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Capítulo 3.

Catorce días. Menos de dos semanas y acaba el colegio. Tenía ganas de llorar.

Dramática.

Lo único positivo era que nos iban a mandar deberes.

Y que ibas a volver a ver a Rodrigo.

Sí, eso también.

-¿Jugamos o qué? -preguntó Miriam.

Estábamos todas las amigas sentadas en el suelo del patio del colegio, tomándonos el almuerzo. Generalmente aprovechábamos ese tiempo para echar unas cuantas partidas al Stumble Guys, juego que no se me daba nada bien.

Traducción: que era imposible ser más manca.

Sí, algo así.

-¡Yo creo el grupo! -dijo todo entusiasmada Sofía.

La verdad es que puede parecer una tontería, pero el ser tú quien crea el grupo da como poder frente a los demás.

-Tarde -respondió Ana (otra de mis amigas) mientras le sacaba la lengua a forma de burla.

Sofía entrecerró los ojos y la miró con mala cara, pero no tardó en unirse al grupo.

Y la partida comenzó.

Yo intentaba que el bicho ese se moviera por el mapa sin caerse, pero no lo conseguí. Por otro lado estaba Ana, quien ya se había clasificado.

-¿Puedes explicarme por qué eres tan rápida? -me quejé al caerme al vacío por enésima vez.

-Anda, trae, que ya te ayudo -me cogió el móvil y se puso a jugar ella.

-Gracias -le dije.

-¿Y a mí no me ayudas? -dijo Paula fingiendo enojo.

-Tú al menos sabes cómo funciona -respondió Ana mientras le daba golpes a la pantalla de mi móvil.

-Sabes que no hace aporrearlo, ¿verdad? -le dije preocupada por la integridad de mi teléfono.

-¡Es que es una mierda! -se quejó.

-¡Habla bien! -la reñí.

-Estoy casi en la meta -me informó Ana tras ignorar mi último comentario-. Con un poco de suerte lleg... ¡VAYA MIERDA DE MÓVIL! -dijo antes de tirármelo.

Y no lo agarré al vuelo.

¿No he dicho todavía que se me da mal educación física? Pues así es. Ahora mismo estoy en el punto entre suspender la evaluación o el curso entero, así que imaginaos.

Cayó al suelo, robando algunas risas de mis amigas, a quienes miré con mala cara.

-Entiendo que no has conseguido llegar a la meta, ¿no? -dije antes de recuperar mi teléfono y guardarlo en el bolsillo. A fin de cuentas no quería que sufriera otro accidente.

-Hazle un favor al mundo y cámbiate de móvil -siguió diciendo mi amiga.

¿Por qué será que todo el mundo me dice lo mismo?

No se me ocurre nada...

A mí tampoco, conciencia.

Era ironía, Adriana, ironía.

Y en cuanto al stumble guys... mis problemas "prácticos" vienen desde hace tiempo. Más concretamente desde que Rodrigo me enseñó el juego.

* * *

-Bueno, ¿y ahora qué hacemos? -dijo él.

Nos sentamos en el murete de piedra que separa la playa de la calle y nos pusimos a mirar las olas romper contra la arena. Él se quitó las deportivas y apoyó los pies en la arena. Yo, por mi parte, me quité las sandalias e hice lo mismo.

Desde hacía una o dos semanas ambos pasábamos mucho tiempo juntos. Por la mañana nos íbamos a andar por la playa mientras hablábamos de cosas de la vida y por la tarde subíamos hasta el pueblo para comprarnos un helado.

Pero ese día estaba cerrada la heladería.

Y dirás: en un lugar de vacaciones, seguro que hay más sitios de helado.

Pues sí, pero ninguno estaba tan bueno ni era tan económico.

Es por eso por lo que no sabíamos que hacer. Lo bueno de pasar tantas horas al día con alguien es que lo conoces bien. Sabía casi todos sus gustos, más de la mitad de su vida y me había dado cuenta de que me entendía.

¿Qué? Es que no todo el mundo es capaz de escucharme seis horas al día sin irse corriendo.

Yo, si pudiera, ya me habría ido.

Qué suerte entonces que estés metida en mi cabeza, conciencia.

-Lo que quieras -respondí a su pregunta-. No tengo preferencias.

-¿Tienes batería en el móvil? -preguntó mientras se giraba hacia mí.

Tuvo que entrecerrar un poco los ojos porque el sol le daba de frente, sacando destellos de su pelo rubio. Y puede que también porque yo le había robado la gorra.

-Sí -contesté-. ¿Por?

-Déjamelo -pidió.

Extendió la mano y dejó que pusiera mi móvil en ella. Lo abrió y se metió en App Store.

-¿Y tú cómo te sabes mi contraseña? -demandé al ver que había sabido meterla correctamente.

-Soy observador -respondió antes de devolveme mi teléfono-. Cuando acabe de instalarse esta aplicación, ábrela -ordenó.

La aplicación era Stumble Guys. Más de diez millones de descargas. Y yo ni la conocía.

Acabó de instalarse y la abrí. Os seré sincera: no entendí nada de lo que ponía. Rodrigo creó un grupo y me metió en él.

-Es sencillo -comenzó-. Tienes un avatar, estos son los mandos -señaló dos áreas de la pantalla- y lo único que tienes que hacer es llegar a la meta. Suerte.

La partida comenzó y el bicho ese tenía que moverse a la izquierda, así que giré el teléfono.

-¿Por qué giras la pantalla? -preguntó Rodrigo extrañado una vez se había clasificado.

-¡No gira! -me quejé.

-Normal, no funciona así -explicó antes de coger mi móvil y sujetarlo con fuerza-. Usa los mandos -recomendó.

-¿Qué mandos? -estaba más perdida que un pulpo en un garaje.

-¿Quién me mandaba a mí enseñarte este juego? -lo oí murmurar.

* * *

Y no, ese día no conseguí aprender. Ni el siguiente... fue un mes después, a finales de agosto, cuando al fin entendí el juego.

-¡Ya tengo la solución a todos tus problemas!

Levanté la mirada del libro que estaba leyendo y me giré hacia Rodrigo, quien acababa de aparecer. Tarde, como siempre, pero ya había llegado.

-¿En serio? -pregunté curiosa.

-¡Sí! -se sentó a mi lado en la terraza de un bar y me enseñó un rollo de celo.

-¿Celo? -pregunté sin entender nada.

-Así es.

Cogió mi teléfono y lo pegó a la mesa. Sí, como lo oís. Le puso celo para pegarlo.

-Ahora juega -dijo.

Lo miré sin comprender nada, pero independientemente abrí el juego. Y claro, ya no podía girar el móvil, por lo que tuve que apañarme con los mandos.

¡Y llegué a la mitad del mapa!

Rodrigo me miró con una pequeña sonrisa y me dio el rollo de celo.

-Para que practiques en tu casa -dijo antes de despegar el teléfono de la mesa.

* * *

¿He usado el celo? Sí. ¿Ha servido para algo? No.

Al principio mi madre me miraba con cara rara, pero prefería no comentar nada. Al menos ahora ya consigo avanzar un poquito en los mapas. Estoy deseando ver la cara de Rodrigo cuando se lo demuestre.

¿Habéis jugado alguna vez a ese juego?  ¿O tenéis otro que se os da mal?

Os voy a ser sincera, todavía no se jugar bien del todo, pero no pasa nada, para eso están los tutoriales de youtube.

¿Qué os está pareciendo la historia?

Gracias por estar ahí, se os quiere.

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