40: "A la mierda"
Luna
—Sol, te vas a caer.
—Claro que no— me dice ella.
Está parada arriba de un fierro, haciendo equilibrio, y se va matar de eso estoy segura.
—Iré buscando el número de la ambulancia—digo sacando el celular.
—Oye, serviría para estar en un circo—me dice ella.
—Por supuesto que sí, eres toda una payasa.
—Okey, voy a saltar—me advierte la rubia, y ella salta cayendo arriba de su pie lesionado—Aay, duele. Duele—dice agarrándose el pie y tirándose al suelo.
—Sol, te dije que te lastimarías—le digo.
—No, tú dijiste que me caería, no que me lastimaría.
Bueno, si tengo que ser sincera no le veo fallas a su lógica.
—¿Te duele mucho?—le pregunto ayudándola a levantarse.
—Un poco, tal vez tengas que cargarme—me dice con una sonrisa.
—Deja de sacarle provecho a la situación ¿quieres?—le digo—. Ven, vamos a sentarnos.
Con Sol nos dirigimos a un banco que encontramos en la plaza y nos sentamos allí.
Hoy íbamos a ir a la laguna, pero no quisimos arriesgarnos a que llueva otra vez, y como el tiempo nos odia, adivinen, hace 30 grados y no hay ni una maldita nube.
—Aaw, mira que linda pareja—me dice Sol señalando a una pareja de, no lo sé ¿20? Con un bebé—, esas podríamos ser tú y yo en un futuro.
—Tal vez—le digo—, aunque prefiero un perro.
—Iré por un helado— me dice Sol.
Espero que a esa bebé no se le muera su madre por una sobredosis y que luego maten a su padre.
He estado pensando mucho sobre lo que voy a hacer con respecto a descubrir más sobre mis padres, no sé qué carajo hacer. No quiero salir herida, pero hay una parte de mí que siente que le debo eso a mis padres, supongo que si yo muriera me gustaría que mi hija sepa sobre mí. No sé si fueron buenas personas, si es que ellos se preocuparon por mí, pero siento que se los debo.
—A ti te traje crema de cielo y yo me pedí vainilla— dice Sol dándome un helado y sacándome de mis pensamientos.
—Oye ¿puedo pedirte un consejo?— le pregunto.
—¿Sobre gustos de helado? Sí, claro, soy la mejor catadora he probado todos y puedo decirte cual es bueno y cual no—me dice y yo me rio.
—No, no de eso.
—¿Entonces de qué?
—Si fueras adoptada y tus padres estuvieran muertos ¿buscarías más información sobre ellos?
—¿Quieres saber sobre tus padres biológicos?—me pregunta y yo asiento con la cabeza—. Mm, vaya, que difícil.
—Lo sé.
—Si quieres un consejo, yo creo que deberías hacerlo—me dice ella.
—¿Por qué lo crees?
—Porque quiero saber cuál es tu apellido— me dice y yo me rio—, y también porque si no lo haces seguirás con esta duda por el resto de tu vida.
—¿Y si salgo lastimada? No quiero salir lastimada.
—Bueno, ese es un riesgo, pero si vamos a tener que dejar de vivir por los riesgos mejor ni vivamos—me dice Sol—. El mundo puede llegar a ser muy cruel, Luna, créeme yo lo sé, pero con personas que te aman duele menos y créeme tú tienes muchas. Pero creo que la decisión que tomes será correcta si te sientes bien con ella.
—Gracias— le digo—, por el helado y el consejo.
—No hay de que— me dice.
—Ahora ¿puedo hacerte una pregunta?
—Sí— me dice ella lamiendo su helado.
Okey, aquí vamos.
—¿Por qué no me dijiste que Júpiter te está engañando con Hydra?—le pregunto y noto como ella se queda paralizada.
—Mierda ¿Cómo te enteraste?
—Me dijo Marte.
—Carajo ¿Cómo se enteró? ¿Alguien más sabe esto? —dice ella y noto como empieza a respirar agitadamente. Yo no quiero que tenga un ataque de pánico aquí asique intento tranquilizarla.
—Oye, tranquila—le digo agarrándola de la mano— ¿Por qué no me dijiste? Te hubiera ayudado.
—Es que no quería que lo supieras, es algo que me avergüenza mucho— me dice ella casi llorando y sin verme a la cara.
—No te tienes que avergonzar por nada, Sol. Los avergonzados tienen que ser ellos, no tú.
—Igual, me sentí tan estúpida cuando me enteré y me siento tan estúpida ahora— dice ella.
—No eres estúpida—le digo.
—Yo creo que sí. Es que, tengo miedo de que pienses que me pueden engañar fácilmente o que, no lo sé, ni siquiera sé lo que digo, pero tenía miedo que te enteraras y que pienses que soy una estúpida porque me engañan.
—No eres estúpida por eso, el hecho de que él haya hecho eso no tiene nada que ver con el tipo de persona que eres, tiene que ver con él tipo de persona que es él. Lamento haberme enterado, no era mi intención y lamento si eso te hizo sentir mal, pero por favor no pienses que eres estúpida por esto y mucho menos pienses que yo pensaré eso de ti. No eres estúpida, eres ridícula y es una condición muy especial, aunque no lo creas.
—Creí que me lo decías en modo de insulto— me dice ella.
—Na, no creo que ser ridículo sea algo malo, creo que la gente que lo es, es el tipo de personas que no tienen miedo a vivir la vida, solo viven y eso es muy apreciable, ya que hoy en día muchos dejan de vivir la vida por miedo del que dirán. Se olvidan de quienes son en verdad y crean a una persona totalmente diferente para que las demás personas lo acepten.
—¿Y yo no soy así? Hago un montón de cosas para que las demás personas me acepten.
—Sí, pero aun así no dejas de ser una niña infantil— le digo y ella me golpea—. Además, técnicamente tú también lo estás engañando, asique si hay estúpidos en esta historia, no eres la única.
Ella se dedica a comer su helado el cual se estaba derritiendo y yo me quedo disfrutando del hermoso paisaje y leyéndole un poema a Sol. Hasta que Sol dice.
—Oye, soy yo o mis piernas están más gordas— me dice viendo sus piernas.
—Pues— digo pensando.
No sé que decirle. Claramente sus piernas están más gordas a comparación de meses atras, pero que tal si le digo eso y se deprime. Tampoco puedo mentirle.
—Sí, lo están— le digo finalmente—. Pero siguen siendo muy lindas.
Sol me mira a mí y luego observa sus piernas.
—Me gustan más así, gorditas— me dice con una sonrisa y yo se la devuelvo con otra.
⋇⋆✦⋆⋇
—Lamento que no te puedas quedar a cenar—me dice Sol en la puerta de su casa.
—Está bien, la próxima será y me quedaré a dormir también, si quieres.
—Esa idea me gusta— me dice ella y yo le doy un beso en los labios.
—Adiós.
El camino a mi hogar es largo y frío.
Maldito clima, hace 2 horas hacia 30 grados y ahora me estoy congelando.
Ahora entiendo porque Sol prefiere el verano.
Hablando de Sol, algo de lo que estoy orgullosa es el cambio que hizo, la terapia le hace muy bien y ella está mejorando mucho, y eso me pone tan feliz.
Antes no paraba de decirme que no le gustaba su cuerpo y su personalidad. Ahora está empezando a aceptarse y a quererse.
Por suerte para mi, acabo de llegar a mi hogar. Lo malo es que aquí hace más frío.
—¿Qué haces?—me pregunta Marte cuando me ve entrar a la casa.
—Muriéndome de frío— le digo— ¿No tienes frío?
—Qué acaso no ves las mil mantas que tengo encima— me dice la pelirroja señalando sus mantas—. Tenemos que comprarnos una estufa.
—Te recuerdo que no tenemos dinero, ni tampoco lugar para enchufarla. Lamentablemente, vivimos debajo de un puente.
— ¿Y qué hay de la chimenea?
—Si te quieres ahogar en humo estás totalmente invitada a prenderla— le digo—. Ya sé, vayamos afuera y hagamos una fogata eso servirá.
Con Marte juntamos palos y demás cosas para quemar y hacemos una fogata.
—Oye, quiero decirte algo.
—Dime—me dice.
—He estado pensando mucho una cosa, y tome la decisión de que quiero saber más de mis padres.
Sol
—Ponte el amarillo—me dice mi madre—, hace que se vean menos tus rollos.
—Me gusta el lila— le digo.
—Entonces te gusta verte como una ballena.
Estoy probándome vestidos para una cita con Júpiter hoy (mátenme) quería ponerme un vestido lila, pero veo que eso no va a ser posible.
—Me pondré el amarillo—le digo a mi madre finalmente.
—Buena decisión.
¿Qué problema tiene mi mamá con el vestido lila? Es bonito y lo hice yo. Además, los rollos no tienen nada de malo.
—¿Irás a trabajar?—le pregunto.
—Sí.
—Entonces ¿no estarás cuando Júpiter llegue?
—No.
Bingo.
—Hola amor— me dice Júpiter cuando le abro la puerta.
—Hola—le digo.
—Que bonita te vez— me dice él— aunque ¿no crees que ese vestido te hace ver un poco gorda?
—No, creo que me queda perfecto—le digo—. Vamos.
⋇⋆✦⋆⋇
—Sabes, odio que me traigas a restaurantes con un menú infinito—le digo a Júpiter—, no sé qué pedir— él se ríe elegantemente y me dice.
—Pide lo que quieras, yo lo pago—me dice—. Oye, quería hablarte sobre nuestro futuro, ¿sigues con la idea de estudiar moda?
—Así es—le digo—¿Por qué?
—Pues, he estado pensando y tal vez lo mejor sea que estudies economía.
—¿Por piensas así?
—Pues, así podríamos funcionar la empresa de nuestros padres ¿sabes los millones que ganaríamos si pasara eso? —me dice él.
—Sí, pero también ganaríamos millones con mi ropa.
—Por favor, Sol, nadie comprará tu ropa.
¿Por qué todo el mundo dice eso? Yo sí creo que pueda llegar a hacer algo importante. Porque las únicas personas que creen en mí solo son Luna y mis amigos.
Yo no digo nada ante lo que dice Júpiter, solo me quedo mirándolo.
—¿Qué van a pedir?—nos pregunta la mesera rompiendo el silencio incomodo que se formó en el ambiente.
—Ah, yo quiero unos rabioles con salsa, y un vino—dice Júpiter y él espera a que diga lo que quiero.
—Yo quiero unas papas fritas y una hamburguesa, por favor. Con Coca-Cola.
—Ah, no— dice Júpiter—, a ella tráele una ensalada y un agua mineral.
¿Es enserio?
—Okey, entonces unos rabioles y un vino, y también una ensalada y un agua mineral.
—Si.
—No— digo arriba de Júpiter y él me mira enojado—, quiero lo que pedí primero.
—Eso no va a ser posible, tráele una ensalada. Ahora vete—le dice de mala manera a la mesera y ella se retira— ¿Quieres comportarte, Sol?
—¿Y tú quieres dejar de prohibirme cosas? —le reprocho.
—Yo no te prohíbo nada, ahora cállate.
—No quiero callarme, quiero comer mi hamburguesa.
—Por el amor de Dios, sí que te levantaste con el pie izquierdo hoy. Te pido que te comportes y dejes de comportarte como la una niña caprichosa que eres—me dice él con rabia.
—Sabes— le digo—, iré por una hamburguesa—le digo levantándome de mi asiento y yéndome, escucho como Júpiter me llama y lo ignoro, hasta que siento como él sale del lugar también y me dice hecho furia.
—¡¿Se puede saber que mierda haces?!
—Ir a buscar una hamburguesa ya te dije.
—Vamos a dentro ¡ahora!
Tal vez en un pasado hubiera aceptado y hubiera ido sin dignidad agarrada de su mano de vuelta a esa mesa a tragarme esa ensalada.
Pero ahora digo...
A la mierda.
—No— le digo con seguridad.
—¡¿Qué?!
—Te dije que no, idiota—le digo nuevamente.
—¡¿Con que derecho me dices idiota?!
—Con los derechos que tú te inventaste creyendo que podías golpearme, hacerme menos y manipularme para que me odie a mí misma ¡ya me cansé de que me trates como una mierda!
—¡Te trato como te lo mereces!
—¡No! No merezco ser golpeada, no merezco que me traten como basura. No te merezco soy demasiado para ti.
—Claro, ahora se supone que soy poco para una gorda como tú.
—Sí, así es, ¿y qué si estoy gorda? Mierda ¡amo estar gorda! Amo comer, eso no tiene nada de malo, ¡me amo!—le grito—. Ya no tienes poder sobre mi ¿sí? Ya no puedes manipularme y mucho menos hacerme sentir como si fuera una basura, ya no más.
—Eso lo dices ahora, pero luego vendrás corriendo a mis brazos de nuevo.
—¿Yo? ¿correr a los brazos de un mujeriego que se droga porque no puede con la presión que le ponen sus padres? ¡Me das pena! Tú eres él basura aquí no yo, y te arrepentirás mucho de haberme tratado como mierda porque perdiste a la única mujer que te respetó a pesar de todo y te quedarás solo por el resto de tu vida.
—Lo dices solo porque estás enojada.
—No ¡lo digo porque ahora me valoro!—le digo y arranco la cadena que me regalo y se la tiro a la cara—. No vuelvas a buscarme, lo nuestro termino para siempre y espero que aprendas a tratar a una mujer como se debe, maldito imbécil.
Me doy media vuelta, pero vuelvo a verlo a los ojos para decirle.
—Ah y tú no fuiste el único infiel, yo te estoy siendo infiel con Luna hace ya 5 meses, a ver cómo le cae eso a tu ego de homofóbico.
Eso es lo último que le digo antes de darme la vuelta e irme, él me grita, me gritas profanidades tan originales que hasta me sorprende. Pero yo no me doy la vuelta, solo camino derecho con lágrimas en los ojos y con una son risa en rostro y paro un minuto para pensar lo que hice.
Rompí con Júpiter.
—Lo hice—digo en un susurro— ¡Mierda lo hice!—digo gritando llena de felicidad, y corro, salto y creo que jamás me sentí tan viva.
Busco el carro de comidas más cercanos y me pido una hamburguesa triple con muchas papas fritas. Creo que es la primera vez que como sin culpa, sin la culpa de que luego alguien vendrá a decirme que estoy gorda. Dios que bien se siente esto.
Veo que tengo llamadas perdidas de mi mamá y de Júpiter, pero no me importa, yo solo como mi hamburguesa y luego voy a la casa de Luna.
Toco la puerta como unos 15 minutos hasta que alguien me la abre.
—¿Quién carajos es?—dice Luna enojada y dormida—¿Qué haces aquí, Sol? ¿pasa algo?—me pregunta cuando me reconoce.
—Lo hice—le digo.
—¿Hiciste qué?
—Mandé a la mierda a Júpiter, y comí una hamburguesa triple llena de papas fritas sin culpa— le digo—. Nuestra relación ya no tiene que ser un secreto, Luna.
—¿En serio?—me pregunta y yo le digo que si— Dios, yo te felicito, Sol. Es que...—me dice sin poder creerlo. —Ven aquí—me dice y me da un beso en los labios—,estoy tan orgullosa de ti—me dice con lágrimas.
—Sí—le digo—, yo también.
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🏽 Nota de la autora 🏽
Holaa.
Estoy dando brincos de pura felicidad.
¡Por fin Sol mandó a la mierda a Júpiter!
Estoy tan orgullosa de ti, Sol 🥺❤.
Por fin le cerraron el osico a ese imbécil, tarado.
De igual manera, no todo es felicidad.
Hay que ver que opinará de todo esto la mamá de Sol.
¿Qué creen que opinará al respecto?
Ahora Sol y Luna podrán darse besitos en público 🌙❤☀.
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Tik tok: dell_h1
🧋 Del 1 al 10 ¿Cuánto les gustó este capítulo? 🧋
🍩 ¿Están orgullosos de Sol? 🍩
🍫 ¿Cuál es su comida favorita? 🍫
SPOILER: Luna y Júpiter hablarán.
Los veo el viernes, espero que les esté gustando está historia 🥺❤.
Chauu ❤.
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