El aroma a rosas flota en el aire y dificulta mi respiración.

Desde la ventana de la habitación había un cuerpo en este lugar pero ya no hay rastros de él. El muerto en el jardín ahora solo vive en mi memoria.

Alzo mi mirada y puedo ver las nubes negras acechando desde algún lugar del cielo. Todo parece indicar que una tormenta se avecina, y el viento golpea con fuerza la corteza de los arboles. Se oye un sonido macabro.

Es como si de repente todo el jardín estuviera envuelto en una sintonía siniestra pero no estoy segura como descifrar que está pasando.

Mis ojos tristes rodean el sendero de rosas plantado justo frente a mí y me pregunto como pudo alguien plantar tantas flores en el tiempo que tarde en bajar hasta aquí.

No parece sensato pensar que el asesino tuviera tiempo para hacerlo, pero yo estoy segura que vi alguien muerto en este lugar.

Me giro hacia la casa, buscando con mi mirada la ventana de la habitación gris, el lugar donde vi el cuerpo por última vez.

Para mi sorpresa, todo se vuelve más extraño. Mis ojos quedan perplejos de asombro al descubrir que la ventana de la habitación no da a este lugar del jardín.