Capítulo 8: La nota
Son muchas las cosas que nunca me detuve a pensar. Por ejemplo, si mis ojos podían perderse para siempre en la mirada de un desconocido. O porque todo en él gritaba peligro. O desde cuándo empecé a identificarme con extraños.
Me encontraba dividida entre resolver un asesinato y desentrañar el misterio del hombre del otro lado del jardín, aunque quizás, todo estaba conectado. ¿Pero dónde encaja Claire en todo esto?
Al cerrar mis ojos con fuerza el tic tac del reloj de la cocina hace eco entre mis huesos. El tiempo, impaciente, me recuerda que estoy lejos de a donde quiero llegar.
La música del comedor se mezcla con el vacío de mi estómago.
- Gretel
La voz de Claire se siente como polvo en mis oídos.
- Gretel ¿me oyes?
Quiero responderle que su aliento se siente demasiado áspero el interior de mi piel, pero estoy perdida entre mis pensamientos y no logro prestar atención a sus palabras.
- Iré a plantar Hortensias al jardín, ¿De acuerdo?
Su perfume se disipa poco a poco del ambiente, y de repente, una idea cruza por mi mente: es el momento perfecto para ir por la llave de la habitación gris.
- Sí, Claire.
Aparento desinterés con mis palabras, pero mis piernas frágiles y torpes se deslizan con entusiasmo del borde de la silla hacia afuera, hacia la escalera en espiral. Claire, por su parte, abre la puerta que conduce al jardín.
Pienso que no debería tomarme mucho tiempo tomar la llave del último lugar donde vi a Claire hacerlo. Debajo de un trozo de madera en el piso, justo al final del pasillo entre la habitación de la Sra. Marci y la habitación de Claire.
Sin embargo, debo ser cautelosa. La Sra Marci podría atraparme intentando buscar la llave, o Claire regresar demasiado rápido y descubrir que quien estuvo ayer en este pasillo por la noche no fue Irene, sino yo.
Estoy justo a la mitad del pasillo, y miro hacia atrás dos veces para corroborar no ser vista. Por un instante pienso que en este preciso momento soy la única que actúa sospechoso en esta casa. Sin detenerme demasiado en eso, flexiono mis rodillas en el lugar, y desplazo el trozo de madera hacia arriba. La madera cede y mis ojos buscan impacientes la llave de la habitación gris.
Pero para mi sorpresa, allí no hay ninguna llave.
En el espacio vacío debajo de la madera fría, sólo puede verse una pequeña nota de papel color blanco.
Estoy confundida. Hasta hace unos minutos estaba segura de que Claire había dejado aquí la llave de la habitación gris. Pero definitivamente algo ha cambiado. De la forma que lo veo, solo hay dos opciones posibles: la primera, Claire jamás dejó la llave aquí y la esconde en otro lugar. La segunda, Claire tomo la llave más temprano hoy, y por eso no está aquí.
De ser cierta la primera, he avanzado muy poco en mi investigación: ni siquiera se dónde se esconde la llave de la habitación gris, y la posibilidad de que alguien haya entrado es, de momento, solo producto de mi imaginación. No hay pruebas de que la habitación gris se haya abierto alguna vez.
De ser cierta la segunda, y si efectivamente Claire tomo la llave, solo tengo más preguntas. ¿Dónde la dejó? ¿Planea acaso entrar nuevamente esta noche?
- Tienes poco tiempo
Estiro mis dos manos para agarrar la nota de papel blanco y siento la madera áspera en mis rodillas. Abro la nota con el pulso temblándome en la mano, y una frase con letra desprolija puede leerse.
Es una dirección: Calle Maynor 2334.
Doblo la nota y la guardo en el mismo lugar en el que estaba, cerrando con cuidado el trozo de madera en su sitio. Miro a mi alrededor dos veces. Estoy segura de que nadie me ha visto. Mientras bajo por las escaleras pasando por el comedor repito en mi mente la dirección para no olvidarla.
Una vez abajo, una masa de aire siniestro se esparce por el aire: Es Claire. Está parada de espaldas hacia mí y sin que se percate de mi presencia, alcanzo una servilleta y anoto la dirección: Calle Maynor 2334.
La guardo en mi bolsillo mientras pienso si podrá tener algo que ver con el asesinato del jardín. Por la ventana no veo luz, y es que, sin darme cuenta, ya oscureció. Pensé que a esta altura tendría respuestas, pero de momento solo tengo más preguntas.
~~~
La cena transcurre con normalidad como si todos ignoraran que al final del pasillo alguien oculta bajo un trozo de madera una nota de papel.
Irene y Rebeca terminan de lavar los platos mientras Claire sube una bandeja de comida al cuarto de la Sra. Marci.
Estoy sentada en la mesa del comedor como si todo fuera como antes. Como antes de este verano.
El reloj marca las 22 hs y la puerta de madera que separa el jardín de la casa se mueve de par en par mientras la empujo hacia afuera. Esta vez, se siente como si la puerta me invitara a pasar, o quizás solo he perdido la cabeza.
Hace frío y yo estoy descalza.
Las hojas de los árboles crujen bajo mis pies e intento mantener silencio hasta llegar a la arboleda.
Encojo mis hombros hacia la nada misma y una voz se oye fuerte y claro desde el otro lado.
- Has vuelto.
La voz de Finn se incrusta en mis oídos, y un cosquillejo recorre mi cuerpo. Del otro lado de la arboleda, entre las ramas y hojas marchitas que deja el otoño, alcanzo a ver su mirada. Sus ojos son grises, y pienso que son iguales a los míos.
Hay algo en él que me hace sentir diferente.
- No sé si debería. No creo que sea el mejor momento para actuar sospechoso en la casa – Detengo mis palaras. Por un instante pienso que él no sabe nada del cuerpo en el jardín.
- ¿En la casa? ¿Y si nos viéramos fuera, podrías?
- ¿De qué hablas? – pregunto.
- Una cita.
De repente, mis mejillas se tiñen de rosa. Finn frunce el ceño y creo que espera mi respuesta.
Quiero decirle que no estoy segura, pero mis labios son incapaces de pronunciar las palabras. Me quedo muda, en la inmensidad de la noche, contemplando sus ojos grises y dejando los minutos escaparse de mi alcance.
- Pasaré por ti a las 12 mañana.
- Pero... ¿Mañana?
- ¿Qué, nunca has salido de aquí?
En ese momento hay una pausa. A decir verdad, no tengo recuerdos de la última vez que salí. Pasé todo el verano en la habitación gris, viendo los árboles a través de la ventana. Seguramente habré ido la tienda con Claire, pero no estoy segura. Me quedó inmóvil frente a la arboleda.
- ¿O lo que te asusta es salir con un extraño como yo?
- No te tengo miedo. – Las palabras salen de mi boca sin que pueda detenerlas.
- ¿Segura?
- Sí, segura.
No es cierto. No estoy segura de querer salir con un extraño mañana. No estoy segura de poder controlar mis miedos. No estoy segura de si fui testigo de un asesinato en mi propio jardín. Ya no estoy segura de quién soy.
- Te estaré esperando, Gretel.
Antes de que pueda contestarle su rostro desparece en la oscuridad.
Y estoy aquí, en la oscuridad de la noche, pensando.
Pensando que, de repente, hay algo que me inquieta aún más que la calle Maynor 2334. Mi cita con Finn.
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