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Capítulo 12: Respuestas

En el momento que Finn me besó tenía tantas preguntas que sentía como si podía vomitarlas todas juntas y lanzarlas como cuchillos hacia él.

Muchas eran sobre el cuerpo de la mujer que vi a través de la ventana de la habitación gris en mi jardín, y sobre el que Finn parecía no saber nada: ¿Quién la mató? ¿Dónde está el cuerpo y quién se lo llevó? ¿Por qué Claire miente sobre la habitación gris? ¿Por qué mantiene conversaciones sospechosas con Irene? ¿Qué ocultan ambas y qué es tan peligroso?

Pero ahora que Finn está frente a mí solo tengo más preguntas ¿Quién es él realmente? ¿Cómo sabe de mis problemas de audición? ¿Por qué estaba del otro lado de la arboleda de mi jardín en la noche? ¿Por qué ninguno de los dos tiene recuerdos sobre sus padres?

Mientras lo aparto con mis manos, esboza una sonrisa.

- Aceptaré todas tus preguntas, pero con una condición.

Ahora la voz de Finn se escucha entre cortada, como si se difuminara en el aire para rozar el interior de mis oídos.

- Por cada pregunta que conteste, tú me contestarás otra – continúa.

Sus manos se entrelazan y rozan mis piernas.

- Y, además, debes prometerme que me concederás una segunda cita.

Los ojos de Finn se confunden con la oscuridad de la noche.

- De acuerdo – mi voz está intranquila y es que cuando sus manos rozan mi cuerpo me hace desear sentir sus labios presionando los míos otra vez.

Finn estira su mano y la mía se desplaza con torpeza hacia adelante. Mientras me estrecha la mano con firmeza, como asegurando lo acordado, acomodo mi cabello una y otra vez. Me incomoda que pueda preguntarme.

De repente cruza por mi mente que es demasiado tarde y que sin darme cuenta han pasado más de 3 horas desde que salí de la casa.

- ¿Comenzamos? – Finn mueve sus rodillas, entusiasmado.

- De acuerdo.

- Tu comienzas.

- ¿Qué edad tienes?

- 19, ¿y tú?

- 17 - Replico. -  ¿Hace cuánto me conoces y qué hacías a través de la arboleda de mi jardín? - Continúo

- Hace un mes que se de ti, y estaba buscándote. ¿Alguna vez habías besado a un chico antes?

Hago una pausa para pensar mi respuesta. Sí. Finn es el primer hombre que besé, y nunca creí que mi primer beso fuera así. Con un desconocido en la inmensidad de la noche. ¿Pero porqué quiere saberlo?

- ¿Acaso beso mal? – mis ojos giran en dirección al suelo.

- No es eso – Finn ahora frunce el ceño mientras respira – Es que me gustaría pensar que soy el único.

Simplemente asiento con la cabeza dos veces, esperando que la oscuridad de la noche sea suficiente para camuflar la rojez de mis mejillas.

- ¿Cómo fue que sabías de mí? – pregunto.

- Pues cada vez que pasaba por la calle que da frente a tu casa, te veía desde una habitación mirar hacia los árboles y...

Finn se detiene un instante y yo solo puedo pensar en que, al parecer, no estaba equivocada y que he confirmado algo. Definitivamente estuve en la habitación gris que Claire luego dio por cerrada durante años, porque si no, no puede explicarse como Finn me vio desde allí. ¿Aunque porqué de repente estaba prohibido entrar y Claire oculta la llave a mitad de un pasillo?

- Y me enamorado de ti. Y por días enteros no encontraba la manera de cruzar tu mirada. Pero luego esa noche pude escucharte hablar sola desde el jardín, y comprendí que somos iguales. Tú y yo Gretel. Luego te dije que tenías problemas para escuchar algunas voces y lo confirmé. A mí también me sucede.

Esto era mucho más de lo que podía procesar en una sola noche.

Finn acerca el peso de su cuerpo hacia mí y me agarra con sus manos del cabello, empujándome con delicadeza hacia él.

- ¿Puedo besarte otra vez?

- No cuenta como pregunta, ¿Sabes? – respondo con una risa nerviosa.

Finn simplemente agarra mi cintura y me besa.

En ese momento el espacio entre nosotros se amalgama y se pierde para siempre.

Mientras sus labios me besan con intensidad se siente como si la noche desapareciera y se creara entre nosotros un espacio nuevo.

- Quiero hacerte más preguntas, Gretel.

Finn se aleja de mis labios, saca sus manos de mi cintura y las pone en mi cuello.

- Pero no sé si debería – Continúa.

Ahora sus manos se deslizan por mi cuerpo hasta mis piernas. Su respiración se entrecorta.

- Es decir...No quiero....

- ¿Qué quieres saber, Finn?

- Pues bueno, ¿Si es la primera vez que has besado a un chico...entonces tu...digamos no has estado...

- ¿Preguntas si soy virgen?

- No. Digamos...sí. No quiero ofenderte....

¿Finn quería saber si era virgen? ¿Es decir, además de besarnos pensaba en unir nuestros cuerpos algún día? ¿Tan así me deseaba?

Estaba atrapada en el misterio de descifrar que sucedió con el cuerpo de la mujer muerta en el jardín y mis extrañas coincidencias con Finn. Pero había algo que era capaz de hacerme olvidarlo todo:  mi atracción hacia él.

Y obviamente que era virgen. Nunca me había sentido precisamente linda y eso me mantuvo alejada de la idea de enamorarme alguna vez.

- ¿Pues tú lo eres? – mi mirada ahora luce desafiante.

- No, ¿y tú?

- Sí. - respondo con timidez.

- Vaya...

Ahora las mejillas de Finn lucen de un color rojizo y hacen que las mías parezcan pálidas en su lugar.

- Se ha hecho tarde, te cargaré en mi espalda hasta tu casa. Acércate.

Sus manos nerviosas se apartan de mis piernas y se erige recto. Caminamos hacia afuera de la casa y ya hay pequeños destellos de luz en el cielo: está amaneciendo. No se cuantas horas han pasado exactamente.

Finn me sostiene en su espalda y mientras camina puedo sentir el latido de su corazón.

Al llegar desliza mis piernas hacia el suelo y me reincorporo.

- Hay una última cosa que no te he dicho.

- ¿Qué es? – pregunto con asombro.

Finn saca de su bolsillo una servilleta color blanco que podía distinguir desde metros atrás.

- Se te ha caído del bolsillo mientras te sostenía entre mis brazos. ¿Sabes tú que hay allí?

Mis hombros se tensan y me quedo allí, incapaz de pronunciar las palabras a través de mi boca. Meto mi mano en el bolsillo y corroboro que allí solo está la llave de la habitación gris, pero no la servilleta donde anoté la dirección que ocultaba Claire en el escondite de la habitación: La calle Maynor 2334.

- No deberías ir sola hasta ahí. Yo conozco alguien que puede acompañarte. Pasaré por ti mañana a las 10, nuestra segunda cita, ¿de acuerdo?

Mi mirada no se aparta de sus ojos grises, incrédula de que Finn tiene conocimientos sobre una nota que guardaba Claire, ¿Cómo es esto posible?

- ¿Qué sucede Gretel? ¿No sabes que hay? ¿o es que ya no quieres verme?

- Lo siento. Pues no lo sé...pensaba averiguarlo, pero...no sabía que tu sabías...

De repente tengo dificultad para expresarme y es que aún no entiendo como es esto posible y dónde se unen los puntos.

Y así, Finn suelta una a una las palabras de su boca, y se siente como si el aire se espesara y se atorara en mis pulmones. Dice que conoce a alguien que puede llevarme hasta allí y que volveremos a su casa mañana. Que ansía nuestra segunda cita y que quiere unir sus labios a los míos. 

Y esta vez, mis ganas de besarlo se deshacen cuando me dice que hay en la calle Maynor 2334: es un centro de salud mental.  

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