02
— Pero- Mamá ¡no puedes hacerme esto! — reprocho por quinta vez el omega desde que habían salido de su hogar. Yoongi esperaba que fuera una broma y diera media vuelta... Eso hace una hora.
— Oh no ¡claro que puedo, señorito! — exclamó ya harta la mujer que conducía el auto.
Ambos omegas se encontraban camino a uno de los internados más prestigiosos y conocidos de Busan. Aquel donde todo alfa y omega que ingresaba terminaba siendo un gran éxito en la vida, palabras dichas por todo aquel que mencionara algo sobre ese lugar, o al menos todos los padres que allí metían a sus hijos. Para Min YoonGi eran puras mentiras.
— ¡Solo fue una pequeña broma... ¡No es mi culpa que la viej-... La señora Choi... ¡Sea tan sensible!
— ¡¿Y cómo no va ponerse a llorar luego de arruinar todo su maldito jardín, que tardó arreglando y cuidando desde que se mudó hace seis malditos años!?
— ¡F-Fue un accidente!
— ¡Accidente nada, Min YoonGi! — vociferó la mujer ya irritada. — Tu y JungKook pagarán las consecuencias de sus actos. Sus padres ya están de camino. — añadió por último con una expresión seria.
El rubio bufó con molestia en respuesta. Él no quería estar en un maldito internado los últimos dos años que le quedaban antes de ir a la universidad. ¡Era demasiado castigo! prefería mil veces hacer servicio comunitario o ayudar a la vieja 2 meses, pero su madre era demasiado extremista a su opinión.
La situación se remonta a hace dos semanas.
Yoongi y su mejor amigo, igual omega, Jeon Jungkook estaban jugando con bombas de agua. Había mucho calor aquel día, y que mejor que hacer una guerra de agua para mejorar el ambiente, palabras dichas por Yoongi.
Entre una y otra cosa, risas, juegos, y quizás si algo de maldad a la vieja que no los dejaba de chismear con sus padres cada que hacían algo en la calle. Ambos terminaron arruinando el hermoso jardín de su vecina, la cual estaba dándole retoques para participar en una competencia botánica de mejores jardines de toda la ciudad de Daegu.
Horrible sorpresa se llevó la señora al encontrar su preciado jardín arruinado con dos omegas carcajeándose en el suelo llenos de hojas, lodo y muchas flores arruinadas. Los padres de los responsables estaban bastante apenados, no era la primera vez que aquellos dos hacían desastres, y más respecto a la señora Choi.
Ya era hora de darles una lección.
La madre de Yoongi habló mucho con su esposo y los padres de Jeon. Entre charlas finalmente llegaron a la conclusión de que aquel internado era la mejor solución, si no quitamos también el hecho de que necesitaban un descanso de ellos. Los Jeon ya habían tenido la idea de mandar a su pequeño hijo a ese lugar, y los Min aprovecharon eso para hacer lo mismo con el suyo. ¿No era perfecto? No los separaron totalmente, así tampoco serían totalmente villanos para sus hijos, sino más bien considerados de que puedan continuar su amistad en la misma institución.
Por lo que ahora ahí estaban, camino al dichoso lugar. La madre de Yoongi iba primero en el camino, siendo seguida por el auto de los Jeon unos metros atrás.
Min Soojin miró a su hijo, quien simplemente miraba la ventana como si fuera lo más interesante del mundo. Suspiro con pesar, realmente ya comenzaba a darle sentimiento dejar a su pequeño no tan pequeño.
— Yoonnie... — llamó su madre. — Sabes que hago esto por tu bien, cariño.
El mencionado no respondió ni volteo, solo cerró sus ojos con resignación.
La mujer suspiró y siguió conduciendo lo que restaba de camino en silencio. La decisión ya estaba tomada, no había más que hacer.
Los minutos pasaban y ya se podían observar las grandes instalaciones del dichoso internado, no era raro lo grande a sabiendas de que mucha gente de todo el país dejaba a sus hijos allí debido a su gran popularidad y prestigio. Y el omega, sin poder evitarlo, quedó sorprendido con lo que veía. Era realmente grande y hermoso, y eso que lo estaba viendo de lejos. Una vez llegaron al lugar y confirmaron su identidad, madre e hijo bajaron del auto, siendo seguidos por dos padres que tenían mala cara y un adolescente con la cabeza gacha.
En la entrada ya les esperaba una persona. Un atractivo alfa de cabello azabache y hombros anchos, su sonrisa era amable y simpática, y su porte era algo intimidante pero sin dejar de ser elegante.
— Buenos días ¿qué tal ha ido el viaje? — preguntó el hombre cortésmente. Tras él aparecieron dos guardias beta, quienes tomaron el equipaje de los estudiantes y volvieron al lado del anfitrión. — Mi nombre es Kim Seokjin y yo seré quien guíe a sus hijos al despacho del director y la directora Park. — informo con una sonrisa.
Los padres presentes sonrieron satisfechos, menos dos chicos los cuales mantenían una mala expresión. Ya comenzó su pesadilla.
[...]
En pocos minutos ya se encontraban el alfa y los omegas camino a la oficina. El ambiente era algo incómodo tanto para el mayor de todos como para ambos menores, y como no, si los chicos solo se murmuraban el uno al otro mirándolo de vez en cuando. Con algo de duda Seokjin habló amablemente, quería aligerar un poco el ambiente y decirles lo que debían hacer.
— Cuando vean a la directora traten de no responderle. Limítese a afirmar y negar con la cabeza. — aconsejo tratando de no sonar mal. — El director no es tan firme, así que no se preocupen.
— ¿Y por qué debería tomar tu consejo? No te conozco. — respondió Yoongi a la defensiva, ¿Quién se creía ese alfa para mandarle? El omega menor quiso reír al ver la cara sorprendida del alfa.
— Bueno... Llevo años aquí, soy profesor de lengua y literatura. Conozco muy bien el lugar y a las personas que lo administran, entre eso, a la directora y al director.
— Entonces, trabajas aquí — afirmó entonces JungKook.— Vaya, eso no lo esperaba.
El alfa asintió reafirmando lo dicho, no era la primera vez que se lo decían. Sonrió mientras se detenía frente a una puerta color marrón, la cual tenía una placa dorada que decía "Oficina A".
— Hasta aquí llego yo. Adentro les explicaran las reglas, los horarios y todo lo que necesitan saber. Les deseo buena suerte.
— Hablas como si fuéramos a morir.
— Créeme, sé por qué te lo digo.
Los omegas lo miraron como un loco mientras que este solo se retiraba con una sonrisa. ¿Será tan malo como ya esperaban?
— ¿Listo para esto, Kook? — Yoongi miró a su amigo.
— Nop.
— Pues, yo tampoco.
Ambos rieron ante eso, para sin más opción abrir la puerta.
Frente a ellos se encontraron con una intimidante alfa de unos 60 y tantos de edad, y junto a ella un omega de aproximadamente la misma edad. Ambos adultos miraron con mala cara a los imprudentes menores, ¿Que modales eran esos?
— ¿No saben lo que es tocar una puerta, señoritos?
Ambos omegas bajaron la cabeza en sumisión al escuchar la voz de la mujer, la cual se notaba que era de carácter fuerte. Jungkook se arrepintió de haber abierto la puerta, Yoongi en cambio sintió asco de agachar la cabeza de esa manera por la alfa. Se le revolvía el estómago, nunca hacían eso con ellos, ni siquiera sus padres.
Los mayores se sentaron frente a ellos, los separaba un gran escritorio doble de madera, el cual tenía algunos papeles sobre él, carpetas y demás.
— Pueden sentarse. — los menores rápidamente lo hicieron sin protestar, aquella voz era demasiado intimidante y potente. ¿Sería una alfa de sangre pura? No lo sabían a ciencia cierta, pero era muy probable por la manera en que sin siquiera usar su voz de mando los hacía obedecer. — Muy bien chicos, bienvenidos a este nuevo estilo de vida estos dos años que estarán aquí. — comenzó el Omega mayor con una pequeña sonrisa, contrario al semblante de la alfa quien conservaba el semblante intimidante. — Sé muy bien porque sus padres han decidido inscribirlos aquí, — continúo con cautela— por lo que espero sus años de travesuras y bromas terminen aquí.
Siga soñando, pensaron los menores.
— Las reglas son claras, no creo que les sea complicado aprenderlas — comenzó ahora la mujer. — No más celular, es solo una distracción a su futuro. En el área de omegas se les enseñara respeto y modales, labores del hogar, orientación en cuidados para niños y demás materias junto a las que ya conocen de la escuela.
— ¿¡Qué?!
— Como escucho, señorito Min. Nada de celulares, si se les ven usándolo se les decomisara. — la mujer lo fulminó con la mirada, y Yoongi frunció el ceño con molestia.
Decomisa mis huevos, pensó irritado el rubio. En verdad esto sería peor de lo que había pensado al venir acá.
— Pero ¿y si necesitamos hablar con nuestros padres? — hablo esta vez Jungkook, quien se había mantenido al margen de la conversación. No quería causar problemas el primer día.
— Se les permitirá tres llamadas por semana. De igual manera podrán ellos visitarlos una vez al mes.
Yoongi y Jungkook iban a refutar, ¿Era realmente eso bueno? Más el omega mayor les interrumpió antes de que pudieran decir palabra.
— También hay toque de queda. A las siete y media pm se les estará brindando la cena y a las nueve pm se apagará todo. Todos deben permanecer en sus habitaciones. Si no obedecen se les impondrá un castigo.
— ¿ Y si debo ir al baño? —Ese fue Jungkook.
— Las habitaciones cuentan con uno.
— Pero no me gusta compartir el baño. —y este Yoongi.
— Pues tendrá que hacerlo, señor Min. —respondió esta vez la alfa mirando al omega por su contestación.
Bruja, pensaron los menores.
— Como decía, el desayuno es desde las ocho am, si no llegan tendrán que esperar al medio día para comer. Procuren llegar temprano. Desde que termina el desayuno empiezan las clases hasta las once cincuenta am que se les dará para almorzar. Luego comienzan las clases faltantes dependiendo de su horario y las actividades de club, obligatoriamente deben estar en uno. En el pasillo principal están las carteleras de estos, ya verán en cual se inscriben porque la mayoría esta lleno a estas fechas — término de informar el hombre mayor.
Los menores solo asintieron de mala gana. Tal vez aquel profesor había tenido razón, era mejor no responder.
— Bueno chicos, sus horarios se les entregará al salir, su compañero los buscará. Son las.. — el mayor miró rápidamente el reloj en la pared y luego continuó. — ocho y media am. A las nueve deberán estar en clases, si los ponen insistentes los mandaré a buscar y tendrán detención. — amenazó por último con una sonrisa, cosa que disgustó a los omegas e hizo sonreír a la mujer.
— Pueden retirarse.
Los omegas no esperaron nada para salir de aquella habitación, presentían no se llevarían muy bien con los directores. En verdad ambos eran aterradores.
Cuando pensaron que todo había acabado, frente a ellos apareció un chico de hebras pelirrojas, alto y sonrisa corazón. Naranja y galletas recién horneadas era el dulce olor que desprendía, Yoongi pensó que era un olor demasiado intenso para su sensible nariz.
— ¡Buenos días! ¿Ustedes son... Jeon Jungkook y Min Yoongi? — preguntó luego de leer nuevamente los nombres en su libreta y dando por último una sonrisa más grande.
— Los mismo. — respondió Jungkook entonces con una sonrisa de medio lado por el entusiasmo del muchacho, la cual fue luego contagiada a YoonGi.
— ¡Oh! Menos mal. Ya es tarde, acompáñenme —pidió el desconocido, comenzando así a caminar siendo seguido de los otros dos, supusieron que el chico tendría sus horarios al saber sus nombres.
— ¿Y tú eres? — la pregunta fue de YoonGi, sonando algo mezquino sin quererlo.
— Jung Hoseok, su compañero de habitación. Un gusto. —se presentó el mencionado con una sonrisa alegre. ¿Cómo era posible que sonriera tanto? pensaron los mejores amigos.
— ¿Compañero? ¿Las habitaciones se comparten de tres? —preguntó JungKook asombrado.
— ¡Correcto! Son como departamentos, creo, muy grandes a mi parecer, por lo que hay mucho espacio. — explico una vez salieron del edificio principal y se dirigían al área de la izquierda. — Aunque no todos comparten de tres. Unos son de dos, otros de tres y otros hasta cuatro. Depende mucho.
— ¿Nos podrías explicar bien cómo es esto? Porque no estoy entiendo nada. — pidió el omega rubio con el ceño fruncido. ¿Por qué no podía simplemente decir todo de una vez? estaba algo ofuscado por todo el enredo con las habitaciones. ¿En verdad tendría que compartir con un desconocido? Si ya con pensar en compartir con Jungkook le hacía doler la cabeza.
— ¡Cierto! Disculpen. —rió Jung avergonzado. — Bueno, ahora estamos entrando al área designada a los Omegas. Un sector exclusivamente de nosotros, los dormitorios. El sector derecho es el área de los dormitorios de los Alfas. Y en la que acaban de estar es el sector principal, donde vemos las clases y todo lo demás. Atrás están las canchas de básquet, tenis, entre otros deportes. —señalo en todas las direcciones mencionadas. — También están las piscinas y un gran auditorio, donde está el club de teatro, hacen las presentaciones y demás. — termino de explicar una vez llegaban al edificio y entraban a un gran ascensor, marcando luego el quinto piso. — Tomen estas son sus llaves del dormitorio, aquí está su horario. — les entrego lo mencionado.
Los nuevos miraron los horarios con curiosidad, agarrando las llaves a su vez. No deben perderla por nada del mundo.
— A mí me toca... ¿Labores del hogar? Qué horror. — comentó disgustado el rubio. HoSeok rió bajito por eso.
— A mí me toca biología. — informó el menor algo aliviado.
— Suertudo..
— Siempre. — respondió victorioso el menor.
El omega pelirrojo rió un poco más alto, en verdad que sería divertido compartir con ellos. Bajó entonces del ascensor al llegar a su piso siendo seguido por los otros dos, YoonGi y JugKook observaron las varias puertas que habían ¿Cuántos estudiantes habían? ¿Cuánto dinero no habrán gastado en todas aquellas instalaciones? ¿Cómo siquiera sus padres habían pagado aquel lugar? Muchas preguntas rondaban en sus mentes, aún sin respuesta.
— Sus cosas ya están adentro. Las clases normales son con alfas y las especiales, como la que le toca ahora a YoonGi, son solo de omegas. — término de informar sacando sus llaves frente a la habitación 54.
— ¿Entonces estaré yo sólo con desconocidos y con Alfas? — preguntó fingiendo inocencia el menor, haciendo un pequeño puchero mal hecho.
— No finjas Kook, vas a ir por ahí coqueteando con todo aquel alfa con el que te cruces. — bromeó algo burlón el rubio, sonriendo al observar el asombro en la cara de HoSeok. Mucha confianza.
— ¡Hey! No es mi culpa ser extremadamente guapo. — reprocho con fingida indignación. — Me difamas Yoons, eso duele.
— Claro, y yo soy batman.
JungKook iba a contestar de no ser por la risa que escucho provenir de su nuevo compañero, rió bajo contagiado, se veía que era un chico alegre.
— Muy bien, muy bien. — intervino dejando de reír para mirarlos con una sonrisa. — Busquen sus útiles escolares, los espero aquí para llevarlos a sus clases chicos.
Yoongi y Jungkook se miraron y suspiraron, al comenzar el día.
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