Capítulo 16
Claro que no me hizo caso, ¿por qué lo haría?
Miro desde lo lejos a Vinicio y a Vasco jugando beer pong con unas de las chicas del grupo. Valentino ha desaparecido de mi vista, y no lo he visto desde nuestra plática en la cocina, pero sé que está aquí, sin sus perfectos amigos está claro que el no se iría. No me sorprendería que esté en algún lado con cualquier chica, siempre hace eso cuando se enoja. Es como una pequeña venganza hacia el universo. Lastima que ahora no me interesa lo que haga, ya no más.
—¿Mia?—miro a Lisa al lado de mí, me mira con el ceño fruncido, sus ojos pasan de los míos y se va a mi mano, que inconscientemente había empezado a apretar el vaso rojo hasta quebrarlo haciendo derramar toda la bebida en el suelo.—¿Todo bien?—pregunta y se acerca más a mí, para ver hacia donde mis ojos estaban lanzando rayos lazers.
Cierra sus ojos un poco para que se adapten a la oscuridad del lugar, cuando logra ver más allá de los cuerpos sudados cerca de nosotras comprende mi enojo.
Lisa y Orazia se sostienen la mirada por unos segundos, antes de que Carlo la tome y la aleje de los demás para llevarla a un lugar más apartado. Como no, Orazia lo sigue como si fuera un perrito siguiendo a su dueño.
—No valen la pena.—dice mi prima unos segundos después.—Milo me dijo que tu madre los había invitado, pero no creí que se quedaran mucho tiempo.—los mira unos segundos antes de mover la cabeza rápidamente hacia mí.—Vamos, sigamos festejando, Ivy me ha escrito, ya casi son las dos.—me susurra al oído antes de besar mi mejilla, tomar mi mano y alejarme del lugar.
Entramos a la casa nuevamente, me acerco a mi hermano que tiene el ceño fruncido mientras ve su celular. Sus músculos se ven tensos y si no estuviera borracha hasta el alma me sorprendería ver el humo saliendo de su nariz. Está molesto y mucho.
Cuando me acerco a él, baja el celular rápidamente, su cara cambia completamente, me acerco a él y me abraza fuertemente y besa mi cabeza. Levanto mi mirada aun sin dejar de abrazarlo, a través de sus ojos me dice que no quiere hablar de lo que sea que le molesta, que realmente no tiene importancia como para hablarlo en ese momento, o nunca.
Hago una pequeña mueca pero lo dejo estar, sé que Milo confía en mí, cuando esté listo él se abrirá a mí y me contará que es lo que ha estado pasando en su vida.
Lisa nos mira y con una gran sonrisa se une al abrazo. Salta sobre nosotros, Milo piensa rápido y la sujeta de la cadera mientras la chica nos encarcela con sus piernas, o lo intenta, sujeto una de ellas para que no caigamos los tres.
—¡Shots!—mientras saltábamos los tres aparece León con una bandeja llena de shots de lo que creo es tequila, Lisa se baja de nosotros y mira la bandeja como si fuera la cosa más deliciosa del mundo.
Lila, que aparece atrás de su hermano, me abraza antes de tomar uno de los shots y levantar sus cejas para que yo tome uno.
Asiento feliz, ya que el tequila es mi bebida alcohólica favorita, y uno o varios shots luego de la situación con Isaac y Valentino, no vienen nada mal.
Mi mano va a tomar uno pero justo el que mis ojos habían detectado es robado por una mano grande. Mis ojos van hacia el ladrón y veo como Isaac se toma el líquido rápidamente, dejándome ver una vista perfecta de su mandíbula tensa y su manzana de Adán moviéndose cuando traga.
Hace una pequeña mueca por el ardor del líquido pero luego me sonríe travieso, sabiendo perfectamente que ha robado mi shot.
Se encoge de hombros inocentemente antes de abrazarme por la cadera, agachándose para hacerlo.
Me encojo un poco incomoda, por su toque en la presencia de nuestros primos, pero nadie parece notarlo, o si lo hacen no muestran ningún indicio de rareza o incomodidad. Y eso sinceramente me hace feliz, por que por mucho que quiera estar con Isaac mi inconveniente más grande es en como reaccionaria la familia, por que aunque no seamos primos de sangre, ni con él ni con Lisa, Lila y León, se siente tan así, como familia. Y no quiero que cualquier cosa llegue a arruinarlo, no quiero arruinarlo. Y mi mayor miedo es hacerlo.
Isaac toma otro shot, y mientras todos beben de los suyos él me lo acerca. Tomo el vasito de vidrio sonriente. Mis ojos van hacia los del chico y sin poder evitarlo muerdo mi labio para que la enorme sonrisa que quiere salir de entre ellos se oculte.
Me hace feliz tenerlo junto a mí.
Sus ojos bajan a mis labios y yo lentamente me empino el shot. Haciendo una mueca que lo hace reír. Isaac se acerca a mí y besa mi cuello. Un beso corto, rápido y delicado que me hace entremecer.
—¡Chicos!—Ivy llega a nuestro círculo, lleva dos botellas de champán en las manos, detrás de ella vienen varias amigas de Inoa con más champán en sus manos, nos entregan una a cada uno y nos indica que caminemos hacia la tarima.
Lisa grita emocionada y empezamos a caminar todos como trencito.
Milo sujeta a Lisa de la cadera y la ayuda a subir a la tarima, Leon ayuda a su hermana e Isaac hace lo mismo conmigo. Los chicos suben y se ponen detrás de nosotras.
Ivy toma el micrófono y dice unas palabras, la música no para y la gente se emociona más. Todos los que están afuera entran al escuchar la voz.
La emoción en mi cuerpo empieza a subir, ver a Lisa saltando, a Lila riendo y a todos realmente felices y bueno, bastante borrachos también.
Me tambaleo un poco pero la mano de Isaac en mi cadera evita que me caiga de cara, me río ante ello y él me sonríe sin apartar la mano de mi cadera.
Cuando mis ojos vuelven al frente me paralizó un poco, el mar de gente frente a mí se mueve en cámara lenta, todos gritan, hablan y saltan, todos realmente en sus mundos.
Pero ahí está Valentino, en medio de todos, simplemente ahí, parado. Mirándome serio, mirando la mano en mi cadera, mirando lo que perdió y que no podrá recuperar.
Funny.
Sus amigos lo llaman desde la otra esquina pero él solo me mira a mí y yo, por mucho que me aguanto, no puedo evitar reírme por la ironía. Ahora yo soy la que está en la cima, la que es indiferente y él está ahí, entre gente sin importancia, entre gente podrida, queriendo cambiar algo que lleva en sus venas.
Lamentable, realmente lamentable.
Ivy grita y todos sobre la tarima empezamos a abrir las botellas. Al mismo tiempo, una explosión de bebida llena al público. Movemos las botellas de un lado al otro. La multitud grita más, las luces ciegan a todos y yo me encuentro poderosa.
Cuando la explosión termina, Milo, Lisa, Lila, Leon, Isaac y yo le damos un largo sorbo a nuestras botellas antes de saltar emocionados.
Nos unimos en un gran abrazo y en la pequeña e inestable tarima empezamos a festejar.
Salgo de la cocina y como si mi mente hubiera olvidado donde nos encontrábamos me sobresalto al escuchar la increíblemente alta música, al ver los cuerpos que se mueven sin control y la cantidad de vasos y botellas que están tiradas junto a varios cuerpos noqueados.
A pesar del sobresalto no puedo evitar sonreír abiertamente, estoy feliz y no quiero, ni podría ocultarlo porque esto es lo que yo he querido desde hace mucho.
La he querido a ella.
Y Luego de tanto tiempo huyendo de lo que sentía me encuentro feliz.
Mi celular comience a vibrar indicándome que otro estúpido mensaje de Inoa ha llegado. Gruño antes de salir de la casa, encender el carro y salir a buscar a sus amigas
Manejo con cuidado, viendo cómo a lo largo del camino de bajada hay muchas parejas que buscan intimidad entre la oscuridad.
Miro mi celular y veo un numero desconocido, contesto sin muchas ganas sabiendo quien me contestará del otro lado.
Sé que Inoa le dio mi número a una de sus amigas, la más insoportable de todas cabe aclarar, claro que no pueden esperar mucho de unas chicas que no logran encontrar la única casa arriba de una roca y que tiene la música tan fuerte que toda la playa puede escucharla. Claro que siendo amigas de Inoa no es nada que llegue a sorprender realmente.
Contesto la llamada y empiezo a manejar hacia el lugar donde la chica me ha dicho que están. Aunque no es tan fácil ya que literalmente me dijo "cerca de una palmera".
Pero bueno, no tengo ganas de perder mucho tiempo, debido que el reloj marca la 1:40, lo que significa que la explosión de las 2 a.m. que Ivy preparó será dentro de poco, no puedo tardarme tanto si quiero seguir vivo para eso.
Paso alrededor de diez minutos buscando a las chicas, cuando finalmente lo hago les digo que me sigan con su auto. Cuando nos parqueamos, las tres chicas me agradecen antes de entrar energéticamente a la fiesta.
Suspiro un poco, mi celular vibra con un mensaje de Ivy, veo la hora y mi primer instinto es empezar a correr dentro también. Pero un sonido me hace girar mi cabeza.
Entrecierro un poco los ojos ya que realmente no hay buena iluminación fuera de la casa, Ivy recién recibió las llaves, solo hay focos en cuartos específicos, lo único que ilumina dentro de la casa son las luces de colores que mandaron a pedir.
Escucho a dos personas hablando, aunque parecen molestas ya que de vez en cuando levantan su voz. Me digo a mi mismo que es mejor no meterse, ya que la verdad es problema de ellos. Pero un grito me paraliza. Mi piel se vuelve de gallina y no dudo ni un segundo en acercarme.
Mis ojos siguen entrecerrados y me guío principalmente por las voces.
Me adentro al parqueo y es cuando veo a una pareja al lado de un auto.
Suspiro para mí mismo, sabiendo lo que hacen y sintiéndome realmente estúpido por pensar que algo malo pasaba cuando estoy en una fiesta denominada como destructiva.
Me doy la vuelta para empezar a caminar hacia la casa pero mis pies dejan de caminar cuando escucho un nueva queja pero mucho más suave que el grito de antes. Sin dudarlo un segundo me giro nuevamente hacia la pareja y camino hacia ellos.
—¡Basta! Yo no...—la chica se calla y escucho sonidos de besos.
—Callate.
—Carlo por favor...—otra protesta.
Cuando estoy frente a ellos enciendo la lámpara de mi celular, asustándolos a los dos, la chica me ve asustada, pero no fui yo quien precisamente la asustó, se veía aterrorizada desde antes, jalaba su falta hacia abajo para evitar que el asqueroso chico se la subiera.
Antes de que los dos volteran a verme el chico tenía su cara en el cuello de la chica, una pequeña con cabello corto y un poco verde, mientras que su mano la tocaba donde claramente ella no quería ser tocada.
—¿Qué haces? Vete de aquí.—dice el chico tratando de ocultar con su mano el bulto en su pantalón. Noto como la chica me mira sorprendida pero también veo alivio en sus ojos.
—La chica te pide que pares.—digo firme sin apartar la linterna de sus caras.
—Metete donde te llaman.—dijo el molesto chico empujándome.— No lo repetiré, vete. ¿Acaso no sabes quien soy?—grita cuando me acerco nuevamente a él.
Al pronunciar lo último no puedo evitar reirme.
¿Habla enserio que va a usar esa carta? ¿Tan importante se cree por el dinero de sus padres? Cuando sea suyo puede hacer lo que quiera, mientras tanto no es más que un niño mimado.
—Lamento no saberlo, princesa, pero no me iré hasta que la chica se sienta completamente cómoda en su presencia.—digo y la chica ríe, cosa que trata de ocultar pero es imposible, el chico delante de mí lo ha notado y parece más furioso que nunca.
El tal Carlo la sujeta brutalmente del brazo jalándola hacia la casa. Ante el arrebato la chica casi cae, se queja por el fuerte agarre y piensa lo mismo que yo: dejará marca.
Trata de pasar a mi lado pero lo detengo poniendo una mano sobre su pecho.
—Apártate.—ladra y me divierto al ver su enojo aumentar cuando me río en su cara.
—No.—le digo poniéndome serio, ya que por mucha risa que su estúpida actitud de niño me cause, esta situación no es para nada de broma, la chica claramente no se ve cómoda, no dejaré que se vaya con él a menos que ella misma me lo pida.— Lo lamento pero no aceptaré que entres de nuevo.
—Tú no puedes decirme que hacer.—gruñe y yo muevo mi dedo de un lado a otro.
—Claro que no, nadie podría ¿no reina?—digo nuevamente sonriendo.—Pero lamento anunciar que en esta propiedad las reglas las pongo yo.—digo y mi mandíbula se tensa. El chico mira mis ojos unos segundos antes de estallar en carcajadas.
Se retuerce de la risa, casi cae, jala a la chica y está lo mira confundida y me mira a mi apenada. Pero algo me dice que este tipo de comportamiento no es nuevo, ya está acostumbrada a soportarlo, la pregunta es ¿por qué? ¿Por qué rebajarse a ser algo de esto?
—Lo siento, wow.—dice limpiando sus lagrimas.—La verdad ni enterado que tenían entretenimiento aquí, ¿un comediante? Me encanta, lo pensaré para mis futuras fiestas.— se pone recto nuevamente y me mira serio.—Apártate.—dice y me empuja, sin poner mucha resistencia me muevo.
Pero cuando la chica, que aún es jalada por el chico, pasa a mi lado, le detengo el paso, como lo hice con su chico.
—No tienes que ir con él si no quieres.—le digo mirándola directamente a los ojos.
Mis hombros están tensos pero mi mirada es suave. La invito a que decida, que decida entre lo que parece ser el peor novio del mundo y un completo desconocido. Porque de hecho, eso somos, a pesar de que siento haberla visto antes, no lo recuerdo bien.
La chica mira al chico, no logro verlo pero sé por la mirada de la chica que le tienen miedo. El agarre de su mano se hace más fuerte y hace una pequeña mueca.
—Orazia, no me hagas perder el tiempo, por mi bien si te vas con este imbécil.—dice soltandola bruscamente, casi haciéndola caer ante el empujón.
La tomo de la cadera antes de que caiga, noto como algunas lágrimas empiezan a formarse en sus ojos, su pequeño cuerpo tiembla, por que si hubiera pasado tan solo un segundo más, ella hubiera tomado la que parecía ser una decisión muy importante.
Pero cuando sus ojos chocan con los míos, noto que no esta lista, que no lo estará en poco tiempo, ella no puede con el miedo, pero no sabe si es miedo a él o a no estar con él. Y no puedo culparla, no si no conozco sus razones. Traté de ayudarla, no puedo hacer más.
—¡Carlo, espera!—grita pero la chica tiene que correr para alcanzarlo, ya que ni siquiera tiene la hombría de esperarla. La dejó ahí, con un completo desconocido sin importarle nada.
Mis hombros caen cuando suspiro, viendo con tristeza a una chica destrozada corriendo detrás de un hijo de puta. Camino detrás de ellos con lentitud. Cuando llego a la puerta de la casa no puedo evitar reirme un poco al ver como Carlo discute con un sujeto gigante de traje negro.
—¿Está bromeando? ¿Es que acaso hoy es día de joderle la noche a Carlo?—dice peleando con el guardia que ni siquiera le dirige la mirada.
La chica de cabello corto está a su lado, cuando trata de calmarlo al poner una mano en su hombro el chico sin ninguna delicadeza la aparta, gira un poco para empujarla del todo, pero aun así la chica vuelve a ponerse a su lado, cabizbaja.
—Buenas noches señor.—dice el señor del traje al verme acercarme. Carlo, al escucharlo se gira con toda la intención de reclamarle al dueño de la casa, cuando me mira su boca se abre un poco, se ríe para sí mismo sin tragarlo.
—¿Como? ¿Tú? ¿No fue una broma?—dice y yo lo miro con una ceja levantada.—Dile a esto.—mira al señor con traje de manera despreciable.—Que me deje entrar, todos mis amigos están dentro ya que aquí afuera no hay más que zorras.—dice señalando a la que creo es su novia, pero por su manera de tratarla no podría siquiera creer que fuera verdad.
—¿Señor?—pregunta el señor del traje mirándome.
—No.—digo pasando de él, Carlo abre su boca completamente ofendido, trata de tomar mi camisa para jalarme pero soy más rápido, giro y tomo el cuello de su camiseta antes de estamparlo contra la pared a la par de la puerta.—Tal vez ella te deje tocarla pero a mí jamas me pondrás una mano encima ¿me entiendes? No eres más que basura, y no permitiré que entres a mi casa. Vete.—digo empujándolo fuera de mi vista.—Encargate.—le digo al señor de traje y me mentalizo que más tarde le preguntaré su nombre, odio no saberlos, pero Ivy los contrató sin presentarlos.
El señor de traje, habla por su auricular y de un momento a otro más señores con traje ocultos por varios lados de la casa empiezan a caminar, Carlo asustado y molesto empieza a caminar hacia su auto. Maldiciendo fuertemente y amenazando con demandar a medio universo.
Antes de entrar a la casa e ignorar completamente la escena veo como Carlo arranca el auto dejando a la chica completamente abandonada en el parqueo.
Muevo mi cabeza de un lado a otro tratando de destensar mi cuello pero siento que me llaman, Ivy me saluda desde el otro lado de la pista de baile, le devuelvo el saludo con una gran sonrisa, ver a mis hermanas felices siempre me ha hecho olvidarme de todo. Le pregunto como se encuentra y ella sonríe más grande, se nota realmente que la está pasando bien.
Ivy señala algo dentro de la pista de baile así que con mucho esfuerzo trato de visualizar lo que quiere mostrar. Cuando veo a Mia mi sonrisa se hace mucho más grande, estaba bailando tan despreocupada pero ha parado cuando Leon se acerca a ella con una gran bandeja de shots. Me acerco rápidamente, cuando está a punto de tomar uno yo lo tomo antes y lo bebo luego de verla fijamente.
Festejamos entre todos antes de subirnos a la tarima y hacer explotar las botellas de champán.
Bebo todo lo que puedo antes de gritar fuertemente, Lisa corre hacia mí y se tira a mi espalda, Mia y Lila hacen lo mismo con sus hermanos, bajamos de la pista y bailamos mientras los shots siguen llegando.
La música nos hace temblar, haciéndonos sentir completamente libres con nosotros mismos y con los demás. Mia me ha permitido bailar junto a ella y aunque noto que no está del todo cómoda con ser vistos juntos sé que es algo que trabajaremos juntos y por el momento estoy feliz con saber que esa chiquilla, de la cual he estado enamorado desde los 15, también siente lo mismo por mí.
Lisa me asusta cuando toma mi mano y la de Milo que está a la par suya. La chica se queda quita y a pesar de las luces de colores que pasan por nuestros rostros la noto más pálida.
—¿Lisa?—pregunto soltando a Mia que voltea a vernos confundida.
—Voy a vomitar.—dice de un momento a otro, pone una mano sobre su boca y la otra toma a Mia antes de salir corriendo a lo que supongo es el baño. Me río antes ello, cuando me giro a ver a Milo noto como mira preocupada hacia la dirección donde la pequeña corrió.
—¿Todo bien?—le pregunto palmeando su espalda antes de darle un sorbo a una cerveza, que por cierto ya ni sé de donde apareció.
Milo salta un poco ante mi toque, como si hubiera estado realmente en sus pensamientos. Me mira y esconde su preocupación, soltando una risa medio rara, que me hace fruncir un poco el ceño.
—Todo bien, iré a buscar a tu hermana.—dice antes de dar la vuelta e irse.
Lo miro caminar sin rumbo, ya que estoy seguro de que Ivy se fue hacia la cocina que está del otro lado.
Me encojo de hombros sin prestarle mucha atención. Milo ha estado realmente raro y como sé que él prefiere entender lo que siente antes de gritárselo al mundo, lo dejo solo para que lo haga.
Suspiro un poco y me quejo al terminar mi cerveza. Dejo la botella en una mesa y camino hacia el bar del jardín. Estoy comenzando a acalorarme y al parecer tener a mucha gente metida dentro de la casa no ayuda mucho. Salgo rápidamente y sonrío al sentir la tan característica brisa de playa.
Más allá de los faroles no hay más que oscuridad, solo una gigante luna alumbrándonos desde arriba.
Camino hasta el bar y sin poder apartar la mirada de la luna pido otra cerveza.
—Aquí tienes.—me dicen y levanto mi mano sin ver a la persona, pero cuando estoy por tomarla me la apartan. Volteo confundido y me sorprendo al verla. La chica de hace un rato, mirándome con una sonrisa tímida. No puedo sacarme de la cabeza la sensación que ya la había visto antes pero no recordar adonde.
—Hola.—dice, niego con la cabeza para concentrarme, la chica ríe ante mi sorpresa y me entrega la cerveza.—Quería disculparme y agradecer por....ya sabes...lo de antes.—dice y yo solo asiento.
—No hay de que.—digo simplemente.
La verdad conozco a suficiente gente como ella como para saber que por mucho que las ayudes no lo logrará.
Es muy destructivo, para la persona en sí y para la que trate de ayudarla.
Me pregunto si así será la amiga de la que tanto habla Mia. Me quejo para mi mismo, odio ser tan olvidadizo con los nombres, realmente no puedo recordar cómo era que se llamaba.
—¿Estas bien?—dice y me sorprendo al verla tan cerca de mí, sus ojos estaban mirando fijamente los míos y yo me separo inmediatamente.
¿Qué le pasa a esta chica?
—Todo bien, gracias.—digo mirándola serio, la chica baja un poco la mirada, pero a través del cabello que cubre su cara puedo ver una gran sonrisa. Levanto una ceja cuando levanta la cara y me regala una mirada tímida, casi con miedo. Entrecierro los ojos.
Manipulación, bien estoy muy borracho pero sé que lo que tengo delante de mi es falsedad pura.
—Mi novio se ha ido...—dice mirándome traviesa y yo no aguanto la risa.
—Lo siento.—digo tratando de parar de reirme, la chica me mira irritada, hasta molesta diría yo.—Lo siento, de verdad, no quise que nada de eso se malinterpretara. Realmente lamento toda tu situación con tu novio, soy fiel creyente que no deberías de dejar que te traten así pero no lo hice porque quisiera algo contigo, no lo tomes a mal, solo no estoy interesado.—digo firmemente y noto llamas en las llamas de esta pequeña chica.
—¿Es porque estás con otra?—dice recriminatoriamente y yo realmente me sorprendo, me río secamente, sin creerme esta situación.
—No siempre tiene que haber alguien para negarme a algo que no quiero.—digo firme, dando una indirecta muy directa.—Pero ya que lo mencionas sí, si hay alguien, aunque no sea de tu incumbencia, ni siquiera nos conocemos.—digo, la chica se calla, mira al piso y aprieta sus puños realmente molesta.
Suspiro y sin ganas de seguir hablando con ella decido caminar hacia la casa.
—No podrás soportar a Mia, ella es una bomba de tiempo y te arrastrará con ella.—dice y empieza a caminar pero soy más rápido, volteo y tomo su mano jirandola hacia mi, para que nuestro ojos choquen.
Y es ahí cuando recuerdo, es ella, o bueno supongo que lo es, nunca la había visto más que el los retratos viejos del cuarto de Mia. Luce muy diferente a la chica de las fotos pero ya no hay duda alguna.
—Orazia...—susurro recordando el nombre que Mia mencionó en su cuarto y la que el chico loco dijo cuando se cansó de pelear conmigo.
—Así que ella te ha contado de mí...—sonríe abiertamente antes de mirarme con un brillo de maldad.— Es realmente gracioso por que ella no te ha mencionado ni una sola vez.
—¿Estás segura? Será eso o porque no te dignas a escuchar a otras personas salvo si hablan de ti.— digo y la chica tensa su mandíbula.—Eres exactamente como te describieron, tu actitud, tu relación. todo. Le dije a Mia que luchara por su amistad, que tal vez no estabas tan dañada, pero ya veo que es mucho peor de lo que cualquiera pudiera imaginar. Vete, ya sabes dónde está la salida.—digo y suelto su mano, la chica me mira con odio pero inmediatamente doy la vuelta y me obligo a olvidar lo que ha pasado.
Mia no puede mantener ese tipo de gente en su vida, yo me aseguraré de eso.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro