Capitulo 7
** Capitulo escrito por k_ra_t **
De nuevo le echo una rápida mirada a Joseba, que sigue igual de asombrado que hace unos segundos, y al fin decido dejar entrar en casa a la pequeña Khione.
La miro de pies a cabeza, y aunque va vestida con una camiseta con mangas cortas y de un tejido fino, se le ve bien, a pesar del temporal que hay ahí fuera.
Khione es baja, y aún tiene la típica barriga de bebé que conservan muchos niños a su edad. Me atrevería a decir que está entre los seis y los siete años, pero no más. La chica no da señales de tener frío, pero aun así le ofrezco una taza de chocolate caliente, como hice con Joseba.
—Muchas gracias, pero no me apetece. —me dice Khione, rechazando la taza que le tendí.
—Bueno, vale. ¿Qué tal si vamos al salón y hablamos de... mi hija?
Mis dos huéspedes aceptan la idea de buena gana, y los condujo hacia la salita. Khione se sienta en el pequeño sofá, junto a Joseba. Yo me quedo con el único sitio libre, la butaca junto a la chimenea.
—Y..., Khione, ¿tú de qué conoces a Leire? —pregunto mirando sus brazos, intentando ver de nuevo los tatuajes.
—Lo que es conocerla no la conozco, pero sé perfectamente quién es. Ella jamás me ha visto a mí, pero yo a ella la veo diariamente. Hace poco que la encontré, puesto que la llevo buscando durante bastante tiempo, y al fin creí saber dónde se encontraba. Pero ya es demasiado tarde, ¿no? Se ha ido con Merlín Areth, ¿cierto?
—¿Pero a ti quién te ha contado eso? Solo lo sabemos Maite y yo. —interviene Joseba
—Tu corazón. Es él quien me lo ha contado. Las hadas, como yo, tenemos el don de escuchar corazones.
¿Hadas? ¿Esta chica acaba de decirnos que es un hada?
—Eh... Khione..., ¿Qué te lee tu madre? —pregunta Joseba, sin creer las anteriores palabras de Khione
—Ella no me lee nada, lo leo yo. Y suelo leer misterio, tal vez con algún asesinato de por medio. Pero realmente me gustan todos los géneros. Leo erótico, también.
¿Qué está pasando? Esta chica no es normal... ¿Con siete años lee historias de asesinatos? Y...¡¿Erótico?! Me estoy mareando, creo que tengo la tensión baja...
—Joseba, hazme el favor y pásame mi taza de chocolate caliente. Y échale más azúcar, anda.
—¿No me cree, señora? ¿Necesita alguna demostración? Se la daré con mucho gusto. —dice de pronto Khione, como si me leyese la mente
—Creo que tenemos que hablar... Khione, tú ¿de dónde vienes? ¿De Galicia, tal vez? Tienes un acento como Portugués, pero hablas Castellano a la perfección. —dice Joseba, intentando aclarar tantas ideas
—Bueno, mi familia de acogida es de allí, eso es cierto. Pero yo vengo de otro lugar. Vengo de Annwyn. En celta significa 'Reino de las Hadas'. Sé que a vosotros los humanos os sonará a cuento infantil, pero de infantil tiene poco. Es todo frío, como las tinieblas —dice Khione, con mirada triste, y un tanto melancólica—. Aunque antes no era así. Antes era más parecido a lo que vosotros imagináis. —Hace una pequeña pausa, como recordando lo ocurrido.
—Perdona, Khione, ¿pero de veras eres una hada? —digo yo, con la boca entreabierta
—Sí, soy una hada del fuego. Es por eso por lo que llevo esta camiseta de mangas cortas y no tengo frío —aclara Khione—. Mi don es oír corazones, como todas las hadas, y controlar las llamas del fuego. —dice, y como si no fuera poco lo de oír corazones, nos lo demuestra cómo hace figuras con el fuego
Primero hace las garras de un águila atrapando a un pequeño ratón, luego la cabeza de un león y, para terminar, un tigre de cuerpo entero, acercándose a lo que sería su presa: una gacela. Fue un espectáculo magnífico, y todo esto sin tocar nada. Las florituras que hacían sus manos en el aire eran preciosas, cómo una flor abriendo sus pétalos al amanecer.
—¡La virgen! ¡Qué bonito! ¿Cómo lo haces? —grita Joseba, maravillado
—Es nuestro poder: controlar el fuego. Ya os lo he dicho antes.
—Cierto... ¿Y todas las hadas controláis el fuego? —pregunto, curiosa, pero aún perpleja
—No, hay varios tipos de hadas. Las del fuego, cómo yo; las del agua, cómo Náyade; las de la tierra, cómo mi madre, Flora; y las del aire, como la madre de Náyade. Todas controlamos algún elemento de la naturaleza.
—¿Quién es Náyade? Me recuerda a uno de los personajes de la nueva novela de mi hija, a la protagonista.
—Náyade, o Leire, como la llamó usted al adoptarla, es una hada del agua, por lo que puede manejarla con toda facilidad, en cualquiera de los tres estados —explica la niña—. Y sí, Leire, sin saberlo, está escribiendo todo lo que le ocurrió a ella. Por algún motivo lo olvidó todo, pero su subconsciente sigue conociendo su verdadero pasado.
—Leire es... ¡¿una hada?! —exclama Joseba, y casi le dan un vuelco los ojos— Y... ¡¿está en peligro?! Tengo que ir a por ella. Te lo dije, Maite, no está bien.
—Exacto, y es más que eso: Náyade, o Leire, es la heredera al trono de nuestro reino. Ese es el principal motivo por el que la busco, pero también quiero protegerla, porque la están buscando.
—Khione, Maite, me voy. —anuncia Joseba, levantándose y cogiendo su abrigo
—¿A dónde? ¿A por Leire? ¡¿Tú has visto la que está cayendo?! ¡Ni se te ocurra ni pensarlo! —salto yo, quitándole la idea de la cabeza— Además, ¿por dónde vas a ir?
—Conozco caminos ocultos, saliendo por la puerta trasera de la casa.
—Joseba, es una locura, vas a coger una hipotermia.
—Pues me iré con Khione, que me encienda un poco de fuego y tirando. —Y dicho esto coge a Khione de la mano, abre la puerta, y se va.
Ni siquiera me ha dado tiempo a pararlo.
~♡~
Narra Joseba
Khione me está dando calor con su poder: ha encendido una antorcha y aunque el viento sea tremendo la llama no se apaga. Está abrazándome, y eso también me da bastante calor. Le estoy muy agradecido, porque sin ella me quedaría ahí en medio, congelado, hasta que alguien me encontrase.
—Khione, muchas gracias por acompañarme —le digo, agradecido.
—No es nada, tan solo cumplo con mi deber. Yo formo parte de la pequeña corte que queda en nuestro reino.
—¿Corte? ¿Cómo la corte del rey?
—Exacto. Es justo eso. Y es que además quedamos pocos, sobre todo ahora, durante la guerra.
—Ah, vaya, lo siento mucho... Pero, ¿tú cuántos años tienes, para pertenecer a la corte real, e ir a la guerra?
—Yo no voy a la guerra, yo soy una enviada para buscar a Náyade —dice Khione—. Y yo tengo veinticuatro años, y dentro de dos semanas cumplo los veinticinco.
—¡Madre de Dios! ¡Pero si aparentas unos siete u ocho años! Con perdón, y respeto.
Khione ríe como si le hiciese gracia lo que yo acababa de decir.
—¿Qué pasa? —pregunto
—Que ya sé que aparento esa edad, pero es para encubrir mi identidad.
—¡¿Y cómo has hecho para aparentar esa edad?! Porque no parece muy fácil.
—No lo es, no —dice ella, riendo—. Pero la práctica hace al maestro, ¿no? Ya llevo bastantes años con esta apariencia, y ya sé controlarla, y que no cambie.
—¿Me estás diciendo que puedes volver a la tuya, si así lo deseas?
—Así es, y ya que sabéis que soy una hada puedo volver a ella, ¿no?
—¡Por supuesto! Ahora me ha entrado la curiosidad y quiero ver a la verdadera Khione.
Y sin decir nada más delante de mí aparece una chica con poco más de veintitrés años. Es hermosa. Es alta, no como antes, y su pelo tiene una tonalidad pelirroja preciosa. Es más bien naranja, no roja, y es tan liso que no parece ni natural.
—Me he quedado sin palabras —admito al ver tal belleza ante mí.
—Eres de los pocos que me ha visto así, y por ello te ruego que mantengas en secreto mi identidad. Si alguien te pregunta me llamo Zeltia, como me llamaron mis padres adoptivos, ¿vale?
—Claro, ¿pero por qué a nosotros nos diste tu verdadero nombre desde un principio, y no Zeltia?
—Porque me inspirasteis confianza, y desde el primer momento supe que me ayudaríais a encontrar a Náyade, porque sé que os importa.
"Esta chica es increíble" —pienso mientras camino a su lado—. "Pero es que aún no me creo que las hadas existan de verdad... Y menos aún que Leire, es decir, Náyade, sea una de ellas...y que esté en peligro..."
—Ya, sé que te resultará muy extraño, pero Náyade es una hada —comenta Khione—. Ay, perdona, pero hay veces que no puedo evitar oír lo que dicen los corazones.
—Pero eso era un pensamiento, y estaba en mi cabeza, ¿no? —pregunto
—Bueno, sí, pero lo pensabas todo de corazón, así que yo era capaz de oírlo. Todo lo que pienses de corazón lo oyen las hadas.
—Estoy maravillado contigo, Khione. Y me extraña que Náyade no me haya oído el corazón ni una sola vez... —digo, sonrojándome un poco.
—Ah, no, eso es normal. Cuando lo olvidó todo sus poderes desaparecieron. Aún no sé cómo lo pudo olvidar todo, ni como se le quitaron los poderes, pero no soy yo quien se encarga de esas cosas.
—Es por aquí. —Señalo un pequeño hueco entre dos matorrales, y ella me sigue, aún pegada a mí para no dejar que me congele.
*** ¡Enhorabuena a la escritora! Maravillosa forma de proseguir con la historia y de arrojarnos más luz a todo el misterio de Náyade o Leire. Increíble como escribes y como has enlazado el otro capítulo con el tuyo.
Tengo que felicitar también a los autores de todos los capítulos publicados hasta ahora porque apenas hemos tenido que corregir faltas de ortografía, algo que nos está facilitando mucho la lectura. ENHORABUENA A TODOS.
Nos vemos en el siguiente capitulo y gracias por participar en este maravilloso reto ***
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro