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Si las cosas pueden salir mal, lo harán

7 de agosto de 2015, un día que nunca voy a olvidar

Como es costumbre, me levantaba un poco tarde los festivos, esta festividad se debía a la celebración de la batalla de Boyacá, que seria la responsable de acabar con el dominio español en mi país.

No recuerdo si en la mañana hable con Linda o no, solo recuerdo pánico y gritos provenientes de mi hermano, anonadado de que estaba pasando me levante de la cama y me dispuse a ir a la sala donde se escuchaba el estruendo.

Papá no estaba en casa, cosa habitual en él, pero esta ocasión era diferente, debido a que era festivo, el siempre pasaba los festivos con nosotros, pensé que era una serpiente  en la casa o que envenenaron a uno de nuestros gatos,  lastimosamente era algo que marcaría la vida de nuestra familia para siempre.

La noticia llego a mi estrepitosamente cuando le pregunte a mi hermano porque lloraba, me dijo que mi abuelo había sufrido un infarto y justo ahora papá y el estaban en el hospital.

Habían pasado pocos días desde que yo había cumplido quince años, mi sueño había sido que mi abuelo me viera graduarme justo como vio a mis primos, que viera  como bautizan a mis hijos, justo como me vio a mi, que viera que por fin no peleaba con mi hermano por cosas absurdas, cosas completamente evitables; quería que se sintiera orgulloso de mi, que no solo viera las quejas que pusiera mi mamá o mi papá.

Para el momento que me entere de la noticia, el seguía con vida en un hospital a unos 25 kilómetros de distancia, se supone que en la madrugada el estaba teniendo un pre-infarto, pero por no molestar a mi abuela no la despertó y resistió el dolor, pensando que no era algo serio o que simplemente se le pasaría durmiendo, en algo de fortuna, en esa mañana le dijo a mi abuela del dolor en su brazo, mi abuela le dijo a mi papá de este e inmediatamente mi papá le dijo que tenían que ir urgentemente al hospital, que mi abuelo estaba teniendo un infarto o algo así, ¿como papá sabia esto? en el trabajo había participado en brigadista de la salud, entonces les dieron tips para primeros auxilios y síntomas de pre-infartos.

Mi hermano no paraba de llorar, entre el pánico y la impresión había olvidado que mi mama estaba en Bogotá visitando un familiar y que no se encontraba en casa, entonces estaba buscándola por todos lados para que me ayudara a calmar a Santi. No te dan un manual cuando naces de como manejar la perdida, de como hacer que tu hermano menor se sienta mas tranquilo, ni si quiera yo sabia como sentirme, no sabia si el estaba exagerando, no sabia si decirle vagamente que se iba a poner bien y que mañana lo tendríamos entre nosotros de nuevo, no quería mentirle, mi abuelo en ese momento tenia un aproximado de ochenta y cinco años, un infarto a esa edad suponía yo que seria fatal. Quise pensar que todo se trataba de un sueño o de una mentira, que todo era un planificado evento por el mal para des-ubicarme a mi y a mi hermano.

Toda conspiración en contra del hecho se desmorono frente a mi cuando recibí la llamada de mi papá desde la clínica, mi abuelo se encontraba en un grave estado de salud, el medico especialista del corazón de esa clínica no se encontraba cerca por el festivo, la única forma era trasladando a mi abuelo a la ciudad de Medellín lo antes posible, pero los médicos negaban que esto fuera posible, por la delicadez del corazón de mi abuelo, solo podíamos esperar que mi abuelo mejorara inesperadamente por algún milagro, mi papá no sonaba triste, no se si para intentar calmarme o para intentar transpirar dicha serenidad a mi hermano para llegar a la calma.

No sabia que pensar, había perdido toda fe de que mi abuelo se pudiera recuperar, según recuerdo, había tenido tres infartos ese día, según palabras de mi papa, mi abuelo estaba feliz en la clínica, logro despedirse de mis tíos satisfactoriamente porque parte de ellos fueron a visitarlo al hospital.

A eso de las cuatro de la tarde, mi prima, aquella con la que ya no me hablaba mucho,  sin embargo de pequeños permanecíamos muy unidos, arrimó a mi casa, cuando se acerco a la reja la vi llorando, se acerco mas y mas a mi, creo que nunca podre olvidar la cara  de llanto, la cara de sufrimiento que expresaba, nunca la había visto así en mi vida. Tomo fuerzas cuando me vio a los ojos, lo único que tuvo para decirme fue algo que jamas olvidare...

¿Mi abuelo esta muerto?

En ese momento mi abuelo no estaba muerto, sin embargo no tenia ninguna intención de darle falsas esperanzas o permitir que se decepcionara después con la noticia.

Sentí el infierno en mis venas, el peso de todo se hacia mas y mas fuerte, no podía resistir mas, ni el cielo justo ahora podía sanar mis heridas.

Le dije que mi abuelo había perecido, ella se balanceo ante mi, se acerco rápidamente a mis brazos y me abrazo, pude sentir sus lagrimas cayendo en mis hombros, pude sentir como su espíritu se quebrantaba lentamente entre mis hombros, como justo ahora yo era su única ancla para sostenerla en esta realidad.

Esto era una completa pesadilla, mi abuelo, nadie esta listo para que le notifiquen que alguien tan querido va a morir, lo cual es curioso, porque de alguna forma todos vamos a morir alguna vez, pero no estamos preparados para dicho acontecimiento.

Solo quería despertar en un mundo donde nada de esto hubiese pasado, un mundo donde mi mamá estuviera aquí para ayudarme a afrontar todo esto, un mundo donde mi prima no hubiese tenido que pasar este enorme dolor, un mundo donde pudiera transmitirle tranquilidad a mi hermano menor, tranquilidad que debí transmitirle para apoyarlo a abordar todo esto, quería simplemente desperar en un mundo donde mi abuelo siguiera con vida, donde siguiera aquí conmigo regañandome cuando hago algo indebido, quería que siguiera aquí para darme la despedida cada mañana que me iba a esperar la ruta con mi hermano, quería que estuviera allí con su radio cada mañana observándome y sintiéndose orgulloso de lo que seré, quisiera que todos aquellos días en los que mi papá llegase por las tardes de trabajar, que mi abuelo estuviese allí para recibirlo y respondele al habitual saludo de mi papa 'que hubo mi general', pero nada de eso volvería a pasar desde aquel día.

El aire se sentía mas y mas pesado, no sabia que decirle a mi prima ni mucho menos sabia que podía decir para que mi hermano parara de llorar, solté a mi prima, le ofrecí agua y me dispuse a ir a mi cuarto a abrazar a mi hermano, sino podía expresar ninguno de mis pensamientos por palabras, lo haría por medio de un abrazo.

La muerte siempre ha sido mi mayor pavor, la inexistencia, el vació, son palabras que me conducen a la irracionalidad, me conducen al insomnio; tener que pensar que mi abuelo había pasado cuando menos por alguna de estas marco mi vida,  no quería pensar donde estaría mi abuelo, donde yacería por el resto de mi vida o la eternidad, no quería pensar si en serio podía existir algo como la inexistencia cuando se moría, ¿que seria de mi? ¿que seria de mi consciencia?¿que seria de todos mis recuerdos?¿realmente todo acabaría cuando se desaparece? quizás esta explicaría mi reacción ante la noticia y el porque no podía hacer gran cosa para lograr consolar a mis familiares, tal parece que no estaba listo para crecer.

Eran al rededor de las seis de la noche cuando mi papá me llamó de nuevo, me dijo que mi abuelo logro despedirse de varios tíos, que estaba feliz, que sentía que ya era hora de culminar un ciclo, que era ya su hora de pasar a algo mas, de adentrase a lo desconocido.

Todas sus historias, todas sus heridas, todos sus recuerdos, ahora permanecerían en cada una de las personas que lo vimos vivir, que lo vimos crecer y que lo vimos existir, así la muerte quizás sea el ultimo paso, su vida yacerá en cada uno de nosotros y eso lograba calmarme un poco, su vida no seria olvidada sino recordada en cada una de las personas que lo amamos desde que lo conocimos, hasta su indefendible fin.

Mi abuelo seguía con vida, pero solo era gracias a una maquina que le sostenía el aliento, sus signos vitales ahora dependían de dicha maquina, no se que pensaría mi abuelo, si permitiría que lo dejaran ir o que lo dejaran luchando entre el limbo de la muerte o el seguir con nosotros, supongo que a cada quien le llega su ciclo, sus hijos decidieron que era hora de dejarlo ir, no mas piedras en su dirección ni mucho menos diabetes que afrontar.

Me temo que no pude despedirme de mi abuelo como el resto de mis tíos, alguien tenía que cuidar a mi hermano, yo tenía que ser fuerte, como mi papá.

A las diez de la noche con algunos minutos, la máquina que mantenía con vida a mi abuelo, había sido desconectada para poner fin sus lamentos en sus ochenta y cinco años de vida.

¿que viene después de la muerte?

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