Te daré el horizonte
Ella quería hablar, pero no había palabra alguna que fuese pronunciada por su boca, estaba muda, como si enserio le dolió o le gusto lo que había acabado de decir, yo estaba confundido, no sabía qué hacer, ¿le habría dado un infarto? O ¿estaba yo exagerando?
Se levantó, me miro extraño, esperen, las lágrimas, habían desapareció ¿era buena señal? Supongo, parecía que iba a romper el silencio en el que ella estaba, tomo su mano, estaba en el universo sin fin de su bolsillo, tomo impulso y me pego un golpe, un sinfín de dolor sentí en mi brazo izquierdo, ¿era dolor o cariño? Luego de que exprese el dolor que sentí me levante, intente hacerlo lentamente, porque tenía miedo de que en cualquier momento, la podrida madera se derrumbara. De momento al pararme ella me abraza, fue un abrazo largo, fue lento, sentí como las estrellas chocaban, como el universo se inhalaba a una velocidad exorbitante, como si todo el peso de él me fuera a caer encima, como si la guerra del amor, me tuviera sumergido en su merced.
Mire al cielo, iba a empezar a llover en ese lugar, ella seguía en mi hombro, era lindo sentirla allí, sentí como ella se desahogaba, sentí como me sentí especial, me sentí maravilloso, por primera vez en mi vida, deje de sentirme finito.
Yo empecé a buscar que podría encontrar en ese lugar, pude notar muchos árboles, aquellos no servirían de sombrilla ante tal tempestad que se avecinaba, le dije que fuéramos a refugiarnos o que si ella quería irse, la acompañaba a la casa, fue extraño, su voz entrecortada me dijo que fuéramos a una especie de choza que se encontraba frente al rio, yo en mi búsqueda había quedado estupefacto y no logre ver choza aparente hasta que me la señalo, enserio me sorprende lo ciego que puede llegar a estar alguien enamorado, yo aún no comprendía que sentía por ella.
Cuando nos disponíamos a ir a la choza, ella se cayó del muelle, yo me caí del muelle, el agua estaba realmente fresca, era un agua tan fría como la lava, pero tan caliente como el hielo, ella empezó a reír, su sonrisa, es aquella que yo no dejaría de ver, su sonrisa es aquello por lo cual me sentiré culpable siempre, me gustaría eso, que en algún momento me encarcelaran, y que el crimen sea ver tanto a esa hermosa señorita que me tenía desairado desde hace ya buen rato.
Ella empezó a salpicarme agua, bastante mojado yo estaba y no podía sentir mi respiración de vuelta, diez mil veces la intente mojar, pero ella me amenazaba en acabarme la amistad, realmente lo decía en juego, pero tan solo imaginarme eso, prefería a cada momento hacer aquello que ella quería, era como una monarquía o un feudalismo, yo era aquel lacayo para ella, aquel lacayo que trabaja para su señora feudal, aquel lacayo que siempre la apoyaría, aquel lacayo siempre incondicional.
Íbamos a apostar una carrera, aquel que primero llegara a la pequeña choza, aunque ya podrías mojarnos porque bastante empapados estábamos, ella quería ir allá, ella quería mostrarme aquel desconocido lugar para mí, aquel posible paraíso para ella.
Cuando nos disponíamos a arrancar yo me disponía a dar un paso pero ella me empujó hacia atrás y yo caí, que tan tramposa era ella, ya había ganado, cuando de repente, veo que ella llega a la choza y grita, ¿Quién es el flojo ahora? Me levanto e intento pensar en lo que paso.
Me voy caminando, le muestro mi mano, le hago señas de que quiero un apretón de manos, le dije, tú siempre ganas...
Ella me mira con agrado, con un gran agrado, una enorme sonrisa en su rostro ella tenía, la sentí al lado mío, ella estaba cerca de mí, podía sentir como el agua iba a comenzar a caer, podría sentir como el diluvio comenzaría, iba a hablar, iba a decirle lo que sentía, no había vuelta atrás, pero ella me detuvo antes de que iba a decir algo, ambos nos interrumpimos, yo temblaba, le dije, tu primero, luego yo.
Ella añadió: mira como el agua cae del cielo, enserio agradezco que hayas venido, eres un gran amigo, puedo sentir como en estos dos meses has estado conmigo siempre de manera incondicional, a cada dificultad, a cada pesadilla, a cada sueño, a cada esperanza, a cada, gracias. ¿Sabes algo? En este momento no querría estar con nadie más que no seas tú, gran amigo.
Es curioso, como de desconocidos, las personas llegan a querer a alguien, pero ese "gran amigo" me despertó, lleno mi realidad, durmió mi ilusión, aquella ilusión de la cual yo quería seguir viviendo, aquella ilusión, la cual quería seguir, aquella ilusión de estar con ella haría que pelearía hasta el final, sin final, solo el tiempo, como parte del espacio finito de mi lucha, como parte de que no perderé, como parte que yo ganare.
Ella lo es, ella es todo para mí, no veía un futuro sin ella, no veía un futuro sin esa dama, esa bella dama, de hermosa sonrisa, su sonrisa, era lo más hermoso que he visto y que veré, nada se compara, solo quisiera juntar sus labios junto a los míos, en una historia de amor mayor a cualquiera imaginada, a una historia de amor jamás pensada, donde no habrá limitación alguna, donde el final siempre acabe en fantasía, siempre soñando en el primer momento en que ella y yo nos conocimos, ese será el epilogo de mi vida, ese será, el comienzo de mis días.
Me quede pensado por un pequeño rato, hasta que recordé que ella me había dicho algo tierno, algo muy tierno, sentí como si ella me estuviera amenazando con una espada esperando la respuesta, esperando que ese cumplido fuese respondido, yo estaba pasmado, olvide por un momento, ella me había dicho que solo querría estar conmigo. ¿Era el momento de decirlo?
Oigan pues, agrego extremadamente rojo, parecía un tono escarlata mis pobres mejillas. Yo soy el que debo agradecer, tú has estado aquí aunque yo parezca que te rechace, jamás pienses eso por favor, es lo que nunca intentaría hacer. Enserio agradezco tu amistad, llego en el peor momento de mi vida, y lo pasaste hacer el mejor, como en una ecuación que pasaste de un lado de ser negativo a ser positivo.
Oye juandi, ¿enserio? Te coqueteo y agregas matemáticas, dice ella en tono de risa, ella era muy risueña. Eso amaba de ella
¿Me coqueteas? Agarré su mano derecha en juego y la bese, ella se puso nerviosa, ella parecía como si me quisiera pegar como que a la ves quería ser besada por mí. Lastimosamente me dijo que si le volvía a tocar la mano se podriría y se hecho a reír, le dije que era una mata pasiones, ella me dijo que yo era un iluso, ambos reímos y nos la pasamos viendo el horizonte toda la tarde, era como si no necesitáramos hablar, como si las palabras se intercalaran entre nuestras cabezas, como si hablar para nosotros se volviese primitivo, como si ella y yo fuéramos uno, como si ella y yo estábamos conectados.
Luego de que pasaron las seis de la tarde, un cielo estrellado se podía apreciar, estrellas brillando por doquier, era como si intentaran de marcar una alegría en el aire, como si todas estaban listas para consolar esta bella dama que estaba a mi lado, al lado mío, al lado de este desastre, cada noche, tenía miedo de arruinarlo, hoy mi sueño se convirtió en realidad, hoy lo arruine, pero lo remedie, el cielo me cuida, los querubines me salvaron, les agradezco pequeños amigos alados, hoy me han salvado la vida, hablando en sentido literal, porque yo sin ella, no soy nada.
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