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Capítulo 16

Capítulo 16

¿Podría estar más feliz y agradecida? Creo que no, de ser así, probablemente explotaría. Mi cuñada Marivale, está embarazada y el día en el que lo supe, fue uno muy especial, porque además de eso, surgieron otras… situaciones. 

Fue más o menos así: 

Unos cuantos días antes...

Hoy es el cumpleaños de mi hermano, mi cuñada tiene toda una sorpresa y yo por supuesto, soy cómplice. Estoy muy contenta, porque además, el tiempo de oración que hemos tenido Jared y yo ha sido muy fructífero, hemos podido hacer cosas juntos, e incluso nos hemos ido conociendo un poco más, compartimos dotes ministeriales y tenemos una visión de la vida muy parecida, además todas las señales son claras. Ahora solo estoy esperando a que el caballero se digne en hacerme la pregunta, porque como que anda lento. 

Si bien es cierto que las chicas también podemos tomar la iniciativa, soy de la vieja escuela y quisiera que lo hiciera él... Con el beso, fue suficiente iniciativa de mi parte.

Hemos hecho actividades familiares y aunque no es lo más conveniente, lo he invitado. Hemos compartido mucho juntos, ha sido un tiempo muy bonito. 

Así que aquí estamos, ahora, ambientando todo con nuestras habilidades nulas de decoración, Jared me ayudó a preparar la mesa dulce y luego con Lissandro y Carmen intentamos hacer algo con los globos. 

Mi hermano sale del trabajo a las 6:00, son las 5:00 y todavía no tenemos nada hecho. 

Marivale está en un rincón llorando, porque una serpentina se le dañó y así todo es un caos hasta que mami y Gertrudis llegan, que son las decoradoras de la familia. 

Es entonces cuando mis hermanos, Jared y yo nos lanzamos al mueble a descansar, mientras Gertrudis despotrica sobre nosotros. 

El tiempo pasa volando, Marivale nos anuncia a todos que Alberto Miguel viene llegando, así que nos escondemos y mi cuñada pone a Ana Rachel frente a la puerta de llegada, con un suéter que por delante

Dice: ¡Feliz cumpleaños tío Alberto! 

Pero detrás está la sorpresa definitiva. 

Cuando me enteré que tendría un sobrino, salte lloré y reí de la emoción, estoy tan feliz por ellos que no puedo esperar a ver la reacción de mi hermano.

Mi hija se escapa de su lugar, mas, en vez de correr a mis brazos como pensé que haría, la veo ir en dirección a Jared quien la carga de inmediato.

Un sentimiento extraño pero bonito florece en mi pecho. Mi hija adora a Jared, tienen una conexión tan especial que no hace más que causar ternura. Su complicidad me mata, el condenado no solo se robó mi corazón sino también el de mi hija. 

Finalmente logramos que Ana se quedará en su lugar, justo cuando Alberto Miguel entra en la habitación.

—¡Sorpresa! —gritamos y entonces todo se viene abajo. La bulla y el coro se montan de una vez y los abrazos y felicitaciones no tardan en llegar. Mi hermano luce tan feliz por la sorpresa que no puedo evitar soltar un par de lágrimas. 

Jared anda con mi hija para arriba y para abajo, como parte del plan, y Marivale trata de andar al ritmo de Alberto Miguel, sé que está nerviosa, la pobre, la entiendo. 

Una voz detrás de mí me sobresalta, pero sonrío de inmediato. Es Jared, quien sostiene a mi hija y me la pasa. 

—Te traje un regalito, bonita. 

—Gracias, ahora hay que llevarla con Marivale para el "momento final". 

—Sí, pero antes, Marivale me dijo que cambió de idea y te mandó a ponerte este suéter.

—Pero era Ana no yo…

—Ella ahora quiere que lo hagas tú así que ve, cámbiate y puedes dejar la niña así, o no sé. Habla con ella que ella es la que sabe. 

—No está bien, imagínate. Déjame cambiar a la beba. 

Tomo a mi hija y entro a mi habitación. 

Invitamos a Ángel y a Antonela, su esposa. Algunos amigos de Alberto y Marivale y por supuesto gente de la iglesia. 

Manuel y Alberto se habían hecho muy cercanos desde que mi hermano había aceptado a cristo y asistía a mi iglesia. Por lo que sí, están bastante moviditos aquí hoy. 

Pongo a Ana en su corral un ratito para poder vestirme rápido. 

Cojo el suéter y sin parar mucho en los detalles me lo pongo. 

Luego volteo a mirarme en el espejo y todo se detiene. 

Es una pregunta… pero no tiene nada que ver con Alberto Miguel y su paternidad, no.

Mi corazón bombea rápidamente y me dirijo a la puerta casi sin darme cuenta. 

«Dios ya habló, ahora solo faltas tú, ¿Quieres ser mi novia?»

Corro hasta dónde él y tomo su mano para alejarlo de la multitud. Sí, estoy emocionada, pero sigo siendo lo suficientemente cobarde como para gritar un «sí» en medio de tanta gente. Llegamos al jardín de tía Flor y nos detenemos frente a la casa, dónde ahora mismo no está nadie.  

—Ara, ¿Estás…?

Me acerco a él, acomodo a Ana en mi cintura y tomándolo por sorpresa me aferró a él como si mi vida dependiera de ello. 
No puedo evitar soltar un par de lágrimas.

Él nos separa y toma mi rostro entre sus manos.

—¿Por qué lloras?

—Porque eres demasiado lindo para ser real... Tienes que ser de mentira.

Suelta una risotada y niega divertido, dice: —"lindo" es un término que le va bien a Ana, bonita.

—Pensé que no ibas a pedírmelo —lloriqueo.

—Y yo que pensaba que había dejado claro que quería estar contigo, aquella noche en tu casa. ¿Cómo pensaste que no iba a preguntártelo?

—No lo sé.

Se que no me veo nada atractiva ahora mismo, con la nariz seguramente roja, el rostro mojado y mi bebé en brazos.

Él parece darse cuenta, porque me saca a la niña de los brazos y me da otro abrazo.

—Es hora de que demos el paso, no podemos estar "conociéndonos toda la vida" estoy seguro de que quiero una relación seria contigo. Ya lo viste en el suéter, aunque me sorprende un poco que hayas llorado —ríe y siento como me relaja la vibración en su pecho, Ana nos mira curiosa a ambos, especialmente a Jared, quien de vez en cuando le da mimos—. Quiero preguntárselo de nuevo. ¿Quieres ser mi novia?

—Sí Jared, quiero ser tu novia. 

La sonrisa que me dedica es tan preciosa, que creo que hasta Ana se derritió.

—¿Puedo besarte?

Asiento con una sonrisa nerviosa.
Y entonces... Une sus labios a los míos, con suavidad, como si aun temiera hacerme daño... Este hombre va a matarme.

Ana introduce una de sus pequeñas manos entre nuestros cuellos, y me empuja un poco para verme.

—¡No! —dice entonces— ¡Mío!

—¿Cómo que tuyo? ¡Mira muchachita! —me río, Jared está sosteniendo su barriga por la risa y yo me derrito nuevamente al verlos a ambos. Mi hija, la muy traicionera, ha querido acaparar toda la atención de Jared, recostando su cabecita en su hombro.

Él aprovecha la distracción de la niña para besarme nuevamente.

¡Ay! Creo que me voy a infartar... Dios me libre.

De vuelta al inicio...

Y así es mis amores, como ahora soy la mujer más afortunada del universo. 

Desde entonces todo ha sido una montaña rusa de emociones. No puedo decir que sea perfecto, sigo teniendo pesadillas de vez en cuando, hay días dónde ni siquiera mi hermano puede estar cerca de mi sin que me altere, pero Dios sigue haciendo su maravillosa obra en mí. 

¿Qué más podría decir? Jared me escribió una carta, el día que nos hicimos novios, pero por raro que parezca no la había leído hasta hoy, dice así: 

Hola, Ara. Si estás leyendo esto es porque ahora eres mi novia… si no, y encontraste esto por casualidad, por favor, no sigas leyendo. 

Estoy muy agradecido de lo que Dios ha estado haciendo con nosotros, y te cuento esto como testimonio. 

Cuando te conocí estaba atravesando un momento difícil, estaba lejos de Dios, pero ver tu evolución y lo que Dios hacía contigo, me movió a acercarme a mi señor y dejar los miedos. 

Estoy orgulloso de ti y de cada uno de tus avances, pero sobre todo, amo la forma en la cual Dios te sostiene y muestra su amor hacia ti. 

Te ha dado una familia hermosa, con todo y lo rota que pudo haber estado en el pasado, tú la uniste, porque tú eres el pilar en tu hogar, tú eres la luz en medio de ese lugar y por medio tuyo, todos en tu familia van a llegar a los pies de Cristo. 

Nunca te conté por qué me enamoré de ti ni cuando lo hice, así que ahí va: 

La primera vez que te vi, estabas en la iglesia, fue un flechazo instantáneo, tenías una pijama, me pareció extraño que anduvieras con esas fachas, así en la iglesia, pero no dije nada, no era mi asunto. 

Debby te recibió en la puerta y te ayudó a ocultar tu mancha, pero para mí fue muy visible e ideas locas llenaron mi cabeza. 

Fue entonces cuando noté que estabas embarazada y te digo que me monté toda una película en la cabeza, me duele saber que no estuve lejos de la realidad. 

No estaba bien espiritualmente pero empecé a orar por ti, le pedí al señor que siguieras yendo a la iglesia, porque quería verte y ver lo que Él podía hacer en ti. 

Pasé más de un mes esperando saber de ti, cuando me enteré que habías dado a luz. Me alegré, mucho la verdad, pero al mismo tiempo la tristeza se instaló en mi corazón, porque nunca contemplé la idea de que estuvieras casada o con novio. Mi alma se quebrantó y me sentí mal por quererte, cuando tú probablemente pertenecías a otro. Así que decidí dejar de pensar en ti. 

Cómo en ese tiempo no nos conocíamos, me fui para Estados Unidos un par de meses, luego me fui para la capital a estar con mi madre otro par de meses. Ella se cansó de mi allá vagueando y me mandó para dónde Manuel para que hiciera algo con mi vida.

Estaba... enojado, Ara. Me gradué a los 19 años de la universidad, con honores, lo cual era prácticamente imposible, pero lo hice, con una carrera que amaba. ¿Que pasó? Empecé a hacer proyectos para gente ambiciosa que me traicionó, incluyendo el gobierno. Yo tenía un pique tan grande, que renuncié a la compañía de arquitectos para la cual trabajaba. Descubrí que por ser joven la gente me subestimaba, creían que era incapaz de gestionar un proyecto. Nadie apostó a mí, nadie tenía fe en mí y eso sacó toda mi rabia a flote. 

Me sentí tan mal que decidí darme un tiempo con la arquitectura. En su lugar le rogué a tío que me dejara trabajar en su panadería… ¡Vaya sorpresa cuando te vi allí y supe que era contigo que iba a trabajar! Aún estaba herido cuando me dijiste lo del estudio, por eso no te conté sobre mi carrera. Luego estuvo la situación con mi tío, eso de que te gustaba, me sentí dolido pero al mismo tiempo feliz, porque existía entonces la esperanza de que no estuvieses casada. Mi tío actuó un poco raro contigo, por lo que pensé que tú le gustabas, hasta que lo vi con su actual esposa. Fue la primera vez que me enojé con él. Sentía como si hubiese estado jugando con tus sentimientos, ¿Cómo un hombre tan viejo podía ser inmaduro respecto a su vida amorosa? Me lleva casi diez años y yo sí sé lo que quiero (a ti, guiño, guiño) pero en fin, ese no es el punto. El punto es que, decidí acercarme más a ti, poniendo nuestra amistad por encima de mis sentimientos, porque era lo que necesitabas en ese momento, un amigo. Quería estar ahí para ti, porque aunque no te conocía mucho, ya sentía que te quería. Pero todo se hizo más difícil, en el sentido de que me costaba verte como amiga, era muy consiente de tus labios y de lo mucho que me gustaría besarlos. Quise confesarte lo que sentía por ti pero, en varias ocasiones, mas, no pude, porque no estaba seguro de si era la voluntad de Dios. 

Me alegra saber que sí lo es. Quiero honrarte, respetarte, que te sientas orgullosa de ser mi novia, mostrarte lo mucho que vales y lo importante que eres para mí. 

Quiero ser tu amigo, más que todo, para que sientas seguridad cuando estemos juntos, quiero provocar mariposas en tu estómago cuando me veas, no porque sea yo, sino para que puedas experimentar tú misma lo que me provocas. Me siento bendecido y afortunado de tenerte. 

Quiero hacer todas y cada una de esas cosas cursis que las parejas hacen. No te pido que me escribas de vuelta una carta, pero si me gustaría que hiciéramos una lista de todas las cursilerías que alguna vez quisiste hacer, las haremos todas. 

Dios siga prosperando todos tus caminos y poniendo en ti sabiduría y gracia. Que siga haciendo su obra en ti, que te muestre su amor y que lo nuestro pueda crecer día a día.

Con amor 

Jared.

Supongo que no tengo que decir que toda una fiesta prehistórica se instaló en mi estómago, ¿Verdad? Nunca nadie me había escrito una carta de amor, ni siquiera cuando estaba en la escuela. Así que para mí es toda una novedad, me hace muy feliz. 

Así que le escribiré una respuesta, porque me siento creativa y quiero hacerlo.

¡Oh sí!...

Querido Jared, voy a abrir mi corazón en este momento. 

Gracias por escribirme una carta, nadie nunca lo había hecho, lo aprecio en el alma. La atesoraré y algún día hablaré de ella con nuestros hijos. Estoy muy agradecida con el señor por ponerte en mi vida y permitirnos experimentar este tiempo juntos. No tenía ni idea de que te sentías así por mi desde hace tanto y me has esperado pacientemente yo… Estoy muy agradecida contigo y con Dios. Respecto a lo de las mariposas, hace mucho que las siento, no creas que eres el único *insertar emoji de monito tapándose la cara, jajaja* ¿Sabes? Cada día me sorprendo más del amor de Cristo para conmigo, contigo, con lo nuestro. Estaba muy deshecha cuando él me rescató, mi alma estaba profundamente herida, llena de odio, de amargura, de dolor… Se llevó todo eso aunque aún quedan las cicatrices, no porque él no sea capaz de quitarlas, sino porque soy humana y de eso se trata ¿No? 

Verme a mí misma teniendo una relación amorosa con alguien, no era una opción, por el miedo de que mi hija sufriera lo mismo que yo. Tengo que admitir delante de ti y de Dios, que en algún momento pensé en una hipotética relación entre tú y yo dónde le hacías daño a mi bebé. Perdóname, por pensar de esa manera y no te ofendas, sé que no eres un violador y no vas a hacernos daño en ese sentido, pero te pido que me tengas paciencia y que entiendas que el miedo es secuela de los traumas. Sin embargo he estado presentando esta situación delante de Dios y sé que él seguirá trabajando conmigo así que no te preocupes. 

Volviendo a los temas de rosas y colores, sí, yo también quiero hacer muchas cosas cursis contigo, que no he tenido la oportunidad de hacer con nadie más. Serás el primero en muchas cosas, en mi vida y te agradezco mucho por eso. 

Quiero que sepas, que puedes abrazarme, acariciarme y besarme todo lo que quieras, Dios ha permitido que tú toque no me cause repulsión. Así que dentro de todo lo honroso que es y seguirá siendo nuestro noviazgo, no te reprimas.

Aquí mi lista especial de las cosas que quiero que hagamos: 

1- Que mi novio me peine el cabello.

2- Que tengamos una cita en un restaurante lujoso.

3- Ir a una playa juntos.

4- Hacer un picnic.

5- Caminar tomados de la mano.

6- Que tome mi mano en un día frío y la ponga en su bolsillo.

7- Una cena entre su familia y la mía. 

8- Conocer a sus amigos, que él conozca los míos.

9- Ver una película juntos en casa.

10- Cocinar juntos. 

11- Besarnos y bailar bajo la lluvia. 

12- Orar y ayunar juntos. 

13- Cumplir la voluntad de Dios. 

Hay algunas cosas que no son tan cursis, pero, me tomaste de sorpresa, a medida que pase el tiempo seguro que se me ocurrirán más cosas, gracias por este gesto tan bonito, Jared. 

Con amor, Ara.

Todo es muy lindo y romántico sí, pero… ¿Arabela Báez entregarle una carta de amor a su novio? 

¡No, no y no, absolutamente no! 

Imagínense, hoy tenemos culto en la iglesia y antes de llegar al establecimiento, estaba convencida de que podría entregarle la carta a mi novio, pero ya no lo estoy tanto. 

Pude habérselo entregado otro día de la semana, ¿Por qué tenía que ocurrírseme justo hoy, con tanta gente al rededor? Me da mucha vergüenza hacerlo. 

No lo haré. 

En cuanto llego, Naty toma a Ana y yo me siento al lado de mi novio quien me recibe con una sonrisa, aún no hemos dicho que tenemos una relación, pero igual nos sentamos juntos y de inmediato él rodea mis hombros con uno de sus brazos. 

La idea es primero contarlo a nuestros familiares, luego a los amigos y por último a nuestros líderes en la iglesia, hemos estado interactuando con una parejita cristiana en YouTube y hemos aprendido mucho acerca de llevar un noviazgo sano y agradable a Dios, entre las cosas que dicen, es que hay que involucrar a nuestros seres queridos en la relación, pero ojo, no en medio de la relación sino en la periferia para que nos guíen. Así que así lo hemos decidido. 

Recuesto mi cabeza en su hombro y lo miro. El culto no ha iniciado, por lo que, puedo darme el lujo de hacerlo. 

La línea de su mandíbula es recta y tiene mucho bello en las sienes. Su cabello es lacio y largo, las hebras gruesas y castañas, sus cejas son pobladas y oscuras casi se unen entre ellas, sus ojos son cafés y un poco rasgados. Su nariz es recta también, y alargada. 

Jared se parece mucho a su tío, pero al mismo tiempo es muy distinto. 

Sus labios son finos, pero no tanto y como el pobre es desteñido, son rosaditos. 

A ver, sabemos que lo más importante no es físico, pero estaría mintiendo descaradamente si dijera que solo me gusta su personalidad y espiritualidad. Él nota que lo estoy mirando y deja un beso en mi frente. 

—¡Ay son tan hermosos! —escuchamos tras nosotros y volteamos, son Susana y Natacha, quienes nos miran con ternura.

—Hermosa es mi novia —susurra Jared aún con su brazo rodeando mis hombros.

—Ay, no se pongan cursis desde tan temprano, Arabela toma tu muchacha —dice Natacha con una sonrisita. 

Tomo a mi beba y la muy traicionera salta de mis brazos para los de Jared, quien la coge con una sonrisa. 

Es entonces cuando me concentro en el culto. 

—Amados hermanos —inicia el pastor José María—. Hoy hablaremos sobre la gracia. Vamos a buscar en nuestras biblias: Efesios dos del ocho al nueve, dice: 

«Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
no por obras, para que nadie se gloríe»

»¿Qué es la gracia? No tiene nada que ver con la palabra «gracias» no, sino que significa «gratis». Cuando decimos «Por gracia somos salvos» es que nuestra salvación es gratuita. Ojo, esto no significa que la salvación no  tenga valor, no, todo lo contrario, es que no hay forma humana de pagarla, por esto dice «no por obras» porque no importa qué tantas cosas hagamos, no es suficiente para comprar la salvación. Además, imaginen, hagamos un escenario hipotético dónde uno de nosotros haya hecho tantas obras que sea capaz de comprar la salvación, no sería justo porque solo esa persona sería salva, los demás no tendríamos la «gracia» de la salvación. Solo hay una forma de pagarla y ese pago ya fue consumado, como dice Juan tres dieciséis: «Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él crea, no se pierda más tenga vida eterna». El precio de la salvación fue la cruz y ninguno de nosotros puede hacer nada semejante, ese sacrificio fue perfecto, definitivo, después de él no hay ninguno que redima pecados. La gracia es que aún sin merecerlo él te rescató, y ese peso es tan fuerte, que dirige toda nuestra vida, todo cuanto somos, tenemos y hacemos es por su gracia, porque él lo ha permitido, es que a él le plació entregar su hijo por nosotros.  La gracia no es más que la misericordia de Dios por nosotros, no es que tú seas bonito, o que tengas o no tengas, es por su misericordia, por su gracia y por su amor. 

Sonrío y lágrimas se agolpan en mis ojos. Cuando me hablan de Dios siento que algo dentro de mí se mueve, me estremezco. Me dan ganas de llorar, de reír, de saltar de todo. Me lleno y no hay mayor satisfacción para mí. 

Estoy feliz, completamente feliz a pesar de las sombras del pasado, cristo me hizo libre y ahora es dueño de mi vida. 

.  .  .

El culto se acabó y ya estoy despidiéndome de todos, preparada para llamar un Uber e irme a mi casa, pero se me ocurre una maravillosa idea. 

—Jared, ¿Quieres conocer a mi familia? 

Abre los ojos un momento, luego relame sus labios y me sonríe. 

—Creo que quisiste decir: Oye mi amor, ¿Quieres ir a que te presente a mi familia para que sepan que ya soy  papa casi casada? Para mí sería un placer, ¿A quién tengo que pedirle permiso para comer gallina en la galería*? 

—Sí, mijo, quiero presentarte a mis seres más queridos, como mi novio oficial. El permiso se lo tienes que pedir a mi tía… Y a mi madre. 

Él no hace preguntas y se lo agradezco en el alma. 

Manuel consiguió una Jeepeta y le vendió a Jared su Toyota Camry del 2012, ahí es donde vamos directo a mi casa una vez se acaba el servicio. 

Cierro los ojos imaginando la comida y su madre, que seguro Flor hizo. 

—¿Tu gente sabe que vamos los dos para allá? 

—Nop, me salió así desde el fondo del alma decirte 

Ríe y niega con la cabeza. 

Quiero seguir hablando con él, pero permanece concentrado en la carretera hasta que llegamos. 

Me doy cuenta entonces que Jared tiene muchas cualidades admirables en las cuales no había reparado antes, cómo esto, su prudencia al conducir. 

Siempre he pensado que a la hora de tener una relación, aparte del amor y la confianza, pues, también es necesaria la seguridad. 

El sentimiento en mi persiste cuando llegamos a mi casa. Sé que acabamos de hacernos novios, cómo quien dice, pero ¿Está tan mal que piense en lo tierno que se ve cargando a mi hija en sus brazos? ¿Qué me lo imaginé cargando en el futuro a nuestros hijos? No creo que esté mal, quizás son algunos prejuicios que aún persisten entre nosotros. 

Entramos a mi casa y es entonces cuando reparo en que frente a ella hay un auto desconocido parqueado 

—No sabía que teníamos más visitas hoy —murmuro enarcando mis cejas, Jared se ubica tras de mí y juntos entramos a mi casa, dónde por supuesto el panorama no es nada bueno.

Me sorprende ver a mi papá sentado en la mesa familiar como si los últimos doce años no hubiesen pasado.

¿Saben? Yo no soy el tipo de gente que le guste  llamar la atención así que no sé exactamente qué tan sensato sea hacer justo lo que estoy pensando ahora.

—Ara te estábamos esperando para comer —dice con su voz horrible que cala en mi interior y me produce escalofríos. 

—Esto es una reunión familiar, no deberías estar aquí. 

—Siéntate, hazme el favor y no empieces de malcriada. 

—Tu dijiste que yo no soy tu hija…

—Porque no lo eres, pregúntale a tu mamá. —La expresión de mi madre es de sorpresa y dolor, como si la hubiesen acuchillado a traición. —Díselo tú o se lo digo yo, cómo tú quieras.

Ella titubea un poco y para sorpresa de todos papi golpea fuertemente la mesa. Toma una pose más dominante y vuelve a mirarme 

—¡Díselo! —demanda. 

—No tienes derecho de…

—Tu papá biológico, niña, es Carlos Javier Martínez.

—Mentira —niego de inmediato, eso es imposible.

—Tú sabes que no es verdad, Álvaro. 

—Tú misma lo confesaste.

—Nunca lo hice, ¡Mentiroso! Quieres ponerme en contra de mi hija cuando finalmente estoy bien con ella. 

—¡A mi qué me importa! Si tan bien quieres estar con ella, cuéntale la verdad, ¡Dile!

No quiero escuchar esta conversación, no soy parte de este ridículo momento. Quiero voltear e irme con Jared, no me hace mucha gracia que sea testigo de esto. 

—Eres hija de tu tío, a quien le arruinaste la vida, por cierto.

—¿Saben qué? No tengo por qué estar aquí ahora, me voy. Iba a presentarles a mi novio, y tremenda vergüenza que me acaban de hacer pasar. Muchas gracias a todos. 

Me doy la vuelta, furiosa y me subo al auto de Jared esperando que él haga lo mismo. Él entra a mi lado y me regala una sonrisa tranquilizadora, que surte el efecto contrario. 

Me siento tan avergonzada, que no puedo ni siquiera mirarlo a los ojos. Aun cuando él persiste en buscar mi mirada. 

—No tienes por qué sentirte avergonzada, Ara, lo que tu familia haga no te define a ti, creeme. 

—Lamento que hayas tenido que ser testigo de esa… escena. 

—No te preocupes por mí, en cambio, ¿Tú cómo te sientes? 

—No lo sé, solo quería que formalizáramos un poco más las cosas. 

—Entiendo, pero... Ara, es tu casa, no tienes por qué salir corriendo como si hubieses hecho algo malo, en todo caso, son ellos quienes deberían irse. 

—No todos, solo mi papá, con eso basta. 

Mi novio se baja del carro dejándome «con las palabras en la boca» y abre la puerta del copiloto, dónde me encuentro sentada. 

—Me imagino que debes tener hambre, ¿Quieres que vayamos a comer por ahí? —se acerca y acaricia mi rostro con sus nudillos le regaló una sonrisa. Jamás pensé que disfrutaría de los mimos de un hombre, pero aquí estoy con uno muy atractivo que encima me quiere alimentar. 

—Si me quieres dar comida, ya te ganaste mi corazón. 

—Es bueno saber eso, ¿Quieres que llevemos a Ana Rachel y a tu hermano con nosotros? 

—¿No sería demasiado? 

—No, de hecho no sé qué raro que Lissandro no ha salido a desempeñar el papel de chaperón.

—Mi pobre bebé que me cela tanto. 

—Eso es porque te quiere mucho y no quiere verte sufrir. Es bonito, me da nostalgia, quisiera tener a mi hermana cerca. 

No sé qué decirle, así que sonrío y llevo mis manos a su cuello, quiero abrazarlo todo el tiempo y no estoy segura de que eso esté bien. Mis sentimientos por Jared me abruman y tengo miedo de  exteriorizarlos y que él se asusté y huya.

Sus labios acarician los míos y sonrió, me siento tan… no tengo palabras para expresarlo. Lo atraigo más a mí para profundizar el beso y acaricio su cabeza, él entonces me detiene y se aleja. 

—Por más que me encanten tus besos, creo que debemos detenernos aquí. 

Siento que mis mejillas arden y me guardo lo que quiero decir. 

Un «A mí también me encantan tus besos» o un «Si esto es teniendo menos de un mes de noviazgo, no creo que pasemos más de cinco sin casarnos» no quedarían nada lindos. 

Le sonrío y medito en lo mucho que lo hago cuando estoy con Jared y esto me hace sonreír todavía más. 

Señores… Yo estoy mal en la vida, es aficiá' que me tienen. Hasta sola me río. 

Quiero ir atrás con mi niña, pero Lissandro se me adelanta y la lleva él  con la excusa de que quiere cargar a su sobrina, pero yo sé que es para dejarme adelante con mi novio. 

—¿A dónde quieres ir, bonita? 

—Vámonos para la plaza internacional, que ahí hay muchas opciones. 

Cerca de mi casa está la ruta de Don Pedro, donde en menos de 40 minutos ya estamos en la ciudad de Santiago, específicamente a la plaza donde quiero ir, ahí hay un local de comida china que sencillamente me encanta y cada vez que tengo la oportunidad de consumir allá, pues voy. 

Es la primera vez que Jared y yo salimos a comer, en mi país no se estilan las citas como en otros sí, además como las cosas han estado delicadas no hemos querido exponernos mucho al escrutinio público. Sin embargo, ambos estamos de acuerdo en que queremos hacer las cosas bien. 

Es por esto que en nuestra primera salida él decidió traer a mi hermano, lo entiendo y me parece muy bonito de su parte. 

Encima, pudo haber hablado con Alberto Miguel, con mi cuñada, o hasta con Gertrudis, pero decidió traer al hermano con el cual más conexión tengo ahora.

Se merece muchos besos por eso. 

No puedo creer que acabo de pensar justo eso. Quisiera que pudieran ver mi cara, apuesto a que reirían.

Tomo a mi hija en brazos y subimos al área de la comida, mi hermano se pega disimuladamente a mi mientas Jared busca una mesa para los cuatro. 

—¿Tienes hambre? —le digo, él hace una mueca.

—Yo comí en la casa, no te preocupes. 

—¿No te hace falta nada? Ropa, zapatos, lo que sea. 

—No, mija, tranquila, disfruta un rato con tu novio mientras Ana y yo damos una vuelta por la plaza. 

Me enojo de hombros restándole importancia a su extraña actitud y me acerco a una mesa donde Jared me espera con un menú. 

—¿Quieres que vayamos al cine luego de comer?

—Me parece excelente. ¿Qué quieres comer? 

—Creo que me iré por la opción de pollo teriyaki, ¿Tú qué quieres?

—Pollito agridulce con papas fritas, por supuesto, apréndetelo que es mi comida favorita para que me la compres cuando nos casemos.

Me guiña un ojo y va a hacer los pedidos, entonces me arrellano en el asiento y llevo mi mano a mi frente. 

«¡Qué rayos acabo de decirle!» no es nada lindo hablar de boda en la primera cita, ¡Creerá que estoy desesperada por casarme! Llevamos más de un año conociéndonos, pero como quiera, no creo que esté bien que le diga esas cosas… No quiero espantarlo.

Regresa luego de unos minutos y toma mi mano. 

Lo miro a los ojos y sonrió. 

Sonrío como una idiota, por cierto. Creo que mi comportamiento no es normal. 

—¿Qué te pasa? Estás como tensa.

—No es nada, solo… hambre. 

—Vi a Lissandro ahora mismo con Ana de la mano frente al cine, parece que hay una peli que le llama la atención. 

—¿Ujum? ¿Cuál?

—No me acuerdo del título, pero ahorita vamos y lo checamos y tú decides si vemos esa. 

—Ok. ¿Y qué haremos mientras esperamos la comida?

—Podemos hablar, se supone que este es el tiempo para conocernos, antes de la boda. 

—¿No te molesta que hablemos de ese tema? 

—¿De la boda? ¿Por qué iría a molestarme si mientras te pedía noviazgo yo fui quien dijo que quería que fueras mi esposa? 

—¿No te parece un poco… intenso? 

Su rostro se tiñe de confusión y luego hace una mueca triste que no me gusta nada. 

—¿Fui muy intenso al decirte eso?

—¡No, no! No me refería a eso more, es que siento que cuando te hablo de esas cosas yo…

—¿Tú?

—Siento que mmmm...

—¿Sientes que la intensa eres tú? 

Asiento apretando los labios y bajando la mirada, me da vergüenza mirarlo en un momento como este. 

—¿Cómo decirte esto sin que suene mal? Tú no eres nada intensa, Ara, pero eso no quiere decir que lo nuestro no sea intenso. 

—¿Cómo así?

—El beso de ahorita por ejemplo… Eso fue intenso.

—Creí que no íbamos a mencionarlo —oculto mi rostro en mis manos mientras digo esto.

—Casi echo a perder nuestro anhelo de guardarnos mutuamente para el matrimonio. Fue demasiado… lo sentí, y tuve miedo de no poder parar, por eso te pedí que trajéramos a tu hermano, no fue solo el momento del beso si no toda la tensión que llevábamos encima y lo cerca y solos que estábamos. A lo que quiero llegar es que tú no eres intensa pero lo que me haces sentir y como reacciono cuando estoy contigo, eso sí es intenso. Definitivamente andar solos tú y yo, no es buena idea. 

—Nop… el pobre Lissandro tendrá que aguantar gorro*.

Se ríe y besa mi frente. 

Es tan fácil hablar con Jared de verdad, no me siento expuesta ni juzgada, sino más bien comprendida. 

—Si en algún momento sientes que estás siendo intensa dímelo y yo te confirmaré si así es, o no, pero por favor no te lo guardes, hablemos ¿Si?

—Está bien. 

Sonríe de nuevo y se acerca a mi silla para abrazarme. 

Siento tan bonito cuando estoy con él, mi pecho revolotea y mis pensamientos fluyen rápido. Admiro mucho su autocontrol, considerando que yo con mis novios he experimentado cosas distintas, sino tuviera a Dios en mi corazón ya habría corrompido al niño, pero me muestra su cariño cuidándonos a ambos y siendo responsable. 

Quiero decirle que me encanta pero quizás no suene tan bien como se oye en mi cabeza. 

Mi novio no me deja pagar y les pide algo a mi hija y a mi hermano, quienes se sientan en la mesa a comer con nosotros. 

Presto atención al lenguaje corporal de Jared cuando mi hija está cerca, nada negativo ni fuera de lo normal, todo calmado y Ana que cree que él es el único que puede cargarla. Creo que tendremos los mismos gustos en hombres. 

Luego de eso caminamos un rato en la plaza, pero no vimos la película en el cine porque no estaba abierto. 

Jared me preguntó que si quería quedarme a esperar, pero ya estaba cansada y quería irme a mi casa, le propuse que para ganarse aún más a mi hermano lo llevará a él solo al cine y estuvo de acuerdo.

Ahora estoy sentada en mi cama acariciando el cabello de mi hija y pensando en Jared. 

Estoy tan feliz tan… ilusionada, creo que estoy empezando a enamorarme. 

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Me matan estos caps x2

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Anexo

1- Comer gallina en la galería: el concepto "comer gallina" es cuando dos enamorados, se ven juntos en alguna parte de la casa (casi siempre de la novia) y se dan cariñitos, hablan, se besan y demás, depende del permiso, los padres y demás. Se usa de forma coloquial y jocosa cuando una pareja se encuentra hablando o dándose cariñitos, sin necesariamente estar en una casa, es decir, pueden estar en el trabajo, universidad, con amigos, en un lugar público.

Ej: —Mira loca, llama a aquellos dos, que tengo rato diciéndoles que vengan...
—¡Ustedes dos, dejen de comer gallina y vengan que los estamos esperando!

Se hace referencia a "la galería" porque casi siempre, el "comer gallina" se hace en la galería (loft, desván) de una casa.

2- Aguantar gorro: ver a dos personas besándose, generalmente siendo uno soltero.

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