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Capítulo 11 Inocuo

“Repite eso último.” demandó el rubio que se encontraba recargado en la puerta de su aula de clases.

Por un momento no se escuchó nada del otro lado de la llamada, incluso para verificar que seguían hablando miró efímero la pantalla del celular.

No me hagas repetirlo...” habló finalmente Todoroki.

Bakugo suspiró profundo.

No era por ser un maldito insensible ni nada por el estilo, es simple y sencilla la situación, no escuchó bien la pregunta.

Todoroki habló muy rápido y su voz entrecortada no ayudaba a su pronunciación, sin olvidar el factor de que estaba casi susurrando y un sin fin de excusas más, que no alcanzaría el espacio de ponerlos en este capítulo.

“No escuché.” contestó sin mucho ánimo de dar explicaciones. “Habla más fuerte que no te escuchas.”

No es algo de lo que pueda hablar a la ligera.” habló esta vez igual que la anterior, sin susurrar ni flaquear.

“¿Entonces por qué me llamas?” obvió Bakugo con una mueca de plena condición en su rostro.

Bien, sabía que Shouto estaba de luto y que era una gran perdida, pero no hacía falta dejarse llevar tanto y convertirse en un completo estúpido.

Tampoco es algo que se pueda preguntar por un simple mensaje.” su tono parecía cada vez más molesto y más irritado con lo que pasaba de la llamada. Bakugo por más que amara a Shouto, no justificaría sus actos estúpidos por nada del mundo.

“Bien. Solo dilo.”

Se escuchó un suspiro del otro lado de la llamada seguido de, unos muy largos, segundos de silencio. Incómodo silencio a decir verdad.

Cuando fuimos al hospital por... ya sabes…” la mente de Bakugo lo transportó al momento mientras la pregunta fluía entre un celular y otro. “¿Notaste si ella tenía sangre en el brazo?

Finalmente la pregunta fue hecha, y tan rápido como se hizo, el rubio quedó sudando frío por dicho momento.

Una parte de él lidiaba con la pregunta sentimentalmente, la simple idea de que Shouto preguntara acerca de eso, que una última visita al ser más querido de probablemente toda su vida, terminara siendo un aparente caso que quisiera resolver era, increíble –para nada en el buen sentido–.

La otra parte lidiaba con el trasfondo de la pregunta. ¿Por qué Shouto necesitaría saber de algo así? No hacía falta, pues el cuerpo una vez muerto deja de trabajar para tomarse un descanso eterno, no había sentido en que hubiera sangre reciente en el brazo de un cadáver.

Bakugo, de a poco en poco –lo que los pocos segundos que tenía le permitían– iba atando cabos de lo que Shouto podría estar preguntado como en doble sentido.

¿Crees que mi madre fue asesinada? Era la pregunta indirecta que por nada del mundo se atrevía a decir el bicolor.

“Realmente...” estuvo a punto de contestar una respuesta negativa, no obstante, sí recordó algo. “el brazo no.” alzó la voz un poco debido al descubrimiento.

¿Cómo dices?” su vos mostraba terror, probablemente porque esperaba que le dijeran que estaba loco, que por primera vez no tenía razón en lo que su mente recordaba y en lo que no, que su madre no había sido de algún modo asesinada, que nadie atentó contra su madre y por ende, contra su familia.

El corazón de Bakugo se acongojó.

“Las sábanas, recuerdo ver algo de sangre en ellas.” habló, por única vez en su vida, con mucha pena y sin su cabeza en alto.

Odiaba el sentimiento de sólo poder escuchar la voz de la persona que quiere sollozando. El sentimiento impotente no poder socorrer a abrazarlo. O el sentimiento del simple hecho de que Shouto estaba sufriendo.

La vida no era justa, ¿verdad?

Es verdad, Shouto le demostró que puede ser una patada en el culo a veces, puede ser bastante orgulloso con respecto a su inteligencia y bastante confiado en ello que llega a menospreciar a otros; pero no hacía más que decir la verdad. No hacía nada malo con decirlo, no era su culpa ser inteligente y ver otras cosas que no quería ver.

¡Me gusta ser ignorante, porque los ignorantes viven una vida más feliz que los que saben cosas!

No conocía el pasado de Shouto pero podía asegurar que jamás hizo nada lo suficientemente malo como para merecer tal castigo por parte de la vida.

¡El ser inteligente no te hace especial, te hace sufrir y a las personas que te rodean!

Bakugo recordaba las palabras que Shouto le dijo el mismo día que le pidió ser su rival. Entendía un poco más lo que quiso decir ese día, y pensar que no era la primera vez que el bicolor veía su vida reflejada en esas palabras. ¿Pero tenía tiempo para lamentarse?

“Shouto.” llamó fuerte y claro para que la otra voz lo pudiera escuchar incluso a la lejanía.

La respuesta era No. Jamás hubo tal cosa como tiempo para lamentarse.

¿Qué...?

“Dime dónde estás ahora.” demandó una vez más. “Iré para allá y armaremos el rompecabezas juntos.”

¿Qué?” dijo desubicado por segunda vez. “No, no hagas eso.” por más que lo dijera, era tarde, Bakugo iba en camino a los dormitorios para cambiarse el uniforme.

“Mándame la ubicación,” dijo pausando su andar. “y más vale que lo hagas, porque si no lo haces me veré obligado a visitar cada funeraria de la prefectura y ambos sabemos que eso sería una perdida de tiempo.”

No colgó la llamada a pesar del silencio sepulcral que se formó, como aparentemente se estaba haciendo costumbre en su llamada.

Bien.” fue Todoroki el que colgó la llamada, pues el rubio no lo haría hasta asegurarse de que cedió a sus planes.

En el momento después de que se terminó de cambiar de ropa, Shouto mandó su ubicación en tiempo real.

Pasó y cruzó varias calles y avenidas para llegar al lugar indicado, ya que siendo un chico sin dinero por ahora, no se podía dar el lujo de tomar siquiera un camión. Más aún porque todos lo mirarían raro y hasta se podría meter en un problema. Así que la opción más sencilla fue ir caminando; estaba relativamente cerca, pero las calles parecían un laberinto del que pensó no saldría.

Pero todo valió la pena cuando a la lejanía pudo observar la figura de un bicolor que se comía una esquina de su celular, probablemente fuera alguna clase de medida contra los nervios. Y a pesar de ser él el primero en verlo, Shouto fue el primero en reaccionar.

“Bakugo no debiste hacer esto.” habló preocupado cuando se acercaba para recibirlo al menos de manera apropiada.

“Cállate, ya estoy aquí.” refutó. Sus manos recargaban todo su peso en sus piernas, más que nada en sus rodillas. “Solo háblame de los detalles.”

“Claro,” dijo. “pero vamos a otro lugar para que no nos esuchen.” Shouto se golpeó la cara con la palma de su mano. “Menos mal que nadie de mi familia te vio, harían muchas preguntas.”

“Las respondería o no dependiendo de si tú le dirías sobre esto a mi madre en algún futuro.” sonrió socarrón.

El bicolor le devolvió la sonrisa.

“Para eso primero debo conocerla.” respondió.

“Buena propuesta, algún día te llevaré a conocer a la bruja.” dijo con un triunfo que Todoroki poco o nada entendió. Simplemente no sabía de qué se veía tan orgulloso.

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