesivamente grande ni ostentosa como la de mis padres, pero sí lo suficientemente intimidante como para querer volver a la camioneta y a casa de vuelta.
Los padres de BaekHyun, los abuelos de los bebés, me repite una y otra vez una voz en mi cabeza. No la puedo callar, porque es la voz de la verdad. Ellos no te odiarán, porque BaekHyun te quiere... eres suyo...
—¿Tocas? —cuestiona BaekHyun detrás mío, haciéndome sobresaltar.
La puerta de madera blanca con un llamador dorado se ve absolutamente aterradora en mi mente, y me incita a dar media vuelta y huir despavorido. Pero me recuerdo que debo hacerlo, y finalmente sacando fuerzas de algún lado, lo hago: toco dos veces con los nudillos.
Lo que procede es un silencio sepulcral. Tal vez no hay nadie en casa.
BaekHyun se ríe detrás mío, y escucho cómo deja las maletas en el piso. Sube solo un escaloncito detrás mío, que estoy sobre el rellano. Sus rodillas tocan la parte de atrás de mis piernas, su pecho mi espalda, y se estira tocándome solo lo justo y necesario para apretar el timbre a mi derecha.
Bien, no había pensado en eso.
La distancia que vuelve a poner entre nuestros cuerpos me hace sentir perdido. Me gusta tenerlo cerca, sí. También me ha encantado el toque de sus labios, y quiero sentirlos de nuevo y pronto...
Doy un paso hacia atrás en los escaloncitos, y entonces siento su calor de vuelta. Así está mejor.
—¡Hola! —Una voz femenina exclama ni bien la puerta se abre. Oh, hacía años que no veía a la madre de BaekHyun—. ¡SeHun, tanto tiempo!
Un segundo después, la mujer se arroja a mis brazos y me abraza, obligándome a agacharme. Es menuda y mucho más bajita que yo, una versión más pequeña de BaekHyun y mayor, pero se siente cálida, y me da la misma sensación que cuando desperté con BaekHyun después de la noche que tuve mi celo: la sensación de hogar.
Es tan distinto a cualquier otra cosa que conozco, que sinceramente me aterra. Nunca me recibieron así en mi casa. Mi madre jamás me demostró amor de esta forma. Nunca me abrazaron. Nunca me dijeron que estaban alegres de verme, y mucho menos intentaron transmitirlo de alguna forma.
Siento ganas de llorar de la felicidad, porque hacía tiempo que no recibía una muestra de afecto así, pero me contengo apenas; no quiero hacer pasar vergüenza a BaekHyun siendo un Omega sensible y llorón como suelo ser la mayoría del tiempo.
Es que, incluso después de todo lo que, probablemente, esta mujer sabe que yo le hice a su hijo, de todos modos me está dando un cálido recibimiento y es mucho más de lo que jamás podría pedir.
No sabía ni siquiera que podía llegar a tener este tipo de recibimiento de parte de su madre. Es lo que me hubiera gustado hacer cada noche que BaekHyun llegaba al apartamento después que yo, darle un abrazo y agradecerle por regresar conmigo − incluso aunque ese fuera su departamento. No sé, quizás algún día lo haga. ¿Él se pondría feliz como yo ahora mismo mientras los veo a ellos abrazarse también?
Y mientras caminamos por la gigantesca casa hacia el corazón de ella, me pregunto si mis padres alguna vez recibieron un abrazo así. Quizás es por eso que no los saben dar, porque nunca se los dieron tampoco.
Yo les daré miles de abrazos así a mis hijos cuando nazcan. Y estoy seguro de que BaekHyun hará lo mismo.
—Deben estar muy agotados por el viaje —dice la señora Byun mientras nos acompaña escaleras arriba. Ella habla de algo con BaekHyun, pero yo estoy distraído observando todo a mi alrededor. Se ve bonito, cálido, con fotos de BaekHyun y sus padres a lo largo de las paredes. Ellos están muy orgullosos de él, no lo ocultaron nunca como un sucio secreto—. Les he preparado una habitación para que puedan descansar.
—Muchas gracias, señora Byun.
Le dedico una sonrisa y ella hace lo mismo, y se ve tan cálida como BaekHyun cuando lo hace. A pesar de que luce mucho mayor a como la recordaba, igual se mantiene en buen estado, su cabello apenas está salpicado de canas y su cuerpo se ve aún lleno de energía.
Una vez que llegamos a la puerta indicada de un largo pasillo, ella se excusa y nos deja solos a los dos. Entramos, y entonces me doy cuenta que es el viejo cuarto de BaekHyun. Ya no tiene los pósters de superhéroes que yo recuerdo de cuando éramos pequeños, ni los baúles llenos de juguetes que luego dejó de usar. Ahora están solo las paredes azules, la cama blanca de doble plaza y algunos muebles de madera oscura. Se ve sobrio, pero de alguna forma acogedor.
BaekHyun deja las dos maletas junto a la cama y finalmente gira hacia mí con una sonrisa. Sus ojitos están cansados, y eso que solo son las cinco de la tarde. Solo que nos levantamos muy temprano para preparar todo, estamos exhaustos y él aún más que ha estado conduciendo.
—¿Deberíamos dormir un rato? —pregunta, su voz sale un poco ronca mientras doy un par de pasos hasta quedar delante suyo. Sus manos viajan inmediatamente a mi vientre para acariciarlo, los bebés dan un par de pataditas pero igual están cansados como nosotros—. ¿Qué dicen, mocosos?
—No les digas mocosos —salto a la defensiva inmediatamente, y él ríe.
—¡Pero si tú les dices así! —se queja mirándome juguetón.
Me encojo de hombros, y un bostezo me traiciona. Él suspira y se aparta de mí.
—Vamos a poner una alarma para la cena, ¿sí? —dice, quitándose rápidamente las zapatillas y tirándolas por ahí.
Su mano toma la mía y antes de darme cuenta, me está guiando hacia la cama. Me siento en el borde cuando él la abre para mí, y luego se arrodilla para quitarme los zapatos también. Sus dedos delgados trabajan en los cordones con suavidad, y me quita las medias, acariciando el empeine como si fuera algún tipo de tesoro preciado. En otro momento me hubiera sentido avergonzado, pero ahora mismo lo siento como una muestra de cariño inmensa.
Su rostro se eleva hacia arriba y captura mi mirada. Le sonrío, muy suavemente, y acaricio con ambas manos sus mejillas. Son suaves, redonditas, y muy apretables. Él se sonroja apenas, y es tan extraño verlo así, tan vulnerable y cariñoso, pero al mismo tiempo es hermoso.
—Gracias, mi Alfa —susurro suavemente.
Su rostro se pone serio y de un momento a otro él está de pie, tomándome de los hombros e inclinándose sobre mí para besarme en los labios. Es un toque suave, exploratorio, sin lenguas; solamente nuestros labios tocándose lentamente, diciendo cosas que ninguno se atreve a pronunciar en voz alta.
Cuando se separa, no me mira a los ojos, y eso está bien porque ahora mismo me siento transparente. No quiero que me vea y sepa todo lo que estoy pensando, no ahora, porque va a saber que amo demasiado esto y que me estoy haciendo muy adicto a la sensación cálida que me produce.
Anhelo mucho más, pero no sé si deseo que lo sepa. No todavía, porque no estoy seguro de si estamos en la misma página.
Me meto dentro de la cama y me cubro hasta el cuello con las sábanas. No necesito girarme para saber que BaekHyun está a un par de centímetros de mí aquí en el colchón, porque siento su calor corporal en mi costado, pero igual volteo porque quiero acurrucarme contra él. Sin embargo, él hace un ruidito con los labios y me obliga a voltearme hacia el otro lado, convirtiéndome en la cucharita chiquitita y apretándose contra mí.
Su calor me envuelve, y cuando caigo en los brazos de Morfeo, aún hay una sonrisa en mi cara que estoy seguro de que es idéntica a la suya.
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