CAPÍTULO 01
NOTAS DEL AUTOR:
Desde niño he sido muy fan de la franquicia de los Power Rangers. Y de todas sus temporadas, la de S.P.D. tiene un lugar muy especial en mi corazón, por diferentes motivos. Y justo ahora el futuro al fin nos alcanzó; estamos en el 2025, el año en el que ocurren los sucesos de dicha temporada. Lamentablemente no parece que Hasbro ni nadie más tenga intención de hacer algo especial para celebrar la ocasión, así que creo que será responsabilidad del Fandom hacerlo.
Por mi parte, estuve pensando un rato sobre qué podría escribir para dar mi granito de arena a la celebración, pero desde el inicio era obvio para mí que tenía que ser algo dedicado a Cruger y Kat, dos de mis personajes favoritos de toda la franquicia, y al mismo tiempo mi pareja favorita de ésta.
Hace poco estuve viendo nuevamente la temporada en busca de inspiración, y conforme pasaron los capítulos, estuve haciendo nota de diferentes momentos de ambos personajes que me hubiera gustado se explayaran más, se vieran de una forma diferente, o momentos que me hubiera gustado ver y no fue así. Y de todas esas ideas que me fueron surgiendo y fui anotando, es de donde surge esta historia.
La intención es recontar la historia de S.P.D. desde la perspectiva de Cruger y Kat, aunque por supuesto no TODA la temporada, sólo lo que sea relevante. Pero aunque en un 85% más o menos esto se tratara de relatar momentos de esta pareja tan querida para mí, igualmente en el transcurso me tomaré la libertad de agregar escenas y diálogos que no sólo ayuden a desarrollar la relación de los dos protagonistas, sino también darle algo más de coherencia a algunos momentos de la temporada, o llenar algunos huecos que pudieron haber quedado en su trama. Para ello, no todos los hechos ocurrirán tal y como lo vimos, sino que serán una versión "diferente" de estos. Es por eso que esta historia podría rozar un poco la línea del "Universo Alterno" aunque sin apartarse demasiado de lo conocido.
Igualmente, aunque procuraré respetar las personalidades y forma de actuar de cada personaje, puede que en ciertos momentos algunos tengan pequeños "ajustes", pero sin caer nunca en el Out of Character (o eso espero).
Adicionalmente, quiero comentar que sé que en los últimos años han salido varios cómics que expanden bastante el universo de los Power Rangers, y que sé que en varios de ellos han dado más detalles sobre la S.P.D. y su historia detrás. Sin embargo, debo confesar que no estoy tan al día con dicho contenido, y también no deseo complicar de más las cosas. Por lo que optaré por basarme únicamente en lo visto en las series, tomando sólo quizás uno que otro detalle de los cómics si es que lo considero relevante. Pero claro, también habrá varias (muchas) cosas que saldrán directamente de mi alocada imaginación, pero que siento (o espero) quedarían bien.
Como advertencia final, si bien en su mayoría nos apegaremos al mismo tono y temas de la serie original, habrá ocasiones en las que tocaremos sutilmente algunos temas más maduros, algunos de manera implícita, otros de forma más directa. Pero nada que se separe demasiado del tipo de situaciones que ya conocemos de la franquicia.
Cualquiera otra nota adicional o advertencia que sienta pertinente, se irá agregando al principio o final de los capítulos.
Sin más por el momento, los dejo con el Capítulo 01 de esta historia que espero sea de su agrado.
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CAPÍTULO 01
Esa noche los cuarteles de la S.P.D. en la Tierra se encontraban de fiesta. El salón principal estaba adornado con los colores y escudos de la organización, y ocupado por oficiales, cadetes, personal de apoyo, e invitados importantes llegados de rincones lejanos, incluso de fuera del planeta. Algunos antiguos Power Rangers, los siempre presentes defensores de la Tierra, hacían también su acto de presencia en una noche tan importante.
Todo esto tenía un fin: despedir al Comandante Collins luego de casi veinte años de servicio protegiendo el planeta, desde los tiempos en los que la Guardia de Plata aún no cambiaba y se unía oficialmente a la Súper Patrulla Delta. El Comandante aún era relativamente joven, y podría haber seguido más tiempo en su puesto de haber querido. Pero lo cierto era que tras asegurar la presencia de la S.P.D. en la Tierra, y dejar el futuro de ésta en buenas manos, era para él hora de buscar alcanzar otros objetivos, en otras fronteras más allá del tiempo, y reunirse con cierta persona que lo había estado esperando.
Aquella decisión era recibida por los miembros de la S.P.D. en la Tierra con una mezcla de tristeza y emoción. Tristeza por la partida de su hasta entonces líder, pero emoción por esta nueva etapa tanto para el Comandante Collins, como para la S.P.D. Después de todo, un nuevo Comandante sería igualmente presentado esa noche, y todos estaban ahí presentes para conocerlo.
Todos, excepto la Dra. Katherine Manx, la cabeza de la división de Investigación y Desarrollo.
Mientras en el gran salón todos festejaban, reían y bebían, la Dra. Kat se encontraba metida en su laboratorio, enfrascada trabajando en su Escáner de Juicios. Era la única en el sitio para esos momentos, sentada en su estación de trabajo, con un visor que le cubría los ojos mientras soldaba con mucho cuidado los delicados y pequeños componentes del dispositivo sobre la mesa, siguiendo detalladamente los diagramas que ella misma había diseñado.
Era un trabajo complicado y delicado, pero que estaba segura rendiría frutos. Si todo salía bien, esperaba en un par de meses tener el primer prototipo; y tras algunas pruebas y revisiones, se encargaría de convertirlo en un elemento indispensable del arsenal de los oficiales S.P.D. para determinar la culpabilidad de un sospechoso. Aún había muchos que miraban la idea con escepticismo, pero Kat estaba decidida a demostrarles el alcance completo de su proyecto, y callar todas esas dudas. Llevaba ya bastantes años haciéndolo, y esa no sería la excepción.
Y aquello, por supuesto, era más importante para ella que cualquier fiesta de despedida, o incluso que conocer al que sería su nuevo jefe.
No sabía mucho aún del nuevo comandante, en realidad, salvo su nombre, y que al parecer tenía un historial más que admirable como oficial de la S.P.A. Un "guerrero innato", un "líder impecable" y "la espada más letal del universo", eran algunas de las frases que podía encontrarse en su no muy pequeño expediente; la mayoría meras exageraciones, suponía Kat.
Como fuera, ya lo conocería, hiciera lo que hiciera, así que no tenía para qué apresurarse. En cambio su Escáner de Juicios no vería nunca la luz si no le dedicaba el mayor tiempo y esfuerzo posible. Puestas ambas situaciones en una balanza, era evidente cuál salía ganando.
Se encontraba a mitad de un punto delicado en el ensamblaje, cuando el sonido de la puerta del laboratorio abriéndose a sus espaldas la distrajo sólo un ápice; no lo suficiente para apartar la atención del dispositivo ante ella, por suerte.
Unas pesadas pisadas se hicieron presentes en la habitación, dirigiéndose hacia su estación de trabajo.
—¿Trabajando tan tarde, Dra. Manx? —comentó el recién llegado con un tono serio, que quizás por ahí en el fondo intentaba sonar un poco vivaracho, sin mucho éxito.
—Bienvenido, Comandante Supremo Birdy —le saludó Kat, mientras con pulso perfecto soldaba una pieza, soltando algunas chispas en el proceso. Con tan sólo escuchar su voz no sólo lo reconoció, sino que podía imaginarse sin mucho problema la expresión dura y desaprobatoria en su rostro de pájaro—. Disculpe el desorden, no esperaba su visita esta noche. Creí que sólo daría su discurso, un brindis, y se retiraría para seguir atendiendo su ocupada lista de tareas.
—El discurso y el brindis estuvieron a la medida, si se me permite decirlo —señaló el Comandante Supremo Fowler Birdy, de nuevo intentando sonar más divertido de lo que en realidad su expresión y voz le permitían—. Pero me sorprendió bastante no verla entre los agradables espectadores que aplaudían. Sé de buena fuente que el Comandante Collins y usted tuvieron sus diferencias en el pasado, pero esperaba al menos verla en su fiesta de despedida.
—¿Diferencias? ¿Por qué dice eso? —preguntó Kat, un tanto confundida. Se levantó al fin el visor para descubrirse el rostro, y mirar directamente el Comandante Supremo—. No éramos amigos, si a eso se refiere, pero siempre hicimos buen equipo. Ambos ya nos despedimos en privado, y le aseguro que estamos en buenos términos. Le deseé suerte en su nuevo viaje, y le di mis mejores consejos.
Birdy asintió lentamente, aunque no parecía a simple vista muy convencido.
—Lamento haberme perdido su discurso —añadió Kat, extendiendo en ese momento sus manos hacia el dispositivo sobre su mesa de trabajo—. Pero como puede ver, me encuentro concentrada en terminar esto lo antes posible.
—¿No tiene algún asistente que pueda ayudarla con eso?
—Tengo un par de asistentes que me ayudan con otras cosas, sí. Pero esto lo tengo que hacer yo misma, de otra forma no puedo estar segura de que funcione como lo diseñé, y menos en el tiempo que necesito.
—Saber delegar es una cualidad importante para cualquier líder, Dra. Manx.
—¿Lo ve? Por eso mismo rechacé el puesto de comandante cuando me lo ofreció —indicó Kat con tono burlón, seguida de una pequeña risilla divertida, que no resultó compartida por su interlocutor.
—Sigo pensando que hubiera sido una buena elección —señaló Birdy sin mutarse—. Conoce mejor que nadie este planeta, y en especial toda esta base. Y en el combate tampoco le va tan mal.
—Dirigir en una batalla no es lo mío —recalcó Kat, y se giró de nuevo hacia su dispositivo para continuar trabajando y, de forma un poco indirecta, dar por terminada la conversación—. Investigación y Desarrollo es donde puedo serle más útil a todos. Además, escuché que el hombre que eligió es más apto para eso.
—Justo también esperaba poder presentarlos esta noche durante la fiesta. A partir de mañana ambos trabajarán codo a codo. Es importante que vayan afianzando sus lazos como líderes de sus respectivas áreas.
En ese momento, como invocado por aquellas palabras, la puerta del laboratorio volvió a abrirse, y los pasos de otra persona se hicieron presentes. Sin embargo, de momento aquello pasó desapercibido para la Dra. Manx.
—Con todo respeto, Comandante Supremo —comentó Kat con seriedad sin mirarlo—, tampoco es necesario que el nuevo comandante y yo seamos amigos para que hagamos un buen trabajo juntos.
—En eso estoy de acuerdo, Dra. Manx —pronunció de pronto una nueva voz presente en el laboratorio; una voz que Kat no reconoció.
Aquello la hizo sobresaltarse de la impresión, y pararse de su silla. Se giró un tanto alarmada hacia la puerta, por donde entraba un individuo que, en primera instancia, le resultó totalmente desconocido. Era alto, fornido y de hombros anchos, con el uniforme negro y rojo distintivo del comandante de la S.P.D., con una cabeza de hocico alargado, con una fisionomía similar a la de un perro terrestre, pero con una piel azulosa con una textura más parecida a las escamas de un reptil. Tenía cabello negro largo en trenzas que caían hacia atrás de su nuca, orejas grandes y puntiagudas, y ojos oscuros, penetrantes y serios.
Aquel hombre de piel azul avanzó hacia ellos hasta pararse delante de Kat, y a un lado del Comandante Supremo, con sus manos juntas detrás de su espalda, y una postura firme y marcial impecable.
«Un Siriano» pensó Kat con sorpresa, al reconocer de inmediato la raza de la que procedía aquel individuo. Era bien sabido que tras el ataque al sistema Sirius por parte del Imperio Troobiano, no quedaban muchos individuos de esa especie; o ninguno, decían otros.
—Comandante Anubis Cruger a sus servicios, Doctora —se presentó el recién llegado, con una voz segura y fuerte.
Kat se sorprendió a sí misma admirándolo más de la cuenta, y quizás analizándolo de paso. Sólo logró reaccionar cuando volvió a hablar, forzándose a salir de su ensimismamiento cuanto antes. Carraspeó un poco, e intentó también ponerse derecha. La presencia de aquel hombre era tan penetrante que en cuanto ingresó, fue como si toda la habitación se hubiera impregnado de él; tanto así que Kat genuinamente se sintió un tanto nerviosa al instante, casi intimidada. Pero no permitió que aquello se exteriorizara en lo absoluto en su semblante o postura.
—Mucho gusto, Comandante Cruger —le respondió la científica, correspondiendo con la misma firmeza de su voz—. Dra. Katherine Manx, líder de la División de Investigación y Desarrollo.
—He oído cosas extraordinarias de usted, Dra. Manx —declaró el Comandante con solemnidad—. Será todo un honor trabajar a su lado para proteger este bello planeta.
—Oh, muchas gracias —masculló Kat, esbozando una sutil sonrisa—. El placer será todo mío, comandante. Creo que de hecho lo disfrutaré bastante...
Al instante de haber dicho eso, Kat sintió una sacudida de vergüenza; borró la sonrisa de sus labios, y desvió su mirada hacia un lado. ¿Qué estaba diciendo? Aquello sobrepasaba por mucho el nivel de cordialidad que deseaba tener con su nuevo jefe. Por suerte, al mirarlo de reojo de nuevo, no le pareció que éste hubiera tomado de mala forma su comentario.
—Bueno, los dejaré solos un momento para que se conozcan —indicó el Comandante Supremo Birdy, y Kat tuvo el impulso inmediato de decirle que no hiciera tal cosa, pero se contuvo—. Doggie, te veo en un rato en el salón para hablar de unos últimos detalles antes de que me retire. Doctora, como siempre un placer.
Birdy se retiró entonces del laboratorio con paso firme. Cruger lo despidió con un rápido saludo marcial, mientras Kat se limitó a un simple asentimiento. Los dos permanecieron quietos y en silencio hasta que salió del cuarto por completo y la puerta se cerró detrás de él.
—¿Doggie? —preguntó la doctora de pronto, sin poder resistirse.
—Es un sobrenombre —aclaró el comandante—, de mis años como oficial en la S.P.A.
—Es lindo —dijo Kat de pronto, y de nuevo volvió a sentir una punzada de vergüenza al darse cuenta de lo suelta que tenía su lengua; y eso que ni siquiera se había tomado una sola copa—. A mí me dicen Kat... Por Katherine, usted entiende.
Cruger se limitó a asentir de manera afirmativa como respuesta a su comentario.
—¿En qué trabaja? —inquirió con curiosidad, aproximándose unos pasos hacia la mesa de trabajo.
—Oh, es mi prototipo del Escáner de Juicios —aclaró Kat, sentándose de nuevo en su silla—. O al menos será algo parecido a un prototipo en cuanto lo termine.
—¿Escáner de Juicios? —repitió Cruger, aún más intrigado que antes por la explicación—. ¿En qué consiste?
Kat suspiró un poco por lo bajo, dubitativa sobre cómo responder a aquello. Cuando explicaba la idea detrás de su nuevo dispositivo, solía recibir opiniones diversas; negativas y positivas por igual. Y no tenía idea de qué lado se encontraría el nuevo Comandante.
—En términos simples, sería un dispositivo capaz de determinar la culpabilidad o inocencia de un sospechoso, al momento de ser acusado de algún delito en específico. Su componente principal es un escáner muy sensible, capaz de leer la temperatura corporal, el pulso y los impulsos eléctricos del sujeto, y dar un juicio totalmente objetivo y exacto.
—Cómo un detector de mentiras —indicó Cruger con dejo reflexivo.
—Bastante más complicado que eso —respondió Kat, sonando quizás más defensiva de lo que quería.
—¿Cuál sería su uso práctico en el día a día? —inquirió Cruger, curioso.
—La intención final sería que cada oficial S.P.D. tuviera uno consigo, y lo usara como una herramienta para lograr una aprehensión rápida de un criminal; y, lo más importante, una aprehensión segura. Bien o mal, los juicios de una persona, incluso los del mejor oficial o juez, pueden ir sesgados por puntos de vistas propios, percepciones o intereses personales. No por nada la historia de la justicia en el universo se encuentra llena de inocentes encarcelados, y culpables libres.
—¿Y está segura de que trasladar esos juicios a una máquina solucionará dicho problema? —cuestionó el comandante, no como una acusación o una recriminación como muchos otros habían hecho, sino como un interrogante que sonaba más que válida de la forma en la que él la pronunciaba—. De seguro usted sabe mejor que nadie que una máquina puede fallar, y puede ser igualmente manipulada.
—Sí, soy consciente de ello, y es una de las dificultades primordiales que requiero sortear. Es por eso que mi intención final es diseñar un sistema totalmente cerrado; inviolable, e inalterable. Una vez que esté terminado y probado, ni siquiera yo misma seré capaz de alterar su programación. Y nadie estará exento.
—Entiendo —murmuró Cruger, asintiendo—. Ciertamente es una idea interesante la que propone, doctora. Pero dejando de lado las vulnerabilidades, para que funcione justo y como usted lo desea, el margen de error de los juicios debe ser lo más bajo posible.
—Cero —recalcó Kat con firmeza—. El margen de error debe ser cero. Cualquier décima por encima de eso, sería inaceptable. La posibilidad de arrestar a un inocente no debe siquiera estar sobre la mesa.
Cruger pareció impresionado por tan ferviente declaración.
—¿Y en verdad cree que alcanzar ese margen de exactitud es posible, Dra. Manx?
—Es la otra dificultad que me tiene aquí trabajando tan arduamente esta noche, en lugar de estar allá arriba bebiendo y charlando.
—Si me permite decirlo, doctora, siento que incluso aunque no tuviera trabajo que hacer, no es el tipo de persona que disfrutaría mucho una velada como la de allá arriba.
Kat lo observó, un tanto perpleja por su comentario, dudosa de si intentaba halagarla, insultarla, o simplemente señalar una evaluación preliminar de su personalidad basada únicamente en esa corta conversación que estaban teniendo.
—Pues... es una conjetura interesante —le respondió con dejo reflexivo—. Pero su margen de error para juzgar a sus subalternos tendrá que ajustarse un poco, comandante. Lo crea o no, soy una mujer bastante social, pero sólo con las personas adecuadas.
Cruger asintió, al parecer complacido por la respuesta.
—En eso creo que nos parecemos —señaló con elocuencia, y a Kat le pareció percibir incluso una pequeña sonrisa dibujándose en esos labios caninos, que ella misma no pudo evitar imitar—. La dejaré para que siga trabajando, doctora —añadió y justo después se giró hacia la puerta—. Estoy muy interesado ver el resultado final de su Escáner de Juicios. Mañana a primera hora le pediré que me ponga al corriente de todos los proyectos y operaciones en ejecución, si le parece bien.
—Sí, comandante —le despidió Kat, ofreciéndole el mismo saludo que le había dado al Comandante Supremo Birdy, e igualmente observándolo hasta que desapareció detrás de la puerta automática de su laboratorio.
Kat se sorprendió contemplando un rato más la puerta cerrada, como si el nuevo comandante siguiera aún de pie ahí.
«Y yo siento que tú eres un sujeto mucho más interesante de lo que pareces, Doggie» pensó Kat, aunque también podría estarse equivocando; pero de seguro por muy, muy poco.
Como fuera, con el tiempo terminaría sabiendo qué tan interesante o no era el Comandante Anubis Cruger, quisiera o no. Mientras tanto, tenía que enfocarse de nuevo en su nuevo bebé, y quitar de su mente cualquier otra distracción. Pero durante el par de horas de trabajo que siguieron, Kat descubriría que, para su pesar, no era fácil quitarse al nuevo comandante de la mente.
NOTAS DEL AUTOR:
—La idea de que Wes Collins pudiera haber sido el comandante anterior de la S.P.D. en la Tierra, o que la Guardia de Plata podría haber mutado y fusionado con esta organización en algún punto, se basa en... absolutamente nada en específico, en realidad. Simplemente es una idea que siempre he tenido en mi cabeza, y que pienso que encajaría bien (o no). Además de que explicaría un poco por qué el padre de Sky tenía un traje parecido al de Wes, cosa que siempre ha causado duda en algunos, y que en esta historia se justificaría aludiendo a que era un Ranger bajo el mando de Wes, ya fuera como un Guardián de Plata o como ya un Oficial de la S.P.D.
Sé que de seguro habrá algo en el Lore oficial que contradiga todo esto que acabo de decir, pero bueno. Por algo dijimos que esta historia rozará un poco el "Universo Alterno" pero sin caer demasiado en eso. Igual fuera de este capítulo, no se mencionará tanto este tema, salvo por un par de ocasiones más.
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