👑77👑
Keith coge aire y lo tira.
Vale, calma...
No.
No calma.
¡Es que está tremendamente guapo por las mañanas!
¿Quien en su sano juicio se niega a esa boca, a esos labios, a esa risita tonta y a ese descaro? ¿Quien es el valiente?
Él.
Valiente y tonto.
Peina su cabello y baja las escaleras de nuevo. Desayuna en silencio y tranquilo.
Shiro baja las escaleras con otro papel para Allura.
-Hey Keith. -el galra más grande sonríe y se acerca a él. -¿Donde estabas anoche? -y el galra que se encuentra desayunando tose. Se ha atragantado. -¿Keith?
-Si si... -carraspea y bebé del vaso que tiene al lado de su trozo de manzana. -Estuve arreglando cosas de fuera. Aún me queda mucho que hacer... -Shiro suspira.
-No te canses anda. Estas esforzándote mucho. -Keith sonríe. Shiro alborota su cabello y se aleja. -Nos vemos. - Keith asiente. Tira el aire aliviado.
Por que poco...
Y son las once y pico.
Keith está fuera, sudando como un capullo, entre sol y árboles. Está limpiando los exteriores con más ímpetu.
Lance baja las escaleras con las sábanas aún pegadas. No ayuda acordarse de Keith guiñando el ojo. Madre mia... que puto Dios.
-Lance. -su hermana lo trae de vuelta al mundo real. -¿Sabes que hora...?
-Las once y veintitrés.
-Veinticinco.
-Si, vale. - el moreno mira a su alrededor. -¿Oye queda ese matificador para el pelo? -Allura se encuentra ahí, de pie, mirandole fríamente. -Que. -Allura bufa.
-Eres imbécil. -Lance se echa a reír.
-No soy imbécil. Soy feliz. -abraza a su hermana del cuello y susurra. -Algún día lo comprenderás. -Allura gruñe.
-¡Quita, idiota! ¡Ves a desayunar y cállate! - Lance sonríe y deja que su hermana se esfume de su lado aguantandose una sonrisa boba. Hasta ella nota ese cambio de humor tan tonto.
El alteano se gira y encuentra en la mesa otro bol envuelto en papel de aluminio con... ¡sorpresa! Macedonia. Lance sonríe de forma estúpida. Allí en medio del salón, sonriendo. Mira por la puerta.
Y a lo lejos encuentra a Keith, con una de esas tijeras de posar enormes que usaba Corán cuando era capaz.
Se sienta y come en silencio. Ya sabe que va a hacer las dos siguientes horas.
Keith limpia su frente por cuarta vez. Deja caer las tijeras en el césped y recoge su cabello. Se abanica con la mano y se agacha a coger las tijeras.
Y un silbido de fondo. Si, esos silbidos tipo piropo, sabéis de cuáles hablo. Keith frunce el ceño y se gira. Los labios del emisor de tal sonido pertenecen a un chico que se haya dentro de la piscina, con la cara acomodada en su mano, y su codo sobre el bordillo de la piscina. Keith niega sonriendo.
-¿Sabes que así no vas a conseguir nada de frío, no? - se refiere a su abanicamiento inútil con la mano.
- Es lo único que puedo hacer, Alteza. -alza la voz para que le oiga. Lance ríe en voz baja. Se impulsa y saca su cuerpo del agua. Se sienta en el bordillo y mira de forma pícara y maliciosa al galra. Se fija en su traje. Está adherido a su cuerpo. Tiene el traje de licra ceñido a su cuerpo. Dios mío... dios mío dios mío.
-Siempre tienes la piscina. -Lance niega con el agua con su pierna. Keith niega riendo.
-No en horario de trabajo.
-Bueno... -el alteano sonríe. Se gira y de espaldas le dirige una última mirada. -Tú te lo pierdes. -Keith observa como Lance se sumerge en el agua de nuevo.
Sabe de sobra que es un capullo. Pero también sabe de sobra que lo que él quiere, lo tiene.
Y llega la hora de comer.
Y no hay mucho que decir. Comen entre comentarios y quejas del príncipe.
Ah si, Keith llega un poco más tarde.
Coge un plato y se sienta junto a ellos. Lance es el único que permanece en la mesa.
-Lance, en media hora vienen lxs modistas. - Lance bufa al oir a su hermana.
-Vale.
-¿No te gusta o que? Hasta hace poco te morías por que tocase este momento. -Lance asiente.
-Si, pero no a las cinco y pico.
-Es lo que hay. -Allura suspira. Mira a Keith. Está con un trozo de sandía en sus manos -Pero dejale comer en paz.
-Que eso hago, pesada. - Allura mira de forma mortal a su hermano.
-Princesa, no me molesta. -Allura mira a Keith.
-Si lo dices tú me es más creíble.
-Pelota. -murmura Lance.
-¡Eh! -rechista Allura.
Y tras una larga jornada de trabajo por parte de Keith y un largo piscineo por parte de Lance, ambos se duchan.
Keith se encuentra en el despacho, buscando papeles y horarios. Levanta su cabeza. La corona está ligeramente descopensada. Está descolocada del cojín que posee. Se acerca y la coloca en su posición correcta. Coge los papeles de la mesa, toca la puerta y entra en el cuarto de Lance tras escucharle.
-Pasa Keith.
-Buenas tardes. -murmuran lxs modistas.
-Buenas tardes. -susurra Keith. Se sienta en los pies de la cama con los papeles. Tiene que corregir el horario. Está también mal ordenado.
-¡Uy, este color le sienta fenomenal! -Lance sonríe.
-Preferiría en celeste al eléctrico.
-¡Por supuesto por supuesto! -Lance mira de reojo a Keith.
-Keith. ¿Este color está bien? - Keith levanta sus ojos. Es eléctrico. Es muy fuerte. No le gusta.
- Si a vos os gusta. -Lance rueda sus ojos.
-No, ya lo he dicho. Celeste. Este en celeste. -lxs modistas sonríen y asienten. Keith apunta en la hoja de lxs modistas los colores pedidos. No levanta sus ojos. No quiere ver a Lance en bolas o algo así. Bueno, si quiere... pero... a ver... no. No quiere. No en ese sentido tan sucio.
Se quita los pantalones y deja que lxs modistas tomen medidas.
-Hemos traído unos de algodón puro blancos.
-Genial -el alteano sonríe. Mira de reojo a Keith. Sigue mirando el papel. Que guapo está en plan concentrado...
Y tras varios largos y eternos minutos de paletas de colores, números, medidas, alagos y comentarios, lxs modistas se van al cuarto de Allura. Es su turno.
Lance se ha metido en el baño. Se ha quedado los trajes de muestra, por si quiere cambiar algo puntual. Está a tiempo.
-¿Están bien, no? -murmura Lance desde el baño, con el traje puesto. No, no es el de verdad. Ese es el azul eléctrico, no el celeste.
-Si, Alteza. -el moreno está mirándose en el baño. Keith está sentado en el sillón del tocador. La mesa de Lance está plagada de cosas y es el tocador el único mueble disponible donde poder escribir.
-¿De verdad? -Keith levanta su vista. De gira cara a él. Sigue sentado.
-Si.
-¿Me favorece? -Lance cierta la puerta y se acerca lentamente.
-Si... creo que mejor celeste pero... si...
-¿Te gusta como me queda? -Lance suena con ese tono. Si, ese tono. Ese tono perverso y travieso. Ese tono endiablado.
Keith sonríe de la misma forma que sonríe él. Asiente con la cabeza.
-Si.
-¿Te gusta como me sienta? - Lance se acerca a él. A centímetros suyos coloca su rodilla entre sus piernas. Keith está sentado en el sillón a lo emperador. Como si el fuese el poderoso en ese cuarto. Como si Lance fuese quien tuviera que satisfacerle.
-Ajá... -susurra. El alteano sonríe y acaricia sus mejillas. Ambos ladran ambos rostros. Y se besan de nuevo. Ahora con ganas. Muchas muchas ganas.
El alteano termina sobre él, sobre sus muslos. En silencio, besándose con la puerta cerrada.
Las prendas de Lance comienzan a resbalar muy lentamente por su piel de bronce.
Muy lentamente.
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