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3: "Hay que soltarse para vivir"

Luna

Veo como Sol me mira con odio mientras el profesor Orión nos habla.

Aun no me ha insultado, pero ya me puedo imaginar las maldiciones que me debe de estar tirando con la mente.

—Profesor Orión, se lo repito—dice Sol—, yo no he hecho nada malo, fue ella quien me atacó.

—No quiero oír más de sus excusas, señorita Shining.

Al oír su apellido se me escapa una risa. Es que, en serio ¿Quién carajos se apellida Shining?

—¿Le parece algo gracioso, señorita Luna? —me pregunta el profesor al mismo tiempo que se cruza de brazos.

Sí, su bigote.

—No, solo que el apellido de Sol es ridículo, aunque supongo que eso ya lo sabe.

—Lo ve. ¡Yo no hago nada! —se queja la rubia.

—Ya me harté de ustedes dos—dice el profesor levantando la voz—. Estarán en detención las dos.

—Pero, señor...—el profesor no la deja terminar.

—Pero nada. Vayan a la sala de artes, pasarán la tarde ahí—dictamina.

Me levanto de la silla y observo nuevamente a Sol, quien me mira con más odio que antes.

Ahora ya no me odia por haberla dejado como una frutilla delante de todos, si no porque la mandé a detención por primera vez en la vida.

Sí hay que ser justos, ella no hizo nada para estar aquí, solo tendría que estar yo en penitencia, pero no pienso pasar dos horas sola encerrada en una habitación, no otra vez.

Cuando llegamos al salón, Sol se sienta en el primer banco de la fila del medio, yo me ubico en la fila de al lado un poco más atrás.

Veo como se da vuelta y me mira con mala cara, yo la saludo con la mano. En ese momento llega Orión con dos hojas.

—Tendrán que hacer un ensayo sobre el porqué están aquí y tendrá que tener alrededor de 1000 palabras. Tendrán que hacerlo juntas y, por favor, les pido que ya no hagan más desastres.

Lo que faltaba, de seguro no salgo con vida de aquí.

—Ahora tengo que irme—avisa el profesor dándose la vuelta.

—¡Que tenga suerte en su cita, profe! — le grito antes de que salga del salón. Se vuelve rápidamente al escucharme.

—¿Qué cita? No tengo ninguna cita.

—Lo que diga—le digo sin interés.

Luego el profesor se va. Hay varios minutos de silencio mientras pienso en que decirle. Hasta al momento solo se ha quedado mirando el pizarrón suspirando con enojo.

—Bueeno, supongo que tendremos que hacer el trabajo.

—Pfff, sí. Claro.

Y aquí es donde la bomba explota.

—No solo me tiraste un smoothie de frutilla delante de todos, sino qué arruinaste mi blusa favorita, ¡Y ME MANDASTE A DETENCIÓN! —me grita—¡SINO FUERA PORQUE TENEMOS QUE HACER UN TRABAJO JUNTAS TE MATARÍA! ¿¡ME OISTE!?

Verla así de enoja, con restos de frutilla en su cabello y completamente sucia a causa del smoothie me da tanta risa así, que no puedo evitar reírme.

—Y encima te ríes ¡¿QUÉ CARAJOS TE PASA?!

—Lo siento. Es que si te vieras—hago una pausa para reírme—. Todavía tienes frutilla en el pelo— le digo y ella se paso la mano por el pelo—. Oye, como te dije ayer, yo digo lo que pienso y también hago lo que pienso—los ojos de Sol brotan fuego ante mi tranquilidad por la situación—. Yo solo pensé: "Wow, que divertido sería tirarle un smoothie de frutilla encima". Y aquí estamos.

—¿Por qué me odias tanto? —me pregunta frunciendo el ceño.

—No te odio. No tengo el tiempo para hacerlo—le respondo sacando un cigarrillo.

—Ah, pero tienes tiempo para tirarme un smoothie en la cabeza.

—Sip.

Sinceramente me siento un poco mal por ella, más que nada por el hecho de que la convertí en una frutilla enojada. Aunque fue divertido y me reí.

Tendría que disculparme con ella, con suerte logro que se ponga de buen humor y quiera hacer el ensayo solita sin ayuda.

—Lo siento—le digo sinceramente.

—Aceptaré tus disculpas si me ayudas con este trabajo.

Genial. Mi plan salió completamente mal.

—Okey, no es nada difícil. Solo tenemos que poner de manera formal y larga que yo soy una estúpida que no piensa lo que hace y te tiré un smoothie, es todo.

Lo que digo la hace reír un poco, pero se le nota que sigue enojada, o al menos eso quiere aparentar.

No debe de ser difícil ponerla de buen humor. Sol parece ser de ese tipo de persona que perdonan a todos o hacen lo que dicen solo para no caerle mal a alguien. Me perdonará rápido, y si no lo hace la verdad es que no me afectaría demasiado.

—Oye, ridícula—rompo el silencio entre nosotras— ¿Qué tal si vamos al baño a que te laves? Si te veo de esa forma no te tomo en serio.

—No podemos salir.

—Sí que podemos. Tengo las llave—saco las llaves que le robé al profesor hace aproximadamente 10 minutos.

—¿Cómo lograste sacárselas? —me mira, sorprendida.

—Vivo en las calles, cariño. Uno tiene que aprender a sobrevivir y la manera es esta.

—No lo sé—empieza a dudar—, no quiero seguir rompiendo las reglas y si se enteran...

—Créeme que nadie se enterará, he hecho esto millones de veces—sigue estando ese semblante de duda en su rostro—. En la escuela no hay nadie, solo la chica de limpieza, pero si nos ve guardará el secreto porque somos amigas. No pasará nada malo.

—Está bien, vamos.

Nos levantamos del asiento para ir al baño. Los pasillos de la secundaria están vacíos y sorprendentemente limpios. No hay rastros de profesores, ni siquiera de las ordenanzas. Nadie nos verá.

Cuando llegamos al baño me siento a fumar mientras Sol se limpia la cara, el cabello y en un intento fallido la ropa. Le ofrezco mi buzo negro para que no ande toda sucia, lo acepta y se va a cambiar al baño. Al salir lo hace con dicha prenda y su remera manchada en mano. Lo que le presté le queda bastante grande.

—¿Tu cabello es natural? —le pregunto cuando empieza a peinárselo.

—Sí ¿Por qué preguntas?

—Porqué es jodidamente perfecto—ella suelta una sonrisa de boca cerrada y me pregunta mirándome a través del espejo que tiene al frente:

—¿Desde cuándo vives en las calles?

—Mmm—me tomo mi tiempo al responder—, creo que desde los 10 años—le digo finalmente—. Antes vivía en orfanatos pasando de familia en familia, pero siempre me devolvían como si fuera un objeto roto—tomo una calada de mi cigarrillo.

—Eso debió ser horrible.

—Seguramente lo fue, pero luego te acostumbras. Estoy mejor viviendo en la calle que con gente que no me quiere—apago mi cigarrillo en el suelo—. Tal vez pienses: "Pobrecita, vive en la calle y nunca nadie la quiso". Pero, sinceramente, no es tan malo como parece, al menos no es malo si sabes vivir allí—hago una pausa—, pero de seguro para ti, niña de casa de dos pisos, debe de ser un infierno.

—No puedes culparme por tener dinero y tú no.

—No lo hago, solo te envidio un poquito a ti y a tus amigos adinerados—le digo sin interés apoyando la espalda en la pared.

No sé porque le cuento todo esto. No suelo hacerlo. Aunque, si voy al caso, jamás nadie me lo había preguntado, así que no estoy segura de sí habría respondido si fuera alguien más y no Sol la que está preguntando sobre mi vida.

—¿En qué parte vives? —sigue con su interrogatorio.

—No en uno feo. Es como debajo de un puente. Hace un tiempo con mi amiga Marte encontramos una entrada en uno de los pilares del puente, es perfecto para esconderse de los idiotas que quieren robar lo poco que tenemos, e increíblemente grande, aunque no parezca de afuera.

—Bueno, algún día de estos podrías invitarme a visitar el lugar.

—No tengo ganas de que vayas a mi casa alguna vez.—digo haciendo un gesto de desinterés con los hombros.

—Veo que eres muy sincera.

—Veo que no eres tan presumida.

Nos quedamos mirándonos un rato y observo esos ojos celestes que tiene. Son hermosos, combinan con su cabello rubio.

—Okey, hay que volver al salón así hacemos el trabajo—anuncia Sol dirigiéndose a la puerta del baño.

—Ay, no te apures. Tenemos 2 horas. Hagamos algo más primero.

—¿Y qué quieres hacer?

—No lo sé ¿bailar? —sugiero—. Tal vez podríamos ir a recorrer la escuela.

—No quiero meterme en problemas ¿okey? Mejor vamos a hacer el ensayo.

—Dios, Sol—me quejo—. Hay que soltarse un poco para poder vivir ¿sí? Ven, vamos a estirar las piernas

Ella parece dudar al principio, pero termina aceptando mi propuesta.

Así que recorremos toda la escuela. Miramos aulas, entramos a oficinas que no tendríamos que entrar y yo rompo alguna que otra cosa, cuando lo hago Sol se va corriendo como estúpida, en una oportunidad se tropezó en el intento y me maté de la risa. En serio que es ridícula.

Tengo que admitir que es divertida, somos personas completamente diferentes y eso lo hace divertido.

—¿Piensas estudiar algo cuando seas mayor? —me pregunta la rubia mientras paseamos por las gradas de la cancha de fútbol.

—No lo sé—le respondo desinteresadamente—, dudo que tenga el dinero para hacerlo.

—Bueno, yo estudiaré economía— cuando dice esas palabras la miro extrañada.

—¿Economía?

—Sí—me responde mirando para abajo.

—Pensé que estudiarías moda o algo así. Como a ti te gusta eso.

—¿Cómo sabes que me gusta la moda?

—Me gusta observar, o mejor dicho analizar, y me he dado cuenta que te gusta mucho la moda—le digo y veo como ella me ve atenta.

—Sí, bueno. Me gusta, pero estudiaré economía.

Una gran parte de mí me dice que estudiará esa carrera completamente obligada, pero prefiero no meterme en eso.

—Así que analizas—me dice— ¿Qué has visto de mí?

—Pues, te encanta el color amarillo, naranja y tonalidades así. No te gustan las verduras, pero te obligan a comerlas. Te encanta la manzana y tus flores favoritas son los girasoles. Te encanta el glitter asique cada vez que vas a fiestas te pones, y tienes una cicatriz en la nuca.

—Wow.

—Lo sé. No pienses que te acoso, solo observo.

—Claro

Luego de eso vamos al salón y escribimos el ensayo.

—Listo, creo que ya está todo—anuncia Sol soltando el lápiz.

—Sí, creo que sí ¿Ya me perdonaste por lo del smoothie?

—Puede ser—me rio por su respuesta

Ella está jugando con un lápiz como si fuera una catapulta y como era predecible el lápiz salió volando y cayo a unos centímetros detrás del banco donde estoy sentada.

—Oh, yo lo junto—me inclino así atrás para agarrar el lápiz.

Sol me dice que no es necesario, pero no le hago caso. Cuando me giro en dirección donde se encuentra la rubia veo unos ojos celestes muy cercas de los míos.

El aliento caliente de Sol da en mi boca con sabor a chicle de frutilla, y su nariz está rozando la mía. Pero no es eso lo que se llama mi atención sino sus bellos ojos color celestes.

Son hermosos, pero no solo por el color sino también por lo que trasmiten. Transmiten confianza y amor. Son del tipo de ojos que vez y simplemente te hipnotizan.

No puedo dejar de verla, es que simplemente es hermosa hasta me dan ganas de besar... no.

Siento el ruido de la puerta abrirse y empujo a Sol lejos de mí, ella sigue ese movimiento y agarra su mochila rápidamente dándome la espalda.

—Espero que hayan hecho el trabajo que les pedí—dice el profesor Orión entrando al salón

—Sí, claro—dice la rubia, rompiendo el silencio que se había formado y dándose vuelta para agarrar la hoja del ensayo. Se la alcanza al profesor.

Él lee el trabajo mientras que Sol guarda sus cosas, sus mejillas están ruborizadas. De seguro las mías también. ¿Qué rayos nos pasó?

—Muy bien, señoritas. Ya pueden irse.

Ambas nos despedimos del profesor y salimos juntas.

Tengo que admitir que el camino a la salida es silencioso e incómodo.

No sé qué carajos me paso ,es decir, no me pude alejar de ella. Sabía que tenía que hacerlo, pero no podía, simplemente quería seguir viendo sus ojos eran tan bonitos, sentía seguridad al verlos y también quería...

—Emm, tengo que irme—me avisa Sol.

—Ah, sí, claro. Adiós.

—¿Quieres que te acompañe a tu casa?

—Eh, no. Estoy bien.

—Okey, adiós.

—Adiós.

Tengo la sensación que esta chica Sol va a ser un problema para mí.

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🧿 Nota de la Autora 🧿

Holiss nueva actualizacion

Luna y Sol pasan el rato juntas y pues...

Luego tendremos más personajes en esta historia 💕💕

Mañana hay actualización nueva en mk otra historia "Los hechos de Lei" asique no se la pierdan.

Besos 💋

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