SI ME DICES QUE SÍ
Quién le iba a decir a Jin, ese chico tan presumido y lindo, que en su fiesta de graduación daría inicio a su vida de adulto. Todo era tan maravilloso y perfecto; hasta que empezó a beber, él que no toleraba demasiado bien en el alcohol, pero quería disfrutar, al menos un día, o eso es lo que él pensaba.
No fue hasta el día siguiente cuando amaneció en su cama que lo notó, su cuerpo dolía y se encontraba desnudo; tenía chupetones mordidas además de diferentes zonas ya casi violáceas. Esa noche no solo bebió si no que había tenido relaciones sexuales y a juzgar por cómo se veía su cuerpo además de placenteras habían sido muy dolorosas.
Pero no sabía quien había sido su compañero de cama, pues su problema con el alcohol era muy grande, ya que por poco que bebiera perdía la cabeza y hacia locuras dejándolo dormido y reseteateados sus recuerdos.
Ese fue el motivo de esa reunión con sus amigos, Jimin y Taehyung, para empezar a ver diversos vídeos y fotografías, en los que aparecían todos los que habían asistido a esa gran fiesta; quería encontrarlo, quería saber cómo había sido posible que terminaban juntos; pero en todas las fotos en las que aparecía había miles de personas y no daba con que había sido aquel misterioso chico.
Foto tras foto, video tras video y fotograma tras fotograma; se lo veía con muchísima gente, personas que ni conocían; pues colgaron la ubicación de la fiesta en redes sociales y se armó un evento multitudinario.
Estaba desesperado, ya llevaban tres semanas buscando y no daban con aquel misterioso chico; ya no me quedaba otra, debía seguir su camino. En unos días empezaría su pasantía en la empresa del amigo de su padre y debía de organizar todo su trabajo, lo que significaba dejar a un lado aquel chico y continuar.
No en el trabajo de sus sueños, tampoco era la carrera que había deseado seguir; pero si era lo que sus padres querían para él.
Desde el primer día, cuando conoció ese amigo de su padre; el cual no le caía tan mal, pero tener que pasarse horas y horas sentado, tecleando cada una de sus palabras y sin poder entrar en acción como los demás, lo tenía harto.
Por el simple hecho de ser pasante y según el Señor Namjoon decía "Tenía que aprender más cosas "; debía ser el ayudante del jefe, el que entraba antes que nadie y salía después de todo, y claro, eso implicaba que había días en las que se la pasaba sin moverse esa silla.
Kim Namjoon era el mejor amigo de su padre, además de ser el padre de uno de sus mejores amigos, Tae; pero esto no lo excluía de que lo tratara como si fuera su secretario, el cual no salía de su despacho para nada y lo acompañaba a cada lugar que él iba.
Su paciencia tenía un límite y este trato le estaba colmando, ¿cómo podía ser que él habiendo terminado con los mejores notas de su promoción, en lugar de tener una pasantía como abogado, conocer los juzgados desde dentro e incluso ser apoyo en algún juicio, tuviera que estar al pendiente de cómo su jefe toma el café, cuantas fotocopias necesitaba entre otras labores que no correspondían a un abogado?
Cansado de lo mismo, decidió un día pasar a la acción y de una vez por todas enfrentar aquel hombre que lo trataba como un niño y no lo dejaba desarrollarse como abogado. Lo tenía todo pensado, si no podía realizar su pasantía en el bufete Kim's; entonces le haría en cualquier otro lugar sin importar tener que empezar desde cero, lo que retrasaría su incorporación como abogado; pero ya le daba igual, estaba harto de todo.
—Señor Kim, debemos hablar— dijo con el semblante serio y sin titubear —he decidido terminar mi pasantía; siento que no se me toma en serio como abogado, mis compañeros ya han conocido todo sobre los casos y yo aquí, solo a diferenciar entre leche de soja o de almendras; por lo que no me interesa seguir aquí perdiendo mi tiempo.
No supo cómo, todo fue tan rápido, pero en cuestión de segundos; tenía a ese corpulento hombre de anchas espaldas y complexión musculosa, acorralandolo contra la estantería.
— Se-Se-Señor, creo que debería apartarse, cualquiera que entre podríamos interpretar esta situación— Dijo titubeante, pues la cercanía con ese hombre lo ponía cada vez más tenso aunque no sabía muy bien el motivo, aunque lo conocía de toda la vida y siempre Tae decía que era muy bueno y dulce.
—Sabes perfectamente que nadie va a entrar, si alguien lo hiciera terminaría sin trabajo.—dijo mientras clavaba su mirada inyectada de lujuria en el menor— esto debí arreglarlo desde el principio, pero quería te dieras cuenta; nuestras comidas, los viajes y mi constante acercamiento...¿no te insinuaban algo? Venga Jinnie piensa un poquito, princesa.
Ese apodo, ese apodo lo hizo empezar a recordar; pero todo se vio aún más nítido en su mente cuando lo besó.
Era él, todo este tiempo fue él; el padre de su mejor e íntimo amigo de su padre; Kim Namjoon.
Jin solo se dejaba llevar, como si fuera el muñeco de simulación en una escena del crimen, se dejaba llevar por aquel hombre y por esas gruesas y robustas manos, que se dedicaban a explorar todo su cuerpo en el proceso de quitarle el traje.
Empezó a recobrar la conciencia de sus actos y a tratar de apartar ese hombre, antes de que terminara de quitar el traje.
—¿Quién se crees que soy?¿ Quién le ha dado permiso para que hagas esto?, la vez pasada yo estaba borracho; pero jamás le haría esto a mi mejor amigo, es un hombre casado— dijo indignado propinándole una fuerte cachetada, volvió a abotonarse la camisa, saliendo del despacho como alma que lleva el diablo.
Con esa salida, con la que sentía que había recuperado lo poco que le quedaba de dignidad y con la que empezaría a preguntarse porqué había hecho esa estupidez aquella noche, emprendió el camino; no obstante unos fuertes brazos se lo obstaculizaron.
—¿Dónde te crees que vas?, esto no se queda así— dijo mientras lo volvía a encerrar en el despacho y echaba el pestillo— Tú eres mío princesa, no te confundas esa noche te lo dejé bien claro, mientras que pedías por más, te hice entender que el único que te podría satisfacerte sería yo; así que ya sabes porque cuando estás con alguno de esos insignificantes noviecitos tuyos no te satisfacen como lo hice yo; pero ahora, ya que parece que se te ha olvidado y creo que debo recordártelo— empezó a besarlo, con lujuria y rabia; unos besos para nada amables, no como los anteriores haciendo que el mayor sintiera que su piel ardía ante tal acto.
De manera grotescas, le arrancó la ropa haciendo que rápidamente se quede desnudo ante sus ojos; volvió a realizar todas aquellas marcas con las que lo reclamaba como suyo, las que ya habían desaparecido de su cuerpo, pero no de su mente; aunque con respecto a las actuales había una gran diferencia, pues están marcas le recordarían una y otra vez, cómo se apoderó de él aquel hombre.
Él, mientras tanto, detestó cada uno de los buenos recuerdos que creía tener de esa noche, como le repugnó su simple existencia, como deseaba que nunca lo hubiera amado esa noche.
Namjoon degustaba con fervor ese delicado cuerpo, mientras sus besos pintaban su tez clara de rojas, e incluso violáceas, señales; como si fuera un lienzo en el que pintaba. Bajó sus pantalones y, sin previa preparación, lo penetró; obteniendo como respuesta un grito agudo y las uñas clavadas en su espalda, por parte del castaño.
No se paró continuó penetrando sin miedo hasta que poco a poco empezaba a oír aquellos jadeos y gemidos que eran música para sus oídos. Continuó rudamente y, conforme las iba haciendo más profundas sus embestidas, los chillidos del menor eran mucho más agudos; avecinando la llegada de su orgasmo, uno con el cual disfruto corriéndose y llenando esa deliciosa entrada; aquella que tanto lo apretaba y con tantas ansias deseaba volver a degustar.
Cuando terminó; comenzó de nuevo a vestirse, para salir en busca de su traje de repuesto, a la habitación anexada a su despacho; aquellos que guardaba para esos casos de emergencia en los que se quedaba el día entero metió en su despacho y tenía alguna reunión al día siguiente; se le extendió a ese cansado joven, que aún seguía recuperándose del sobreesfuerzo realizado.
—Espero que te haya quedado claro, no quiero que te vuelvas a ir de mi lado; ni siquiera lo pienses. Ten claro que tú me perteneces y no pienso dejar que no olvides; si te quieres alejar de mí— rio amargamente— esto lo sabrán tus padres, sabes como les molesta el hecho de que te gustan los hombres; cuanto más si se enteran que has andado de zorra con el padre de tu mejor amigo— dijo sin mirarlo; pues sabía que sus palabras en sí eran solo su forma cobarde y desesperada de hacer que nunca lo abandone, ya que por su situación personal no podía dejarlo todo e irse con él, no podía ya que era muy difícil separarse de su mujer; en las ocasiones que lo había intentado, esa víbora había utilizado su hijo, incluso ha jugado con su vida para que nunca se fuera de su lado.
Había pasado ya un año desde aquel suceso, Jin había decidido seguir por miedo; empezó a recibir bonificaciones, a ser la mano derecha del presidente del bufete; ya no solo el simple secretario o el que llevaba el café; sino un ayudante que estaba en todo momento junto a Namjoon; tanto en lo personal como el profesional.
Él se sentía vacío, no quería conformarse con unas migajas, eso lo estaba destrozando pues él estaba atado de pies y manos; no podía simplemente alejarse pues eso supondría ser la vergüenza de su familia, una pelea con sus mejores amigos, que eran como sus hermanos y, peor aún, dejar a ese hombre que tanto amaba; ese hombre al que cada noche le entregaba, no únicamente su cuerpo, sino su corazón y alma; pero todo tiene un límite, y jugar con los sentimientos los demás, a veces no es lo adecuado.
Habían tenido una sesión inagotable de besos caricias y sexo duro, gracias a que la esposa de Nam y su hijo se habían ido de viaje a París; y la casa estaba despejada; lo que significaba el escenario perfecto para que los amantes se entreguen en cuerpo y alma.
El último día de esa semana tan caliente y tan pasional, salió de los labios del menor la única palabra que jamás quiso haber pronunciado al llegar al clímax: "Te amo".
Todo se quedó en silencio, ninguno supo que decir o que hacer; cómo había pasado exactamente, no se supo; pero inmediatamente tras decir esas palabras, todo acto de amor y cariño se detuvo en seco. Lo que le confirmaba al menor que debía que recoger sus cosas, vestirse rápido y salir de ahí; antes de escuchar cualquier excusa, cualquier palabra mal hiriente o algo que le afectara a su, ya muy dañado corazón, prefería tener esos bonitos momentos en sus recuerdos; las cenas románticas, viajes, regalos y aquellas largas horas, en las que se hacía el dormido; mientras ese hombre de pelo azabache se dedicaba a admirarlo, como si fuera la más valiosa de las joyas; aunque todo había llegado a su fin.
Se refugió en su departamento, había ahorrado lo suficiente para comprarlo, en un principio pensó hacerlo su nido de amor con su Daddy Namie, como él le decía, pero prefirió dejarlo solo para él. Ahí, de vez en cuando, llegaba con sus amigos para que no sospecharan de sus desapariciones nocturnas, sus padres no sabían tampoco de la existencia de ese piso, por lo que era más fácil que si se enteraban de todo, no lo encontraran.
Habían pasado ya dos insoportables semanas, en las que había ido repetidas veces a la casa de los padres de Jin; con diferentes excusas, por diferentes motivos había salido colación siempre el nombre del menor y en el que siempre le repetía que estaría con algún novio, que habría conocido a alguien que loantenga o algo por el estilo; esos comentarios le dolían, era hiriente para él pensar que ellos hablaran de esa forma de su propio hijo y, más aún, que otra persona podía estar tocando a su niño.
Al no obtener la información que necesitaba, había sacado de diferentes formas, en presencia de su hijo, el nombre de Jin, a lo cual él despreocupado, pasaba de contestar sobre su amigo algo; aunque últimamente lo hacía con aparente irritación, cambiando de tema al más mínimo indicio.
Le fastidiaba mucho que su hijo se comportara de esa forma; pero no tenía cabeza para otra cosa que no fuera a pensar en ese lindo niño, el chico al cual había amado desde la vez que su amigo lo invitó a comer con toda su familia.
Ese día fue el trascurso de diversos errores, pues lastimosamente ese día ambas mujeres habían tenido un percance al ir a comprar e iban a llegar más tarde, su hijo iba acompañando a su mujer por lo que tampoco se encontraba; estaba esperando a su amigo quien estaba en un atasco de regreso del trabajo; por lo que las dos únicas personas que se encontraban en la casa eran y el pequeño Jin, el cual se mostraba completamente distraído en la cocina preparándose un aperitivo, después de haber tenido una sesión intensa de baile en el salón de baile de su casa.
Sesión de la cual el mayor no se había perdido ni un instante, pues desde que llegó le intrigó esa música que salía de una de la sala, al adentrarse en la casa pudo verlo, esos movimientos lo enloquecieron, deseó tener ese cuerpo entre sus brazos; pero qué podía hacer era el hijo de su amigo no tenía derecho y tampoco tendría la oportunidad, pues era muchísimo mayor a él. Siguió enamorándose al ver su forma de cocinar, las expresiones que hacía al degustar cada ingrediente, el cariño que le ponía a cada elaboración; por lo que empezó a sentir un amor, algo enfermizo, por aquel chico de risa peculiar.
Desde entonces fue testigo de rupturas, idas y venidas nuevos amores, nuevas ilusiones y desilusiones; las cuales siempre le recordaron que él no tendría oportunidad de estar con Jin, ni de tenerlo.
Pero como todo en esta vida, siempre el destino nos juega buenos momentos; la oportunidad se le brindó el día en la graduación.
Nam fue a recoger a su hijo, pero este en el último momento decidió cambiar de parecer e irse con su novio Jungkook a dormir en su casa; al fin y al cabo ya había llegado a la fiesta que podía perder, solo entraría saludaría y se iría con la excusa de haber ido a buscar a su hijo; ya que había deseado desde el medio día hablar con aquel chico qué tanto amaba, pero no había sido posible pues estaba con su mujer y tenía que aparentar ser aquel padre de familia ejemplar, papel que odiaba desde el minuto en que sus padres lo obligaron a casarse.
Ahí fue testigo de como tres patanes intentaban llevarse a una de las habitaciones lejanas a su querido niño, por lo que no dudo en enfrentarse a ellos encararlos y con la adrenalina, los celos y la rabia del momento, subir a la habitación con ese chico en brazos y hacer lo suyo.
Fue la tensión del momento o tal vez los deseos tan oscuros que se despertaron al ver como otros lo besaban; pero durante toda la noche entera le hice el amor entregándose a la pasión y la lujuria, deseaba que lo recordara para siempre; aunque sabía que por la cantidad de alcohol que había ingerido nunca recordaría ese momento, el cual fue tan especial para él, fue como una llamada de esperanza.
Grande fue su sorpresa, cuando llegó a la sala de su casa y encontró esos tres chicos viendo vídeo tras vídeo, una y otra vez de la fiesta para encontrar al hombre misterioso des que se había enamorado su amigo; esa oportunidad nunca le despreciaría pues todo su mundo gris había empezado a tomar color color. Sabía que el padre de Jin no quería que realizara su pasantía en su empresa debido a su orientación sexual, por lo que aprovechó para ofrecerse voluntario y de esta forma poder tenerlo más cerca poder controlarlo e incluso poder enamorarlo.
Pero cuando se dio cuenta del temperamento y el carácter de Jin, el cual nunca se dejaba avasallar y siempre querían progresar, le dio miedo que cualquiera de la empresa se le acercara por lo que decidió tenerlo con su ayudante; hasta que por designios de la vida estuvo a punto de abandonar la empresa, jamás lo hubiera permitido aunque, por ese acto, se odiara y se sintiera asco una y otra vez; pero había valido la pena por cada minuto que había pasado con su amado, todo era poco si así podía seguir viendo esos brillantes y dulces ojos que lo habían cautivado.
Los primeros días de la primera semana habían sido encuentro sexuales en los que tanto él como el joven no los habían disfrutado, ya que se convirtió en algo por obligación más que un placer; pero aún así los tenía guardados solo recuerdo ya que tocar esa piel y hacerla suya era lo que había ansiado durante tantos años.
La siguiente semana a esos encuentros había decidido que ya no se iban a realizar, por lo que empezó a distanciarse; pero fue persuadido por el joven que tenía miedo de que este se hubiera cansado y que incumpliera su promesa, contándole tanto a sus padres como a su mejor amigo que habían tenido relaciones sexuales, para hacerlo más llevadero para ambos, decidieron empezar a tener citas como ir al cine, paseos por el parque o cenas románticas. Todo lo que se les ocurrió con tal de no separarse, a uno por temor que se supiera la verdad y el otro por un amor que no debía llegar a suceder.
Con el paso de los meses las salidas empezaron a tomar otro camino, ya no eran por obligación ni eran por temor; eran algo que necesitaban, compartir esas miradas cómplice en los juzgados, esos pequeños roces que hacían que sonrieran de manera tierna al contrario; dando a entender que eran ellos dos contra el mundo, sin nadie más de por medio. Pero ahí está el problema de que su amor fuera prohibido, que si que había alguien más.
El primer gran dolor fue la cena de aniversario de bodas de Namjoon; había cumplido ya 28 años de casado con su esposa y Jin habían sido uno de los invitados por parte de su mejor amigo para acompañarlos en esa celebración, en la que tuvo que presenciar los actos de cariño de Namie hacia su esposa como besos abrazos y delante de todos los invitados.
Ese día, parte del alma de Jin se desquebrajó, le dolía ver a su amado en brazos de otra, estuvo llorando largo tiempo; pero al llegar la madrugada Namjoon llegó a su recámara y se entregaron a la pasión, por lo que decidió seguir y aguantar todo; desde esa noche aceptó el rol de ser el otro, de ser aquella persona que ama en silencio, que debe reprimir sus sentimientos para no dañar a los demás aun sabiendo que son correspondidos.
Sabía que no sería un camino de rosas, pero si el que habían elegido para seguir con su amor, para seguir amándose.
Por su parte no querían engañar a nadie; pero tampoco dejar de tenerse, pues aunque su amor fuera prohibido eran por lo único que para ambos daba sentido a su vida y ya había culminado de la peor de las formas; por el miedo de amar y ser amado.
Namjoon estaba en su mundo, llevaba bastante tiempo decaído mirando a nada, sentado en ese mismo despacho en el que había compartido risas, bromas, miradas cómplices y algún que otro encuentro casual con su amado; los recuerdos lo abstraían de la realidad cuando entró su hijo dando un fuerte portazo y hecho una furia, de tal forma que le hizo volver a la realidad, encarándolo y por primera vez, aún siendo mas bajo que su padre, lo agarró del cuello de la camisa y lo zarandeó.
— Cabrón insensible de mierda, ¿cómo has podido jugar con sus sentimientos? has sido su amor platónico durante toda su adolescencia y de la noche a la mañana le haces esto. Eres un desgraciado, ¿ cómo es posible que lo haya podido hacer tanto daño cuando él lo único que ha hecho ha sido amarte estúpidamente?
Cuando me enteré de lo que habías hecho para que se quedara a tu lado me diste asco, pero llegué a pensar que si te importaba algo. Un año de evitar que mi madrastra se diera cuenta que tenías un desliz con mi mejor amigo, de inventarme diversos viajes en los que tenía que soportar a tu estúpida mujer para que me vengas ahora con esto.— Taehyung era un chico muy sensible, a todo el mundo le gustaba su forma de ver la vida algo particular y extraña; pero nunca dejando su parte infantil, esa parte niñada que tanto amaban los que lo rodeaban. Era una persona muy inocente e ingenua pero lo sabía todo, lastimosamente para Namjoon, su hijo hace tiempo que sabía que tenía una aventura con Jin y que era el hombre misterioso con el que había pasado la noche.
Él fue el encargado de recopilar todos los vídeos y en uno de ellos, aparecía su padre peleándose con los tres chicos que se llevaban a la habitación a su mejor amigo; no era tonto y empezó a atar cabos cuando al día siguiente su madrastra le había hecho diversas preguntas para saber porque tardó tanto en la fiesta, él se excuso diciendo que había decidido quedarse más tiempo así supo que su padre había salido y llegado tarde a la casa, él era muy observador y descubrió inmediatamente que su padre tenía una aventura con su amigo; esas salidas misteriosas al piso del que nadie sabía, hasta que en un descuido en el que Jin contó de su existencia cansado de evadir las preguntas de sus amigos, debido a su negativa de muchas noches de salir y las diversas llamada de sus padres preguntando por su paradero; lo supo entonces y lo confirmaba ahora que veía la cara de su padre desencajada por la afirmación.
Él había sido testigo de esas miradas, de ese cariño que se tenían ambos, entonces lo único que quería era que su padre fuera feliz por una vez vida. Él sabía que su padre había amado mucho a su madre lastimosamente, quien durante su parto había fallecido y desde ese momento él se había cerrado ante cualquier posibilidad de volver a amar; le enfadó en su momento el saber que sus abuelos lo habían obligado a casarse con esa mujer, a la que delante de la gente debía llamar madre, aquella mujer que siempre había sido una molestia para él; pero que fingía llevarse bien para que su padre no se atormentara.
— To-Todo tiene una explicación, por favor tienes que entenderme, yo no he jugado nunca con él; yo lo amo, él es mi todo, pero por ser un idiota he terminado haciéndole mucho daño e incluso le he hecho creer que solo es un juguete para mí, que solo era una aventura nada más. Necesito tu ayuda quiero encontrarlo quiero arreglar todo, pero sabes que mi situación es complicada sabes que no puedo, tu madre... — Quiso seguir explicando sus razones, pero fue interrumpido abruptamente por otro puñetazo.
— Deja de llamarla a mi madre, no es nada mío, no la quiero. No es mi madre; la he aguantado porque mis abuelos te obligaron a casarte con ella, pero yo no la quiero si te hace sentir infeliz, sé que me utiliza y que intento manipularte haciendo creer que yo no quiero que os separéis; pero a mí no me importa lo que hagas o a quien ames, yo quiero que seas feliz papá y si ella no es tu felicidad, debes terminar esa relación que tanto te atormenta; nunca tuviste que aguantar todo este calvario por mis abuelos y mucho menos por mí.— terminó diciendo con los ojos cristalizados por las lágrimas que retenía por la impotencia y el coraje de ver a su padre así.
Finalmente padre e hijo se miraban los ojos, ahí en esa conexión se dieron cuenta de sus verdaderos sentimientos, de todo el tiempo que estuvieron fingiendo creyendo hacerlo por el bien del otro y que la única persona que siempre había estado y siempre los había conectado era el mismo persona que ahora estaba sufriendo, pues no solo era el amigo de Tae, sino que se había convertido en una persona indispensable para él; con él hablaba, le contaba todo lo que sucedía con su madrastra, era su confidente y su mejor amigo.
Hace tiempo que durante una de sus fiestas, Jinnie borracho le confesó que se había enamorado de un hombre mucho mayor, un hombre que por su edad podría haber sido su padre; pero que sabía que él no podía verlo con otros ojos más que con cariño y amor, eso le pareció algo tonto en ese momento a Tae, hasta que en sueños el mismo Jin empezó a llamar a su padre de manera indecente. En un principio él se ofendió, no veía correcto que su mejor amigo tuviera esos sentimientos por su padre; pero comprendió que era un amor platónico el cual se pasaría con el tiempo, ya que siendo tan joven uno se enamora fácilmente de cualquiera, pero vio como ese amor crecía, todos los novios de Jin eran un intento de copia de su padre y las pequeñas oportunidades que tenía para estar a su lado, él los aprovechaba al máximo.
Tras un silencio que se sintió eterno Tae se pronunció, de una manera que sorprendió a su padre gratamente.
— Te envié su dirección, espero que esta vez si hagas las cosas correctamente; porque me daría muchísima pena tener que volver a avergonzarme de la persona que me enseñó a pelear por lo que amo, sin importar el que dirán o su género.— Dicho esto salió del despacho, él hubiera deseado en ese momento ir con su amigo y consolarlo como había estado haciendo todas estas semanas, de ahí su irritación cada vez que su padre pronunciaba su nombre, hasta que el día anterior su mejor amigo le había confesado todo lo que había ocurrido; por palabras de él supo lo que había pasado el día antes de que llegará de su viaje con su madrastra; fue ahí cuando reunió todo su coraje y toda su rabia acumulada y decidió plantarle cara a su padre; para que se diera cuenta que su amigo nunca estaba solo, que si la familia de Jin le daba la espalda, él tenía amigos que lo respaldarían y lo apoyaría porque lo amaban; aunque no compartiera sangre compartían lo más importante que eran el mismo sentimiento de cariño mutuo.
Nam empezó a sentir que su corazón latía de nuevo con toda su intensidad, esa oportunidad que tenía de volver con el amor de su vida, le devolvió toda la vida que había perdido, tomó todo el valor que pudo; pensando únicamente en hacer las cosas bien, revisó su teléfono y comprobó la dirección, recogió sus cosas y salió velozmente de su despacho. No tenía nada que perder y todo lo que ganar, al fin, gracias a su hijo, iba a romper las cadenas que lo tenían preso; aquellas cadenas que no dejaban salir, aquellas cadenas que lo asfixiaban y que lo obligaban a seguir un camino de infelicidad y desdicha, porque quería amar y ser amado por aquel joven de sonrisa peculiar y mirada amorosa, el cual le había robado el corazón desde el momento que lo conoció.
Llegó al departamento y tocó la puerta nervioso, la imagen que vio cuando se abrió lo destrozó, era su niño, era su Jin; pero más delgado, tenía ojeras y los ojos rojos de llorar. Se veía cansado, más pálido de lo normal; esa imagen le hizo sentirse miserable, un asco de persona.
— ¿Qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste?— esas fueron las preguntas que puedo hacer en ese momento ese destrozado chico, el cual no había encontrado consuelo en esas semanas que se había alejado de Nam; había sido muy duro, pero sabía que tenía que debía seguir adelante, que tenía que volver a su realidad. Pero no podía, lo amaba con todo el alma, sentía que su corazón iba a salir mal herido; fue muy duro tener que volver a la realidad, pero lo iba a hacer, iba a dejarlo todo, iba a empezar de nuevo y tenía que asegurarse y jurarse a sí mismo que te iba a poder pasar página, aunque no lo fuese así.
— Por favor, no cierres la puerta escúchame, tenemos que hablar te fuiste sin ni siquiera dejar que te dé una explicación; que dijera algo, no pensabas escucharme, solo desapareciste de mi vida, sin dejarme opción de justificarme o decir algo.
— ¿Qué vas a decir? Solamente era tu maldito juguete sexual, estaba allí solo para abrirme de piernas cuando tú lo pidieras, donde tú lo pidieras y como tú lo quisieras, ¿no es para lo único que te he servido?, ¿no he conseguido todo lo que tengo gracias a que me he abierto de piernas?, solo soy una zorra, como bien me dijiste la primera vez, pues sí, a lo mejor sí soy una zorra y quizás me busque otra polla que chupar; pero eso a ti ni te incumbe, ni te incumbirá. Déjame tranquilo, estoy bien yo solo, no quiero verte, desaparece en mi vida. Fui un idiota por pensar que todo esto sería algo más.— Las palabras desgarraron a quien las decía tanto como a quien las escuchaba.
— Nunca digas eso, para mí nunca ha sido un juguete, nunca ha sido una zorra y jamás dejaré que te vayas con otra persona; porque la vez que te dije que eras el mío, no me refería a que eran mía solo para tener sexo sino que eres “mío” porque yo siento que te pertenezco, mi corazón es tuyo, mi cuerpo es tuyo, mi alma es tuya y de esta forma en la que yo te pertenezco completamente es como yo entiendo que tú eres mío. Desde un principio he ansiado tenerte así, fui un idiota antes al pedirte que fueras mi amante, al no darte el puesto que te mereces como el amor de mi vida; pero me sé constancias eran...— fue interrumpido por el menor
— Tú, tú, tú, tú y tú; siempre tú y te has parado a pensar en mí. Nunca has pensado en lo que yo quiero, en qué es lo que necesito, cuando pensaste en mí un maldito egoísta, tu amor es el único válido, era el único que se tenía que respetar, ¿sabes cuantas veces me he repetido a mí mismo que era un juguete porque tú me hacías sentir así?; cómo me sentía una mierda por lo que le hacía a mi amigo, tu propio hijo, cómo me ayudaba a mentirle a mis padres sin saberlo porque tú, hijo de la gran puta, me tenías coaccionado por tenerme. Pero claro, esa era la forma en la que tú me demostrabas tu amor, debo sentirme alabado, debo sentirme privilegiado porque me la metieras porque eres tú, ¿no?— soltó el menor con una mirada fría y desafiante, explotando por el gran dolor que sentía su corazón.
— Por favor escúchame, no lo que crees, es que tenía miedo de perderte; eres tan perfecto, eres todo lo que siempre he querido tener. Te convertiste en una obsesión para mí y te amado tanto, que nunca te hubiera podido dejar nunca hubiera podido dejar que alguien más te viera que te tocara; por eso hice todo lo que estaba en mis manos para que no te fueras. Perdóname, discúlpeme mi vida, eres tú a quien más quiero, te amo y el día que me dijiste “te amo” fue más hermoso de mi vida; nunca les hubiera dicho algo a mi hijo o a tus padres, porque sinceramente siempre te he amado, aunque mis actos han sido vergonzosos, haré todo lo posible para que me perdones y me des una oportunidad para que te demuestre mi amor— decía Namjoon con un hilo de voz, mostrándose vulnerable frente al chico que amaba.
— Creo que llegas tarde, ve con tu mujer, cuida tu hijo y desaparece en mi vida; no quiero saber nada de ti, no quiero verte— dijo un cabizbajo Jin.
— Jin amor mío, no seas así por favor, cómo quieres que te demuestre que te amo, lo dejaré todo por ti Tae-Tae sabe de nuestra relación, lo sabía desde hace tiempo; él siempre ha sido demasiado listo y nos conoce demasiado bien como para saberlo. Él me contó todo, me habló de tu sufrimiento y cómo estuvo al pendiente tuyo durante este tiempo; incluso se ha enfrentado a mí, me ha golpeado y nunca creí que mi hijo haría eso, pero lo he hecho por defenderte. Yo quiero que estés bien, si no quieres perdonarme, si no quieres volver a verme o incluso si crees que mis palabras son vacías y únicamente son porque quiero volver a tener sexo; solo quiero sepas que te amo y aceptaré todo lo que tú quieras, pues tu felicidad es lo que me hace feliz y si tu felicidad está lejos de mí, aceptaré tu decisión; lo único que quiero es tu perdón por haber sido un estúpido y haberte hecho daño.
— Necesito tiempo para pensar, durante unos meses me iré; creo que lo mejor para ambos, nos estamos haciendo mucho daño. Tengo que ir a Estados Unidos, pero no quiero que me busques, no quiero que preguntes por mí y, si esto que sentimos, en verdad existe te perdonaré, si no, entonces sigamos siendo lo queramos antes, los extraños que tenían solo una persona en común— dijo el menor cabizbajo; aunque quería volver a sus brazos, quería volver a sentirse amado en esos brazos que los consideró una vez su lugar seguro, esos brazos de ese fornido hombre que temblaban ante sus palabras; pero tenía que poner tierra de por medio y esa era la mejor salida para poder aclarar sus ideas.
— Aceptaré tu decisión, lo único que te pediré es que te cuides; porque cuando tú te vayas, mi corazón se irá contigo y me quedaré aquí destrozado— dijo un ya resignado hombre, debido a la seguridad que notaba en las palabras del menor— cuídate y espero que puedas encontrar la paz que conmigo no pudiste encontrar.
Pasó una semana, Jin ya tenía que los boletos de avión listos, las maletas hechas y todo organizado. Sus amigos lo iban a acompañar al aeropuerto, no estaban satisfechos con lo que iba a hacer, pero aceptaron su decisión, sabían que sería lo mejor para ambos, tomó esta decisión porque no quería destrozar más a Tae, el cual estaba viviendo el infierno debido a que puesto en marcha el divorcio de su padre todo se convirtió en una batalla campal; en la que le tocó lidiar con los gritos enfados y berrinches de su madrastra y tratar de animar y dar su apoyo a su padre, el cual tenía constantes discusiones tanto con los medios de comunicación como sus padres, quienes le reprochaba a cada momento el que se separaran.
Nadie podía entender como el exitoso presidente del bufete de abogados iba a romper su matrimonio, un matrimonio que había durado tantos años y que siempre tuvo la apariencia de poder ser eterno.
Nam ya se cansó de ser aquel perfecto hombre delante de las cámaras ,de la sociedad y de todos; pero ser ese asco y persona para sí mismo y para su corazón, sabía que Jin se iba a ir, pero tenía que dejarle su espacio, no podía mezclarlo ahora mismo en todo y mucho menos seguirlo o llamarlo porque sabía perfectamente que lo expondría al escarnio público y eso jamás lo permitiría.
Decidió pasar un par de días en la casa de su mejor amigo Yoongi, pero este para sorpresa, se encontraba saliendo con un jovencito entrometido y mimado, el cual tenía que ir a llevar a uno de sus mejores amigos al aeropuerto, pero debido a la rotura del hombro de su "gatito", lo llevó a convertirse a él en el chófer de ambos. Así que ahí estaba él resignado acompañándolos, durante el trayecto empezó a hacer memoria pues ese chico le sonaba de haberlo visto en alguna ocasión, pero no recordaba de dónde.
Aunque lo que más le sorprendió es que su amigo de la infancia, aquel que nunca había soportado a alguien menor, el cual incluso tenía batallas campales con su Tae por el mando, el cual siempre sacaba a colación que odiaba a todo tipo de niño menor a él, era el mismo que estaba cediendo a todo los caprichos, a todos los reclamos y a todos los berrinches de ese chico de pelo rosado y cara angelical; ese pensamiento fue el único momento en desde hace bastante que volví a sonreír.
Cuando llegaron al aeropuerto y vio a su hijo todo encajó en su mente, claro ese chico era el hijo de los Park, él era otro de los mejores amigos de su hijo; resopló, sabía que lo conocía de algún lado, pero ciertamente él no era muy amigo de los Park, de sus fiestas ostentosas y ser los dueños del bufete rival no era algo que jugara en favor para tener una relación de amistad; pero decidió que si su hijo se llevaba con él todo estaría bien, además casi no conocía, le había visto dos veces que recordara.
Pero lo que le hizo congelarse en el sitio fue en el momento que cayó en cuenta que también él era amigo de Jin y este era al amigo que habían ido a despedir, era a su niño, era a su amor; él era quien se iba. Volvió a sentir que su corazón moría por momentos, cómo podría decirle adiós al amor de su vida, lo iba a dejar ir, había decidido que él respetaría su decisión y por eso había ido a ver a su amigo, para alejarse todo lo posible y no estar cerca cuando se vaya; pero ahora estaba en el aeropuerto, tendría que fingir una sonrisa para su despedida y no estaba preparado, no sabía cómo reaccionar, no podía.
— Yoongi ayúdame, me tienes que acompañar a comprar un regalo que se me ha olvidado y mi amigo no se puede ir así— esas fueron las palabras de Jimin, las cuales lo sacaron de su viaje astral, no dándole tiempo de poder alcanzar a su amigo el cual ya estaba detrás de su novio, dejándolo solo a él pues su hijo iba del brazo del peli rosa y Jungkook.
Se había quedado ahí en la puerta de embarque, esperando que llegara ese chico de sonrisa peculiar con sus maletas, al verlo llegar no sabía qué hacer, que tenía que decir. que tenía que sentir o cómo explicarle que estaba ahí en el aeropuerto.
Porqué nunca se preocupó por quien era el novio de su amigo o porque no se opuso a ir acompañando a su amigo y su caprichoso novio, que irónico era todo, tan irreal que de seguro lo volvería a batear y a mandar al carajo.
Ahí levantó la vista y conectó la mirada con el chico que le había robado el corazón; estaba deslumbrante, había recuperado su color de piel, ya no quedaba nada de aquel pálido chico con ojeras y ojos rojos e hinchados, su rostro era tan perfecto como siempre, era imposible dejarlo ir y no debía dejarlo ir, como podría perder a su amor y que cualquiera lo enamore a ese chico tan bello.
— ¿Te vas a quedar ahí parado?, ven a cargar la maleta y vámonos— lo dijo en un tono autoritario y lleno de seguridad que automáticamente él recogió sus maletas y lo siguió, no sabía que hacía, pero obedecía ante cada palabra que salía de la boca de ese chico; se sentía aturdido ante él y no pensaba en lo que estaba haciendo hasta que le entregó su pasaporte.
— ¿Qué? ¿Cómo así?— fue lo único que pudo articular.
—¿Qué no entendiste? Nos vamos, ¿ qué pensabas?— dijo Jin viéndolo con cara de pocos amigos— ¿Qué te dejaría aquí?, te has divorciado, estás libre y yo me voy a ir dejándote aquí solo; para que te vayas con cualquiera, no sea ridículo. Jamás voy a dejar que otra te vaya a engatusar, muy tonto sería si lo hiciera, además que sabrías hacer sin mí; incluso cuando trabajaba en el despacho tenía que estar al pendiente de cómo abrías la puerta para que no la rompas— dijo entre risas en el castaño
— ¿Pe-Pero?, yo, eh ¿Cómo?, pero si tú estás enfadado conmigo, te vas para pensar las cosas y yo no puedo, no tengo billete de avión, ni tengo nada preparado— Namjoon, el cual estaba extrañado y tratando de reaccionar o de saber cómo reaccionar ante todo eso.
— En serio que siempre me toca a mí hacerlo todo, mira sabía que vas a poner excusas y sabía que ibas a visitar a tu amigo, el cual desde hace tiempo está en una relación con Jiminnie, por tu cara de seguro que ni lo reconociste, incluso siendo el secretario de Yoonie y estando a poco de casarse.— dijo parado en seco para sujetar su cara entre sus manos— pero señor Kim, le comunicó que como ayudante, mano derecha y el amor de su vida que soy; que de aquí nos vamos del dos juntos ahora mismo a Estados Unidos, no pienso dejarte, no lo compartiré nunca más y todo esto de traerte hasta aquí fue planeado por mí.
El mayor sonrió como nunca, cómo era posible haber caído ante el plan de un chico mucho menor a él y estar siguiéndolo a la aventura, sin saber que les depararía el futuro, pero por él se arriesgaría a dejarlo todo y seguirlo; ese carácter del joven lo superaba, sabía que lo podría seguir hasta el fin del mundo porque fue él quien perdonó todos sus errores y por quien bajaría la luna a sus pies, trataría de cumplir todos sus sueños. Él le debía mucho a su hermoso niño, al que más lo amaba y se entregaría únicamente a él.
Ambos unieron sus manos y continuaron rumbo al avión, se despidieron de sus amigos, y Namjoon se despidió de su hijo, el cual había llevado su maleta y emprendieron camino a una nueva vida, en donde nadie los conociera, ni los juzgara y sobre todo donde podrían amarse libremente sin prejuicios ni pensar en el pasado, solo creando un futuro juntos.
Hoy escribí porque me dolía el corazón, lo hice con algo que salió de una idea loca, necesitaba hacerlo para no pensar en malas cosas que últimamente he visto y vivido.
La lectura me ayudó en mis peores momentos y hasta ahora lo hace consiguiendo que siga aunque me sienta como una mierda en estos momentos.
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