"Esta es la tierra donde el más ladrón el cabrón sale libre,

donde con calibre te tocan el timbre para darte que vibre,

donde un menor el sexo más que tú practica

y los consejos son tan viejos que ya nadie los aplica"

(Nuevo Orden, Mecal, 2018)

Quizás la vida no es un libro escrito con sucesos inamovibles, quizás es solo la realidad vivida día a día y las paginas de la historia se escriben a la brevedad de las acciones ajenas, personas con poder de trascender, capacidad de agencia, superiores a otros pero enajenados a las consecuencias que provocan.

Son aquellos con poder quienes deciden por sobre los otros, manejan el destino y los condenados a ser presa de su dirigencia, directamente o no, solo tienen en sus manos un delgado hilo sobre el cual manejar el rumbo de su vida.

Nacer en desigualdad implica vivir en impotencia, pero... ¿Puede un ser humano, nato y condenado por las circunstancias del ambiente que rodea su génesis, ser el arquitecto de su propio destino?

Preso de la triste realidad de una vida de impotencia, a solo segundos de recaer en un interminable descanso, merecido tras una agotadora pero corta existencia solo justificada por su trabajo, pero con un final malaventurado, pues ha sido asesinado, desangrándose en el piso es que en el lapso en que sus ojos se cierran es que esta reflexión se ocasiona.

La recapitulación de lo que fue su vida solo sirvió para incrementar su descontento pues, lo cierto es que no recordó la felicidad tan siquiera un instante.

Esa es la cruel verdad de todo aquel condenado a vivir en una sociedad que lo vulnera, que lo oprime, que no le permite ascender en una jerarquía dominada por quienes más contactos tienen y de los que más bienes gozan.

Marginados, inadaptados, incomprendidos, aquellos que bajo el humo de una ciudad hostil, que no perdona a los errantes o a quienes vacilan de sus decisiones, solo conseguirán rellenar un metro cuadrado en la fosa de las almas olvidadas.

La violencia, el orgullo, la traición, la soledad, la injusticia.

Realidades compartidas por jóvenes de un sector abandonado, criticado y profundamente juzgado.

Pero nada es imposible.