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Capítulo 17

La puerta del baño golpea la pared brutalmente cuando la pequeña de cabello grande entra aún con una de sus manos en su boca.

Aparta a las chicas que estaban platicando para vomitar en el inodoro.

Lisa continua en su asunto mientras las chicas con cara de asco salen del baño, me miran con odio y yo les sonrío grande cuando deciden salir. Ruego los ojos por la poca ayuda que nos damos entre mujeres para luego acercarme a mi prima y sujetarle el cabello para que no lo ensucie.

Trato de no respirar el asqueroso olor o de mirar y espero a que Lisa saque todo lo que su cuerpo le exige sacar. Unos minutos después la puerta se abre de nuevo, una chica con short alto y un bikini verde neón entra y mira el baño confundida buscando algo. Cuando sus ojos hacen contacto conmigo me sonríe y se acerca.

—Milo me dijo que Lisa estaba vomitando.—dice Lila dejando su vaso a la par del lavamanos.

Le sonrío señalando con mi cabeza a la chica que aún sigue con la cabeza cerca del inodoro. Lila suspira un poco antes de vaciar su bebida y llenar el vaso con agua helada. Se agacha y levanta la cabeza de su hermanita que ya ha dejado de vomitar y que solo cabecea por el sueño.

—Vamos Lisa, no puedes dormirte aquí.—dice Lila, me entrega el vaso y yo lo sujeto, ella saca de su bolsillo unas toallas húmedas que supongo fue a recoger del cuarto, las remoja un poco en el agua helada y la pasa por el cuello y la frente de Lisa. Esta se queja por el frío pero al ver la mirada molesta de su hermana mayor se aguanta, igual no es como que tenga mucha fuerzas para nada.

—La llevaré al cuarto para que duerma un poco.—dice Lila obligando a Lisa a ponerse de pie, ayudo a poner el brazo de la moribunda Lisa sobre el hombro de su hermana.

—¿Puedes sola?—le pregunto tratando de ayudar más pero la chica asiente.

—Adiós Miaaa.—se despide Lisa antes de dejar caer su cabeza en el hombro de su hermana.

Me río un poco, abro la puerta para mis primas y veo como se meten en el mar de gente para tratar de llegar a las escaleras del otro lado, veo como Milo, del otro lado del cuarto corre hacia ellas y las ayuda a subir las escaleras.

Cierro la puerta solo un segundo para verme en el espejo. Miro mi maquillaje corrido y mi bikini un poco desajustado, en cualquier momento se salían mis pechos y yo ni cuenta. Arreglo un poco mi cara y ajusto fuertemente el bikini antes de salir de nuevo.

Busco desde la poca altura que tengo alguna cara conocida, ya que realmente no conozco ni a la mitad de la gente aquí.

Hago un escaneo rápido, veo a Ivy con varias chicas, de las pocas que reconozco son las amigas de Inoa, las que Isaac tuvo que ir a salvar.

Camino hacia ellas ya que ni Milo ni León aparecen. Choco con varias personas una de ellas en especial me hace girar un poco, haciéndome mirar la puerta del jardín principal. La chica se disculpa pero yo no le presto  mayor atención ya que mis ojos se quedan idos en la imagen frente a mí.

Isaac está un poco recortado en la barra del jardín, sus hombros muestran lo relajado que se encuentra. Su cabeza está viendo para arriba y la luz de la luna ilumina su hermoso rostro que está fascinado por su belleza. Su mandíbula afilada, su pecho al descubierto, sus brazos musculosos y su pose relajada crea un escalofrío por todo mi cuerpo.

No puedo evitar sonreír ante lo que veo, ante lo que será mío si dejo de pensar mucho.

Escucho como alguien grita mi nombre pero mis pies al igual que mi cabeza no pueden hacer más que caminar inconscientemente hacia ese chico que mira la luna.

Me adentro a la pista de baile sin apartar mis ojos de él.

A lo largo del camino hacia el jardín varias personas me saludan, hijos de amigos de mis padres, algunos familiares realmente lejanos y algunos conocidos del colegio. Los saludo sin mucho animo, sin apartar los ojos de Isaac.

Beso la mejilla de una chica, que me ha detenido para saludarme, antes de que desaparezca. Tan solo un segundo, un segundo separé mis ojos de Isaac para luego voltear a verlo y verlo demasiado cerca de una chica.

Una chica que conozco realmente bien.

Todo se me paraliza, mis pies se detienen justo en la puerta de la casa, a tan solo unos pasos de ellos. Mi corazón se detiene y dejo de respirar, sin entender qué es lo que está pasando. Pero aunque yo esté completamente helada ellos siguen hablando y veo claramente como Isaac se separa rápidamente de ella.

Escucho todo, desde la pregunta recriminadora de Orazia hasta cuando Isaac le pide que se vaya de una vez por todas. Y yo, estoy entre que exploto de enojo contra mí mejor amiga y exploto de felicidad ante la reacción de Isaac.

Isaac suelta su mano y se da la vuelta, su cuerpo tenso y su rostro molesto se detiene al verme ahí parada, frente a él, mirando la escena completamente seria debido a que no sé cómo expresar mis dos sentimientos completamente opuestos.

La sorpresa se hace presente en el rostro del chico pero el sentimiento cambia a miedo en tan solo unos segundos. Miedo de lo que cree que yo vi.

—Mia...—susurra y yo camino hacia ellos, sin poder cambiar mi cara seria aun.

Cuando bajo las escaleras noto como una estúpida sonrisa aparece en la cara de Orazia, pensando que, aunque no obtuvo lo que quiso con Isaac, tal vez esa escena pueda provocar una pelea entre nosotros.

Está feliz, y yo haré que esa felicidad se vaya.

Isaac estira sus manos para acercarme a él pero yo paso de largo lo que incrementa el miedo en sus ojos.

Pero no tengo tiempo para besarlo y decirle que lo amo, porque realmente lo hago, ya que el enojo ante lo que yo creía era mi mejor amiga es mucho más fuerte.

Orazia tiene aún la sonrisa mientras su rostro mira al piso, pero se sorprende luego de unos segundos al no escuchar gritos, gritos que ella creía que yo iba a lanzar al verlos juntos.

Levanta la cara justo a tiempo para verme frente a ella, pero no lo suficientemente rápido para protegerse contra mi empujón.

Orazia no cae ya que unos chicos detrás la detienen, miran la escena con confusión, Orazia abre la boca sorprendida ante mi acción.

—¡¿Qué crees que haces?!—pregunta soltándose de los chicos y acercándose a mí.—¡¿Estas loca?!

—Vete.—digo simplemente, mirándola con odio, con dolor. Mi mandíbula esta tensa pero tiembla al pensar en nuestra amistad, en lo que era al menos. La mirada de furia de Orazia es igual a la mía, pero por unos segundos veo dolor también, porque aunque aparenta ser fuerte no lo es, claro que no.— No quiero volverte a ver en mi vida. Luché, lo hice y mucho, por que eras importante para mí, por que yo te amaba Orazia. Pero ya no más, no al ver que en la primera oportunidad que tienes me traicionas de esta manera.

—¿Traicionar?—se ríe incrédula.—Por favor, ni que ese chico fuera realmente importante.—dice apuntando a Isaac, que aunque no lo veo sé que está igual de molesto que yo.

—Si lo es o no, es mi problema Orazia. Pero no tienes derecho a venir y tratar de arruinarlo.—digo molesta.

—Lo harás tú de todos modos, ¿ya le contaste de tus problemas con la comida?—dice y se ríe nuevamente en mi cara, aparta un poco su cabello y me mira mordiendo su labio para no reír otra vez.— Mínimo no lo has hecho, porque claro ¿quien quisiera estar con una enferma mental?

Silencio, eso es lo que escucho.

La música sigue, la gente sigue bailando, riendo y disfrutando, a pesar de que en ese momento siento que todo está en silencio, que todos nos miran, nadie lo hace, no realmente.

Solo escucho silencio.

Y como si hasta ese momento se me hubieran abierto los ojos siento paz. Paz al no sentirme herida ante nada de lo que esta desconocida diga de mí. Por que como dije, yo amaba a Orazia, a la de antes, y esta que está delante de mí ya no es ella. Es una diferente persona y para mi felicidad nada de lo que haga o diga me afecta, por que en lo que mi concierne ella no es nadie para mí.

Al sentirme libre de ese peso sonrío, sonrisa que sorprende a la chica de pelo verde frente a mí, que no esperaba esa reacción de mi parte.

—Adiós Orazia.—digo sonriéndole, tomo sus brazos y la acerco a mí para abrazarla una última vez. Para despedirme de lo poco que queda de mi amiga, porque aunque mucho haya desaparecido sé que sigue ahí, solo que ni ella misma lo sabe. Ella se resiste un poco pero la sorpresa no la dejó moverse.

Traté de ayudarte, traté de apoyarme, lamento no haber podido hacerlo.

Me separo de ella y le sonrío una vez más, apartando con mi mano un mechón de su pelo. La mandíbula de ella tiembla un poco y sus ojos se llenan de lágrimas pero rápidamente vuelven a ponerse furiosos y me empuja un poco.

Orazia me mira una vez más antes de abrirse paso entre la gente y salir de ahí.

Me quedo unos segundos viéndola partir y cuando ya no logro verla más suspiro antes de voltear.

Isaac se sobresalta un poco cuando lo hago, porque sé ha quedado igual de confundido ante como salio todo.

Me mira con sigilo, sin saber bien qué hacer. Yo no puedo evitar reírme ante su cara lo que lo deja mucho más confundido.

Me acerco a él y lo abrazo, sus tensos hombros se destensan un poco pero rápidamente se separa un poco para ver mi rostro, analizarlo, saber si estoy bien realmente.

Pero lo estoy, para sorpresa de todos realmente lo estoy.

—Gracias.—le digo acariciando con una de mis manos el cabello detrás de su cuello y él frunce el ceño.— Porque me demostraste que si puedo confiar en ti, aunque ya lo sabía y no lo dudaba ni un segundo.—le aclaro y su mirada brilla cuando sonríe al entender mi agradecimiento.

—Jamás haré nada para que lo dudes.—dice y yo suspiro sonriendo.

Mi mano se desliza desde su cuello a su pecho y me sorprendo al sentir su agitado corazón. Mis ojos chocan con los suyos y él me sonríe.

—Necesito tomar, como que demasiado.—digo y reímos.—me separo un poco de él y me giro hacia la barra, sin importarme la larga fila de gente ebria me pongo detrás de la barra.

Isaac se pone frente a mí mientras yo le sonrío un poco al bartender para que no me grite que salga. El chico me reconoce rápidamente, ya que Ivy siempre contrata al mismo personal para las fiestas ya que es mucho más seguro.

Tomo una botella de vodka y empiezo a servir en dos vasos preparando una bebida.

Isaac no aparta la mirada de mí ni por un segundo así que me divierto torturándolo un poco al hacer movimientos lentos sin apartar los ojos de él.

Dejo un shot a la par de una de mis bebidas.

Levanto mis manos lentamente, tomo mi cabello haciendo una cola sin atarla realmente, los ojos del chico se oscurecen ante mi acción. Con la misma lentitud empiezo a bajar mi cuerpo hasta el shot frente a él. Sin dejar de mirarlo, muerdo mi labio, bajo mis ojos al líquido y lamo un poco el líquido que se ha desbordado. Tomo el vasito de vidrio con la boca antes de levantar mi cabeza y ponerla hacia atrás para beber el líquido. Cierro los ojos con fuerza al sentir el líquido que quema mi garganta. Cuando ya todo está dentro tomo el vaso con mis manos y, ansiosa volteo al frente para ver la reacción del chico.

Pero me sorprendo al no verlo.

Sin poder reaccionar, Isaac se ha levantado de la barra, ha dado vuelta a esta y se ha acercado a mí. Una de sus manos toma mi cuello por atrás y de manera brusca junta sus labios con los míos.

Le sigo el beso sin dudarlo ni un segundo.

—Ven.—susurra ronco cuando nuestros labios se separan. Suspiro ahí mismo y sin poder hablar debido al efecto del beso en mi cuerpo, asiento.

Isaac toma la bebida sobre la mesa y la bebe entera, hago lo mismo pero me ahogo un poco a lo que el chico ríe y rueda los ojos. Le sonrío un poco nerviosa y él besa mi nariz rápidamente antes de tomar mi mano y guiarme dentro de la casa.

Dejo mi vaso en la barra y me dejo jalar por Isaac. 

Subimos al segundo piso, cuando nuestros pies tocan el piso yo detengo a Isaac, el chico me voltea a ver confundido. Yo me río y lo jalo hacia mí, sin poder aguantarme más tiempo. Mis manos tocan sus mejillas y lo beso mientras su espalda toca la pared. Sus manos bajan a mis caderas y me acerca más profundizando el beso.

Me separo un poco por falta de aire pero Isaac gruñe y antes de que pueda hacerlo del todo muerde mi labio impidiendo que me aleje más. Gira sobre sí mismo y me estampa contra la pared. No puedo evitar carcajearme por eso, el chico libera mi labio y los une una vez más poniendo su mano en mi mejilla mientras mis manos van a su pecho.

Escuchamos una puerta cerrarse cerca de nosotros y nos quedamos paralizados. Isaac separa su cabeza pero me cubre con su cuerpo. Cierro mis ojos esperando un grito, una risa o cualquier cosa, pero nada llega.

—Será mejor que entremos si no quieres que Milo nos vea y te mate.—le digo e Isaac ríe. Acerca su rostro nuevamente y deja un corto beso antes de tomar mi mano y caminar por el largo pasillo con cuidado.

Volteo hacia atrás para cerciorarse que nadie nos vea, cuando regreso mi vista al frente Isaac se ha volteado hacia mi, dejó de caminar lo que hace que choque con él. Un pequeño grito sale entre mis labios. El me toma por las caderas levantándome en un abrazo, pega su cuerpo al mío y con una mano abre la puerta detrás de él, nos mete dentro y luego la cierra.

Me río cuando mis pies tocan el piso, Isaac corre por la oscura habitación y abre las cortinas para que la luz de la hermosa luna ilumina la habitación. Me quito mis zapatos por que ya no los aguanto. Me acerco lentamente a Isaac que se ha quedado viendo el cielo una vez más.

Sus manos están en las bolsas de su calzoneta así que meto mis manos sobre los agujeros de sus brazos y lo abrazo por detrás. Isaac se ríe debido a mi baja estatura y gira hacia mí, dejándonos a ambos al lado de la hermosa luna. El chico me abraza y los dos volteamos al cielo mientras recuesto mi cabeza en su pecho.

Siento una vibración y noto que es por que Isaac se ríe de nuevo. Levanto mi cabeza sin dejar de abrazarlo y lo miro curiosa. Él achica sus ojos debido a su gran sonrisa y mi corazón palpita más fuerte al verlo.

—¿Por qué ríes?

—Por que estoy feliz.—dice y mi respiración se corta.—Tú me haces feliz Mia.—sonrío, voy a responderle pero sus labios atrapan los míos de manera dulce, un beso lento, lleno de sentimientos.

Nuestros pies comienzan a moverse hasta que Isaac cae sentado en la cama conmigo parada en medio de sus piernas. Sus ojos brillan y estoy segura de que los míos también. Acaricio su cara con delicadeza y mi sonrisa desaparece.

Isaac nota mi cambio de humor y frunce el ceño.

—Tengo miedo Isaac.—confieso en un susurro, el chico me mira preocupado mientras acaricia mi cadera.—Nunca había sentido por nadie lo que siento por ti y temo arruinarlo.

—No lo harás.—dice rápidamente haciendo que mis ojos miren fijamente lo suyos, no hay duda en los de él.

—Tú no lo sabes.

—Tienes razón, no sé si seré yo él que lo arruine o que pero yo estoy dispuesto a pelear pase lo que pase. Por que nunca se había sentido tan bien amar a alguien.—dice y mis labios se abren ligeramente.—Lucharé incluso si tú ya no quieres hacerlo, lo prometo.

—No dejaré de hacerlo, jamás pensaría en dejar de hacerlo.—le digo y mi sonrisa regresa al igual que la suya.

Me acerco a él lentamente uniendo nuestros labios nuevamente. Isaac cae en la cama conmigo encima suyo y el beso empieza a ser más rápido, más agitado, más candente

Pero de un momento a otro, los dos nos quedamos completamente dormidos debido a la gran cantidad de alcohol en nuestro sistema.

🌻🌻🌻🌻🌻

Luz, una tremenda luz que evita que mis ojos puedan seguir cerrados.

Levanto mi mano para tratar de cubrirme de la luz pero es imposible. Gruño ante ello, aparto mi cabello con brusquedad mientras me dejo caer de nuevo en la cama. Cierro los ojos y trato de dormirme pero de un momento a otro me siento nuevamente con el corazón acelerado.

—Ya amaneció.—digo sin poder creerlo. Me quejo ante el dolor de cabeza que se intensificó por mi arrebato.

Miro a mi alrededor buscando indicios de en qué planeta me encuentro, las cortinas abiertas dejando entrar el sol y una brisa mañanera, algunas almohadas tiradas en el piso al igual que zapatos. Busco en mi mesa de noche mi celular pero ahí recuerdo que está en mi cartera, y mi cartera está...

En mi cuarto.

Mi cara va hacia la persona que tiene enredadas sus piernas con las mías y casi me da un paro al ver que no es Lisa ni Lila.

Definitivamente no.

Isaac se mueve un poco y gruñe entre sueños al tocar mi lado de la cama y no sentir nada. Su espalda está completamente al aire ya que su camisa cayó por algún lado. Mi mirada va hacia mi cuerpo y suspiro aliviada al ver mi bikini aun en mí, o bueno medio puesto pero es entendible, creo, eso espero.

Me acuesto al lado del chico poniendo mis manos debajo de mi cabeza. Las manos de él se tranquilizan al tocar mi cadera, aun con los ojos cerrados me acerca un poco a él lo que me hace reír.

—Es hora de despertarse.—susurro y él mueve su dedo de lado al lado en negación. Me río por eso.

Decido dejarlo dormir un poco más como excusa de que quiero tener la oportunidad de observarlo.

Su castaño cabello ya lo tiene bastante largo, los colochos le cae un poco en la cara, con cuidado se los quito.

Sus largas pestañas se mueven un poco pero sus ojos no se abren. Sonrío al ver sus pecas que se esparcen por toda su cara que se ven un poco más oscuras al estar así de cerca.

—¿Te volviste a enamorar? Cualquiera lo haría.—dice y yo suelto una carcajada, empujando su cara.

Sus ojos se abren con dificultad por la luz que cae en su cara. Se mueve un poco, poniendo su cuerpo boca arriba sin dejar de acercarme con una de sus manos.

Su movimiento provoca que mi pecho quede sobre el suyo aunque mis piernas aún queden en la cama. Sus ojos vuelven a cerrarse mientras estira su cuello. Yo pongo mi mano sobre su pecho para luego poner mi cabeza, observándolo desde ese diferente ángulo.

—Debemos levantarnos.—digo

—No.—dice con voz ronca.

Sonrío ante la vibración de su pecho al decirlo.

Me incorporo con mis manos, las pongo a cada lado de su cuerpo mientras su mano está en mi espalda baja. Hago equilibrio con una de mis manos para apartar mi cabello de la cara y sonrío al ver que él sigue con los ojos cerrados, tratando con todas sus fuerzas de fingir estar dormido cuando no lo está.

Acerco mi rostro y uno nuestros labios, el chico reacciona rápidamente, me hago para atrás lo que lo obliga a levantar su cabeza y luego su cuerpo. Aparto mis labios bruscamente cuando él ya está casi sentado sobre la cama.

—¡Eso es trampa!—se queja dejándose caer una vez más. Me río pero yo si me paro.

Salgo al balcón solo para tomar un poco de aire, desde ahí solo se ve el parqueo, claro que Lisa y Lila escogieron la habitación con la mejor vista, fue de imprevisto que yo terminara aquí.

Noto que el auto de Inoa con el de sus amigas ya no está y no me sorprende en absoluto.

Entro de nuevo al cuarto y me río al ver que Isaac se ha dado la vuelta y se ha vuelto a quedar dormido.

Sin hacer mucho ruido abro la puerta, saco mi cabeza con cuidado para cerciorarme que no hay nadie.

Les diremos a nuestras familias, pero salir del cuarto de él luego de una fiesta destructiva no es la mejor manera para hacerlo.

Camino por el pasillo y doy vuelta al segundo piso, abro la puerta de la que normalmente es mi cuarto y me alivio ver a mis primas completamente dormidas.

Camino hasta mi cartera y me pongo una salida de baño para no estar tan al descubierto, tomo unas sandalias mucho más cómodas que las de anoche y entro al baño para arreglar un poco mi rostro, luego de una ducha rapida me cambio con lo que traje.

Me quejo al sentir dolor de cabeza mucho más fuerte así que salgo del cuarto y me voy a la cocina para tomar agua. Me sorprendo al ver la casa al bajar las escaleras. Hay muchas personas de limpieza, todo el desastre ya casi ha desaparecido por completo. Los saludo rápidamente antes de entrar a la cocina. Agarro una y tomo la pastilla, mi celular vibra y me río al leer un mensaje de Fabrizia.

Primera fiesta y fue destructiva, por favor no mueras antes de tiempo.

Le respondo rápidamente antes de entrar a mis redes sociales y ver las publicaciones sobre la fiesta.

Cuando me sale la opción de ver la historia de Orazia dudo si apretarla. Recuerdo vagamente nuestra conversación, sé bien lo que tengo que hacer. Entro a su perfil y le doy al botón de bloquear, al igual que a todos los del grupo. Suspiro repitiendo que es lo mejor, por mí y mi salud mental.

Subo las gradas con varias botellas de agua para mis primas, mi hermano o quien sea que siga en la casa.

Camino hacia el cuarto de mis primas sin apartar mi mirada de mi celular. Es un fuerte grito que me deja paralizada a unas cuantas puertas de esta.

Mi mirada va a la puerta y noto como está entreabierta. Me acerco lentamente, sin sorprenderme de sus peleas. Están las dos con una resaca intensa, es normal que se griten tan temprano.

No hago mucho ruido para que no me griten, lo mejor es darles agua, comida y un abrazo.

—¡No puedes enamorarte de el!—el grito de Lila me deja helada, con mi mano sobre la puerta, sin llegar a abrir la puerta completamente.

—¡No controlo lo que siento!—le responde su hermana.—¿No lo entiendes? No puedo evitarlo.—susurra, se escuchan pasos pero yo estoy completamente paralizada.

La puerta se abre.

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