06. Temporalidad
Me siento calentito. Muy calentito. Acobijado y a salvo. Nunca me sentí de esta forma. Los brazos que me envuelven se sienten demasiado bien. Todo a mi alrededor huele como familia, como a casa. Es el lugar en el que quiero estar, un hogar acogedor como nunca tuve.
Aprieto más el cuerpo que me rodea tan cálidamente, porque no me quiero despertar nunca, es más, preferiría estar muerto antes que abrir los ojos. Se siente correcto. Pasan unos minutos de silencio en los que solo me dejo rodear por esta cálida sensación, el agradable aroma que está impregnado en mí y por todos lados, la sensación del cuerpo tibio y desnudo contra el mío, y el sol acariciando mi piel con mucha suavidad.
Pero entonces, incluso antes de que los acontecimientos de la noche me golpeen la mente, algo extraño golpea mi estómago y me asusta como el infierno porque viene de adentro.
Carajo. ¡Hay un monstruo en mi interior!
—¡Ah! —exclamo cuando vuelve a patear.
Abro los ojos y me incorporo en la cama, mirando mi vientre desnudo y abultadito. Me tiemblan las manos mientras lo acaricio, sintiendo las patadas contra las palmas de mis manos.
¿Qué...? Oh. Cierto... hay un bebé en mi vientre. Y está pateando. Y se siente tan jodidamente extraño que creo que me voy a desmayar. Son como cosquillas extrañas que me hacen sentir euforia, pero al mismo tiempo hacen que quiera retorcerme. ¡Esto es demasiado extraño!
—¿SeHun? —Una voz ronca viene detrás de mí.
Me detengo en seco. Miro a mi alrededor, sosteniéndome el vientre, y veo que estoy rodeado de prendas que definitivamente no me pertenecen. Huelen a pimienta y la esencia particular de BaekHyun.
En ese preciso instante recuerdo todo lo que sucedió la noche anterior.
Probablemente si me encontrara en una situación distinta, ya estaría subiéndome a un autobús lejos de aquí. Todo esto se me ha ido de las manos: estoy conviviendo con el padre de un bebé indeseado que surgió en una noche lujuriosa − una noche que fue un error. Un error que cometí junto con la persona que más me aborrece de entre todas las personas que realmente me odian; a quien se supone que debería odiar desde que tengo memoria; de quien siempre debería haber huído pero que jamás lo he conseguido; la misma persona a quien he lastimado una y otra vez desde que recuerdo, y quien más daño me ha hecho en toda mi vida.
—El bebé está pateando —susurro al caer en cuenta de que ya no hay dónde escapar. No fingiré que lo de anoche no sucedió, porque sé que debo hacer frente a mis errores como él lo hizo conmigo haciéndose cargo del bebé—. Es tan extraño, BaekHyun —murmuro con lágrimas en los ojos, sintiéndome extrañamente conmovido porque es de los dos—. Realmente hay un mocoso ahí dentro.
Nuestro mocoso.
BaekHyun se ríe y me toma posesivamente de la cintura, atrayéndome hacia él. Me recuesto sobre su pecho desnudo, mientras él me rodea con sus brazos fibrosos. Es tan calentito que simplemente no quiero que esto termine. Deseo con todas mis fuerzas que no me rechace cuando se de cuenta lo que está sucediendo, pues quizás aún no regresó en sus sentidos y cree que solo está soñando.
—¿Puedo tocar? —pregunta con tono cauteloso.
Mi corazón se acelera y puedo sentir el suyo igual de acelerado contra mi espalda. Realmente está despierto, entonces. Esto está sucediendo.
Siento mis mejillas y orejas arder cuando asiento. Estoy encajado entre sus piernas, con su erección matutina apretada entre nuestros cuerpos, y realmente me siento asustado, avergonzado y emocionado cuando sus manos se posan sobre mi vientre desnudo.
Sus manos son delgadas y sus dedos, largos. Cálidos sobre mí. Siento cosquillas allí donde toca, independientemente de la sensación extraña del mocoso moviéndose. Él acaricia el vientre, que está apenas abultado, y el bebé adentro no deja de patear. Está igual de emocionado, conmovido y confundido que yo. O al menos eso quiero creer, que no estoy solo en esta batalla contra el muro de sentimientos que jamás nos (me) serán correspondidos.
—Yo... wow, SeHun —dice, aunque parece no hallar las palabras correctas, por lo que solo deja salir de sus dulces labios algunas vagas que chocan contra mi oído izquierdo y que me hacen desearlo y quererlo más de lo que me gustaría admitir—. Es... increíble.
—Es tu bebé, Alfa —murmuro, sin darme cuenta de lo que acabo de decir hasta que lo escucho por mí mismo—. Nuestro bebé.
Su cuerpo se tensa detrás mío, sus brazos a mi alrededor aprietan el agarre y de repente me siento excitado y nervioso.
Y entonces, siento algo justo en la base de mi cuello. Es su boca, y luego son los dientes, y entonces tengo una marca suya, que hace que tenga instantáneamente un orgasmo que definitivamente no pedí pero que ahora puedo catalogar como el mejor de mi vida.
Una marca, pienso a través de la pura gloria que recorre mi cuerpo.
Es la primera vez que alguien me marca. Temporal, ya que no fue mientras estábamos conectados sexualmente, pero de todos modos es una marca que durará unos meses.
BaekHyun me ha marcado.
No lo puedo creer.
Cuando sus dientes se apartan de mi piel, la sensación hermosa se acaba y estoy llorando. Él me abraza contra su cuerpo y me acurruca. Yo lloro sin parar a pesar de que recién estaba demasiado feliz y emocionado; ¿por qué mierda estoy llorando?
—Lo siento, SeHun —susurra contra mi sien—. No debería haberlo hecho. Me dejé llevar, solo... Joder. Lo siento tanto, sé que prometí que no te marcaría, lo siento. —No deja de disculparse, y eso hace que me duela todavía más.
Tanto como amo en el fondo que me haya marcado —incluso aunque sé que puse la condición de "sin marcas" para poder vivir con él—, odio que se esté arrepintiendo. Es doloroso.
—Para, BaekHyun —murmuro, pero él sigue disculpándose sin parar—. ¡Detente!
Deja de hablar de inmediato y me suelta, así que me giro para verlo. Veo arrepentimiento en todo su rostro.
—No estoy enojado por la marca, además es solo temporal... así que luego se irá —digo. No parecen gustarle mis palabras, pero mantiene una expresión bastante neutra—. Solo quiero saber algo.
Me mira con curiosidad, pero termina asintiendo. Miro su boca. Quiero besarla. Si me responde correctamente la siguiente pregunta, lo besaré como no lo hicimos la noche anterior, y prometo que dejaré que me folle o me haga el amor, no me importa, él puede elegir porque es mi Alfa ahora.
—¿Te arrepientes? —cuestiono.
Siento que mi corazón va a explotar en mi pecho. Necesito que me lo diga, que no se arrepiente, que quiere estar conmigo y que quiere que sea su Omega. Su único Omega. Es lo único que pido. Por favor.
La expresión de BaekHyun es sincera cuando responde, y yo aguanto mi aliento sintiendo las mejillas rojas y las ganas desesperadas de besarlo.
—Sí.
Me cuesta procesarlo.
BaekHyun se arrepiente de haberme marcado.
Sé que no debería habérselo preguntado, pero prefiero la sinceridad. No obstante, eso es todo. Es malditamente todo lo que puedo soportar.
Él parece que va a decir algo más, pero la vergüenza me hace levantar una mano en señal de stop para que no diga nada y, sin mirarlo, me paro encima de la cama y salto por sobre toda la ropa de BaekHyun que yo mismo puse ahí la noche anterior. Corro hacia el baño y me encierro en él, dejando que las lágrimas fluyan por mi rostro como si mis ojos fueran dos malditas canillas abiertas.
Es obvio que solo me quiere por el bebé. Tan malditamente obvio. Todo lo que yo genero en él es solo porque hay un niño que le pertenece... que nos pertenece. O bueno, algo así. El bebé no tiene una pareja de padres, sino dos separados. Uno de ellos preferiría llevárselo consigo o quizás partirlo a la mitad para poder estar lejos del otro, y ese es BaekHyun.
Debería haberme imaginado que todo esto pasaría desde que escuché a BaekHyun negar que yo le gustaba desde el otro lado de la puerta cuando hablé con JongIn en mi antiguo cuarto, pero entonces vino mi maldito celo por culpa de mis emociones inestables y perdí el control: hice el nido y rogué por la polla de un Alfa, el Alfa que nunca será mío incluso aunque yo ahora mismo soy todo suyo, con o sin marca.
Soy tan patético. Y como si no hubiera tenido suficiente, ahora pasa esto. Mi maldito orgullo no puede soportarlo más, maldita sea. ¿Acaso nunca voy a poder ser feliz?
Toda mi vida me he estado diciendo a mí mismo que odio a BaekHyun por haberme arrebatado mi destino de Alfa, pero eso era solo una excusa para odiar a alguien que no sea a mí mismo. Siempre lo he amado, y siempre lo amaré. Es la única verdad que conozco, e intentaré aferrarme a ella; porque si no lo amara, ya habría tomado mis cosas y me habría largado de aquí en menos de lo que él tarda en decirme "te odio" de distintas formas, como recién, en la que me dijo que se arrepintió de haberme marcado.
Siempre supe que él nunca iba a quererme, no después de lo despreciable que fui con él, pero quizás me había hecho una ilusión pequeña, muy chiquitita. Solo que ahora me doy cuenta de que esa ilusión acaba de ser hecha añicos por su mismo protagonista. Él nunca me va a querer más que por el bebé, y debería ser algo para tener en cuenta para todo lo que viene en el futuro inmediato e incluso a largo plazo.
Ahora solo debo encontrar un modo de dejar de llorar encima de una camiseta de BaekHyun que me robé de encima de la cama, y todo estará bien.
***
Observo el recibo de la tarjeta de crédito y de mis labios se escapa un suspiro una vez más. Tengo que llamar a mis padres para que hagan el depósito. Ellos se han ofrecido a mantenerme mientras estudio y eso ha sido siempre un alivio para mí, pero cada depósito mensual debo llamarlos para informar en qué he gastado mi dinero mayormente y hacer un resumen de cómo han ido mis estudios. Y si mi madre está de buen humor, quizás también pueda hablar de mi vida y mis relaciones interpersonales, aunque eso no pasa seguido.
Quiero golpearme la cabeza contra la encimera de la cocina, pero en cambio tomo mi celular y tecleo en la pantalla el número de mi madre antes de arrepentirme. Es ya de tarde. BaekHyun no ha salido de su habitación todavía. Toda la casa apesta a él y yo no puedo malditamente respirar sin querer lanzarme dentro de su cuarto. Por los ruidos que se oyen, creo que él podría estar teniendo su celo, pero quizás solo está acomodando la ropa en su armario y odiándome por ello.
Sinceramente, no quiero ni averiguarlo. Quizás debería ir a pasar la noche en el dormitorio de ChanYeol... que está ocupado ahora también por JongIn... Nop. Mala idea. Solo queda encerrarme yo también con traba en mi cuarto, por si a BaekHyun se le ocurre hacer algo conmigo. Aunque no sé si soy tan fuerte como para resistirme a él, ahora que es mi Alfa temporalmente. Puedo sentirlo débilmente, una conexión que con los días se irá fortaleciendo cuando la marca se asiente por completo en mi sistema, pero no sé exactamente lo que él está experimentando y no estoy seguro de si lo quiero averiguar.
Odio estar embarazado, realmente. Se siente como si tuviera dentro de mí mismo a varios SeHun que se sienten de humores distintos, todos casi como polos opuestos entre sí, peleando por tomar el control de mis emociones y de mi corazón al mismo tiempo.
Ahora el que tiene el mando es el SeHun Enamorado de BaekHyun, y creo que se quedará con el timón por un buen tiempo.
—¿Hola? —Mi madre atiende al segundo tono. Su voz es, como siempre, distante y formal—. ¿SeHun?
—Hola, madre.
Nos quedamos en silencio. Nunca un "¿cómo estás?", ni "¿qué tal va tu vida, hijo?".
—Llamaba para decirte que ha llegado el resúmen de mi tarjeta —digo con un suspiro al notar que ella no dirá nada.
Escucho el sonido de un teclado al otro lado y sé que ella está mirándolo, pero desde el sitio web del banco. Es lo que siempre hace. Nunca confía en lo que le digo por teléfono.
—¿Diez paquetes de gomitas de frambuesa en una compra? —cuestiona unos segundos después. Teclea con rapidez.
—Tenía hambre.
Vuelve a teclear algo. —¿Cuatro bolsas de papas fritas extra grandes?
—Botanas para todo el mes. —Botanas para mí y para el bebé.
—SeHun, es pura comida chatarra. ¿Organizaste una fiesta?
—No, madre —suspiro—. No. Solo tenía hambre y le debía un favor a mi compañero de cuarto, así que compré chucherías que le gustaban —miento. No es como si fuera a decirle que solo es mi maldito apetito por dos y los antojos por chatarra.
—Mmm. —Ella me está juzgando, lo sé—. ¿Renovaste tu guardarropas?
—Algunos pantalones ya no me quedaban.
—Seguro que engordaste por culpa de esas botanas —masculla—. ¿Compraste también vitaminas y medicinas? ¿Estás queriendo hacer dieta o algo?
—¿Qué es esto, un interrogatorio?
Ella gruñe y parece frustrada. Ser Alfa no le sienta bien, ella es muy despreciable. Ni siquiera soy su hijo biológico, pues alquilaron un vientre Omega para concebirme. No sé quién es mi madre o padre que me llevó en su vientre y quizás nunca lo sepa. Solo sé que esta mujer que me crió realmente no me quiere como debería hacerlo una madre, porque sé que yo nunca le daría este trato a mi bebé.
—Sí, lo es. Quiero saber qué hace mi hijo.
—¡Ja! Suena como si realmente te preocuparas por mí —digo con sarcasmo.
Hay silencio en la línea. No sé si se queda callada porque la herí o porque es verdad que no le importo. Ni siquiera quiero saberlo.
Solo soy una carga que mi padre le delegó. La carga de los Oh, el joven hijo Omega y la desgracia de la familia, porque ¿qué podría hacer un niño Omega en una familia de puros Alfas poderosos y dominantes? Solo causar vergüenza; imposible que me quisieran jamás allí. Siempre supe que ellos estuvieron muy contentos de enviar a su mayor decepción a estudiar a la otra punta del país.
Frunzo el ceño y me froto la nariz, dejando el papel sobre la mesa. Estúpida cuenta. Debería haberme conseguido un trabajo, sin importar sus promesas de que ellos me pagarían todo.
—En fin, ¿ya terminaste, madre? ¿Podrías, por favor, hacer la transferencia? Vence en dos días el plazo de pago.
—No —responde, su voz es severa.
Me remuevo incómodo en el taburete.
—¿No? —pregunto desorientado, y mi labio inferior tiembla.
—No, SeHun. No voy a transferirte dinero esta vez, para ninguno de tus gastos.
Me quedo en silencio. No quiero preguntar. Tengo miedo, mi pecho sube y baja con rapidez, y siento que voy a llorar otra vez. Ni siquiera sé si ya me quedan lágrimas para hacerlo. Odio ser un llorón sensible. Odio llorar. Odio esto.
—¿Estás... bromeando? —consigo preguntar con una mano en el pecho. Lo siento tan apretado que no logro respirar.
Ella sabe que esto no es una broma para mí, que no tengo cómo pagármelo. Sabe que es mi única fuente de dinero mensual. Quizás ellos estaban esperando el momento exacto para hacerme pisar un palito, gastar demás y hacer esto: mandarme a la mierda y dejar de pagar por mí. Un gasto menos. Desheredarme.
—Sabemos que estás embarazado, y no nos has dicho nada, SeHun. Estoy... estamos muy decepcionados de ti.
Y cuelga el teléfono.
Me pregunto si hay alguna cosa que pueda hacer mi día todavía más mierda, y entonces me dan nauseas, tantas que debo correr a la pileta de la cocina y vomitar cualquier cosa que haya en mi estómago.
Me río sin gracia. Sí, era obvio que podía ser peor.
***
Ni siquiera sé hace cuánto tiempo que estoy sentado aquí, en este estúpido taburete de la cocina. Solo sé que, muy probablemente, mi trasero ya ha dejado una huella en él.
Ahora BaekHyun está cocinando delante mío, hablando casualmente de algo que no entiendo y que no quiero entender. Siento los oídos taponados y no puedo oír lo que está diciendo. Me he perdido a mí mismo en una bruma desde que me di cuenta de que mis padres prácticamente se divorciaron de mí.
Realmente me dejaron solo y a la deriva. Tengo que pagar mi tarjeta de crédito, la cual ha superado de hecho mi límite mensual y por lo cual seré multado, aumentando más incluso de lo que gasto normalmente por mes.
La mierda de todo esto es que no tengo ni un solo ahorro. Y aunque ahora mismo me consiga un trabajo, necesitaría que del cielo me llovieran tres millones de wons instantáneamente para poder pagar todo lo que debo, cosa que no va a suceder ni siquiera hasta el final del próximo mes, porque ni en mis mejores sueños conseguiré un trabajo en el que me paguen tan bien.
Jamás pensé que esto me iba a suceder, pero es verdad. Quizás debería haberlo visto venir, pero no lo hice, y ahora simplemente estoy jodido.
Ni siquiera me doy cuenta en qué momento BaekHyun está chasqueando los dedos delante de mi cara para captar mi atención, pero cuando realizo aquello, las lágrimas se agolpan en mis ojos y caen por mis mejillas como un tsunami. Y solo porque quiere captar mi atención.
—¿SeHun? —Lo escucho por encima de la bruma—. ¿SeHun, te sientes bien?
—Mis padres... mis padres se acaban de librar de mí —digo con una risa que me duele como mil demonios por dentro. El bebé está quieto, demasiado, supongo que lo he cansado con tanto llanto durante todo el puto día—. Me dijeron que ya saben que estoy embarazado y que no van a pagar mis gastos. Tengo una deuda enorme con mi tarjeta de crédito.
Después de decir todo esto en voz alta, me quedo en silencio mirando mis manos. Él no se mueve. Ni siquiera sé qué está haciendo, dónde se encuentra o qué ropas lleva porque estoy perdido, perdido en mí mismo y mi miseria, en mis pantalones negros holgados que me quedan horribles y mi sudadera roja que, obviamente, es de BaekHyun. No podría ser de nadie más, si su aroma es en lo único que quiero ahogarme y tal vez hasta desaparecer.
—SeHun —me llama.
Niego con la cabeza, mordiéndome el labio inferior mientras lloro más fuerte.
—SeHun —me llama de vuelta.
Quiero que desaparezca. Él, o yo, da igual.
—SeHun, mírame. —Su tono de voz hace cosas extrañas en mí y me obliga a levantar la cabeza incluso aunque estoy resistiéndome a ello. Odio que sepa lo débil que me siento, que me vea así de herido.
Sus ojos castaños me escanean y tengo miedo; quiero que me proteja, quiero que me tome entre sus brazos y me diga que todo está bien, que su marca en mi cuello se quedará siempre allí y que no desaparecerá en unas pocas semanas —si tengo suerte, meses— como en realidad sucederá. Quiero ser suyo, y actualmente de alguna forma lo soy, pero soy de él de una forma que no es la que deseo. Y para peor, él no es mío.
—Yo pagaré tu tarjeta —dice mirándome a los ojos.
Cuando observo su rostro tranquilo y escucho su tono tranquilizador, siento que toda la bruma desaparece de mi alrededor.
—No —respondo inmediatamente—. No necesito tu ayuda. No, puedo conseguir...
—Sí, lo haré. Y ya deja de ser tan terco, SeHun. Estoy harto. —Se seca las manos con una toalla de cocina y la deja sobre la barra, junto al papel arrugado de la cuenta de la tarjeta que en algún momento hice un bollo pero que ahora está estirado en la barra... o sea que él lo leyó—. Me pagarás cuando consigas el dinero si eso es lo que deseas, pero quiero que sepas que a mí no me afecta que me devuelvas el dinero o no. Y no me deberás nada si no lo haces. Ya te he dicho que me haría cargo de ti y deja de contradecirme en cada jodida cosa que quiero hacer por ti.
—Es más de lo que puedo pedir, BaekHyun. No quiero endeudarme contigo.
—¿Y qué vas a hacer, eh? —cuestiona, una vena resalta en su cuello y su rostro se pone rojo. Sé que he herido su orgullo—. ¿Irás a hacer mamadas para que te den dinero? El plazo vence en dos días. ¿Entonces? ¿De dónde vas a sacar todo ese dinero para pagar la deuda?
Me muerdo el labio, incapaz de decir algo. Tengo que tomar una profunda respiración para tranquilizarme y ya no llorar. Él hace lo mismo para no explotar. Necesitamos calmarnos.
—Te pagaré.
Él niega, cruzándose de brazos. Chasquea la lengua y me mira.
—Primero preocúpate por que el bebé no se muera de angustia ahí dentro —dice, esta vez su tono suena más calmado—. De tanto llorar creo que se va a rehusar a ver la luz cuando sea el momento.
Quiero decirle que lo odio, pero solo sale una pequeña risa herida desde el fondo de mi pecho. Me limpio las lágrimas con su sudadera y él sigue el movimiento con la mirada. Quiero que me abrace y me consuele, el sentimiento me está consumiendo; soy suyo pero no lo demuestra y eso es lo que más me está lastimando ahora mismo. Pensé que iba a ser todo diferente ahora que llevo su marca, aunque fuera algo momentáneo, pero sigue siendo igual de distante que antes. Tengo una marca pero no actúa como si yo fuera suyo y eso me llena de tristeza.
Odio cada segundo de esto, pues sé que no debería estar aquí, usando su sudadera, llevando su marca en mi cuello y su bebé en mi vientre. No quiero ser una carga. No quiero que pague los gastos ni que sienta lástima de mí. No quiero que me quiera solo porque llevo a un bebé que es de los dos.
—Te odio, BaekHyun —digo tembloroso.
Él rodea la barra y me abraza contra su cuerpo. Joder. Aborrezco la sensación. Hace que me sienta a salvo y es lo que más me lastima de todas las que estoy sintiendo ahora mismo.
—Lo sé —responde, pero en realidad no sabe. No tiene idea. Y tal vez es mejor así.
La verdad es que, si no fuera por él, yo ya me habría ido; pero BaekHyun es la única razón por la que siempre me voy a quedar.
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