Capítulo. 01
Wade subió el último tramo de escaleras que lo separaban del tejado, de ahí un corto teletransporte y en nada estaría contando billetes en la comodidad de su viejo apartamento. Había sido un trabajo fácil. Como quitarle un caramelo a un niño.
Llegó al exterior y la sombra que se movió sobre su posición lo obligó a maldecir. Ese era el problema siempre, gritaba victoria en un segundo y al siguiente todo se iba al infierno.
Su oponente llevaba una capucha que impedía ver su rostro, piel condenadamente blanca, eso era todo lo que tenía. Quien fuese amaba el suspense.
—Creo que acabas de robar algo que le pertenece a mi empleador, Wadie.
¡Esa voz!
—¿Revi? —se le hizo un nudo en la garganta cuando apartó la capa.
¿Cuántos años habían pasado desde esa última despedida en Horna? ¿Dos? ¿Cien? ¿Tropecientos mil? Daba igual. Le hubiera echado de menos aunque fuesen quince minutos, era la historia de su vida con ella.
—Creí que estabas...
—¿Muerta? —acabó Raven por él. Una sonrisa le iluminaba el rostro— Ya sabes lo que sucede con nosotros, no podemos quedarnos criando gusanos el tiempo suficiente.
El canadiense le dio la razón imitando una pistola con el pulgar y el índice. Se estiró, cambiando el peso de un pie a otro. No estaba muy seguro de qué decir a continuación.
—Entonces... —hizo rebotar el artefacto que acababa de robar en la palma de su mano enguantada, mostrándoselo— ¿Esto te pertenece?
—Al tipo que me contrató, en realidad.
La mercenaria avanzó un par de pasos sin dejar de mirarle. Tendió una mano.
—¿Me lo devuelves por las buenas?
Wade volvió a guardarlo en uno de los compartimentos de su cinturón.
—¿Conque, tu trabajo era vigilarlo? —ahí estaba ese tono de humor en su voz— Pésimo servicio. Te darán solo una estrella después de esto.
Rave se cubrió la boca con el dorso de la mano para ahogar una carcajada, incluso en situaciones extremas, la verborrea imparable de Wilson la hacía reír. Apretó los labios hasta alejar la sonrisa y volvió a mirarle, los brazos en jarras para reafirmar sus palabras.
—Dejé que lo robaran porque quería algo de acción.
—Y la escritora del fanfic tenía que juntarnos de algún modo... —la interrumpió, ganándose una mirada de desconcierto.
—¿Qué?
Movió ambas manos para indicarle que no tenía importancia su comentario. Ella resopló, en esos años no había cambiado ni un poco. Prosiguió.
—No sabía que habías sido tú, pero ahora en serio, Wade... dame el artefacto y vete a casa. No quiero que nuestro reencuentro sea con una pelea.
Deadpool siseó, tocando levemente la empuñadura de una de sus katanas. Se encogió de hombros al decir.
—Ambos sabemos que no puedo dártelo. ¡Hey! Yo también firmé un contrato —parecía que recién ahora lo recordaba— Así que... ¿qué tal si me dejas ir y luego te lo compenso invitándote unos tragos?
La chica dejó escapar una maldición entre dientes, apartándose el mechón de cabello rojo que le caía sobre los ojos.
—Me estás vacilando —no era una pregunta— Sabes que no puedo hacer eso.
Wilson se rascó la nuca, con un nuevo encogimiento de hombros.
—¿Espadas, entonces?
—Eso parece... —estaba decepcionada. Hubiera preferido resolver aquello de forma civilizada, aunque sabía que con su viejo amigo era difícil.
—Te daré ventaja —ofreció sacando el artefacto y dejándolo sobre el muro de contención de la azotea— Usa tu mejor golpe.
—Créeme, Wade, no quieres que haga eso. Las cosas cambiaron un poco en este regreso.
Torció el gesto con el recuerdo que le asaltó tras las últimas palabras. Morir, revivir. Irse, volver. Despedirse, reencontrarse. El ciclo empezaba a cansarla y sabía que al mercenario le ocurría igual.
—¡Oh, vamos, Revi! No seas tímida. Hit me with your best shot* —canturreó.
Rave rodó los ojos con fastidio, era obvio que no había esperado esto cuando aceptó el trabajo. Desenvainó la espada que llevaba a la espalda mientras repasaba mentalmente su ataque: un movimiento mínimo que pusiera al otro fuera de combate lo más rápido posible y con el menor daño. Complicado.
—Bonito trasto ¿Es nuevo? —Wilson señaló la espada— ¿Un poco grande, no te parece?
El trasto en cuestión medía un metro solo en la hoja y si, era algo pesada, pero podía cortar cualquier material por duro que fuese y canalizar la energía residual que emanaba ella ahora al liberar a la Bestia.
—Fue un regalo —le informó, sujetándola con ambas manos. Estaba lista.
—¿Un admirador secreto? ¿Alguien de quien deba preocuparme?
—De Slade. Es la Deathstroke, su espada.
—¡Vaya! El tipo del que Liefeld se copió para crearme te hizo un regalo —bufó— Y nada menos que su juguete favorito.
—¿Se supone que debo saber de qué estás hablando?
—No. Olvídalo. Vamos a lo que importa.
Raven se concentró, respiró profundo, cerrando los ojos, cuando volvió a abrirlos ambos destellaban en rojo. El brazo izquierdo ni siquiera llegó a transformársele del todo. Pasó junto al mercenario a una velocidad de vértigo, cortesía del nuevo convenio con su huésped. Cortó, giró y envainó el arma. Fin de la batalla.
Wade no fue capaz siquiera de interiorizar el movimiento de ella, ya no digamos esquivarlo. Vio que sus dos ojos eran fuego, pensó Vaya, eso es nuevo también y al segundo siguiente estaba de rodillas, subiéndose la máscara para vomitar un chorro de sangre. Un corte limpio de lado a lado surcándole el abdomen.
—¡Wow! Mis intestinos han salido a decir hola —bromeó.
—Tú lo pediste. Mi mejor golpe, ¿recuerdas?
—Seh. Seh. Ya sé que es mi culpa —tosió otra bocanada de sangre. Empezaban a cerrársele los ojos— Por eso mismo... voy a recostarme aquí un ratito... Enseguida seguimos con esto, ¿vale?
El Cuervo recuperó el objeto robado del sitio donde le dejara antes su amigo y dio una mirada alrededor, comprobando que nadie más estuviese por allí cerca para fastidiar. Iba a dejarle en el tejado cuando se desmayara, en unos minutos, así que necesitaba asegurarse que no vendría alguien a terminar de cortarlo en pedazos. Por falta de enemigos no sería.
—Lo siento, Wadie.
—Tranquila, apenas me dolió —soltó una risita— Bien jugado, nena.
Ella se arrodilló junto a Deadpool, quitándose el sobretodo que llevaba puesto para arroparle. Quería que al menos no pasara frío.
—Creo... que voy a tomar una pequeña siesta.
—Por mí no te cortes —la ironía de la frase le arrancó una media sonrisa.
—Muy graciosa, nena, pero... en este fic... los chistes malos...
Se quedó inconsciente antes de acabar la frase.
Rave se inclinó, le dejó un beso en la mejilla cubierta por la máscara y se marchó. Había odiado ese trabajo, aunque volver a encontrar al demente de Wilson estaba bien. No entraba en sus planes de retorno, prefería que el menor número de personas supieran de ello, sin embargo la alegraba porque sabía que él buscaría la forma de que volvieran a verse.
NOTA AL MARGEN: *Hit me with your best shot* Pool hace referencia a una canción de Pat Benatar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro