Capítulo 13
Nuestros padres fueron invitados a un apartamento cerca del nuestro. Luego de desayunar todos se van para allá, dejándonos a todos en la mesa.
Isabelle empieza a contarnos algunas historias graciosas de su prometido, se nota desde el otro lado del mar lo feliz que él la hace y eso me alegra verdaderamente. Cuando mis ojos caen sobre los de Isaac noto la admiración en sus ojos al mirar a su hermana. No solo por lo que dice sino que, Isabelle, desde que su último hermano menor nació, ha tomado un papel de segunda madre para ellos. En los momentos donde sus padres viajaban a los Estados Unidos era ella, junto con las sirvientas de la casa, que tomaba ese papel. Ella afirma que le ha encantado, y que no cambiaría nada. Por eso estoy completamente segura que ella será una increíble madre.
Antes de que Isabelle termine su historia Inoa se levanta bruscamente, sorprendiéndonos a todos. Isabelle hace una mueca cansada, Ivy la mira molesta e Isaac las mira a las tres sin entender nada.
—Como que ya me aburrí de escuchar sobre tu perfecta relación hermana. Creo que todos lo estamos.—dice mirándonos, al ver que nadie la apoya se ríe.— Bueno como sea. Iré a tomar el sol, llegaré a la fiesta tarde así que no me esperen.— la chica sale de apartamento con su bolso en mano.
Ivy rueda los ojos y se levanta pero antes de poder ir tras de ella Isabelle le sonríe poniéndole una mano en el hombro.
—Iré yo.—Nos mira a todos aún con su hermosa sonrisa, cuando las tengo a la par logro ver que ellas son bastante parecidas, aunque el cabello de Isabelle es un leve tono más oscuro que el de Ivy.— Lamento tener que dejarlos, disfruten de su tarde y por favor no mueran hoy.—dice y todos reímos.
Isabelle no llegará a la fiesta debido que esa misma noche tiene una reunión con la organizadora de bodas. Su suegra la convenció de contratar a una extranjera así que por eso la reunión es tan tarde, debido al cambio de horario.
Miro mi celular y veo que ya son pasadas las 10:30am. Ivy suspira lo que me hace despegar mi mirada del celular. Isaac se acerca a ella y le susurra algo en el oído lo que hace que su hermana mayor sonría.
—Bueno, yo digo que vayamos a refrescarnos en la piscina y tipo 5 nos vamos a la casa a preparar todo para la fiesta.—dice la rubia y todos asentimos.
Todos se levantan de la mesa, antes de que nadie pueda decir algo Lisa me jala al igual que Lila a la habitación para cambiarnos. Luego de la corrida de esta mañana con Milo no tuve tiempo de ponerme más de lo primero que encontré, así que cuando entro a la habitación corro a ponerme una calzoneta de cuerpo completo.
Me miro al espejo, indecisa, mis manos van a mí estomago un poco hinchado debido al desayuno.
El aire se siente pesado de un momento al otro, mis manos empiezan a temblar. Mis ojos se encuentran en el reflejo y veo miedo.
Cierro mis ojos y pongo mis manos sobre mi cara.
—No, Mia, basta. Está bien, es normal, no es tan importante, tú puedes.—mis manos dejan de temblar mientras me doy aliento, respiro hondo y suelto el aire de la misma manera repetidas veces para tranquilizarme.
Dejo caer mis manos a mi costado, pero es hasta unos segundos después que decido abrir mis ojos. Y la imagen de obesidad que mi mente había creado desaparece. Suspiro por el poder que tiene la mente y gruño por dejarme ir tan fácilmente.
Me mentalizo que el desayuno estaba increíble y que la verdad fue muy nutritivo dadas las circunstancias.
—¿Mia?—me llaman desde el cuarto.
—¡Salgo enseguida!— me pongo una salida de baño, me pongo mis lentes de sol y dejo mi cabello libre.
Salgo del baño y miro a mis primas, Lisa me mira un poco preocupada pero yo le doy una sonrisa grande y ella se tranquiliza un poco. Ha sido difícil y ellas los saben más que nadie, pero estoy mejor, se lo prometí a Milo ese día en la heladería, y luego de mucho esfuerzo he logrado mantener esa promesa.
Salimos de la habitación, Milo, Leon, Isaac e Ivy nos están esperando, cuando nos miran nos sonríen y empezamos a caminar hacia la piscina.
Pasamos la mañana peleando, jugando en la piscina y hablando. La verdad lo estoy pasando a lo grande con todos ellos. Por los trabajos de cada padre, las universidades y colegios son raras las veces en los que nos podemos encontrar todos realmente. Las fiestas de cumpleaños y las festividades como navidad y entre otras siempre han sido los mejores momentos precisamente por esto. A pesar que no estábamos necesariamente todos.
Una gran sonrisa sale de mi cara cuando veo a Milo que toma a Miles y lo pone sobre sus hombros. Miles tiene los ojos cerrados y mueve su cabecita al son de la música que pusieron en club. Mueve sus manitas de arriba a bajo. Milo mira que los miro y me sonríe de regreso, moviendo su cabeza también por la música. No logro ver sus ojos debido a los lentes negros pero noto que está más relajado de lo que estaba cuando encontró a Chiara.
Necesito preguntarle que pasa por que esta incertidumbre me tiene mal.
—Iré al baño.—digo levantándome. Noto como Isaac levanta su mirada, estaba jugando a las luchas con Lila en la piscina.
—¿Quieres que te acompañe?—me pregunta Lisa, pero se acomoda en su silla. Me río ante su acción y le digo que no se preocupe que vuelvo enseguida.—Aquí hay unos cerca por si no quieres ir hasta el apartamento, me quejé con mi padre que los únicos baños comunitarios estaban demasiado lejos de la piscina, así que son nuevos. Ve.—asiento ante su indicación y tomo mi celular y empiezo a caminar.
Mi celular vibra y veo que Fabrizia me ha mandado un vídeo donde entra al cuarto de Federico y lo manda a volar con gritos sobre la música fuerte. Me río al ver la cara de asustado de su hermano mayor. Fabrizia le lanza una pelota y Fede trata de esquivarla pero su mente no fue tan rápida ya que le cae justo en la frente haciéndolo caer en la cama. El chico confundido mira a su alrededor, al ver a su hermana gritando pide clemencia. El video es una joya, un video que a Milo le encantaría ver. Me río nuevamente.
Debido a mi falta de concentración sobre mis pasos no noto que paso justo delante de la puerta de los de servicio, cuando menos siento tropiezo con un mesero que está saliendo con una bandeja llena de comida.
Logro parar a tiempo, mis manos como las suyas detienen la bandeja, que se tambaleara un poco pero no sea cae. Cierro los ojos por el susto y escucho un suspiro de alivio de la parte del mesero.
—Lo lamento tanto, no estaba pendiente.—le digo y abro mis ojos, sorprendiéndome de la persona delante de mí, me rió nuevamente al verlo y él palidece un poco.—¿Enzo? Enserio ya estoy preocupada ¿estás siguiéndome?—el chico tartamudea, mueve un poco las manos lo que me hace soltar la bandeja.
—No yo...—trata de explicarse pero yo me río.
—Estoy bromeando, sé que los mariscos que pidió mi madre fueron de este club. Te tocó delivery la vez pasado ¿no?—el chico asiente y me río nuevamente notando lo nervioso que está.— Bueno, me alegra verte, sigue trabajando.—digo algo incómoda por su falta de diálogo.
Comienzo a caminar nuevamente, esta vez sin apartar la mirada de mi camino para evitar otro accidente.
—¡Mia!—me volteo ante mi nombre y miro confundida al chico, levanto mi ceja al verlo y el se reprende.—Digo...señorita Ricci.
—¿Si?
—Solo...yo...la verdad es que...—trato de no reirme, simplemente por que creo que es bastante tierno su actitud, el chico avanza hacia mí y me mira a los ojos pero solo unos segundos antes de ponerlos sobre la bandeja.—Solo quería disculparme una vez más por lo sucedido en su casa, lo que dije fue de mal gusto y completamente fuera de lugar. Yo, no soy esa clase de chismoso lo juro, solo la verdad estaba muy emocionado de ir a su casa, era la primera vez que me asignaban un trabajo así de importante, pero bueno cuando estoy nervioso hablo de más y no pude evitar que mi admiración hacia su familia y ...usted, lo escondiera sobre la admiración de mi hermanita.—dice y se ríe nervioso y yo sonrió por lo tierno que es por estar tan nervioso.—Solo...eso.—el chico asiente con su cabeza antes de darse la vuelta e irse
—¡Gusto en verte Enzo! ¡A ver si tenemos la oportunidad de hablar luego! Ya sabes para que me cuentes más cosas sobre mí.—digo sonriendo, el chico se paraliza y asiente sin voltearme a ver, por el color de sus orejas puedo suponer que toda su cara está igual de roja, el chico corre un poco y se pierde de mi vista y yo me río más.—Que chico más curioso.—digo y finalmente voy al baño.
Luego de un par de horas nuestros padres regresan y almorzamos todos juntos nuevamente.
Me quedo hablando con mi tío Leal, trata de convencerme nuevamente pero cuando nota lo incomoda que me encuentro simplemente me cuenta algunas anécdotas graciosas que ha vivido en las pasarelas de su esposa. Lisa se nos une a la charla y me cuenta con detalles sobre su viaje a Milan en enero, me cuenta sobre las modelos que conoció y a las marcas que están interesados en trabajar con ella.
Sonrío al ver lo emocionada que está mi prima, ella ama realmente todo sobre la moda, pero no da su vida por hecho por ser preciosa, ella estudiará como su madre para lograr ser una gran diseñadora como ella. Su padre realmente está orgullosa de ella.
—¡Chicos!—Ivy interrumpe las conversaciones de todos.—Hay un problema, el señor de mis luces no logra encontrar la casa y me dijo que varios de sus trabajadores no lograron llegar por ende va a necesitar ayuda.—Ivy nos mira disgustada, ella odia que nada salga como planeado, lo gracioso es que realmente nada le sale como ella lo planea.
—Podemos ir nosotros, la fiesta empieza en un par de horas así que podemos ir ahorita y quedarnos en la piscina allá si nos sobra tiempo o algo.—dice mi hermano mayor y Ivy salta contenta.
—Esta bien, vamos entonces.—mira a León y a Isaac que asienten levantándose.—¿Chicas? ¿Vendrán o se quedarán? Pueden llegar más tarde si quieren, las luces y todo eso va a ser más trabajo de chicos por lo pesado, la decoración y todo eso lo podemos hacer más tarde.
—Esta bien, igual quiero que mi padre me vea surfear un poco.—dice Lila y su padre le sonríe.
—Yo iré con ellos, llegaré más tarde.—dice Lisa abrazando a su padre. La mirada de Ivy se dirige a mí, pienso rápidamente, la verdad no me apetece mucho entrar al mar y no me importaría en absoluto ver a Isaac levantar cosas pesadas.
—Se quedará.—tanto como mi mirada y la de Ivy van a mi madre. La miro confundida.—Miles quiere que jueguen en la piscina, fue a cambiarse vendrá con Elena en cualquier momento.—asiento ante la respuesta de mi madre y miro a Ivy, le sonrío con los labios sellados y ella asiente.
—Nos veremos más tarde entonces.—dice ella.— ¿Vamos?—los tres chicos asienten y se despiden de nosotros.
Lila le susurra algo a su padre y luego corre a cambiarse.
Miles llega con una gran sonrisa y lo tomo en brazos. Le digo que me iré a cambiar rápido.
Cuando llego al cuarto voy a la gaveta donde están mis bikinis. Pero me sorprendo al verla vacía.
Me giro para preguntarles a mis primas pero ellas ya no están. Empiezo a entrar el pánico por la posibilidad de que nos hayan robado pero noto que absolutamente todo está en su lugar. Cuando estoy a punto de salir de la habitación noto de reojo algo sobre una de las camas.
—No puede ser.—digo cerrando los ojos. Camino hacia la cama y noto un bikini negro, no es como el que usé esta mañana si no que mucho más llamativo. La parte de arriba tiene muchos lazos, que se enredan por todo el abdomen. La parte de abajo es pequeña y está diseñada para que forme una V en mi abdomen.
Me quedo paralizada al ver tan hermoso y atrevido bikini. Mi mente piensa en todo, la verdad, sin saber qué está pasando. Hasta que mi vista cae en la pequeña nota que está debajo del bikini.
"No me mates, sé lo difícil que es, pero eres realmente hermosa, has trabajado mucho para estar como estas, así que tienes que lucirlo."—Lisa
—La voy a matar.—digo y me río un poco para destensar los músculos.
No puedo mentir que un pequeño ataque de pánico amenaza con destabilizarme, salir con un bikini ya era suficientemente difícil, y con uno tan llamativo como este muchísimo más.
Antes de ir a matarla y negar por completo, decido probármelo.
Mi cuerpo tiembla, mi mente empieza a recriminar las comidas de esta semana, que tal vez vayan a hacer que este bikini no entre.
Para mi sorpresa la tela se desliza sin ningún problema. Cuando menos me doy cuenta ya tengo el bikini puesto. Desde mi punto de vista todo se ve bastante bien, las zonas donde hay un poco más de grasa se disimulan bien por el diseño del bikini.
Logro obligarme para caminar hasta el espejo. Cuando lo hago me sorprendo al verme, por que en esa milésima de segundo mi mente mira lo que realmente hay delante de mí. Y ese milisegundo es suficiente para mí antes de girarme. Sé por experiencia que si empiezas a verte más tiempo, tu mente empieza a idear algo que no es, como si estuvieras más gorda o más delgada y esos pensamientos no los quiero.
Salgo del cuarto analizando el pequeño milisegundo que vi, y me sorprendo sintiéndome feliz por eso, por estar delgada y por verme hermosa. Por que lo estoy, si que lo estoy.
Suspiro por última vez antes de tomar mis cosas para la piscina, sin pensarlo mucho salgo del cuarto sin nada más que el bikini.
Cuando mi pie está fuera del cuarto mi mirada hace un pequeño escáner, como si la misma paranoia me grita que todos me miran, pero no es así.
—¡Mia!—el grito de Miles me hace despegar la mirada de mi escáner mental para ponerlo en el de él.
Me hinco para recibir su abrazo. Miles se ve ya un poco más bronceado y eso me hace reír. Me levanto y miro a Elena, ella le da una pequeña mirada a mi atuendo y luego me sonríe.
—Estoy muy orgullosa de ti Mia.—me susurra acercándose a mí para abrazarme.
Le regreso el abrazo feliz, sin evitar temblar un poco al respecto.
—¿Vamos?.—les digo y tomo a Miles de la mano.
El camino del apartamento a la piscina fue un poco más tortuoso, mi piel pica por ser cubierta, mi respiración se acelera un poco al ver a algunas familias acercarse para saludarnos, pero logro controlarme.
Miles, Elena y yo pasamos jugando en la piscina mucho tiempo. Hasta que mi pequeño hermano grita que necesita ir al baño. Elena corre junto a él, tomando una toalla cada uno y entran al baño.
Me quedo sola en la piscina, el sol ya no está encima sino que está a un par de horas de meterse. Me acerco a mi celular para ver la hora. 4:49 p. m.
Cuando veo los mensajes veo que Ivy creó un grupo con todos nuestros primos. Lisa y Lila ya llegaron, su padre las fue a dejar luego de las olas, ellas se bañarán y se cambiarán ahí. Les explico que estoy en la piscina con Miles y que tal vez llegue más tarde, ellos me dicen que no hay ningún problema que de todos modos ya todo está prácticamente listo, la gente empezará a llegar tipo 6, ya que la parecer no esperan nada para destruirse.
Me río ante las bromas de León y Milo pero aparto mi mirada de mi celular cuando el grito de Miles me sobresalta.
—¡Mia!—mi hermanito levanta su manita para que le haga caso.—¡Iremos por un helado!—me hace señas del bar del club y yo asiento.
Nado un poco más solo para ordenar mi desordenado cabello. Salgo de la piscina y me abrazo a mi misma por la corriente de aire.
Corro hasta la pequeña sombrilla hecha de hojas de palmera para tomar mi toalla. Seco mi cuerpo y luego hago lo mismo con mi cabello.
—¡Mia!—la voz de mi madre me hace paralizar. Mi mirada trata de buscar de dónde proviene su voz, me pongo de puntillas para ver más alla pero es inútil.—¡Mia!
Me giro sobresaltada por el grito más fuerte, cuando mi mirada choca con la suya levanto mi mano para saludarla, pero cuando mis ojos chocan con otros cinco pares de ojos a parte los de mi madre mi saludo queda a medias. Mi cuerpo empieza a picar nuevamente y mi respiración empieza a ser irregular.
—¡Ven aquí!—mis pies tardan en moverse, están tan temblorosos que me sorprendo no caerme en la piscina otra vez.
Mi mirada va primero a la señora pequeña y regordeta que me mira con una sonrisa maliciosa, trato de recordar su nombre pero se me ha olvidado por completo, mi mirada pasa a su esposo que asquerosamente me mira de arriba abajo con el labio mordido. Trago grueso para no insultarlo ahí mismo.
Pero las miradas que más nerviosa me ponen son la de los tres chicos junto a ellos. Tres compañeros de clase, amigos de Carlo e igual de desagradables que él, o peor. Ya que frente a mí se encuentra el líder del grupo, el hijo de los señores asquerosos y Valentino Longo, y bueno él....es otra historia.
Los tres chicos me miran con una clara admiración, sus bocas se abren ligeramente por la confusión de verme, claro por que la ultima vez que me vieron tan destapada fue el verano pasado y la verdad era tan gorda que necesitaba una piscina para mi sola. Pongo la toalla sobre mi cuerpo al sentir sus miradas como dagas por todo mi cuerpo. Camino hacia ellos y les sonrío a modo de saludo.
Cuando voy a sacar mi mano entre la toalla mi madre de la parte de atrás jala mi toalla haciendo que esta caiga al suelo, dejándome completamente expuesta antes sus miradas. Suelto un grito ante su acción y la miro confundida, ella solo me sonríe inocentemente.
—¡Ups! Mi pulsera se quedó atorada.—dice tocado su cara pulsera de diamantes, una que claramente no llevas a la playa a menos que quieras presumirla.
Mi cuerpo empieza a calentarse y no es de buena manera, sino que es la rabia que recorre mi cuerpo. Voy a agacharme para tomar mi toalla y a huir pero Valentino se apresura. Toma mi toalla y me la tiende.
Me quedo helada por su acción, mi mirada choca con sus ojos claros, noto que hay curiosidad en su mirada pero una sonrisa juguetona en sus labios. Como si le picara la lengua por decir algo.
—Gracias.—susurro tomándola, voy a ponerla sobre mi cuerpo otra vez pero mi madre me pega disimuladamente con el codo, con la mirada me pide que no me cubra. Me amarro la toalla en mi cadera, para que lo único que se vea sea un poco de mi abdomen.
—Si que has hecho un gran trabajo con ella Marcella.—dice la señora y la mirada de todos se dirigen hacia ella.—No dudaría ni un segundo en contratarla.
Y ahí es cuando su rostro logra tener sentido en mi mente, ella es la que maneja a las modelos de las pasarelas de moda, de ella salen las millones de chicas que modelan para todas las pasarelas. Mis tíos Zello trabajan mucho con ella, claro que Lisa no tuvo que someterse a los horribles entrenamientos que esta señora les exige debido que es la hija de los dueños.
—A Mia le encantaría, pero ahora tiene que estar completamente concentrada en sus estudios.—mi madre ríe lo que hace que todos rían, la mirada de todos se ponen sobre mí debido a que soy la única que no lo hizo. Me río falsamente y todos vuelven a reír.
Que estupidez.
—Gusto en verlos.—digo a modo de despedida, mi madre mueve su cuello tan rápido que siento que se lo ha quebrado, ignoro su mirada asesina y continuó hablando.—Mis primos me esperan. Madre.—me despido con una sonrisa y trato de alejarme pero mi madre toma mi mano.
—Mia tiene una fiesta con sus primos, sus primas mayores creen que es una buena manera de empezar las vacaciones o algo así.—dice y yo les sonrío a todos con los labios sellados.
—¿Fiesta? Será fuera del club me imagino.—pregunta la señora, mi madre me mira con una ceja levantada, así que yo asiento ante la señora.—¿Iras caminando?
—No, tomaré el jeep de playa de mi padre.—les digo. Mi madre les dice más o menos donde queda la casa de la fiesta, por si ellos desean ir.
—Oh, bueno ¿podrías hacernos el favor de llevar a estos chicos a la casa de un amigo aquí cerca? La casa queda antes de tu destino, así que no sera problema.
—Claro, seria un placer.—sonrío falsamente.
Mi madre sonríe contenta, como si que esta fue la razón por la cual no quería que me fuera antes. ¿Cuál fue tu propósito madre?
Ella saca las llaves del auto de su cartera y me las entrega. Sonrío tratando de no insultarla ahí mismo.
—¿Nos vamos?—pregunto y los tres chicos asienten. Valentino mira al piso serio mientras los otros dos tienen una cara de total burla en sus rostros.
Mis pies tocan la arena cuando me quito mis sandalias y suspiro al sentir el leve dolor de la arena quemando mis pies, no está tan caliente pero algo es algo. Entro al auto sin decirles nada. Escucho como se hacen burla entre los tres, se pelean un poco antes de obligar a Valentino a sentarse en el asiento de copiloto.
El chico se nota molesto e incómodo, sus amigos se ríen y hacen bromas ante ello. Valentino busca mis ojos pero yo lo ignoro con el cuerpo completamente tenso ante su cercanía. Ruedo los ojos y me pongo mis lentes de sol. Considero atarme el cabello debido que el viento es terrible y más cuando el jeep no tiene ventanas ni un techo que lo cubre completamente. Decido dejarlo así. Pongo la llave y volteo a mirar a los chicos de atrás, ignorando completamente al chico, que molesto de ser ignorado, gruñe.
—¿Adonde vamos?—pregunto cortante, los dos chicos de atrás se miran y se ríen lo que me enoja más. El chico a mi lado se ríe por lo bajo, lo que hace que mi mirada se pegue a él.
—A casa de Carlo.—responde Valentino con una sonrisa sádica.
Iker Walker como
Ben de Almeida como
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