Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4: Urşii en California

La noche transcurre con normalidad, dedico un par de miradas furtivas a mi alrededor. Este sitio no es para nada normal, al menos no esta zona.

Erza charla animadamente con Zed y Eros desde hace un buen rato. No sigo el hilo de la conversación, prefiero seguir admirando el panorama. Después de la escena que he montado, algunas miradas siguen puestas en mí. Al principio fueron murmullos inteligibles, sin embargo es obvio que a nadie le importa qué ocurre fuera de su circulo de confidencialidad.

En una mesa a la derecha, la más próxima a la nuestra un chico muy delgado y pálido me dedica miradas furtivas cargadas de curiosidad, sin embargo desvía la misma cuando se las devuelvo. En otra mesa junto a la entrada un grupo de chicas repletas de tatuajes no disimulan su curiosidad.

Es normal, pero nadie se ha alterado, por lo que Eros nos contó después de la marcha de Alec; esta sala es precisamente para que la "peste" como él los llama, de Santa Mónica se reúna y haga lo que no está bien visto en el exterior. Lo he podido comprobar cuando en uno de los reservados un grupo de hombres esnifaban sobre la mesa como si no hubiese un mañana.
Por lo visto el dueño tiene una especie de pacto con la ley. La justicia lo sabe, pero hace oídos sordos por una generosa propina.

— ¡Jude, diles que tengo razón! —Salta Erza sacándome de mis pensamientos. Pone los ojos en blanco al comprender que no he prestado nada de atención a la conversación. —. Digo que este sitio es la polla. — Repite. —Aquí podrías matar a alguien en medio de la gente y nadie habría visto nada.

Me encojo de hombros. La excitación en sus ojos es visible. Erza puede parecer entrañable con su aspecto dulce, sin embargo tiene una mente prodigiosa y retorcida, tanto que en ocasiones asusta. Ella se da por satisfecha con mi gesto y vuelve a la conversación. Ya está algo contentilla por las cervezas y el hachís de las cachimbas. Suspiro algo agobiada, el calor en el interior me hace sudar más de lo que me gustaría. A pesar de ser principios de Octubre, sigue haciendo un calor insoportable. Provengo de un sitio frío y me gustan las temperaturas bajas. Miro la hora en la pantalla de mi teléfono, es media noche pasada y para ser sábado estoy exhausta.

Mi mirada se cruza con la de Jhett, tan indiferente como siempre.

— Voy al baño. —Digo inclinandome hacia Erza.

— ¿Te acompaño? —Pregunta dejando a Eros con la palabra en la boca.

— No, tranqui. —Digo colocando la mano sobre su hombro antes de ponerme en pie.

Camino entre los grupos formados y alguna que otra mirada curiosa se cruza con la mía. Una vez que cruzo la cortina, el ambiente cambia nuevamente. Ya no es tan cargado e incluso la gente parece más viva. Busco los aseos con la mirada y los diviso en una esquina no muy lejos. Aparto a unas cuantas personas que bailan al ritmo de Gucci flip flops. Hay una pequeña fila de cuatro chicas esperando en la puerta y me sitúo detrás de la última esperando mi turno.

Realmente las discotecas nunca han sido mi ambiente favorito, quién me viera. Pero Erza ha insistido tanto que me ha sido imposible negarme. En ocasiones consigue ser muy convincente cuando se lo propone. Y no pensaba dejarla sola en un sitio así, aunque seguramente me haya excedido un poco con Alec. A veces me pasa, sobre todo últimamente.

Es un gilipollas, con haberlo ignorado habría bastado para que se callara. Sin embargo no puedo negar que desde mi encontronazo con Shanne ayer estoy demasiado nerviosa. Y cuando estoy nerviosa algo falla en mi cerebro alterándome hasta apuntar a un capullo con una pistola. Erza insistió en que no era necesario llevar un arma, pero no pienso volver a ir por ahí indefensa. Soy buena en el cuerpo a cuerpo, sin embargo me distraigo con mucha facilidad por culpa de la medicación y eso resta puntos.

Vuelvo a la realidad cuando una chica vomita junto a mí. No llega a salpicarme pero aún así retrocedo un par de pasos.

— Perdonatía. —Se disculpa, y puedo ver su expresión avergonzada.

Entro en la cabina que ha liberado la última chica. Cuando termino se mear me limpio las manos y salgo, pero freno de golpe cuando unos ojos verdes se cruzan con los míos.

Shanne.

—¿Qué tal, Jude? —Su voz me provoca un escalofrío.

La manera en que pronuncia mi nombre, deja en claro que sabe más de lo que me conviene.

— Esto ya es acoso, que lo sepas —Me giro empezando a caminar.

Jhett me ha advertido sobre este sujeto. Es un Black Spider y lo último que quiero es cruzarme con una banda. Los Black Spider son reconocidos por ser una reconocida organización de camellos y sicarios. Pero claramente Shanne no es cualquier integrante, y sus intenciones sobre desvelarme lo que sea que sepa son notorias. Le falta mover la cola mientras camina en círculos a mi alrededor.

— En realidad no. Ayer no he tenido oportunidad de presentarme como Dios manda.

Habla alegremente detrás de mí  por encima de la música.  Necesito saber que pretende. Alguien como él sabría que acercarse a mí  no es en absoluto recomendable. Eso suponiendo que sea cierto que sabe algo. En lugar de dirigirme de vuelta al interior del reservado me pongo en camino hacia el exterior, con él detrás de mí.

— ¿Qué quieres? —Pregunto con fingida calma en el exterior, volviéndome hacia él.

Shanne frunce el ceño como si acabara de ofenderle.

— Ser amigos. —Dice como si fuera obvio.

— ¿Quién ha dicho que quiera ser tu amiga? —Pregunto siguiendole el royo.

Es obvio que está jugando.

— Te conviene ser mi amiga. —Dice encogiendose de hombros.

Pongo los ojos en blanco.

— Ah ¿sí? ¿Y eso por qué?

Shanne me mira como si acabase decir la mayor estupidez posible.

— Porque los amigos se cuentan todo. Y tu quieres que te cuente cosas ¿Verdad?

Empiezo a impacientarme. Actúa con demasiada falsedad y algo en su postura me pone alerta.

— ¿Cosas como de qué color es su ropa interior? —Pregunto con la misma falsedad, como si realmente me importase.

Aunque siendo sincera sí que me importa. Podría alejarlo hasta algún  callejón y pegarle un tiro en la sien o una puñalada directa al hígado. Pero seguramente no sea tan fácil y no tengo ganas ni humor para ensuciarme.

— No llevo. —Se encoge de hombros juguetonamente.

Bufo, se nota que no va a soltar prenda.

— Ya, pues no quiero ser tu amiga. —Digo empezando a caminar de vuelta al interior. — En el colegio me tachaban de abusona.

— Entonces ¿No quieres saber que Ursi Polari están en California? —. Pregunta con fingida inocencia.

Freno en seco y un par de miradas se han vuelto hacia nosotros. Si el Clan está  aquí  significa que estamos en problemas. Siento mis huesos como plastilina y sigo caminando tratando de no mostrar emoción alguna.

— Deja el teatro. Ambos sabemos que necesitas protección.

Siento su aliento en mi nuca mientras camina detrás de mí. Su tono ha cambiado.

— No se de que hablas. —Miento.

— Tengo un trato para ti. Si aceptas...

— Shanne. —Lo nombra una voz ronca.

Es el tipo raro. Casian.

Dirijo mi mirada de Shanne a él y éste ultimo sonríe  divertido.

— Hermano.

¿Hermano?¿Qué coño...?

Casian no contesta, su mirada está fija en mí. Aquí, bajo los rayos del cartel de neón y las farolas puedo distinguirlo mejor. Es un tipo alto, muy alto y de hombros anchos. Su cabello es de varios tonos de rubio y sus ojos son completamente verdes, tanto que hace un contraste considerable con la pupila.

— ¿Sois hermanos? —Pregunto en dirección a Shanne.

Éste tiene una sonrisa de oreja a oreja y se dispone a contestar pero el otro se adelanta.

— No.

Su voz es demasiado potente. Ya no tiene esa sonrisa traviesa del interior, la ha sustituido por un semblante duro que ahora fulmina a Shanne. Pasa por mi lado ignorándome completamente como si fuera un fantasma al que puede traspasar y se dirige hacia el sujeto de cabello rizado y ojos verdes. Aprovecho para volver al interior en busca de Erza. Si antes estaba paranoica por las sospechas ahora estoy cagada.

Me dispongo a volver al reservado cuando noto el móvil vibrar en mi bolsillo.

Chloe.

— ¿Sí? — Pregunto sin obtener respuesta.

— Han entrado a...a casa. — Solloza al otro lado de la linea.

Mierda.

Nota de la autora:

Bueno, se que éste capítulo no es muy interesante, pero deja varias pistas importantes.

No tengo mucho que decir. Simplemente gracias si has llegado hasta aquí.

Tienes un huequecito entre mis tetas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro