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Quizás separarse de una persona que amas a la fuerza sea un marca páginas en la vida de un ser humano.
Aquellos dolores nacidos desde un punto muerto, una sorpresa que puede cambiar drásticamente un momento, un día o una semana completa.
Es incontenible el padecimiento de aquello que, sin poder predecirlo, cambiaría nuestras vidas de aquel punto en adelante.
Pero no es el final, es el punto más bajo, pero la vida continúa.
Aquella reflexión acarreaba lágrimas, llantos, ansiedad, dolor y un inconsolable joven incapaz de dejar ir a quien ya no está.
Pero lo cierto es que no solo se debía a que la persona que más amaba en su vida se haya ido, sino el pensar que aquello se debía a su imprudencia, a su estupidez, a la falta de una sensatez que permitiera evitar que las tragedias llegasen a la realidad.
—Esto no habría pasado si no me hubiera burlado.
Entre lágrimas se repetía.
—Debimos irnos, no valía la pena.
Pero murmuraba, no quería ser oído. Temía escuchar pasos rondando por las afueras del baño de la escuela, rezaba porque nadie intentara forzar esa puerta intentando entrar, buscaba consuelo en la soledad pero secaba sus lágrimas usando su ropa con rapidez, no podía tardar o la profesora sospecharía de algo.
Aquella mañana, mientras desayunaba con su padre, escucho una canción que sólo logró hacer que rompiera en lágrimas.
"Pero regresa
Para llenar el vacío que dejaste al irte
Regresa aunque sea para despedirte
No dejes que muera sin decirte adiós"
Odiaba la tonada de aquella guitarra, detestaba el timbre de voz del intérprete, imploraba al señor que las melodías dejasen de repetirse en su cabeza, deseaba olvidar.
Pocos minutos habían pasado desde que, desconsolado y herido, se sentó en el inodoro en busca de tranquilidad, apurado salió, húbose lavado la cara y como si nada, volvió a la sala de clases.
Nervioso evitaba el contacto visual, sus escleróticas teñidas de un suave color rojizo lo delataban, las miradas inquisidoras posadas sobre el se encontraban.
Sus plegarias fueron escuchadas, a pesar de la incomodidad nadie hizo preguntas, al menos durante el resto de la hora.
Mañanas como aquella se repitieron a lo largo de la semana.
Con el tiempo logro condensar aquel sufrimiento, su padre jamás pudo ayudarlo, los consuelos de su parte no iban más allá de pedirle que no se mortificara más de la cuenta, que eso afectaría su concentración y debía olvidarlo.
Y aunque Don Manuel siempre se molestaba consigo mismo por no ser lo suficientemente asertivo, la realidad es que él no comprendía que aquella pérdida no fuese olvidada al cabo de las semanas.
Gustavo fue tachado de cobarde, aniñado y llorón por no poder superar la soledad que implicaba haber perdido a su única compañera en la vida.
Las palabras de sus compañeros eran crueles, verlo no poder ocultar su debilidad lo hacían el blanco fácil de los matones, y a pesar de que podría pensarse que a esa edad los infantes solo estaban llenos de inocencia, la cruel verdad es que en una realidad como la de esa escuela, los chicos pueden resultar bastante crueles.
Empujones, humillaciones, golpes y marginamiento.
Las semanas más tortuosas pueden cambiar por completo a una persona. Lo que antes era un chico inocente, alegre u travieso, había sido transformado en alguien callado, reprimido y de bajo perfil.
No guardaba rencor ¿Cómo hacerlo? Si a fin de cuentas se lo merecía, se torturaba pensando en la posibilidades que pudieron haber evitado que ese fatídico evento ocurriera.
Gustavo no lo sabía, aunque lo imaginaba, no podía enterarse de cómo es que su querida Marcela estaba lidiando con el cambio.
Una chica apartada a la fuerza de quién era el escape de sus problemas, con una rabia incontenible únicamente desahogada en si misma, nadie la comprendía.
Ella era feliz, tenía momentos para divertirse a pesar de la complicada familia que a diario la asfixiaba.
Sin embargo el ya no estaba, su querido amigo no podría estar en su vida, mudarse de barrio implicaba tirar a la basura todo lo construido hasta el momento.
Una nueva escuela, un nuevo barrio, nuevos compañeros y vecinos.
Para la tranquilidad de sus padres, habían logrado encontrar una localidad bastante más tranquila, afortunadamente la mudanza era algo que ya habían planeado, pero la forma en la que tuvieron que escapar no hacía grata la despedida.
—¡Yo lo sabía! Ese pendejo de mierda no era bueno para mí hija, tarde o temprano esto iría muy lejos, pero ya es cosa del pasado.
Su hija menor escuchaba a menudo a su padre vociferar, blasfemar en contra de todo aquello que ella tanto amaba, de todo lo que había sido apartada.
En su corazón aflora un rencor que solo se había acrecentado más desde hace años, para aquel hombre, no eran suficientes las exigencias, las restricciones y las comparaciones.
Ahora alejó a su hija de la única persona que le otorgaba algo de color a su grisácea existencia, y peor aún, escupía sobre aquellos bellos recuerdos que aún la joven atesoraba y guardaba con anhelo.
La vida en el hogar era un caos, el rendimiento de Marcela había decrecido, un radical cambio provocado no solo por una huelga hecha por la chica, con una falsa esperanza de que la situación se revirtiera, esperando poder volver a contactar a su querido amigo.
Pero ya estaba demasiado lejos.
La situación duro semanas, meses, el odio de Marcela hacia los responsables de sus desgracias se había acrecentado lo suficiente.
La estabilidad mental era ya solo un pequeño oasis entre hectáreas de desierto, conformado por decepciones, rencor y soledad.
Ambos muchachos incomprendidos y solos, incapaces de volver a quienes fueron en el pasado, deseosos de regresar a su lugar feliz, lejos de lograrlo y demasiado cerca de perderlo todo.
Los años pasaron, quince años había pasado en la vida de ambos y eran personas diferentes, el periodo de adaptación a un mundo al que no estaban del todo preparados antagonizó su desarrollo.
¿Cómo puede una persona menos en tu vida afectar tanto quien acabarás siendo en los años venideros?
Lo cierto es que el condicionante estaba, la falta del uno con el otro se trataba de un vacío en el corazón que debía ser rellenado.
Pero... ¿Y si se hace caso omiso al sentimiento?
Con el paso del tiempo, ambos acabaron aceptando que quizás no volverían a verse, o peor aún.
"Quizá si la vuelvo a ver, no se acordará de mi."
Asumía el uno, en una batalla por olvidar.
"¿Y si me lo topo? Seguramente me ignorará."
Se preguntaba la otra.
"Ya no le importo, sino, habría vuelto a verme, me habría llamado..."
Poco a poco las dudas se transformaban en suposiciones.
"Pero esto es mi culpa, si yo no me hubiera mandado esa cagada ella seguiría aquí..."
Y las suposiciones en hechos.
"Viejo hijo de puta, me separaste de el, esto no es mi culpa, esos idiotas buscaron pelea, nosotros nos defendimos... Pero ahora todo se acabó."
"¿Es este el final del camino? No he tenido un solo segundo de felicidad desde que ella se fue."
"Y el no volverá, ya no le importo, es obvio."
"Me pregunto si ella será feliz ahora mismo..."
"Pero ¿Sabes que? El ya no me importa a mi, es lo que querías."
"Y si lo es, quizás deba comenzar a intentar ser feliz yo también."
"No te daré la satisfacción de ser la hija que querías"
"Pero ¿Me merezco esa felicidad?
"Tu me quitaste todo, una infancia normal, una autoestima, a la persona que más quería"
"Jamás pude ser lo que mi papá quiso de mi"
"Ahora en la escuela me tachan de problemática ¿Eso te molesta? Te ves muy enojado cuando tienes que ir a responder por los líos que causo"
"No soy buen estudiante, no he sido disciplinado, he tenido malas juntas y peleas en la escuela"
"¿Que pensarías si supieras que a tu hija menor le temen en los pasillos?"
"Pero ya no te molesto ¿Cierto? Me meto en problemas, si, pero no como antes, soy más callado, quiero creer que he madurado"
"Pero ya lo verás, tu, que me arruinaste la vida, sabrás de lo que soy capaz"
"Pero es difícil dejar este camino, las personas saben de mi pasado, saben de donde vengo, soy discriminado, me excluyen."
"Espero nunca más volver a verlos"
"Pero si un día vuelvo a fallar, solo espero que puedas perdonarme una vez más..."
Ensimismados y en soledad aquellas palabras fueron pronunciadas por cada uno de los jóvenes, pequeñas reflexiones a lo largo del tiempo que afloraban un cambio individual.
Quién en su momento fue un chico algo tonto pero alegre, torpe pero con buenas intenciones, ahora es solo un cascarón vacío, pensativo y apartado, soñando con poder redimirse de todos sus errores, esperando conseguir una relación real con su progenitor y poder olvidar su pasado.
Quien en su momento fue una chica de perfil bajo, inteligente, centrada y sensata, a día de hoy ha perdido el foco de su vida, el remordimiento la acabó devorando y, aunque aquella pequeña niña aún llora por una oportunidad para salir y poner en orden las cosas, la realidad es que lo que impera una tendencia autodestructiva, su vida ya no importa.
Aquellas palabras al aire afirmaban un sentimiento que dibujaría el camino al que decidirían dirigirse.
Las horas y los días fueron avanzando, como si el destino buscara atentamente el momento para hacer que el viaje de ambos fuese paralelo, un evento que cambiaría todo sucedería en la vida de ambos.
Se trataba de un medio día de lunes, día de clases normal en dos escuelas de la ciudad de Jocko, muy distantes la una de la otra, pero con un evento que compartiría consecuencias.
La joven Marcela había llegado tarde como de costumbre, algo tambaleante, consciente pero no lúcida.
Bajo el efecto de estupefacientes paso las primeras horas de la jornada sin prestar atención a nada, pero sin llamar la atención lo suficiente.
No hablaba con nadie, se sentía malhumorada, las sustancias que le afectaban le obligaban a pensar en las cosas que le hacían enojar, su madre la noche anterior la había cachetazo por "maleducada", en su mente, Marcela solo le había dicho un par de verdades, las cuales pensaba desde hace años.
Durante el recreo se encontraba sentada, comía un pan con palta y bebía de una botella de agua esperando recuperar algo de energía y estar más atenta, se acercaba la época de pruebas y aunque ya no cuidaba su desempeño tanto como antes, no se permitiría el lujo de repetir de año.
Pero la tranquilidad solo llegaría hasta ahí.
Un grupo de chicas con las cuales ya había tenido problemas antes se aproximó a la castaña, murmurando entre risas.
Marcela solo las veía reírse, traía audífonos con música alta y estaba más concentrada en comer que en escuchar aquello que las muchachas blasfemasen para con su persona.
Todo se pudrió en el momento en que una de las chicas tomó la botella abierta aún con bastante agua y la virtió sobre el cabello de la ojiverde, esperando únicamente humillarla y escapar de la escena sin condiciones ni represalias.
No tuvo dicha suerte, la víctima de su jugarreta no estaba de ánimo y sin medir sus impulsos arremetió contra aquella malaventurada.
Usando la botella previamente vaciada, golpeó con fuerza la nuca de la pobre desgraciada, la derribó y con patadas se aseguró de que no volviera a levantarse en un buen rato.
Aquel grupo acabo disperso pues las busca problemas no esperaban tal reacción, a pesar de estar conscientes de la mala fama con la cual cargaba Marcela.
En cuestión de minutos el patio de volvió un circo, alumnos concentrados en la zona y la responsable de una posible fractura siendo llevada a rectoria, ésta sería la última vez que se le vería por la escuela.
Afortunadamente la joven golpeada no sufrió de ninguna lesión grave, solo múltiples lesiones musculares que se recuperarían con cuidados.
Los trámites fueron largos, pero la escuela ya tenía previsto que algún día sucedería algo por el estilo, la hoja de vida de Marcela Arriagada estaba llena de anotaciones y estaban preparados para enviarla a un reformatorio en caso de que las cosas se pusieran peores.
Fue está la gota que colmó el vaso, y tras unos días de suspensión se acordó que la muchacha seria enviada al reformatorio A-1899.
Apenas la joven se enteró de esta noticia no sufrió en lo más mínimo, era lo que esperaba, ya había escuchado de ese reformatorio antes, era nombrado como sinónimo de una cárcel, un lugar caótico y con una seguridad envidiable, educación a base de disciplina y reinserción a la sociedad con mano dura.
No era exactamente el paraíso, pero cumplía su objetivo de estar lejos de su familia y poder comenzar denuevo, en un lugar diferente.
No obstante, los padres de la chica no tomaron la situación con la misma calma, la ansiedad y estrés se apoderaron de ellos, como pudieron buscaron contactos, papeles, certificados y hasta un abogado con el fin de que su hija no fuera internada, pero no funcionó.
Pese a sus esfuerzos, en algún lugar de su corazón sabían que cierta parte de lo que ocurría era culpa de ellos, los momentos previos a las consecuencias de una tragedia sirvieron en buena proporción para una reflexión.
Antes de ser llevada por el bus hasta la periferia de la ciudad, donde el reformatorio se encontraba, pidieron perdón a su hija.
—Por favor hija, perdonanos, perdóname.
Al señor le costaba articular palabras, todo se expresaba en un profundo abrazo de despedida y unas lágrimas despojadas.
Era la primera vez que Marcela veía al hombre más terco que había conocido romperse de tal forma, y peor aún, reconociendo sus fallas.
Quizás en ese momento algo se rompió dentro de la chica, la pequeña parte que quedaba de la niña de 5 años había salido, correspondió al abrazo, sentía algo de arrepentimiento tras saber que ese era el final de algo que pudo haber salido mucho mejor.
Entre lágrimas abrazo a su padre, no sabía si debía perdonarlo, no sabía si quería quedarse, no sabía si podría hacerlo, lo hecho hecho está.
—Perdón por haberlo hecho todo más difícil...
Fueron las palabras salidas de la boca de la joven, lo único que pudo explicar antes de apartarse y subirse al bus.
Con melancolía se despedía a la partida del vehículo, las cosas serían distintas a partir de ahora...
Parecía una conexión, considerar que una vez Marcela fue internada, Gustavo sufría el proceso de igual manera.
Aquella mañana había sido problemática, el joven no disfrutaba su estadía en la escuela normalmente, pero durante la jornada las cosas no habían ido como le lo hubiera deseado.
Otra prueba reprobada, a poco de repetir el año y los conflictos en su hogar no ayudaban, su padre llegaba a dormir, ya no asistía a las reuniones de apoderados y tenía muchas solicitudes de reunión para hablar sobre su comportamiento.
En la calle las cosas iban peor, el tráfico de drogas era algo en lo que ya se había involucrado sin quererlo, pasaba las tardes con personas que no le aportaban, pero conseguía dinero como vendedor.
Pero había un problema, la noche anterior Gustavo había sido víctima de un asalto, le robaron sus cosas y entre ellas, la mercancía de una venta para aquel día.
Su proveedor se había enterado de lo sucedido y fue a provocarlo a donde estudiaba, veía aquel auto estacionado a las afueras del establecimiento, sentía nervios y debía escapar de ahí como fuera.
Tenía el presentimiento de que su vida corría peligro, si escapaba de la escuela podrían perseguirlo, si se quedaba ahí podrían intentar entrar y habrían más víctimas.
"Aún quedan 3 horas antes de que el día termine"
Penso Gustavo, en su cabeza armaba un plan para conseguir un escape donde pudiera estar protegido.
Durante la jornada, al mirar a las afueras los autos estacionados aumentaban su número, se sentía observado.
A pesar de haber contemplado arrebatarse la vida en más de una ocasión, la realidad es que a día de hoy quería conservarla, estaba buscando una redención, pero en la situación en la que se encontraba, sin apoyo de nadie y sin conocer si podría vivir un día más luego de lo ocurrido la noche anterior, un recuerdo llegó a su mente.
Había escuchado antes, en una tarde de castigo en la escuela, hablar acerca de unos reformatorios a los que enviaban a los jóvenes una vez que sus hojas de vida se llenaban de anotaciones negativas graves, a la suya no le quedaban más que un par de líneas vacías, que de ser rellenadas, garantizaría su envío a dicho establecimiento y lo salvarían al menos por un tiempo.
Pensó en su padre, ausente durante la mayor parte del tiempo, en su progreso, escaso y recién comenzando, en su vida escolar arruinada por culpa de la marginación y el acoso producto de su mala fama.
A su mente llegaron las preguntas de cómo se había ganado aquello, si, había estado involucrado en peleas, para aquel punto sabía defenderse bastante bien, también era ruidoso en clases, le costaba mantener el silencio cuando le faltaba la concentración, sus malas notas no ayudaban y para colmo, ya había sido llevado a un retén en una ocasión por disturbios en una protesta.
No era un santo, pero tampoco una mala persona, no obstante, si quería gozar de la vida unos años más, debía cometer una locura.
Pensó en una persona que se mereciera un buen susto, y dicha persona llegó justamente para servir como carnada a sus indecorosas planificaciones.
—Hasta que te pillo solo conchetumare'.
Exclamó el susodicho, era un compañero de curso, mismo nivel, estatura y corpulencia, pero no estaba solo, era un matón y estos mismos no solían caminar en solitario.
—Pero si yo siempre ando solo, no como vo' que siempre andai' con tus perritos falderos.
Respondió, nunca se le dio bien responder a las provocaciones con palabras, pero tenía que picarlo si quería conseguir una buena pelea.
—Encima que vengo en buena me echai' la foca ¿Queri pelear o que wea'?
A decir verdad, las provocaciones carecían de fundamento, este grupo siempre se había tenido mal entendimiento, pero jamás habían llegado a un punto de violencia física.
—Ya pero párate solo sipo'
Gustavo noto un ligero nerviosismo por parte del contrario, sus amigos dieron un paso atrás y empujaron a su oponente en su dirección, esto era uno contra uno.
—Ya peor luego no andi llorando que te pegue muy fue—
El pobre diablo no pudo siquiera terminar su provocación.
Gustavo se había abalanzado sobre el de manera poco honrada, pero justa, era lo que necesitaba, conseguir una ventaja temprana.
El enfrentamiento termino rápido pues, tras un par de golpes y patadas, ambos fueron separados, era claro quién había golpeado a quien.
Cabiz bajo fueron ambos llevados a la dirección, donde luego de una corrección y un diálogo que fue más un monólogo del rector, ambos tuvieron el castigo correspondiente.
En el caso de Sergio, el provocador cuya mandíbula quedó resentida y herida, solo recibió un par de semanas de castigo y de ejercer como ayudante para profesores.
Pero Gustavo sabía lo que le esperaba, había cumplido don su objetivo y de la forma que la escuela había previsto, era la guinda de la torta en una hoja llena de amonestaciones y un registro intensivo que ameritaba el viaje sin retorno al reformatorio A-1908.
El padre de Gustavo fue citado a la partida de su hijo, llegó cabizbajo, se veía demacrado y cansado.
El pobre hombre no pronunció palabra durante la despedida, su hijo no era el único que se montaría al bus en aquella jornada, pero cuando llegó el momento de despedirse Don Manuel abrazo con todas sus fuerzas a su hijo.
—Se que en parte esto es mi culpa, créeme que si pudiera hacer algo, si pudiera rebobinar el tiempo, te habría prestado más atención, esto es mi responsabilidad.
Se sincero el caballero, se sentía inútil.
—No es tu culpa, fuiste el mejor padre del mundo, pero, solo espero mejorar una vez vuelva, perdoname por todo papá, lo siento.
El joven quinceañero no pudo evitar llorar unas pocas lágrimas antes de irse, tendría tiempo para pensar, pero era lo mejor para su seguridad, seguramente en el barrio lo darían por muerto, pero le afectaba dejar solo a su padre y no podrá quitarse el mal sabor de ser una constante decepción.
Subió al bus y el mismo arranco una vez todos estuvieron arriba.
Dos jóvenes cuyos caminos fueron separados de forma abrupta ahora se cruzan de forma paralela, una enviada al reformatorio más antiguo de la ciudad y el segundo enviado al segundo más longevo, ambas localidades tienen una historia de rivalidad que seria aprendida una vez ambos dieran su primer paso.
No serían compañeros, pero estarían más cerca de lo que pensaban...
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Antes de concluir, quería disculparme por el uso del chilenismos y lenguaje "Coa" en los diálogos.
Soy fiel creyente de que si uno proviene de una localidad, debe expresar con orgullo la forma de hablar de su tierra.
Pero también comprendo que no es algo que a todos les guste, por lo mismo dejó abierto el debate, son libres de comentarme acerca de eso.
Muchas gracias por leer!!!
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