👑76👑
Sus bocas encajan como un puzzle.
El moreno se separa tras dejar una suave risa en el aire. Mira los labios de Keith. Siguen pegados, Lance abrazando su cuello.
-Bailas muy bien... -susurra mirando ahora sus ojos. Keith sonríe. Tiene sus manos en su cintura.
-Tú también. -Lance muerde su labio al oir ese posesivo. Ha usado la 2da persona del singular de forma correcta. Se muere de lo bien que suena desde sus labios... suena tan malditamente bien...
El moreno sólo puede unir sus bocas de nuevo. Keith no se queja, para nada. Mueve sus labios al compás que Lance. Siente como se curvan los contrarios en una sonrisa tonta.
-Todas las noches... -susurra entre besos.
-¿Que? -el azabache se separa.
-Aquí. Te esperaré todas las noches. -el galra mira a su alrededor. Están en un lugar cercano a los campos de flores alteanas. -Tienes que acudir a esta hora. A las doce y cuarto. -Keith asiente sonriendo.
-Si, Alteza... -Lance ladea su cabeza y alza una ceja sonriente. -O sea... Lance... - el moreno sonríe y besa sus labios de nuevo. Acaricia su cuello lentamente con sus dedos y se aleja unos centímetros de él.
-¿Quieres... bailar un poco más? - Keith mira al príncipe a los ojos. Tiene una galaxia por pupilas.
-Sólo si tú quieres. -Lance se aguanta otra sonrisa traicionera.
-Claro que quiero. - el príncipe ahora se acomoda en su hombro. Descansa ahí su cabeza. Siguen pegados. Siguen bailando.
Y es en un momento de silencio y calma, de escuchar sus latidos y darse cuenta de que Keith también es como él, un ser humano, cuando se plantea algo.
-Keith...
-¿Si?
-Tú... - se separa de su hombro y mira sus ojos. Se separa centímetros de él. Keith sólo puede dejarle despegarse. - ...¿me dejarías sólo? - Keith no sabe muy bien del todo en que sentido lo dice. Pero si sabe su respuesta sea el sentido que sea.
-Nunca, Lance. Jamás te dejaría sólo. Es una promesa. -el alteano sonríe. Y sus marcas relucen con sus ojos y su sonrisa. El alteano sólo puede sonreír y ladear su rostro. Otro beso se planta en los labios de Keith.
-Quédate a dormir en mi cuarto... -susurra otra vez más. Keith asiente.
-Si, Alteza... -esas palabras en voz bajita erizan la piel de Keith.
Y se dirige como Alteza por que es una orden. Y las órdenes las cumple como guarda. No como... lo que quiera que sean ahora.
Suben las escaleras en silencio. Keith ha delante suya. Asiente y mira a Lance indicándole que puede subir.
Y en silencio suben las escaleras.
Llegan al cuarto del príncipe. El moreno deja sus zapatos en el suelo y coge de nuevo por el cuello a Keith con sus dedos. Otra vez devorandose el uno al otro.
Pero es que aquí no hay prisa. Aquí nadie quiere comerse el otro de forma lasciva. Aquí simplemente se quiere compañía. Toda la que ha faltado en la mañana. Toda la que han ansiado ambos.
Lance termina quitándose la ropa frente a el. Por cada prenda fuera, un beso en los labios o en la piel. Por cada mirada, un roce, y por cada susurro o risa, otro beso.
Keith termina quitándose el traje de licra, muy a su pesar. Y vaya vistas. Lance bendice a todos sus antepasados galras y a sus padres por procrear y traer semejante Adonis al mundo. Se acerca a él de nuevo y con una sonrisa, se besan una vez más. Es como si fuese todo el rato su primer beso.
Ambos saben que hoy no necesitan el sexo para satisfacerse.
Lance termina tumbado a su lado, mirando el techo, con Keith al lado.
-Yo no quiero bailar eso. Es una mierda... -susurra mirándole.
-Pero son las normas... ¿no? - Keith también susurra.
-Si, pero... no se... está muy anticuado bailar bailes de salón...
-Podríais... o sea... podrías cambiarlo. No se, puedes intentarlo. - Lance sonríe ligeramente.
-Lo intentaré... -el alteano suspira y sonríe.
Hace unos largos minutos pasados estaban prácticamente deslizándose físicamente. Ahora casi emocionalmente.
Por fin. Por fin eso que añoraba Lance: hablar con alguien en la cama. Hablar de cosas, tener a quien consultarle, a quien desahogarse, con quien sentirse bien.
-Gracias... -susurra.
-No he hecho nada... -Keith frunce el ceño. Lance sonríe.
-Si lo has hecho. -y besando sus labios con cuidado y lentitud, abraza al galra.
Si lo ha hecho. Lance lleva razón.
Terminan cayendo rendidos.
Keith vuelve a acariciar el cabello de Lance. Hacia mucho que el príncipe no dormía "tan pronto".
El galra teme por despertarse tarde. Intentará no hacerlo.
Y llámalo instinto, pero no lo hace.
Son las ocho y media de la mañana.
-Alteza... -susurra en su oido.
-Mmhh...
-Voy a hacer tareas.
-Si... -susurra el alteano de manera involuntaria.
Se pone el traje de licra, limpio e intacto, y sale con cuidado por la puerta.
Baja las escaleras y saluda a Corán.
-Buenos días joven Keith.
-Ayer no termine parte de la faena.
-Terminala. Luego, después de comer el príncipe va a quedar en un acuerdo con lxs modistas. ¿Podrías estar presente? -Keith asiente.
-Si.
-Puedes desayunar ya si quieres. - Keith sonríe.
-Gracias. -lx criadx de siempre espera con la ropa en las manos. El galra coge las prendas y sube al cuarto tras tocar la puerta.
-Dejadme vivir... -murmura Lance.
-Alteza, soy Keith. Su ropa. -el alteano se remueve y se incorpora.
-¿Ya vuelves? -esto se hace repetitivo.
-No. -Keith ríe. -Traigo su ropa limpia. -la dobla y la deja en los pies de su larga cama.
-Ven. -le indica con su dedo índice. Keith suspira y cierra la puerta.
Tal vez el príncipe se levanta tonto o tal vez es ese traje pegado negro, pero Keith está guapísimo por las mañanas. El alteano sonríe y espera a que el galra mire sus labios. -Quédate. -besa su boca suavemente.
-Alteza no puedo...
-Valdrá la pena... -susurra el príncipe, pasando su mano por su brazo, haciéndola resbalar por su extremidad. -Hazme caso...
-Le prometo que después nos veremos... -Lance suspira. Se queda mirando los ojos de Keith.
-¿Si?
-Si. -el alteano sonríe. El galra deja un beso en la frente de Lance.
-Debo irme a... -Lance le corta.
-No no. -espera a que Keith entienda su "error". El galra rueda sus ojos y con una sonrisa besa sus labios. Entonces Lance acaricia su mejilla, acercándole a él todo lo posible.
-Alteza... -rie Keith. Otro beso. -Debo irme... -el alteano deja escapar al galra. -Nos vemos. -y el galra, en un intento de seducción, guiña a Lance un ojo.
Lance sonríe. Le arde la cara, las mejillas, la frente y el paquete.
Hemos perdido al príncipe.
Keith fuera reflexiona semejante tontería.
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