Capítulo 17
Al llegar a casa, tuvimos una charla con mamá en la cual le conté lo sucedido con papá. Ella no dejaba de reprocharse el habernos dejado ir. Repetía constantemente que había sido una pésima idea. Traté de convencerla de que no era su culpa, de que ella no era responsable del comportamiento de nuestro padre pero parecía no comprender. Por lo que decidí dejarla sola, quizás necesitaba tiempo para organizar sus pensamientos. Con el abuelo nos quedaríamos en casa de mamá hasta llegada la tarde. Debíamos partir temprano ya que al día siguiente trabajaba. Por lo que una vez que terminamos de almorzar, me dirigí a mi cuarto para buscar algo ropa. Últimamente los días habían estado frescos por lo que llevaría algo de abrigo conmigo. Sin embargo, algo llamó mi atención al momento que una de mis sudaderas cayó al piso y me incliné para recogerla. Pude notar que una de las tablas del piso de madera se encontraba levemente levantada. Esto despertó curiosidad en mí, por lo que levanté las tablas y es ahí donde encontré algo que me desconcertó por completo: cartas. En las mismas figuraban la fecha en la que fueron escritas. Al leer la primer línea me di cuenta que el autor de estas cartas era mi hermana Alice, por lo que comencé a leerlas.
5 de junio de 2014,
Mi nombre es Alice. No sé exactamente la razón por la que me encuentro escribiendo en este momento. Lo cierto es que necesito expresar todo lo que siento y al no poder compartir estos sentimientos con otra persona creo que la mejor manera es plasmarlos en papel.
Comenzaré diciendo que tengo dieciocho años y vivo con mis padres y dos hermanos. A pesar de que no lo demuestre, aprecio mucho a cada uno de ellos. Mis padres tienen sus defectos, como todos, pero son buenas personas. Nos han criado desde que nacimos y nunca nos han hecho faltar nada. Con sacrificio nos han dado una buena educación y siempre han aspirado a darnos todo lo que estaba a sus alcances.
Luego sigue mi hermana, Emily de quince años de edad ¿Qué podría decir de ella? Creo que las palabras no alcanzarían para describir lo maravillosa que es. La adoro, no es sólo una hermana para mi sino también una amiga. A pesar de aventajarla en edad, nuestra relación es muy buena y logramos entendernos. Uno de los motivos podría ser debido al hecho que tenemos muchas cosas en común: ambas somos fanáticas de las películas románticas, y nuestro gusto musical se asemeja en cierto modo aunque ella es más del pop. También compartimos ciertas rasgos en lo que respecta a la personalidad. Por ejemplo nos enojamos con facilidad.
Pero a diferencia mía, ella es mas alegre, siempre anda con una sonrisa en su rostro. Es usual verla cantar o bailar por la casa, y siempre está dando abrazos a todos, demostrando su aprecio, y expresando sus sentimientos abiertamente. Espero que continue así. Anhelo verla feliz, disfrutando de su adolescencia, yendo a fiestas con sus amigos, o incluso enamorada. Espero y tengo la certeza que cumplirá cualquier objetivo que se proponga porque jamás he visto persona con más determinación y deseo de superarse que mi hermana. Siempre dando lo mejor de sí, y levantándose cada vez que un obstáculo se interpone en su camino.
En lo que concierne a mi hermano, su nombre es Benjamin y cuenta con tan sólo cinco años de edad. Él es el alma de la casa, el que nos hace reír con la mínima tontería que hace. Pasar el tiempo con él suele disminuir mi tristeza, me hace sentir menos sola. Verlo crecer, notar que cada día aprende algo nuevo me hace sumamente feliz.
Debo parar, mamá me llama a cenar y no es una persona muy paciente que digamos. A eso debo sumarle que mis ojos se encuentran pesados del cansancio.
9 de julio de 2014,
Ha pasada bastante tiempo desde la última vez que escribí. Sucede que mis ánimos no han estado muy bien por así decirlo. En realidad no sé que sucede conmigo. Ni siquiera yo logro comprenderme. Estoy contenta por momentos y de la nada siento que mi mundo se cae a pedazos. Esto suele pasar a menudo, pero en las vacaciones ocurre con más frecuencia de la usual. Supongo que esto se debe a que en época de clases mi mente se mantiene ocupada, lo único en lo que pienso es en tareas, exámenes y como distribuir mi tiempo para todas las materias. En cambio, en las vacaciones tengo tiempo para reflexionar acerca de mi vida y cuando esto sucede me doy cuenta de lo vacía que me siento por dentro. Y esto me deprime y enoja al mismo tiempo, el no sentirme bien conmigo misma me enfurece. Juro que me gustaría ser normal, como las demás chicas de mi edad, que lucen felices, sin preocupaciones, rodeadas de amistades.
Sé que es absurdo sentirme de esta forma, porque tengo una familia que me brinda contención y apoyo en todo momento; ademas de que cuento con buena salud. Sin embargo, me siento triste. Siento que no soy una buena persona, sumado al hecho de que soy aburrida e inútil. Ahora entiendo por qué no tengo amigos o la razón por la cual ningún chico se me acerca. Los pocos que lo hicieron, al poco tiempo se alejaron al darse cuenta de quien era realmente.
Créanme que quiero cambiar, pero me resulta muy difícil. Quiero dejar de lado mi timidez, pero no puedo. Es como si ya se hubiese instalado en mi. Desde chica he sido así, nunca fue el tipo de chica que le gustaba resaltar, llamar la atención. Prefería pasar desapercibida. Creo que el problema radica en que todavía no consigo aceptarme tal cual soy. Tengo complejos con mi físico y me aterra el no ser aceptada. Como ven soy sumamente rara.
11 de julio de 2014,
Estigma dolorosa
Siempre me pareció asombroso el poder que tienen las palabras. Como estas pueden influir en las personas tanto de manera positiva como negativa. En mi caso, las palabras tuvieron un efecto negativo. Me convirtieron en la persona que soy hoy. Esta estúpida chica insegura de si misma y asustada del mundo.
Traer a mi memoria recuerdos que juré enterrar, me es doloroso. Pero es algo que necesito hacer.
Todo comenzó cuando tenía doce años y un grupo de chicos me escogió como su nuevo objeto de entretenimiento. Vieron que no sería capaz de defenderme, por lo que sería presa fácil de manipular.
Días en los que me despertaba con animo se veían oscurecidos a causa de palabras dichas hacia mi persona. Palabras que me lastimaban por dentro, que me hacían sentir tan pequeña en este mundo. Que provocaban que sintiera que no valía absolutamente nada y que al verme en el espejo deseara ser otra persona.
Palabras que me afectaron con tanta magnitud, causando un mar de emociones en mí que finalizaban con un llanto en silencio cada mañana, esperando que algún día acabará.
Al principio solo fueron insultos burlándose acerca de mi delgadez, o apodos como "la niña que no habla", "la come libros", "la narigona". Pero con el tiempo se añadieron otras cosas, como quitarme el almuerzo o ser obligada a realizar la tarea de ellos. Todo lo soportaba, me sometía a ellos por miedo a ser golpeada. Pero francamente creo que una parte de mi creía que solo iba a ser por un tiempo, que luego se olvidarian. Es por eso que nunca se lo mencioné a mis padres.
Por fortuna, con el tiempo dejaron de molestarme y se buscaron a otro más. Pero me pregunto que habrá sido de la vida de esos chicos. ¿Seguirán haciendo lo mismo? Sé que cada persona encuentra la felicidad de manera distinta, que cada uno le otorga un significado. Pero acaso ¿se puede ser feliz provocando el sufrimiento ajeno? ¿realmente esto hace sentir bien a quien lo practica? o ¿será que ocultan su tristeza al igual que yo, bajo una sonrisa y refugiándose en esa actitud de frialdad? De seguro ellos recibieron el mismo trato en el pasado e intentan hacer lo mismo con otras personas, para no ser los únicos.
Pero sin duda, esto fue algo que destruyó mi autoestima y que espero olvidar.
12 de julio de 2014,
Hoy estuve recordando cosas en las que ya no debería ni pensar, pero sucede que no puedo dejarlas atrás. Son capítulos que han quedado abiertos y me gustaría cerrar. Quizás hablar de ellos, logre aliviar mi dolor. Seguramente se estarán preguntando si estuve interesada en alguien, si alguna vez me gustó algún chico. La respuesta es sí, aunque me cueste aceptarlo y lo niegue rotundamente. Hubo alguien que causó emociones en mí que nunca antes había sentido.
Su nombre es Thomas. Debo admitir que me llamó la atención desde el primer dia que lo ví en clase. Me pareció un chico atractivo y simpático. Sin embargo nunca había tenido la oportunidad de hablar con él. Hasta que un día sucedió. Me encontraba en la puerta de la universidad esperando que mi padre viniese a buscarme y este chico se acercó a mí para preguntarme acerca de los libros que nos habían pedido en una materia. Recuerdo lo nerviosa que me puse, ni siquiera podía modular una palabra sin que mi voz temblara. Yo tenía guardado todo en una carpeta, por lo que la abrí y comencé a buscar el papel donde lo había anotado. Apenas alcancé a mencionarlos cuando recibió una llamada y dijo que debía irse, por lo que se despidió rápidamente y se marchó.
Al día siguiente, me dirigía al curso cuando me lo encontré en el pasillo y él detuvo mi brazo. Me pidió disculpas por haberse comportado según él "de manera grosera", dijo que había sido un tonto por haberme dejado con las hojas todas desordenadas y que la próxima vez debía hacerle lo mismo. Le respondí que todo estaba bien. Despues de eso, entré al curso. Recuerdo ver clavaba su mirada en mí durante toda la clase. Eso me hacía sentir incómoda y me ponía nerviosa, por lo que traté de no pasarle importancia y fingir que no me daba cuenta.
Dos días después nos volvimos a encontrar en la parada del autobus y él volvió a acercarse a mí. Dijo que tenía una deuda conmigo. Yo no entendía a que se refería hasta que sacó uno de sus cuadernos de su mochila y me dijo que lo desordenara. Yo por supuesto me negué a hacerlo, me parecía absurdo hacer tal cosa. Le dije que no era necesario. Luego cambió de tema, y me dijo que había notado que me gustaba Nirvana. Mencionó que él tenia una remera que ya no usaba porque le quedaba chica y que su madre la estaba por regalar y se ofreció a obsequiarmela.
En ese momento, la verguenza se apodero de mí, no sabía que responderle. Me parecía raro aceptar algo de parte de un compañero a quien apenas conocía. Sin mirarlo a los ojos, le respondí que no podía. Él asintió y dijo que lo comprendía, que de seguro yo no sabía ni su nombre y él ya me estaba hablando. Le dije que si lo sabía pero me pidió que lo llamará de otra manera porque no le agradaba su primer nombre. Luego de eso hubo un silencio, que él rompió al decir que me dejaría de incomodar. Y se alejó.
Despues de ese día, no volvió a hablarme más. Aunque no lo culpo, se debe haber dado cuenta que no era lo que él pensaba. Luego Thomas, conoció a una compañera de nosotros en una fiesta que había organizado nuestro curso, a la cual yo no asistí, porque no soy muy amiga del baile y hacer amistades. Al poco tiempo, me enteré que comenzaron a salir. Su nombre es Alyson y es muy linda. Aparte de la gran personalidad que tiene, practica danza. Es obvio que es mucho mejor partido que yo.
La primera vez que los ví juntos, él estaba besando su frente y en ese momento me miró; quizas para ver cual era mi reacción. Yo me puse a conversar con una compañera y fingí que no me afectaba. Pero la verdad es que me estaba muriendo por dentro. Es una sensación horrible ver al chico por el cual habías sentido algo con otra persona. Pero lo peor es darte cuenta que tu fuiste la que causó eso. Yo era la unica culpable, por mi timidez y forma de ser, lo había perdido.
Hasta el día de hoy me siento incómoda , porque ambos son mis compañeros y tengo que fingir que no pasa nada. Pero es algo que no puedo olvidar...
Algo similar me sucedió con un chico en el último año de la preparatoria. Ni siquiera sé como se dió cuenta de mi existencia. Yo era de esa chicas que nunca salía del curso a no ser que me viese forzada ya sea para ir al baño o pedir un libro en la biblioteca. Siempre me quedaba en el curso adelantando tareas o leyendo un libro. Es por eso que muchos solían catalogarme de "nerd". Aunque era algo que no me molestaba en lo absoluto. Pero un día este chico, que se llamaba Isaac ingresó a mi curso y se paró frente a mi banco. De la nada me dijo: Hola Alice, estoy enamorado de vos. Y me pidió si podía besar su mejilla. Me quedé atónita , sin saber como reaccionar. Sólo me limité a devolverle el saludo y brindarle una sonrisa tímida. Obviamente no le creí ni una palabra de lo que dijo. Una de las razones fue porque no lo conocía y otra porque sabía como eran los de su tipo. Ya lo había observado antes, era unos de esos chicos que tienen a todas las chicas detrás suyo. Y sólo por el simple hecho de tener una cara bonita. Era lindo lo admito, tenía ojos verdes, pelo castaño y facciones lindas. Pero me parecía un tarado. Encima ¿como era posible que alguien como él clavara sus ojos justo en mí? Es decir, teniendo tantas chicas a su alrededor, ¿por qué iba a fijarse en alguien como yo? Definitivamente era una broma y y una de mal gusto.
Decidí olvidar ese suceso. Sin embargo, para mi mala suerte siempre me lo encontraba. Aunque pasará rápido, él me veía e immediatamente me gritaba que me amaba y que le diera una oportunidad. Esto continuó por unos tres meses más o menos.
Nunca lo hice, por mi timidez y por las razones que ya mencioné. Luego de graduarme, no lo volví a ver más .
Soy un desastre, lo sé. Pero a decir verdad, me encantaría enamorarme. Deseo conocer ese chico que me acepte tal cual soy, sin querer modificar nada de mí. Esa persona que me quiera y que piense que soy linda por más que no lo sea. Aunque a decir vedad, no creo que eso suceda ya que siempre los termino alejando.
16 de julio de 2014,
Hoy he vuelto a sentirme triste. Tengo dieciocho años y no me siento viva. Estoy cansada de ser como soy, de no tener amigos. Ni siquiera uno solo. Quiero sentirme feliz, despertar cada día con ganas de vivir; teniendo cosas planificadas para hacer distintas a estudiar o ver televisión. Quiero sentirme especial, ser importante para alguien. Y cuando digo alguien no me refiero a mi familia. No quiero volver a sentirme sola. Porque a pesar de estar rodeada de afectos así me siento. Quiero sentirme útil, que mis padres se sientan orgullosos de mi. Quiero que mi padre deje de pensar que soy despistada. Quiero demostrarles que soy capaz de lograr algo por mi misma y no depender tanto de ellos. Pero necesito ayuda, porque sola no puedo...
26 de julio de 2014,
Estoy asustada; no sé que me está pasando. Hoy tuve una discusión con mamá, le dije cosas terribles. Soy una estúpida. Nunca mido las consecuencias que pueden tener mis palabras. De verdad, lo siento. Lamento no ser la hija que esperaban; juro que si pudiese retroceder el tiempo, lo haría pero no puedo, ya es demasiado tarde. Comprenderé si ya no me quieren, no los culpo; yo tampoco me quiero a mi misma. Creo que lo mejor es que ya no les cause más molestias; estarán mejor sin mi. Estoy cansada de esto, ya no quiero llorar más. Estoy harta de decirme a mi misma que un día me levantaré y todo será diferente, porque ese día nunca llega. Ya no puedo más...Lo siento.
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